¡Carape!, hete aquí que andábamos todavía con los ecos del
final de la temporada regular de la Liga Endesa, y ensimismados con la cruenta
batalla de los play-offs NBA (con los Lakers de vuelta a las andadas), que sin
comerlo ni beberlo se nos ha echado encima la cita continental más importante
de la temporada. La Final Four de Estambul que pone punto y final a una
Euroliga que para nuestro baloncesto comenzaba con cinco representantes y
presenta al Barcelona como único candidato al título. No ha sido una mala
competición para el baloncesto español, con Barcelona y Gescrap Bilbao entre
los ocho mejores, pero esperábamos un poco más. Quizás la mayor decepción nos
haya llegado por parte del Real Madrid, quienes realmente han hecho un torneo
brillante y sólo dos tropiezos mayúsculos les retiraron de la competición antes
de lo deseado. También se esperaba más del Caja Laboral, acostumbrado a llegar
a las rondas finales y que no ha sido capaz ni de llegar al Top 16 en esta
ocación. Lo del Unicaja ha sido la constatación de un fin de ciclo triste y
deprimente para la entidad andaluza.
Pero no es momento de mirar atrás ahora, si no de disfrutar
con lo que se nos viene encima en apenas dos horas. Para empezar ese CSKA de
Moscu que se divisa como claro favorito al título, debido a la contundencia de
los nombres propios que aglutina en su roster. Evidentemente el líder
diferencial es Andrei Kirilenko, uno de los forwards más completos de todo el
baloncesto mundial de los últimos tiempos. Estrella NBA que en las últimas
temporadas mostraba una preocupante falta de competitividad y motivación (lo
que Andrés Montes llamaba el club de los “se dejaba llevar”, jugadores que una
vez alcanzado el estrellato y un megacontrato parecen perder el hambre de
competir y de superarse a si mismos) pero que en su vuelta al baloncesto
europeo está literalmente triturando a cualquier rival que se pone en su
camino. Pero es que a su lado encontramos nombres que conforman un auténtico
equipo de ensueño concebido para ganarlo todo. El ex –jugador de New Jersey,
Oklahoma y Boston Nenad Krstic es uno de los pivots más técnicos del
continente, formando un fino juego interior capaz de castigar desde fuera con
la ayuda del ex –madridista Darjus Lavrinovic. Es cierto que son jugadores con
cierta “alergia” a la zona y no gustosos de enlodarse en el barro de la lucha
en la zona, pero para eso cuentan con una bestia parda en la zona como Sasha
Kaun, el “poli malo” del juego interior moscovita. Acompañando a Kirilenko en
las alas un clásico ya del baloncesto europeo, Viktor Khryapa, quien como
Kirilenko, o Monia (actualmente en el Khimki) representan esa generación
reciente de aleros rusos. Altos, polivalentes, capaces de hacer daño por fuera
o destrozarte al poste. En la línea exterior más talento, el genio Teodosic, el
emergente Shved, y por supuesto el grandísimo Ramunas Siskaukas, uno de los
grandes nombres del baloncesto europeo y lituano de los últimos tiempos, quien
con 33 años aún mantiene esas esencias baloncestísticas del más alto nivel que
hacen que cada vez que pise la pista sus evoluciones parezcan un clinic. Lo
dicho, un super –equipo. Y para no dejar nada al azar desde el banquillo el
lituano Jonas Kazlaukas gestiona perfectamente el supergrupo. Kazlaukas fue uno
de los técnicos que devolvió la buena salud al baloncesto europeo con aquel
veloz y maravilloso Zalgiris Kaunas de Tyus Edney campeones de Europa en el 99,
que acabó con la tiranía del baloncesto ingrato y especulativo que se había
impuesto los años anteriores. Ahora dirige esta constelación de estrellas que
suponen un arma de doble filo para su carrera. Si consigue el cetro europeo,
todos los focos irán a los Kirilenko y Teodosic, si por el contrario no se
lleva el título a las vitrinas del club ruso, se le señalará posiblemente como el
principal culpable, incapaz de hacer frente a las trampas tácticas de los
Obradovic, Ivkovic o Pascual. Pase lo que pase desde aquí rompemos una lanza
por los técnicos como Kazlaukas, quienes dan la justa libertad a sus jugadores
para interpretar el juego y hacen disfrutar a los aficionados.
La doble K moscovita, Kirilenko y Khryapa. Take no prisoners. |
Sobre “Zeus” Obradovic y su Panathinaikos poco se puede
decir ya a estas alturas. ¿Opciones contra el CSKA?, sin duda, las tienen. No
creo que haya grandes “milagros” tácticos por parte de Zeljko ni trampas sorprendentes
capaces de desarticular el juego moscovita. Zelko tiene a su disposición un
buen grupo de jugadores, homogéneo, competitivo, veterano, con un rol muy
definido en cada caso y aceptado por cada jugador que hacen del conjunto griego
una embarcación extraordinariamente briosa cuando todos los brazos reman juntos
como un solo hombre. Pero si hay una clave muy precisa en el actual PAO, su
pareja exterior. Visto lo fallido del experimento de juntar a dos
superestrellas como Diamantidis y Spanoulis, el sabio Zelko ha encontrado su
dúo ideal en el Spider-Man griego y el joven Nick Calathes. Calathes, casi dos
años mayor que nuestro Ricky Rubio, despuntó en la NCAA apuntando a un jugador
exterior estelar. De la mano de Obradovic, como sucediera en su día con Ismael
Santos, se ha ido especializando como grandísimo complemento defensivo, sin
perder calidad en ataque. Sobre Diamantidis que vamos a decir, creo que el
hecho de que haya sido seis veces elegido mejor defensor de la Euroliga lo dice
todo. En Barcelona aún sufren sudores fríos cuando recuerdan como la pareja
Diamantidis-Calathes cortocircuitó totalmente el backcourt azulgrana de Ricky Rubio
y Navarro la pasada temporada cercenado el camino a su Final Four celebrada en
la ciudad condal. De modo que Obradovic tiene claro por donde pasan sus
opciones de triunfo. Si jugadores como Kirilenko o Krstic son imparables cuando
reciben el balón, quizás sea más fácil conseguir que reciban el menor número de
bolas posibles. Dicho de otro modo, amigo Teodosic, la que te espera. No le van
a dejar ni respirar.
Amigos, si me permiten, voy a tomarme un café y
posteriormente seguimos con el asunto.
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