Los certificados de nacimiento de los dos cracks. |
Ya tenemos finales NBA. Sin opción para la sorpresa.
Golden State batió a unos Spurs a los que sólo les ha faltado que Popovich se
quedase embarazado. La lesión de Kawhi Leonard ante Zaza Pachulia en el primer
partido de la lucha por el Oeste, después de que las espuelas fueran ganando
por 25 puntos (acción calificada de “homicidio” por Popovich, y que acrecienta
la fama de equipo duro de los californianos, con Draymond Green a la cabeza)
dejó a los tejanos huérfanos de su gran figura. Por si fuera poco a principios
de mes se quedaban sin Tony Parker, y para rizar el rizo en el tercer partido
David Lee también abandonaba la cancha lesionado. Demasiados contratiempos para
plantar cara a la maquina Warrior, que vuelve a proclamarse campeón del Oeste
por tercer año consecutivo con un inmaculado camino de 12-0 en estos play offs.
Nunca nadie lo había conseguido antes desde que las series son al mejor de siete
partidos en todas las rondas. 12 victorias consecutivas con una diferencia
media de 16.3 puntos por partido. Apoteósico. Si la pasada temporada dejaban un
73-9 en liga regular para la historia, no menos histórico es ganar la
Conferencia Oeste con este 12-0.
Los Cleveland Cavaliers han tenido una trayectoria
muy similar, cediendo un solo partido en las tres rondas y viendo a su rival en
la final de conferencia perdiendo a su gran estrella. Y es que Isaiah Thomas se
lesionaba en su cadera en el segundo partido frente a los Cavaliers y era baja
para el resto de la serie. Aun así los orgullosos Celtics hacían la machada y
en el tercer partido evitaban el barrido y pasar por debajo del futbolín. Fue
un espejismo. LeBron sacó todo su músculo para con dos victorias consecutivas
acceder a su octava final de la NBA, la séptima de manera consecutiva. Hablamos
por tanto de un ocho veces campeón del Este, que sigue rompiendo y destrozando
todos los registros estadísticos a su alcance. La última barrera derribada ha
sido la de anotación en play offs, convirtiéndose en el mayor anotador de la
historia en post-temporada por encima del gran mito por excelencia del
baloncesto, Michael Jordan. Como siempre sucede cuando alguna marca de Air
Jordan es derribada, no tardan en salir a la palestra su legión de talibanes
para decir que en ningún caso se puede comparar a Jordan con LeBron ni con
ningún otro, sea pasado o futuro (para el talibán jordanesco el futuro no
existe, tan convencido está de que todo el baloncesto ya fue escrito por la
leyenda de los Bulls) Nadie les está comparando, simplemente estamos poniendo
un dato objetivo encima de la mesa: ningún jugador ha anotado más puntos que
James en los play offs de la NBA.
La final más esperada vuelve a producirse por tercer
año consecutivo. Los dos equipos más fuertes y liderados por los dos jugadores
del momento. Ninguno de ellos será MVP de la temporada regular (galardón que
saldrá de la terna que conforman Westbrook, Harden y Leonard), pero son los dos
jugadores que con mayor diferencia sobre el resto unen a su calidad individual
su capacidad para liderar escuadras ganadoras. Por eso asistimos impacientes a
este LeBron vs. Curry 3.0
Si hay una ciudad en el mundo especialmente marcada
por este duelo es sin duda Akron. La ciudad de Ohio, antaño reconocida por su
actividad empresarial en el mundo de los neumáticos, vio nacer a ambos
jugadores en el mismo hospital y en la misma planta (el Summa Akron City
Hospital, lugar de peregrinación obligatorio para los aficionados al basket)
con 39 meses de diferencia. Con una población de unos 200000 habitantes, esta
ciudad a 60 kilómetros de Cleveland tiene el honor de haber visto nacer a los
dos jugadores más importantes y mediáticos del planeta. Tan cerca está Cleveland
de Akron que el jugador Dell Curry, jugador de los Cavs durante la temporada
1987-88, decidió establecer allí su residencia (además Cleveland jugaba en
aquella época a medio camino entre ambas localidades, en el Coliseo de Richfield)
El nacimiento del tirador más letal del globo tiene su miga, y es que con el
padre Dell jugando fuera en aquella jornada nadie esperaba que el pequeño Steph
viniera al mundo dos semanas antes de la fecha prevista. Tanto es así que la
despreocupada señora Curry había ido la noche anterior a un concierto de Earth,
Wind & Fire. Y fuego es lo que ha acabado saliendo de las manos de su hijo.
A los pocos meses Dell Curry sería traspasado a Charlotte, y ahí finalizaría la
breve biografía de Stephen con su ciudad natal.
El caso de LeBron es bien distinto. Sin padres
famosos y de familia humilde (su madre le tuvo con 16 años, mientras el padre
alcohólico les abandonaba), LeBron comenzó a lanzar sus primeros tiros en una
caja de leche, a la que rinde homenaje en la suela de sus Nike con la frase “milk
crate technology”. Su descomunal talento para el baloncesto enseguida le
convirtió en un ídolo local, estrella de su instituto St. Vincent- St. Mary,
cuyos partidos como locales por aquel entonces tuvieron que trasladarse de escenario
debido a la demanda de público que quería ver a aquel rey en ciernes. La
universidad de Akron, con capacidad para 6000 espectadores, comenzó a acoger
encuentros de High School gracias al reclamo de LeBron, el secreto mejor
guardado del baloncesto estadounidense que pronto dejó de ser secreto y con
apenas 17 años ya era portada de las más prestigiosas revistas de baloncesto
del país como Slam Magazine, y no sólo baloncesto, caso de la referencial
Sports Illustrated. El sueño de ser profeta en su tierra se hizo realidad
cuando en 2003, sin pasar por Collegue, LeBron era elegido número 1 del draft
(sigue siendo la mejor edición del siglo XXI, con LeBron, Bosh, Carmelo Anthony
o Wade… a pesar del esperpento de Detroit eligiendo a Milicic en el número 2)
por Cleveland Cavaliers. King James se convertía en el orgullo de Akron,
Cleveland y de todo Ohio. Después vendría la “traición” con su marcha a Miami,
y posteriormente la redención con su retorno a Cleveland.
Dos historias muy distintas, las de LeBron y Curry,
ambas con el mismo punto de partida: Akron. La ciudad de Devo, Black Keys y
Chrissie Hynde unida para siempre al mejor baloncesto gracias a sus dos nativos
más ilustres. Los reyes de Akron se citan por tercera vez en la final de la NBA
para seguir protagonizando su particular versión de “Hombre rico, hombre pobre”.
Curry, el hijo de una estrella NBA que nació con todo hecho, golpeó la primera
vez; LeBron, el hijo de madre adolescente y padre alcohólico cuya primera
canasta fue una caja de leche se vengó la pasada temporada. Es tiempo de
desempate. Es tiempo de finales.
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