jueves, 12 de septiembre de 2019

LA FUERZA DE FRANCIA, EL BRILLO DE AUSTRALIA... Y EL CORAZÓN DE ARGENTINA Y ESPAÑA







Scola pudo con Jokic. Sabe más el diablo por viejo...





Pues en un suspiro nos hemos plantado en las semifinales del mundial. Con un ritmo trepidante y partidos cada dos días para cada una de las selecciones participantes, sólo cuatro equipos siguen compitiendo por el título final, los por otro lado únicos equipos invictos.  






Argentina es quizás la selección más inesperada a estas alturas de torneo, pero lo cierto es que su participación está siendo sobresaliente. Después de pasar por encima de Venezuela y Polonia en la segunda fase, una Serbia llena de dudas se cruzaba en su camino en cuartos de final. Los de Djordjevic se habían complicado la vida después de perder contra España, pero aún así todos los pronósticos los daban como favoritos ante la albiceleste. Pero el corazón competitivo de esta Argentina es enorme. Endurecieron el partido de salida (en el primer cuarto tres interiores, Scola, Delia y Gallizi, sumaban siete faltas personales) y parecía que el encuentro se les iba a hacer largo a los de Hernández con una Serbia machacona en el juego interior, pero la gestión del técnico argentino fue soberbia y de hecho finalizaron el partido sin que ninguno de sus jugadores pasase de las tres faltas personales. Tampoco Djordjevic explotó su batería de hombres altos como era de esperar (entre Raduljica y Marjanovic apenas sumaron seis minutos en pista frente a esta Argentina que tiene una de las medias de estatura más bajas del campeonato) La selección americana volvió a recurrir a las que están siendo sus dos mejores armas durante todo el torneo. Por un lado la clase y experiencia de un colosal Scola (20 puntos, 5 rebotes y 2 asistencias) y sobre todo un Campazzo tan genial como frío a la hora de mantener el control del partido (18 puntos, 12 asistencias, 6 rebotes y 3 asistencias... desde Toni Kukoc nadie hacía más de 15 puntos, 10 asistencias, 5 rebotes y robos en un partido) Y es que el ritmo y mando del choque dio la sensación de estar en todo momento del lado argentino, llevando las primeras ventajas del partido. Pese a ello Serbia estaba ahí y comenzando el último cuarto un triple de Guduric ponía a los de Djordjevic 68-70 arriba. Sería un espejismo, desaprovechando dos ocasiones para ampliar su ventaja (un triple fallado de Jokic y un tapón de Scola sobre el propio pívot de Denver Nuggets) Dos triples de Garino y Campazzo abrieron una pequeña brecha que a partir de ese momento se mantendría entre los 4 y 6 puntos de ventaja hasta que la conexión Campazzo-Scola, con el pequeño base madridista asistiendo al mito argentino estiraba el marcador hasta un 87-76 que a falta de poco más de tres minutos se hacía insalvable para los serbios, como así fue.






El rival argentino en semifinales será contra todo pronóstico la Francia de Collet, quienes han dado la gran campanada en cuartos de final frente a unos Estados Unidos que confirmaron su condición vulnerable en la presente edición, especialmente en el juego interior. La falta de confianza de Popovich en sus hombres altos (jugaron más de medio partido sin pívots, especialmente en el decisivo último cuarto) resultó un chollo para un descomunal Rudy Gobert (21 puntos, 16 rebotes y 3 tapones), dejando una actuación para la historia. La diferencia en el rebote fue sangrante (44 a 28 para los franceses), y eso unido a que Fournier y De Colo mantuvieron su habitual tino anotador (22 y 18 puntos respectivamente) hizo que el partido tuviera color “bleu” desde el comienzo, aunque un Donovan Mitchell en su mejor versión (se fue hasta los 30 puntos) mantuvo con vida a una selección estadounidense realmente decepcionante en la que sólo el escolta de Utah Jazz con su brío anotador y un voluntarioso Marcus Smart (enorme a ambos lados de la cancha, y quien ha tenido que abandonar la concentración de su equipo por problemas físicos) pueden ser salvados de la quema. Precisamente la imagen de Gobert apartando a Smart como un gigante se libra de un mosquito para hundir el balón en el aro estadounidense es una de las imágenes del partido, perfecta ilustración de la facilidadd del pívot francés para imponerse ante la ausencia de interiores rivales. Batacazo en toda regla y condenados a luchar por la quinta plaza para superar al menos la sexta posición de Indianapolis 2002, la peor clasificación de una selección USA hasta la fecha (perdieron el partido por el quinto puesto ante España)  



El festín de Gobert. Smart por los suelos.







La otra semifinal enfrentará a España y Australia, las únicas dos selecciones invictas junto a la citada Argentina. En el caso de la selección de Scariolo, ha venido a confirmar de nuevo una serie de valores más bien intangibles referentes a capacidad para competir, sacrificio decisivo y gestión emocional. El ya famoso “menos a más” de este grupo vuelve a ser una realidad y desnuda de nuevo las verguenzas del aficionado más ingrato y desagradecido que la mayor parte del tiempo de lo que dura un torneo de este tipo lo dedica a dudar de la valía de unos jugadores de esta categoría y de un entrenador como Scariolo. La particular “final” ante Italia, ese partido que muchos habíamos marcado en el calendario como absoluto momento clave del torneo ejerció de catapulta sentimental para un equipo que sin la ascendencia en el liderazgo de antaño de los Garbajosa, Calderón, Pau Gasol, Navarro o Felipe Reyes ha encontrado en el estajanovismo de jugadores como Claver o Juancho Hernángomez el camino para seguir siendo competitivos: el de la defensa. Eso unido a un Ricky Rubio sensacional, claro, cada vez más confiado ante el aro, o un Marc Gasol que pese a su evidente bajo estado de forma destila baloncesto en cada acción y aporta en todo, o un Rudy Fernández en su segunda juventud quien parece por fin disfrutar del deporte para el que está dotado y olvidar sus sempiternos problemas lumbares. Logramos dejar a la Italia de los Belinelli, Datome, Gallinari y Gentile en tan solo 60 puntos. Dos días después Serbia, la máquina perfecta, el equipo más anotador del torneo y que llegaba habiendo ganado no sólo todos sus partidos si no todos y cada uno de sus cuartos, no era capaz de llegar a 70, pese al partidazo, otra vez, de Bogdanovic (26 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias, líder de su equipo en las tres principales estadísticas) Scariolo recurriendo a su rotación habitual de 9 jugadores (Rabaseda, Beirán y Colom apenas cuentan)   combinaba sus quintetos de todas las maneras posibles, quintetos altos, bajos, tres pequeños, tres grandes, incluso la última jugada del segundo cuarto deja un curioso quinteto (Ricky, Ribas, Llull, Rudy y Marc, cuatro pequeños y Rudy de falsísimo cuatro), por primera vez en el torneo Marc y Willy juntos. En definitiva una soberbia lección de dirección técnica y humana a la que no supo responder un crispado Djordjevic quien, no nos engañemos, disponía a su cargo de más y mejores recursos que Scariolo.  




Con la primera plaza del grupo conseguida, Polonia, una de las sorpresas de cuartos de final junto a República Checa, aparecía como rival por una plaza en semifinales. Pese a la necesaria prudencia éramos favoritos y cumplimos los pronósticos. Apareció el tiro exterior (Rudy 5 de 5 en triples, Ricky 3 de 4, Juancho 3 de 6) y pese a que no pudimos romper el partido hasta la segunda parte el final del choque fue lo suficientemente plácido como para que incluso Colom, Rabaseda y Beirán pudieran ingresar a pista. Objetivo cumplido. 





Y si la presencia de Polonia en cuartos de final resultaba sorprendente, más todavía la de la República Checa, ya que aunque con mejor roster que los polacos su trayectoria hasta caer frente a Australia ha estado plagada de mayores dificultades por la calidad de los rivales (Estados Unidos, Turquía, Brasil, Grecia…) Después de la machada de eliminar a los de Sarica en primera fase pasaron por la piedra al Brasil de Aza Petrovic, obteniendo un botín de 22 puntos suficiente para pasar la segunda fase pese a caer ante una Grecia sorprendentemente fuera de las ocho mejores del torneo. Y todo eso sin Jan Vesely. Frente a Australia aguantaron hasta el descanso pero finalmente sucumbieron ante el poderío de Mills (24 puntos y 6 asistencias) y los suyos. Y es que la selección de Lemanis sigue enamorando al estilo de los Juegos de 2016, donde precisamente sólo su rival en semifinales, España, les privó de colgarse una histórica medalla. Los “boomers” siguen invictos pese a los apuros sufridos ante selecciones de también gran nivel como Lituania o Francia, con Patty Mills y Joe Ingles realizando un baloncesto de seda. Todo pasa por ellos, lo cual unido al trabajo más oscuro pero igualmente efectivo de los Dellavedova, Baynes o Bogut les ha convertido en una de las selecciones que mejor combina buen juego y ritmo ofensivo con dureza granítica. Sólo Serbia ha anotado más puntos que esta selección que, como las otras tres semifinalistas, ya tiene garantizado el billete olímpico para los próximos Juegos Olímpicos de Tokio. 





EL QUINTETO DEL MUNDIAL: 





PATTY MILLS (AUSTRALIA): 22.2 puntos, 2.3 rebotes. y 4.5 asistencias  por partido.



FACUNDO CAMPAZZO (ARGENTINA): 13.8 pts, 4.2 rbts, 8 asists y 1.8 robs por partido.



BOGDAN BOGDANOVIC (SERBIA): 20.7 pts (52.4% T3), 4.2 rebts, 4.3 asists y 1.3 robs por p.



LUIS SCOLA (ARGENTINA): 17.8 puntos, 7.3 rebotes y 1.7 asistencias por partido.



RUDY GOBERT (FRANCIA): 12.7 pts (65.8% TC), 9.7 rebts, 2.2 asists y 2.3 tapones por partido.






ENTRENADOR: 

SERGIO HERNÁNDEZ (ARGENTINA)  



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