miércoles, 25 de noviembre de 2015

UN EQUIPO PARA LA HISTORIA






Kobe Bryant, testigo de lujo de la hazaña Warrior




16-0. Así se traduce el comienzo de temporada de unos Golden State Warriors que ya entran en los libros de historia, dado que ninguna franquicia en la historia del baloncesto profesional estadounidense había ganado sus 16 primeros partidos seguidos. Una vez igualado el mejor registro de los Washington Capitols en la temporada 1948-49 en la BAA (la temporada anterior a fusionarse con la NBL y dar forma a la actual NBA), entrenados por el mítico Red Auerbach, y el de los Houston Rockets de la 1993-94 de Rudy Tomjanovich y con Hakeem Olajuwom como gran líder en la pista (aquellos Rockets se proclamarían campeones finalmente ganando 4-3 a los Knicks en las finales, no así los Capitols, que aunque campeones del Este perdieron la gran final ante los Minneapolis Lakers), la noche de ayer cobraba visos de fecha histórica por la posibilidad de coronar al equipo de Steve Kerr como el mejor de la historia en un comienzo de curso, máxime teniendo en cuenta que en el Oracle Arena recibían a uno de los peores quipos del actual campeonato, unos Los Angeles Lakers en los que Kobe Bryant asiste impotente al relevo generacional encarnado en el (hasta ahora) mejor Stephen Curry jamás visto. Decimos hasta ahora porque con 27 años y aunque parezca increíble, el genio de Akron aún tiene posibilidad de mejora. 


Los de Oakland no desaprovecharon la ocasión y arrasaron sin contemplaciones a los Lakers. 34 puntos de diferencia para celebrar la gesta. Liderados por un Curry lanzado a por su segundo MVP consecutivo (32.1 puntos por partido, la media anotadora más alta de su carrera, con un 51.2% en tiros de campo y un 93.8% en tiros libres, anotando 4.9 triples por encuentro, una salvajada a la que hay que sumar sus 5.9 asistencias, 5.1 rebotes y 2.6 robos de balón por partido, siendo las medias de rebotes y recuperaciones las más altas también de su carrera, lo que nos da una idea de la obsesión por mejorar en aspectos más desagradecidos del juego por parte de un jugador que ya sólo con su tiro le valdría para ser uno de los jugadores más determinantes del mundo), nadie duda ya de que la posibilidad de batir el mítico registro de 72-10 de los Bulls de Jordan (y de Steve Kerr) de la temporada 1995-96 es cada vez más real, y si las lesiones respetan el roster californiano estamos ante un equipo para la historia. 



La NBA es una liga con multitud de atractivos, entre ellos la competitividad e igualdad. Sin embargo no es mala noticia que un equipo arrase debido a la cantidad de noticias que genera y el interés mediático que suscita en aficionados de todo el globo, incluso entre quienes no son seguidores habituales del baloncesto estadounidense pero activan su atención al percibir que algo gordo está pasando en el deporte de la canasta. No fue malo para la NBA la insultante tiranía que sostuvo Michael Jordan en su día y tampoco parece que lo vaya a ser el dominio de Curry, al contrario. El Olimpo se regenera con nuevos dioses en una época en la que la mitología va bien sobrada, regalándonos lo que está siendo una auténtica edad dorada del baloncesto profesional norteamericano. No obstante que nadie piense que los Warriors, de ganar su segundo anillo consecutivo, lo lograrán en una especie de paseo militar. Imponerse en los play-offs del Oeste a equipos como los Spurs de Leonard, Aldridge y los eternos Duncan-Ginobili-Parker, o a los Thunder de Westbrook, Durant e Ibaka,  o a los Clippers de Chris Paul y Blake Griffin, o en unas hipotéticas finales a los Cavaliers de LeBron, Irving y Love, o los Bulls de Rose, Butler y Pau Gasol debe ser valorado como se merece. Con la consideración de ser los mejores en uno de los mejores momentos de la NBA.   


¿Pueden los Warriors establecer una dinastía perdurable en el tiempo?, todo parece indicar que sí. Recordemos que Curry sólo tiene 27 años, y la historia nos dice que los más grandes han desarrollado su mejor juego alrededor de la treintena, ligeramente por encima de esa edad (Jordan estaba en los 33 años en la temporada del 72-10) Pero es que además el resto del núcleo fundamental de Steve Kerr (quien con 50 años también parece tener una larga carrera como técnico por delante) está en edades que hacen suponer que todavía no han desarrollado el mejor baloncesto de su carrera. Es el caso de Klay Thompson (25 años), Harrison Barnes (23) o Draymond Green (25) También está creciendo el nigeriano Festus Ezeli (26 años), ya que sus 8 puntos y 5.9 rebotes por partido son las medias más altas de su carrera. Todos estos jugadores tienen la particularidad de haber llegado a la franquicia de la Bahía de San Francisco vía draft, en un ejemplo de crecimiento metódico que hacía muchos años que no veíamos en la NBA. Por otro lado todo va tan maravillosamente bien en Oakland que el término “balsa de aceite” se queda corto. Steve Kerr, en su primera experiencia como primer entrenador, cayó de pie en un equipo que había comenzado a crecer de la mano de Mark Jackson y su trabajo convenció desde el primer día. El ejemplo de los Warriors es uno de esos casos en los que se aúnan eficacia y resultados con un baloncesto estético que gusta a los aficionados. No se conocen “affaires” dentro del vestuario, y todos asumen el liderazgo de Curry, sin que se intuyan ataques de celos o posibilidad alguna de situaciones de tensión. Parece una locura pensar que haya un solo jugador que quiera abandonar la actual nave Warrior, por mucho que se rumorease el pasado verano con la marcha de Draymond Green, agente libre restringido al finalizar la temporada y al que muchos aficionados consideran una especie de líder en la sombra del equipo por su actitud, defensa, e intangibles (y recordemos que fue elegido en segunda ronda del draft), a Detroit. Rumor acrecentado con la contratación  como directivo por parte de los Pistons de Arn Tellem, agente de Green (entre otros grandes jugadores, caso de nuestros hermanos Gasol), y dado que por otro lado el power-forward de los Warriors es originario del estado de Michigan. Finalmente el jugador se quedó en Oakland y los seguidores de los Pistons nos hemos tenido que conformar con Ersan Ilyasova. 


Todo encaja a la perfección por tanto en una plantilla que ya ha hecho historia pero apunta a no detenerse ahí. Para batir el 72-10 de los Bulls ya “sólo” necesitan ganar 57 de los 66 partidos restantes. Es decir, el 86,36% de los encuentros. Sigue sin ser fácil, pero tampoco nadie hubiera podido imaginar que íbamos a estar hablando de un balance de 16-0 en la actual NBA. 



Sólo queda, por tanto, admitir la superioridad de este equipo y disfrutar de lo que ya está siendo una temporada histórica.    




Steve Kerr, histórico como jugador... y como entrenador...


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