El destino ha querido que el brillante ala-pivot serbio cumpliera hoy 28 años en la cancha de Siauliai, enfrentándose a la selección francesa que llegaba, al igual que los balcánicos, presentando una invicta tarjeta de cuatro victorias en cuatro victorias. El partido ha sido realmente brillante, posiblemente el mejor del torneo hasta la fecha, con una apertura espectacular que proyectaba un marcador centenario para ambos equipos. Un ritmo de locura que lógicamente no se pudo mantener, pero que nos llevó a un final de partido emocionante con opciones para ambos equipos que finalizaron el tiempo reglamentario registrando un empate a 80 puntos en el marcador.
Mal día para cumplir los 28. |
A partir de ahí, una prorroga de auténtica locura, cinco minutos de orgía ofensiva con dos equipos liberados de presión y nervios buscando la canasta y firmando 33 puntos entre ambos, penetraciones de Parker, tiros lejanos de Gelaballe, palmeos de Noah... por los serbios, su habitual buena comprensión y lectura del juego y un Marko Keselj deslumbrante. Los dos equipos mantenían sus opciones de victoria siendo capaces de anotar en posesiones muy cortas, para llegar a esa última jugada en la que Savanovic fallaba un comodísimo tiro a tabla a un metro del aro, una especie de lanzamiento de esos de jugar al "menos uno", practicamente solo y debajo de canasta. Incomprensible... un cumpleaños para olvidar el del bueno de Dusko, aunque lo cierto es que las sensaciones siguen siendo tan buenas o más que las francesas, y ambos equipos deben ser considerados entre los aspirantes a metal.
Por lo demás, España, a pesar del batacazo turco, va bien. Ya advertimos ayer que Turquía es de esas selecciones que no nos conviene por estilo de juego y perfil físico de sus jugadores, esperemos no volverlos a ver en lo que queda de campeonato, porque hay que admitir que nos tienen tomada la medida.
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