sábado, 24 de marzo de 2018

LOS MEJORES DE 2017: INTERNACIONALES









Avanza 2018, pero teníamos pendiente todavía el repaso a los protagonistas internacionales de 2017. Saldamos la deuda, distinguiendo, una vez más, entre jugadores y entrenadores.


Y comenzamos con el gran personaje del año pasado, en nuestra opinión, y lo que le queda, porque hablamos de un adolescente de 18 años llamado Luka Doncic. No es que 2017 haya sido su gran año, es simplemente es su primer gran año. Es cierto que no es el jugador que más títulos ha ganado, ni el que mejores números ha hecho, pero nadie ha tenido un impacto superior mediáticamente hablando, por la sencilla razón de que estamos asistiendo a una precocidad histórica. Nunca en la historia un jugador fue incluido en el Mejor Quinteto de un Eurobasket a su edad (14.3 puntos, 8.1 rebotes y 3.6 asistencias por partido), una edad a la que Drazen Petrovic todavía jugaba en Sibenik y no conocía la Copa de Europa. En 2017 a Doncic le hemos visto coronarse Mejor Jugador Joven de la ACB, ser elegido Rising Star de Euroliga, 6 veces MVP de una jornada euroliguera, una vez MVP mensual tanto de Euroliga como de Liga Endesa y una nominación más de MVP de jornada en ACB. Pero por encima de todo esa sensación de romper moldes y destrozar barreras. El futuro hecho presente.


Acompañando a Doncic en nuestro imaginario podio, dos grandes estrellas ya consagradas en la NBA, quienes han brillado a un extraordinario nivel en dos momentos muy concretos del año, por lo que no nos atrevemos a poner a una figura por encima de la otra. Y es que Kevin Durant, quien fuera MVP de temporada regular en 2014 y nada menos que cuatro ocasiones máximo anotador de la liga, alcanzó el pasado 2017 su culmen al colocarse, por fin, un anillo de campeón de la NBA en unas finales de las que fue dominador absoluto. Sus medias lo dicen todo: 35.2 puntos, 8.4 rebotes y 5.4 asistencias, todo ello con un 55.6% en tiros de campo. Extraterrestre. Y haciéndolo además delante de un LeBron James cuyas exhibiciones en 2016 todavía coleaban en el imaginario californiano. “Durantula” demostró adaptarse perfectamente al nuevo ecosistema de Steve Kerr y saber convivir con estrellas del calibre de Curry o Thompson respetando y compartiendo opciones de tiro a un nivel que no logró encontrar pasadas temporadas con Westbrook y Harden. Misión cumplida para KD, quien dejó Oklahoma City para ganar anillos en una liga cada vez más gerintrificada en la que las grandes estrellas se reúnen en un mismo equipo sin pudor alguno.


El tercer gran jugador que queremos destacar por su 2017 es el esloveno Goran Dragic, autor de una de los mayores recitales baloncestísticos que podemos recordar en un campeonato de selecciones. Y es que el base de Miami Heat dominó el Eurobasket al mismo nivel estelar que en otras ocasiones hemos visto al mismísimo Pau Gasol, sólo que con el añadido de hacerlo desde un perfil más estético (y quizás también más individualista) 22.4 puntos, 4.4 rebotes, 5.1 asistencias y 1.6 robos por partido, con unos brillantes porcentajes de tiro de 42.9% en triples y 60% en tiros de dos. Fantástico para un jugador exterior. Pero es que además lo mejor lo dejó para una inolvidable final en la que acabó acalambrado y firmando 35 puntos (20 en un segundo cuarto en el que no podíamos ni pestañear), 7 rebotes, 3 asistencias y 2 robos. Histórico. Grabando su nombre para siempre en un baloncesto europeo de selecciones del que ya ha anunciado su retirada, concentrado sus esfuerzos en unos Miami Heat venidos a menos tras los años de gloria de LeBron, Wade y Bosh pero con los que estuvo a punto de dar la campanada de meterse en play offs, finalizando la pasada temporada con un muy meritorio balance de 41-41, el mismo que el octavo clasificado, Chicago, pero haber perdido dos de los tres partidos de “regular season” contra los Bulls dejó a los de Florida fuera. Los 20.3 puntos y 5.8 asistencias por partido de Dragic tuvieron gran parte de la culpa de que el equipo entrenado por Erik Spoelstra fuera una de las revelaciones de la temporada.


Otros nombres que igualmente han brillado durante el 2017 a nivel internacional han sido el de un descomunal Russell Westbrook, coleccionista de triples-dobles durante todo el año para meter en play offs a unos desahuciados Thunder, y coronado con todo merecimiento MVP de temporada regular o el de Epke Udoh, dominador de la Final Four de Estambul para finalmente volver a intentarlo en la NBA en esta ocasión con la camiseta de los Utah Jazz.


En los banquillos nos parece irresistible lo conseguido por Igor Kokoskov, asistente en unos Jazz que sorprendieron la pasada temporada con su quinta posición en el Este y sorprenden más todavía este curso con claras opciones de play offs pese a la marcha de Gordon Hayward. La calidad como técnico del serbio alcanzó su máxima expresión durante el pasado Eurobasket llevando a Eslovenia a un oro histórico. Steve Kerr ha vuelto a brillar en la NBA, dirigiendo a un equipo de campanillas pero logrando que pura sangres ofensivos como Durant, Curry o Thompson fueran capaces de compenetrarse en la pista para llevar a Golden State a su segundo anillo en tres temporadas, y por último reconocemos a un Zeljko Obradovic que engrandece su leyenda. En su cuarta temporada al frente del Fenerbahce ha llevado a los aurinegros a dominar el baloncesto turco, alzando la copa turca y arrasando en un apoteósico final de liga, pero sobre todo recordará su 2017 por el hito de su novena copa de Europa, igualando en un solo técnico al club más laureado del continente (Real Madrid, también con nueve) Algo absolutamente insólito en el deporte profesional.




jueves, 8 de marzo de 2018

CINCO ANILLOS Y UN OSCAR









La noche que el Dorothy Chandler Pavilion de Los Angeles coronaba a un maestro del fantástico como Guillermo del Toro como gran triunfador de los oscars de Hollywood de 2018, un auténtico icono de la ciudad angelina recogía la dorada estatuilla para sorpresa de muchos aficionados al séptimo arte. No era la forma del agua, era la forma del baloncesto. El jugador más “jordanesco” tras el propio Michael Jordan, el baloncestista de los mil y un recursos individuales y el más perfecto “fade away” de todos los tiempos, el ganador de cinco anillos de la NBA, el mito Kobe Bryant, se codeaba con los grandes astros de la meca del cine.



¿Qué hacía Bryant allí?, se preguntaban algunos. Los buenos aficionados a la canasta sin embargo recordarán como en su despedida de las canchas el 8/24 de Los Angeles Lakers nos dejaba una emotiva carta en la que expresaba su amor por el baloncesto, la pasión de su vida, una larga relación vivida desde la cuna (su padre fue jugador profesional con una larga y exitosa carrera entre la NBA e Italia) “Dear Basketball” fue el título que el genial escolta dio a su emotiva misiva, un texto que dio la vuelta al mundo y que finalmente convirtió en corto de animación bajo la dirección de un clásico del género como Glen Keane (cuya firma se encuentra en algunos de los más reconocibles trabajos de Disney de las últimas décadas) El apartado de mejor cortometraje de animación suele pasar bastante desapercibido en la ceremonia de los oscars de Hollywood, pero no fue así en esta ocasión, cuando el célebre Mark Hamill, el inolvidable Luke Skywalker de la saga Star Wars exclamaba a la audiencia el nombre de uno de los más grandes baloncestistas de todos los tiempos.



Y es que después de cinco anillos de la NBA, dos oros olímpicos, dos veces máximo anotador de la temporada, dos MVP de las finales, y un MVP de temporada regular (entre otros reconocimientos que vamos a obviar para no abrumar más al lector), la leyenda de la Mamba Negra se engrandece todavía más como icono absoluto del baloncesto y de la sociedad occidental. Su sonrisa recogiendo el oscar eran tan grande o más que la nos regalaba en la cancha después de una de sus interminables canastas imposibles. La sonrisa de los jugones, que decía el gran Andrés Montes.