lunes, 15 de febrero de 2021

ESPLENDOR AZULGRANA, ENFERMERÍA BLANCA

 

 

 


 

 

El Barcelona recupera el cetro copero. Su tercer título en las útimas cuatro temporadas, pero a diferencia de los triunfos de 2018 y 2019 lo hace con una autoridad incontestable, al margen de polémicas arbitrales (al menos en la final, ya que en su partido de cuartos ante Unicaja los de Katsikaris reclamaron que la canasta de Abromaitis que lleva el partido a la prórroga debería ir acompañada de un tiro libre adicional por falta de Davies sobre el forward de Connecticut) y dejando la sensación de que desde el club azulgrana por fin han dado con la tecla de un proyecto ganador. El mismo proyecto ganador y multimillonario de la temporada pasada pero liderado ahora por un entrenador que si tiene una ascendencia sobre sus jugadores superior a la de Pesic. Un Jasikevicius que ingresa en el selecto club de baloncestistas que han sido campeones de Copa tanto en la pista de corto como dirigiendo desde el banquillo. Se une así a los Lolo Sainz, Clifford Luyk, Velimir Perasovic y Pablo Laso (eso sí, Laso puede presumir de ser el único que lo ha hecho siendo MVP del torneo como jugador) 

 

Laso ha vuelto a sufrir la maldición del anfitrión. Las alarmas se encendieron cuando hace una semana la victoria ante el Estudiantes dejaba tocados a Jeff Taylor y Garuba. El sueco finalmente se confirmó como baja, mientras que el madrileño si fue parte de la convocatoria pero con evidentes problemas físicos (no disputó el primer partido ante Valencia), no obstante su enorme derroche y sacrificio defensivo en la final (nada menos que un +15 con él en pista en los 14 minutos que disputó) le hizo recibir los elogios de Laso en rueda de prensa tras perder la final. De hecho la mejor noticia para el equipo madridista en esta Copa hay que encontrarla en la buena respuesta de su núcleo joven (Alocen-Abalde-Garuba) ante un torneo de este calibre, aunque para llegar a la final Laso se encomendó en unos soberbios Deck y Thompkins acompañados de un Causeur recordando al de la Final Four de 2018. La baja a última hora de Rudy Fernández para la final aquejado de una lesión lumbar ya no dejaba lugar a dudas: la maldición del anfitrión existe… y Laso se quedaba sin sus dos mejores defensores exteriores, el sueco y el mallorquín.

 

No hubo final en una Copa que no ha arrojado ninguna sorpresa. En cada uno de los siete partidos disputados el equipo favorito acabó llevándose la victoria. En todo caso si sorprendieron el desarrollo de los mismos, con un Valencia muy desdibujado ante el Madrid pese a llegar enrachado, un Unicaja mostrando la mejor versión de la temporada ante Barcelona (con Brizuela dejando una de las actuaciones individuales de la competición con 33 puntos en una serie de 12 de 17 tiros de campo… aunque sus 9 pérdidas de balón fueron castigadas por el rival) o un Baskonia empequeñecido ante el posterior campeón en semifinales.

 

Primer título por tanto de la era Jasikevicius, y primer título de Mirotic como blaugrana. Todos los focos estaban puestos en el ex –madridista como un aspirante a MVP que finalmente ha recaído en un excelso Cory Higgings (quien hay que recordar no disputó la Supercopa, primer título de la temporada y que se llevó el Real Madrid) El estadounidense refrendó el fantástico momento de forma al que llegaba a este torneo (12 partidos consecutivos en Euroliga sin bajar de los 12 puntos) dejando unas medias de 19 puntos por partido y valoración media de 17,7.

 

Si la Copa de 2012, primer título de la era Laso, significó un cambio de tendencia invirtiendo el dominio del Barcelona de Xavi Pascual a favor del baloncesto madridista, la victoria azulgrana de 2021 apunta a revertir aquel cambio. Aunque en honor a la verdad hay que reconocer una sustancial diferencia. En aquel 2012 el Barcelona era el favorito y el Madrid rompió los pronósticos. Nueve años después se ha cumplido la lógica. Un arrollador Barcelona con estrellas en el mejor momento de su carrera dejando sin opciones a un Real Madrid roto y fatigado al que sólo le queda mirar hacia delante, recuperar jugadores y competir por los dos títulos que quedan en juego. En la filosofía Laso no existe la opción de rendirse y no competir, aunque sea en las circunstancias más adversas.