lunes, 23 de septiembre de 2019

LASO NO ENTIENDE DE REVOLUCIONES





Una imagen que se repite: el Madrid levantando la copa.



La apertura oficial de la temporada ACB con el habitual fin de semana de la Supercopa levanta el telón de igual manera que cerró el del curso pasado, con el Real Madrid de Pablo Laso demostrando ser el absoluto dominador del baloncesto nacional. El revolucionario SuperBarça de Pesic que llegaba acreditando el brutal desembolso económico de los fichajes de Cory Higgings, Alex Abrines, Brandon Davies, Nikola Mirotic y Malcolm Delaney (ya sólo con estos cinco jugadores hablaríamos de un quinteto aspirante a todo) tendrá que esperar su asalto a la cumbre ante un Real Madrid que sigue demostrando una cohesión total en sus líneas. Los ocho años anteriores con Pablo Laso conduciendo de manera magistral la nave blanca suponen una absoluta garantía, como pudimos comprobar este pasado fin de semana, e incluso los únicos recién llegados, Nico Laprovittola y Jordan Mickey, parece que llevasen jugando en el equipo blanco toda la vida. Especialmente meritorio es el caso del pívot tejano (11.5 puntos y 7 rebotes por partido, con sus tres triples intentados anotados), que a diferencia del base argentino no tiene experiencia ACB. Al innegable buen ojo de Sánchez y Herreros en los despachos hay que sumar la mano de Laso con los nuevos jugadores. Adaptación total desde el primer momento. En la balsa de aceite que es el actual Real Madrid en su sección baloncestística nada puede salir mal.



Pero no tiene en absoluto mala pinta el equipo de Pesic. De hecho hablamos de una auténtica constelación de estrellas en la que la mayor duda parece residir en la gestión de egos y de recursos. Si nos atenemos a lo visto este fin de semana el Barcelona cambia radicalmente sus roles (Tomic, con unos pobres 3.5 puntos y 4.5 rebotes por partido y sin llegar a 20 minutos en ninguno de los encuentros, el principal damnificado) y Pesic otorga el mando a las caras nuevas. Davies (14.5 puntos por partido), Mirotic y Higgings (14 por encuentro) han llevado el peso anotador del equipo azulgrana. Tampoco ha estado mal Delaney. Por contra Hanga y Oriola sólo han sumado 3 y 2 puntos respectivamente en ambos partidos, Kuric bien contra el Valencia (9 puntos) se quedó en blanco en la final ante el Madrid, Pangos absolutamente superado por Campazzo mientras que frente a Vives digamos que hizo tablas. Sólo Víctor Claver ha mostrado un buen nivel dentro de la vieja guardia blaugrana.



Tiene mucho que trabajar por tanto el entrenador serbio, y de hecho el voluntarioso Valencia de Ponsarnau, todavía sin Quino Colom estuvo a punto de dar al traste con la esperada final entre los dos colosos del baloncesto español. La primera semifinal se movió en unos tremendos parámetros de igualdad hasta los últimos instantes, sin que ningún equipo se fuese más allá de los cinco puntos de diferencia. En un partido de tan escasas ventajas el 2+1 de Higgings a poco más de tres minutos para el final poniendo cuatro arriba a los de Pesic podía ser una losa imposible de levantar para el Valencia, máxime cuando Marinkovic mojaba su pólvora fallando el triple y Davies enmedaba un fallo en el tiro de Mirotic para poner el 66-60. Un triple a tabla de Jordan Loyd y una gran acción defensiva taronja volvía a dar opciones a los de Ponsarnau, pero Loyd no volvió a acertar y sería nuevamente Higgings, con otro triple, quien sentenciaría el partido. El ex del CSKA fue decisivo, mientras que por Valencia destacó el ya citado joven exterior serbio Vanja Marinkovic, típico producto de la cantera del Partizan del Belgrado, quien demostró las excelencia de su muñeca con su 5 de 8 en triples.



En la otra semifinal el Fuenlabrada fue literalmente masacrado por un Real Madrid que sorprendentemente comienza la temporada jugando a velocidad de crucero. Decimos sorprendentemente porque precisamente quienes llevan el ritmo del equipo, Campazzo, Llull y Laprovittola, seis días antes habían estado jugando la final de un mundial de selecciones a miles de kilómetros de distancia. El partido ante Fuenlabrada no tuvo historia para los blancos, más allá de dejar varios records como la máxima anotación de un partido de Supercopa (116 puntos) o los 7 tapones de Tavares que son tope individual de la competición. Demoledor 19 de 26 en triples, destacando los 4 de 6 de Carroll, y con varios jugadores en el 100% desde la letal distancia (Randolph, Rudy y Campazzo todos con 3 de 3, y Jordan Mickey haciendo 2 de 2) Todos los números del Real Madrid en este partido son prodigiosos. Nada menos que 32 asistencias (9 de Campazzo, 6 de Taylor), todos los jugadores anotando, todos valorando en positivo. Un recital. Triste imagen la del Fuenlabrada, que ha perdido todos sus partidos de pretemporada y recibiendo anotaciones por encima del centenar de puntos en varias ocasiones. Parece candidato claro a la parte baja de la clasificación.



De modo que ayer teníamos el primer clásico de la temporada, con el morbo de Mirotic enfundado en la elástica azulgrana precisamente en el escenario donde comenzó a hacerse un nombre importante en el baloncesto profesional con la camiseta del eterno rival. El Palacio de Los Deportes no perdió ocasión para demostrar su descontento con la “traición” del hispano-montenegrino regalándole una sonora pitada en la presentación de ambos partidos así como cada vez que tocaba el balón. No pareció importunarle puesto que los tres primeros puntos del partido llevaron su firma. Entró mejor el Barcelona al partido con un parcial de 0-6 mientras que los blancos se atascaban en ataque. Los de Laso tardaron tres minutos y medio en subir sus primeros puntos al marcador, con una bandeja de Campazzo. Deck sustituía a un desacertado Randolph (horrible partido el suyo fallando sus siete tiros de campo, siendo el único madridista en valorar negativo) y un parcial de 8-0 daba a los campeones su primera ventaja del partido. Ya no soltarían el mando. Incluso un triple de Rudy estiraba el marcador a 21-14, pero la resistencia de Delaney, con dos triples, daba vida a un Barcelona que dejaba el primer cuarto sólo uno abajo.



El Real Madrid voló en el segundo cuarto con su segunda unidad. Los Llull,Rudy, Deck y Mickey destrozaron el aro rival a la vez que mantenían una hiperactividad defensiva que amenazaba con dejarnos sin final. La máxima diferencia llegó a ser de 18 puntos, 47-29 a 2.18 del descanso. Un descanso al que se llegaba con un 48-33 que nadie hubiera podido imaginar en los prolegómenos del partido. El SuperBarça de los Higgings, Mirotic, Davies, Delaney y compañía destrozado por un Real Madrid jugando de memoria y en el que incluso Laprovittola y Mickey parecían llevar años a las órdenes de Laso y no apenas unos días (literalmente en el caso del argentino) Se esperaba una reacción blaugrana tras el paso por vestuarios y así fue, aunque la reanudación del partido no invitaba al optimismo culé. Dos tiros libres de Randolph (sus dos únicos puntos del partido) ponían la máxima ventaja blanca, 54-35, en los tres primeros minutos del cuarto. El Barcelona se encomendó a Higgings y Davies (un mate del pívot en penetración, la canasta del partido) quienes lideraron un parcial de 0-10 que metía a los barcelonistas en la pomada. Había final. Mirotic comenzó a producir desde el tiro libre, Higgings y Davies seguían con su recital y un triple de Hanga a falta de un segundo apretaba el marcador al 69-63 que cerraba el acto. Supo el equipo de Laso gestionar perfectamente sus ventajas en el cuarto definitivo. Laprovittola, uno de esos jugadores que parece funcionar por inspiración, estiraba el marcador a 9 con un triple, aunque malas decisiones posteriores llevando la batuta hacían que el Barcelona siguiese con opciones. Una penetración de Llull ponía el 78-70 todavía quedando más de 4 minutos, pero sobre todo daba ese toque racial y anímico que siempre protagoniza el escolta menorquín y levanta las gradas del WiZink Center. Laso volvía a dar entrada al Facu por su compañero Laprovittola y quien acabaría siendo nombrado MVP certificaba el triunfo con un triple que ponía ocho arriba a los blancos a minuto y medio para el final. Otro título para el “lasismo”, este periodo de felicidad inacabable en el que vive instalado el madridismo. Da la sensación de que es coser y cantar para el equipo blanco, pese a la dificultad de los títulos y la calidad de unos rivales cada vez más reforzados. La vida sigue igual, y ya son 18 títulos los obtenidos bajo la dirección de un Pablo Laso que ya es absoluta leyenda blanca. Ya nadie se atreve a recordar las críticas que se llevó en su día Alberto Herreros por la apuesta personal que supuso la contratación del vitoriano.




Campazzo MVP, el hombre del año.




A nivel individual el Facu Campazzo sigue con su año fantástico. MVP de las últimas finales ligueras y ahora MVP de la Supercopa. Entremedias elegido en el mejor quinteto del mundial de selecciones de China, donde acabó colgándose la plata. Los números que deja durante este fin de semana sólo los puede firmar un auténtico superclase. 14 puntos, 5.5 rebotes y 7 asistencias por partido. Brutal 71% en triples, con 5 dianas de 7 intentos. 24 de valoración media. A sus 28 años y desde sus raspados 180 centímetros el base argentino sigue sin conocer su techo.



No podemos olvidarnos tampoco del habitual concurso de triples. Siempre buscando nuevos alicientes, como la participación de alguna jugadora de basket femenino o de un jugador amateur saliente del concurso de Kiaenzona (que creo que ya va por la tercera edición), este año teníamos la posibilidad de disfrutar de dos lustrosos ex-jugadores ACB. Si bien en el caso de Marko Popovic hablamos de una retirada reciente, del curso pasado, había muchas ganas de ver al legendario “Sweet Lou” Bullock, uno de los más grandes tiradores que hemos disfrutado en este país. No en vano comparecía siendo el jugador con más concursos de triples ACB ganados (tres) Ligeramente en baja forma (lleva siete años retirado) no tuvo opciones en la primera serie ante su legítimo heredero, un Jaycee Carroll quien protagonizó la mejor serie de la tarde, su semifinal ante Brock Motum, a la postre vencedor derrotando a Popovic en la final.



En definitiva, ya tenemos una nueva temporada encima de la mesa. La temporada en la que el Barcelona de Pesic quiere voltear el dominio blanco de los últimos años. Mimbres tiene para ello, con la mejor plantilla que se recuerda en la Ciudad Condal en muchísimo tiempo, comparable sin duda a la que tuvo el propio entrenador serbio cuando ganó el triplete de Copa, Liga y Euroliga con los azulgrana (Jasikevicius, Bodiroga, Navarro, Fucka, Dueñas, Femerling, Varejao...) El esfuerzo económico de la entidad ha sido considerable y todo lo que no sea levantar títulos y competir hasta el final en todas las competiciones resultaría decepcionante en el entorno barcelonista. De momento su gran rival, el Real Madrid de Pablo Laso, parece inmune ante cualquier revolución que amenace su brillante hegemonía.




Brock Motum, otro de los triunfadores del fin de semana.








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