lunes, 29 de febrero de 2016

LLULL



Y la bola entró...



Estábamos pensando el título de la entrada de hoy, la habitual de todos los lunes dedicada al repaso de la jornada ACB, y teníamos claro que el protagonista no podía ser otro que el genial jugador menorquín del Real Madrid. Se nos venían tópicos a la mente, un recurrente “Llull enmudece la Fonteta”, cuando en realidad su canasta es de las de enmudecer a todo el planeta baloncestístico. Finalmente nos hemos dado cuenta de que ningún titular llegaría a hacer justicia al impresionante cierre de partido que el base-escolta dejó en Valencia, por lo que hemos optado por simplemente encabezar nuestro resumen con el capicúa apellido que ya es historia y mito del baloncesto español y madridista. Que la canasta de Llull ha sido una de las más alucinantes e inverosímiles de la historia no es ninguna exageración, y he de admitir que cuando el balón sale de las manos del madridista por mi cabeza pasó un “¿y por qué no?”, un pensamiento que no hubiera tenido de haber sido otro el responsable del desesperado tiro final, pero es que en el caso de Llull nos está acostumbrado a que la lógica salte por los aires. Este arrojo en los momentos finales siempre ha caracterizado al jugador (recordemos que llega a jugarse la canasta decisiva en su primera cita con la selección española en un partido frente a Turquía, en un equipo en el que estaban Pau Gasol y Navarro), que nunca ha dudado en buscar el aro en los momentos más calientes de los partidos o finales de posesión. Este descaro y valentía hicieron que en los primeros años de su carrera Llull ganase un buen número de detractores que no veían en él si no a un jugador descerebrado con afán de protagonismo. Pero Llull siguió creyendo en sí mismo y trabajando para que a día de hoy resulte obsceno hablar de “suerte” cuando ya comienza a tenernos habituados a ver como la palabra “imposible” no existe en su diccionario. El triple de ayer desde 21 metros para derrotar a quien era líder hasta ayer es una más dentro de una trayectoria en la que podemos encontrar una quincena de canastas increíbles. Todo ello en un día en el que aún estábamos alucinando con la enésima exhibición de Stephen Curry al otro lado del Atlántico, con 12 triples y uno final desde 10 metros para derrotar a Oklahoma City.  


Llull capituló un auténtico partidazo, como suelen ser cada vez que se enfrentan estos dos equipos en los últimos tiempos (recordemos las espectaculares semifinales ACB de la pasada temporada, en las que en el tercer partido también aparece Llull para sentenciar con un triple en los segundos finales del choque), a pesar de las importantes bajas en ambas escuadras (Van Rossom y San Emeterio por los locales, el Chacho y Rudy por los visitantes) El Valencia fue superior durante prácticamente todo el partido, mostrando ese baloncesto que les ha llevado a ser líderes ACB, y llegando a tener diferencias de 13 puntos arriba. El Real Madrid se sostuvo antes del descanso gracias a los cinco triples sin error de Nocioni, pero otro triple, está vez de Shurna, llevaba la diferencia a la decena de puntos antes de enfilar el camino a los vestuarios. Tras la reanudación el Madrid parecía meterse en el partido (comenzaba a aparecer Llull), pero Dubljevic estiraba el marcador a la máxima diferencia mediando el tercer acto, 67-54. El último acto fue claramente madridista, pero aun así no acababan de meterse del todo en el encuentro, con algunos fallos poco habituales, como una entrada de Llull, una canasta a tablero de Felipe Reyes a pocos centímetros, por no hablar de los tiros libres. Incluso se permitieron el lujo de regalar una posesión que podía haber empatado el marcador al ser incapaces de sacar de fondo y cometer infracción de cinco segundos dando el balón al Valencia en los últimos segundos del partido. Posteriormente Vives perdió la bola y Llull ponía las tablas en el luminoso. Todo parecía que habría prórroga, pero la pizarra de Pedro Martínez dibujó una penetración para Diot que aprovechó la endeble defensa madridista. A falta de un segundo el Valencia parecía sentenciar y la Fonteta lo celebraba puesto el público en pie. Y entonces Llull hizo historia, una vez más. El menorquín anotó los últimos 8 puntos de su equipo, para afianzar la tercera plaza madridista y estrechar la cabeza de la clasificación. Los de Laso son terceros con balance 17-4, dejan al Valencia segundo (19-2) y hacen líderes al Barcelona. 


Y es que los de Pascual no fallaron en su visita a Zaragoza. Los de Casadevall siguen con su gris temporada (15º, 6-15) pese a que Jelovac parece querer recordar al de la temporada pasada (21 puntos y 6 rebotes) Tomic, muy criticado por sus últimas actuaciones, dejó buenos números (11 puntos y 11 rebotes) y Satoransky volvió a demostrar su polivalencia aportando en todo (10 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias) Los azulgrana se encaraman a la primera posición con balance 19-2.


Tampoco falla el Laboral Kutxa, imponente en Europa y ACB (4º, 17-4) No encontró oposición en el débil Estudiantes (17º, 4-17) Exhibición baskonista desde el perímetro (17 de 31 triples), con Adams sacando la metralleta (23 puntos, además de 3 rebotes y 4 asistencias) Por los visitantes estudiantiles, sólo pueden destacarse los 15 puntos y 5 asistencias de Laprovittola (aunque perdió 6 balones) Bourousis fue baja local por una rotura fibrilar en el muslo derecho.


Tampoco pierde comba el flamante subcampeón copero. El Herbalife Gran Canaria (5º, 14-7) vence en la visita al colista GBC (18º, 4-17) Voluntarioso Pedro Llompart con sus 18 puntos y 7 asistencias (6 pérdidas), pero insuficiente ante un Gran Canaria en el que Albert Oliver sigue en su eterna juventud (20 puntos, con 4 de 5 en triples) ¿Y qué decir de la temporada del Fuenlabrada?, una nueva victoria, esta vez a domicilio, para consolidar su extraordinaria sexta posición (balance 12-9), su última víctima ha sido el ICL Manresa (13º, 7-14), equipo donde Dejan Musli sigue haciendo numerazos (20 puntos y 11 rebotes) La pareja adriática, Popovic-Paunic, sigue llevando en volandas a los de Cuspinera (18 puntos cada uno) Oliver Stevic sólo anotó 3 puntos, pero fue decisivo con sus 14 rebotes y 4 robos.    




Stevic, la roca del Fuenlabrada



Siguiendo con los puestos de play offs, tampoco falló el Bilbao Basket (7º, 11-10), complicando los sueños de post-temporada del MoraBanc Andorra (10º, 9-12, aun así a una victoria de play offs) Hannah sacó el fusil (20 puntos, 5 de 6 en triples, además de dar 7 asistencias) y secundado por los habituales Mumbrú y Hervelle (16 puntos cada uno), brindaron una nueva victoria a la afición de Miribilla. 


Accede de momento a puestos de play offs el UCAM Murcia tras su victoria en Málaga ante un Unicaja que continúa en caída libre. Quien les iba a decir a los malagueños, después de comenzar la temporada arrollando al Real Madrid en Supercopa, que iban a rememorar las malas experiencias de pasadas temporadas. Plaza vive sus peores momentos en el banquillo unicajista, y en una dura rueda de prensa posterior al partido denunció falta de implicación en sus jugadores. Sólo Edwing Jackson (16 puntos) estuvo a un buen nivel por los locales, mientras que el Murcia funcionó como una orquesta bien afinada. Los dos bases, Campazzo y Cabezas, a gran nivel (30 puntos y 12 asistencias entre ambos), y Rojas (12 puntos y 8 rebotes) y Antelo (15 y 4) estuvieron igualmente acertados para que con un balance de 11-10 el UCAM acceda a la octava posición, con el mismo registro pero peor average se encuentra el Unicaja, noveno, bajando dos puestos respecto a la pasada semana. 


Otro equipo decepcionante este curso está siendo el Río Natura Monbus. Con su derrota en Sevilla bajan a la 16ª plaza, con balance 6-15. El descenso acecha. Descenso del que quiere alejarse el conjunto sevillano, con su séptima victoria (por 14 derrotas) para colocarse en 14ª posición. Bamforth (20 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) y Balvin (14 puntos y 17 rebotes, tope reboteador de la temporada), fueron letales. 


Y finalizamos en Tenerife, con la victoria del Iberostar ante el Fiact Joventut en un partido muy igualado en el que los verdinegros no supieron gestionar sus últimas posesiones y Richotti fue decisivo con una canasta a doce segundos del final. Beirán fue el mejor de los locales, con 14 puntos y 4 rebotes, mientras que por los visitantes Mallet llevó el peso ofensivo de su equipo con 18 puntos. El resultado deja a los tinerfeños decimoprimeros, con balance 9-12, mientras que el Joventut se encuentra justamente un puesto por debajo, 12º y con un registro de 8-13.    




Richotti, de nuevo decisivo.



EL QUINTETO DE LA JORNADA: 

CLEVIN HANNAH (3) (BILBAO): 20 pts, 7 asist y 2 rebs. 23 valoración.
SCOTT BAMFORTH (2) (SEVILLA): 20 pts, 4 rebs y 3 asists. 24 valoración.
DEJAN MUSLI (6) (MANRESA): 20 puntos y 11 rebotes. 32 valoración.
STEVAN JELOVAC (4) (CAI ZARAGOZA): 21 puntos y 6 rebotes. 23 valoración.
ONDREJ BALVIN (SEVILLA): 14 pts, 17 rebs y 3 tapones. 23 valoración.


ENTRENADOR:

FOTSIS KATSIKARIS (2) (MURCIA)





EL QUINTETO DE LA TEMPORADA: 

CLEVIN HANNAH (BILBAO): 13.5 pts, 2.5 rebs y 3.8 asists por partido 14.5 valor.
DEJAN MUSLI (18) (MANRESA): 13.9 pts, 7.6 rebs y 1.4 asistencias. 20.1 valoración.
IOANNIS BOUROUSIS (17) (BASKONIA): 13.9pts, 8 rebs y 2.1 asists. 21.3 valor.
ANTE TOMIC (19) (BARCELONA): 11.7 pts, 6.9 rebs y 1.4 asists. 17.8 valoración.
GIORGI SHERMADINI (ANDORRA): 13.6 puntos y 6.1 rebotes. 17 valoración.


ENTRENADOR: 

PEDRO MARTÍNEZ (16) (VALENCIA) 


miércoles, 24 de febrero de 2016

ESE SEÑOR GORDO Y CALVO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA RECIENTE DEL REAL MADRID




La sonrisa del madridismo




Aquella Primavera de 2003… acababa de cumplir 30 años, imagínense la depresión que llevaba encima de mis huesos. Pero era Primavera y el sol seducía anticipando el verano. Se acercaban los play offs por el título en la máxima categoría nacional de mi deporte favorito. Otra de esas cosas buenas que nos trae la Primavera. El aficionado madridista había vivido una vez más una eterna temporada ilusionante finalizada de manera abrupta el 17 de Mayo en el pabellón Barris Nord de Lleida. La apabullante derrota por 85-69 confirmaba las horribles expectativas que llevaban tiempo fraguándose en la sección baloncestística del club blanco: por primera vez en su historia quedaban fuera de la lucha por el título. Tocando fondo. 


La décima posición con la que aquel Real Madrid de Javier Imbroda finalizaba la liga regular significaba un hito negativo en un club que llevaba años a la deriva, y que tardaría tantos años o más en encontrar de nuevo su sitio en la elite del baloncesto nacional y europeo. No veníamos (y permítanme que mi discurso sea ya desde la subjetividad de aficionado madridista) precisamente de nuestra mejor época. Habría que remontarse a nada menos que mediados de los años 80 para encontrar un Real Madrid hegemónico. Dense cuenta de que hablamos de nada menos que 30 años atrás. A finales de aquella década de los 80 comenzaría el transitar en el desierto del otrora laureado club blanco. Y ciertamente es difícil culpar a nadie en aquel inicio negro, ya que en realidad parecía una broma macabra del cruel destino cebándose con la entidad madridista en su sección baloncestística. No exageramos un ápice, ya que hablamos de fallecimientos, como los de Mariano Jaquotot, vicepresidente y hombre de confianza de Ramón Mendoza para el balonceto, en 1994, y por supuesto el terrible golpe que sacudió a toda la familia madridista con el accidente mortal que costó la vida de Fernando Martín a finales de 1989, convertido, desgraciadamente, en máximo icono blanco a partir de entonces. Era la temporada 1989-90, que había comenzado con la fuga de Drazen Petrovic a la NBA, un Petrovic que años más tarde también fallecería en accidente de tráfico cuando se encontraba en el mejor momento de su carrera vistiendo la camiseta de los Nets de New Jersey. Años negros en los que veíamos a Rafa Rullán llorar la muerte súbita de su hijo de tan solo 15 años y jugador del equipo cadete del club blanco, fallecido repentinamente antes de comenzar un partido. Una desgracia que parecía prolongarse hasta 1997 cuando Alfonso del Corral perdía también a su vástago al caer sobre su cabeza la puerta de una cochera. En el banquillo blanco asistíamos con tristeza al imponente golpe de ver a Ignacio Pinedo sufrir un fulminante infarto en el Palacio de Los Deportes en partido de Korac ante el Clear Cantu en Marzo de 1991. Un histórico de nuestro baloncesto (las dos primeras ligas que ganó el Real Madrid fueron con él en el banquillo) que fallecería cinco meses después tras no superar el profundo coma en el que le dejó la parada cardiorespiratoria. Los aficionados se acordarán también de un alero americano que pasó por nuestro equipo en aquellos difíciles años, Anthony Frederick. Fue en la temporada 1989-90, uno de los muchos años “en blanco”, sin títulos, para nuestro club (en realidad ganamos un título muy menor como era la Supercopa de Europa, en su última edición, y sin necesidad de disputarla ya que el rival, KK Split, decidió no comparecer… a día de hoy de hecho la FIBA no reconoce como oficiales los títulos de Supercopa, disputados únicamente en aquellos años 80) El pobre Frederick fallecería de un infarto en 2003 cuando siquiera había cumplido 40 años de edad. 


Leyenda negra del Real Madrid, fueron años de confabulaciones del destino que hundieron en la desgracia al baloncesto madridista. Tocaba levantarse, como corresponde a una gran entidad deportiva, pero lo cierto es que comenzó una época ignominiosa en la que se iniciaban proyectos que apenas duraban y el club no conseguía la estabilidad necesaria para volver a ser referente en el baloncesto continental. Si no se puede culpar nada más que al destino y a sus crueles golpes lo anteriormente narrado, lo cierto es que en las calamidades posteriores si tuvieron culpa por igual directivos erráticos, entrenadores incapaces, y jugadores profesionales desmotivados. Es cierto que se ganó algún título de manera esporádica, pero sólo a principios de los 90, con Clifford Luyk (quien por cierto también perdió un hijo en 2008), el equipo asemejaba sensación de proyecto estable. El fantástico ex –jugador madridista, quien había sido ayudante de Lolo Sainz y técnico de categorías inferiores, se hacía cargo del equipo en 1991 tras la dimisión del incomprendido George Karl (todo un mito en la NBA, e injustamente tratado en España) Luyk se estrenaba con la Recopa en 1992, con la célebre canasta de Ricky Brown tras robo a Fassoulas. La temporada siguiente haría doblete (Liga y Copa), y en su último curso repetiría con el título liguero. En dos temporadas y media Luyk dejaba en las vitrinas blancas dos ligas, una copa y una recopa de Europa. No estaba nada mal, y además tengo el recuerdo de que aquel Madrid de Luyk practicaba un baloncesto bastante agradable de ver. Pero a los dirigentes blancos, con Ramón Mendoza al frente, tan acostumbrados a creer que se gana sin bajarse del autobús y no saber valorar el trabajo de sus hombres, les parecía poco. Era el Madrid de Sabonis y aunque el equipo volvía a mandar en competiciones domésticas, Europa era el objetivo. Dolía especialmente la Final Four perdida con el Limoges de Maljkovic, un equipo muy inferior en calidad pero que a base de marañas tácticas, defensa, y las muñecas de Dacoury y Young, se había convertido en campeón de Europa en 1993. Al año siguiente el Joventut de Obradovic, a la postre campeón con aquel triple de Corny Thompson (esas copas de Europa que se ganaban sin siquiera anotar 60 puntos, de hecho el Joventut anotó 59), se cruzó en el camino continental de Luyk. Mendoza lo tenía claro, para volver a mandar en Europa había que fichar a Obradovic, independientemente de su personalidad, estilo, o capacidad de adaptación a nuestro basket. El nombre por encima del hombre. 


Si el gran objetivo de Zeljko era el cetro europeo, no cabe duda de que se consiguió con la Copa de Europa de 1995. Por lo demás su paso por el Real Madrid no ofrece nada más allá que la Recopa de 1997. No se gana ningún título nacional. Es más, ¡sólo se llega a la final liguera de 1997! En Copa no se llega ni al último partido, y en ACB, exceptuando esa final del 97 perdida con el Barça, en el 96 no se pasa de primera ronda de play offs (eliminados por el Caja San Fernando) y en el 95 el Barcelona nos apea en semifinales. Y hablamos de unas plantillas las de aquellos años en las que formaban jugadores como Sabonis, Arlauckas, Bodiroga, Savic, Herreros… y un tal Pablo Laso. El recuerdo de la Copa de Europa de 1995 ha sido durante muchos años demasiado imponente, pero echando la vista atrás con objetividad, el periodo Obradovic no fue ni mucho menos esplendoroso (y en ningún caso aguanta la comparación con la era actual), además de ser un equipo que practicaba un baloncesto excesivamente lento y especulativo, en aquellos años de imposición de aquel tipo de juego tan nocivo para el disfrute del aficionado.     




Bodiroga, los años de la frustración



Obradovic no es renovado y se marcha a la Benetton dejando entrever ya cierto desastre en el baloncesto blanco (le impusieron en la primera plantilla al hijo del entonces presidente, Lorenzo Sanz, en un caso de nepotismo nunca visto en el club blanco) y comienza otro transitar en el desierto. Se pone al frente de la nave Miguel Angel Martín. “El Cura” era un personaje conocido en el mundo del baloncesto por su buen trabajo en el Estudiantes y el Real Madrid le había contratado como secretario técnico. Su paso por el banquillo blanco es un desastre, malos resultados, mal juego, enfrentamiento abierto con jugadores (Arlauckas, Antunez, Mijailov, Mike Smith…) y la afición dando la espalda al equipo (apenas 3000 espectadores en partido clave de Euroliga ante el Efes Pilsen… Laso está metiendo más de 10000) A finales de Febrero del 98 es destituido y su segundo, Tirso Lorente (fallecido en 2012), se hace cargo de un equipo que cae en semifinales ACB ante el sorprendente TDK Manresa que se proclamaría campeón liguero. Se vuelve a recurrir a Luyk al año siguiente, quien tampoco gana nada. Dos años en blanco. 


Llega Scariolo, entrenador italiano cuyo trabajo en Vitoria no había pasado desapercibido, llevando al entonces TAU a la final ACB en 1998 y a la conquista de la Copa del Rey en 1999. La cosa empieza bien con la liga conquistada en el 2000 en el Palau Blaugrana, muy meritoria ya que aquel roster madridista era una cosa bastante de andar por casa (Djordevic, buenos nacionales como Herreros y los hermanos Angulo, y poco más, frente a los Dueñas,De La Fuente,  Retnzias, Gurovic y los jóvenes Navarro y Pau Gasol) No volvió a ganar nada. Finalista copero y liguero en 2001, en 2002 ni siquiera logró llevar al Madrid a ninguna final. Era la peor temporada de la historia del club blanco (hasta el momento, porque en 2003 aún logramos superarnos) En medio todo el lío Herreros, de quien Scariolo se quería deshacer a toda costa (hubiera sido un error, como se demostró en la liga ganada en Vitoria años después) Eran ya los tiempos de Florentino Pérez, quien lejos de dar estabilidad a la sección de baloncesto lo convertía en un hervidero de agitación constante. 


Si el periodo Scariolo dejó que desear con sólo una liga en tres temporadas, lo peor estaba por llegar. En efecto, aún se podía caer más bajo, y todo ello con esa fastuosidad florentiana y megalómana en la que el trabajo del día a día apenas logra sobrevivir y se busca el éxito a toda costa, cueste lo que cueste, sin reconocer que el éxito significa primero recorrer un camino. 


Comienzan los palos de ciego. La infausta temporada de Imbroda, ya mencionada al comienzo de esta entrada. El argentino Julio Lamas, con otro curso para el olvido, y el esporádico éxito de Bozidar Maljkovic. Boza, técnico experimentado y con personalidad, se trae del Unicaja a Bullock y Sonko y monta un equipo bastante competente con jóvenes fichajes como Hervelle o Gelabale y un jugador destinado a hacer historia como Felipe Reyes. No obstante el juego no acaba de convencer. ¿De verdad alguien veía a Sonko como play-maker? El equipo es un desastre en Europa, pero a esas alturas los aficionados ya estábamos acostumbrados y simplemente una presencia en una Final Four parecía una quimera. Por ello la liga de 2005, con aquel increíble final en Vitoria y el triple de Herreros supo a gloria.      




Herreros, de jubilado con Scariolo, a héroe con Maljkovic



Finalmente la época Malkjovic acaba en 2006, con una liga en dos temporadas. Ese fue todo el botín. Tras muchas especulaciones e infructuosos contactos con técnicos cuya respuesta era negativa (lo que habían cambiado las cosas para que la mayoría de entrenadores dijesen “no” al Real Madrid), la directiva presidida entonces por Ramón Calderón tomaba una decisión controvertida y arriesgada. Se decidía otorgar confianza a un joven entrenador sin experiencia como primer técnico, pero con amplio bagaje como ayudante, conociendo de hecho la casa como segundo de Maljkovic. Joan Plaza llegaba avalado por, entre otros, un Aíto García Reneses que había rechazado la oferta de dirigir al Real Madrid, consciente de la dificultad de poder madurar un proyecto a largo plazo en tan esquizofrénico club. Aíto dice no al Madrid, pero no duda en recomendar a quien fuera segundo suyo en el Joventut. La apuesta por el técnico novato sale bien, y el Madrid de Plaza suma un doblete en su primera temporada, Liga y Copa ULEB, sólo resitiéndosele la Copa del Rey en la que cae en la final ante el Barcelona. Es una gran temporada para el club blanco, no sólo por los resultados, sino porque Plaza transmite sensaciones positivas, de baloncesto comprometido, sacrificado en defensa y alegre en ataque. Es un Real Madrid mucho más reconocible e identificable para el aficionado, basado en el núcleo formado por Raúl López-Bullock-Mumbrú-Hervelle-Felipe Reyes, auténtica guardia pretoriana de Joan Plaza. Por cierto, a mediados de aquella temporada se produce un fichaje destinado a cambiar el rumbo del baloncesto blanco. Un jovenzuelo llamado Sergio Llull, base suplente de Sergio Rodríguez en la selección junior campeona de Europa en 2004, recalaba en el equipo desde Manresa. Apenas jugó once minutos en el total de los play offs por el título, pero las imágenes de su exacerbada alegría celebrando aquel título liguero intuían que el Madrid había fichado a un ganador nato.  El entrenador por su parte se gana crédito suficiente para un siguiente curso en el que la gran ambición es la Euroliga, empresa que aún queda lejana y el equipo cae en el Top 16 quedando por detrás de Maccabi Tel Aviv y Olympiacos. Es la temporada del famoso partido en Vistalegre ante el Maccabi en el que Plaza, con tres arriba y posesión israelí, ordena defensa y no falta personal, clavando Halperin un triple letal que lleva el partido a la prórroga, donde el Maccabi se impondría. Una jugada que dejó muy señalado a Plaza y que incluso originó un debate en la revista Gigantes con una encuesta a distintos técnicos ACB sobre que se debería hacer en esa situación. En Copa del Rey el equipo caía en semifinales ante aquel fantástico Joventut de Rudy Fernández, Ricky Rubio y Aíto, que se proclamaría campeón de aquella edición copera. El gran descalabro llegó en liga. Después de una gran temporada regular (primera posición con 29-5 de balance y Plaza elegido Mejor Entrenador del curso), el emparejamiento con el Unicaja fue un regalo envenenado. Carlos Cabezas acababa de recuperase de una lesión, su ausencia había sido clave para entender que los malagueños, con un gran equipo (Cabezas, Berni, N’Dong, Welsch, Jiménez) estuvieran tan abajo en la tabla. Liderados por el base internacional y un estratosférico N’Dong jugando por encima del aro, el Unicaja eliminaba a los blancos en primera ronda de play offs, y Scariolo se cobraba venganza del Real Madrid. Plaza quedaba muy tocado, pero Calderón, hombre de más paciencia que su antecesor y sucesor Florentino Pérez, seguía confiando en él. En Euroliga se accedía por fin a cuartos de final (después de arrollar en el Top 16 al Maccabi, en cumplida venganza de lo sucedido el año anterior), pero la segunda plaza por peor average que el Barcelona (ambos con balance 5-1) le emparenta con el Olympiacos con factor cancha en contra. Los griegos no fallan en casa e incluso cierran la serie en Madrid en el cuarto partido. La Final Four sigue siendo un sueño. En casa, el Barcelona nos vence en cuartos de final de Copa, y el Baskonia en semifinales de Copa. Plaza parece haber agotado el crédito, y máxime con el retorno de Florentino Pérez y  de nuevo sus aires megalómanos. El balance de Plaza finalmente es de dos títulos en tres temporadas. No es gran cosa visto así, pero hay que reconocer que devolvió ilusión al aficionado y que Vistalegre solía hacer buenas taquillas. Poco duró la capacidad ganadora del equipo de Plaza, pero lo recuerdo como un Madrid agradable de ver y de seguir y con el que como aficionado me resultaba fácil identificarme. Supongo que ayudaba el hecho de que se hacía patente el liderazgo de nuestro gran capitán, Felipe Reyes. Un Felipe al que algunos empezaban a querer jubilar, más aún con la llegada del siguiente entrenador. Pronto el cordobés les haría cerrar la boca a todos.  


Florentino y sus sueños de grandeza. Había que conquistar Europa de nuevo. Ettore Messina era el elegido, quien había conquistado cuatro cetros europeos (dos con el Bolonia y otros tantos con el CSKA Moscú) De nuevo el nombre por encima del hombre, recordando la contratación de Obradovic, sólo que en esta ocasión no se conquistó Europa. De hecho los dos años de Messina, finalizados de manera abrupta con la espantada del siciliano dejando el equipo en manos de su segundo, Lele Molin, significan la última etapa negra del baloncesto madridista. 


Con Ettore llegó además un ex –director deportivo del Barcelona como Antonio Maceiras, provisto además del glamour y prestigio de haber sido asesor de nada menos que los San Antonio Spurs de Gregg Popovich. Florentino debía pensar que como por arte de magia la sola presencia de Messina, a pesar de su desconocimiento de nuestro baloncesto, garantizaría el éxito. Nada más lejos de la realidad. Los datos son abrumadores. 18 fichajes, 58 millones de euros dilapidados, y 0 títulos (e insultantes meneos que nos daba el Barça de Pascual cada vez que lo teníamos delante) Demolición absoluta del núcleo duro de Plaza, que había sido campeón dos años antes. Raúl López y Mumbrú tienen que hacer las maletas, a Hervelle se le aparta del equipo, y Bullock y Felipe Reyes (un Felipe que venía de ser MVP de temporada regular) son condenados al ostracismo. Especialmente injusto es el caso del capitán, ya que muchos aficionados por seguidismo al fulgor del brillo del nombre de Messina, se portan de manera cruel con Felipe, al que acusan de cáncer del equipo. Una vieja historia que se suele repetir con los jugadores más entregados al madridismo en ambas secciones, fútbol y baloncesto. Llegan veteranos en dudosas condiciones físicas (Garbajosa, Hansen), y alguno aunque está a tope (el vigoroso Kaukenas) no se entera de nada. Un Madrid frío, apático, lento y aburrido. El segundo año de Messina, sin embargo, las cosas se hacen mejor. Se vuelve a cambiar medio roster, en ese eterno complejo de Sísifo que acompaña a la entidad madridista constantemente empezando de cero. Fichajes acertados como Carlos Suárez y Sergio Rodríguez dan un aire más dinámico al equipo, y pese a la espantada de Messina tras perder en casa por 18 puntos ante el Sienna, el equipo accede a su primera Final Four… ¡en 15 años!, un campeón del mundo como Felipe Reyes aseguraba de corazón, tal era su hambre de títulos madridistas, que aquel era uno de los momentos más felices de su carrera. Pero el equipo apenas compite frente al Maccabi Tel Aviv, siendo precisamente Felipe el único capaz de dar la cara en aquella final a cuatro. La eliminación en semifinales ACB ante el Bilbao Basket de ex –madridistas denostados por Messina como Raúl López, Hervelle o Mumbru es la agria guinda al amargo pastel que nos dejaba el entrenador italiano, un técnico magnífico cuyo palmarés habla por si solo, pero ejemplo de que triunfar en un determinado escenario y contexto no garantiza hacerlo en otro diferente. Por otro lado, a diferencia de otros técnicos también exitosos pero más perennes como Obradovic, Messina es un entrenador demasiado fiel a su libro, su querencia por las posesiones largas y el ritmo de juego espeso. El baloncesto madridista, con jugadores como Sergio Llull o Sergio Rodríguez, pedía a gritos velocidad y libertad, conceptos que llegarían con el nuevo entrenador.      




Ettore no lo veía, pero había que correr.



Y llegamos al verano de 2011 en el que el Real Madrid en su sección de baloncesto, una vez más, era Sísifo condenado a escalar la ladera con una enorme roca a cuestas para una vez llegado arriba volver a empezar. Comienza el baile de nombres y el festival de rumores, siendo el italiano Pianigiani uno de los que más fuerza cobra para emprender un nuevo proyecto en la entidad blanca. Junto al actual seleccionador italiano se barajan nombres de mucho fuste como Pesic, Repesa (la alegría de la huerta estos dos), Obradovic, Pedro Martínez, Spahija, y el sempiterno Katsikaris. Seguimos sin saber que tiene el sosías griego de Elvis Costello, pero parece no haber año en el que no se le relacione con el Real Madrid. Finalmente salta la sorpresa. Pablo Laso, magnífico ex –jugador y máximo asistente histórico de la ACB, pero con escaso y nada exitoso bagaje como técnico, es el elegido para reflotar la deprimida nave blanca. Las críticas no se hacen esperar, a Laso se le acusa de llegar al cargo por amistad con Herreros, nuevo responsable deportivo de la sección junto a Juan Carlos Sánchez. La pareja Herreros-Sánchez ha sido totalmente despellejada por gran parte de la afición, que años después ha tenido que tragarse sus palabras. Laso, Sánchez y Herreros construyen un equipo campeón de todo, pero cuando muchos insinúan que este es el mejor Madrid de la historia en calidad individual, para restar méritos el entrenador vitoriano, olvidan todo lo que se decía hace años sobre estos mismos jugadores. Felipe estaba acabado, el Chacho era el “chocho”, Llull no sabía jugar de base, Slaughter no tenía calidad para jugar en el Madrid, Nocioni está viejo, Rivers no daba la talla… y para más inri se dejaba marchar a un pívot dominador como Ante Tomic al eterno rival. Juicios precipitados que, como no podía ser de otro modo, se han estado repitiendo durante el dubitativo comienzo de la actual temporada hasta que la Copa del Rey ha vuelto a demostrar que el proyecto de Laso no ha perdido un ápice de competitividad ni de gen ganador. Pero es que resultados al margen, los cuales son incontestables, el gran triunfo de Laso ha sido el de devolver toneladas de ilusión al baloncesto blanco con un estilo alegre y reconocible. El epítome de ese estilo llegó en 2013 con un juego absolutamente fastuoso, puro relámpago. El Real Madrid era un highlight constante, pero las derrotas en finales de Euroliga (después de apalizar al Barcelona en semifinales en un partido para las videotecas) y Liga ACB, volvieron a cargar de razones a los resultadistas. La imagen de Laso en silla de ruedas expulsado del Palau parecía ilustrar el final del proyecto Laso, bonito y romántico pero nada efectivo. No sé ustedes pero yo aquella temporada lo pasé en grande con el juego del equipo. Es la suerte que tenemos los que vivimos convencidos de que no todo en la vida es ganar. El verano fue turbulento. Sísifo revivido. Katsikaris, ¡sí, Katsikaris!, sonando con más fuerza que nunca y el cuerpo técnico de Laso despedido. Un pulso al técnico vitoriano, ya muy querido por la grada y cuya destitución hubiera sido mal vista por los aficionados que llenan todas las semanas el Palacio, un órdago buscando su malestar, forzando su renuncia. Pero Laso no se rindió y nos ofreció a los madridistas la mejor temporada que podamos recordar, sin el brillo en el juego de la temporada anterior, pero con una combinación de espectáculo (porque también hubo espectáculo) y coraje que nos llevó a ganar todos los títulos en juego, y Laso ganándose para siempre un lugar en el panteón madridista.  


Hay datos absolutamente abrumadores, como el hecho de que cogiendo los 30 últimos años de baloncesto madridista, desde 1986, el club blanco ha conquistado 27 títulos oficiales. 11 de ellos en la era Laso. Dicho de otro modo, en 25 años el Real Madrid se hizo con 16 títulos. En 4 años y medio con Laso ya se han obtenido 11. Si estrechamos más el contexto histórico, vemos que en los últimos 20 años, desde 1996, se han conseguidos 16 títulos, ¡11 de ellos con Laso! Si analizamos los últimos 15 años, la cosecha son 14 títulos, es decir, en los últimos 15 años sin Laso sólo hemos ganado dos ligas (Maljkovic y Plaza) y una ULEB (Plaza), y con Laso todo lo demás. ¿Hay alguien ahí que siga negando la importancia de Pablo Laso en la historia reciente del Real Madrid? 


A continuación ofrecemos un listado de todos los entrenadores oficiales que han pasado por la entidad blanca en su sección de baloncesto por orden cronológico, y el número de de títulos cosechados igualmente oficiales nacionales e internacionales con el club madridista. Que el lector juzgue el lugar que corresponde al vitoriano. 





Ganar, ganar, ganar, y volver a ganar... 





Segundo Braña: 1 temporada. 0 títulos.

Cholo Méndez: 4 temporadas. 0 títulos.

Anselmo López: 3 temporadas. 0 títulos.

Claudio Alonso: 1 temporada. 0 títulos.

José Borrero: 1 temporada. 0 títulos.

Felipe Kaimo Calderón: 1 temporada. 0 títulos.

Freddy Borrás: 4 temporadas. 3 títulos.

Ignacio Pinedo: 4 temporadas. 4 títulos.

Jacinto Ardevinez: 1 temporada. 0 títulos.

Pedro Ferrándiz: 13 temporadas. 27 títulos.

Joaquín Hernández: 2 temporadas. 3 títulos.

Robert Busnel: 1 temporada. 2 títulos
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Lolo Sainz: 14 temporadas. 24 títulos.

George Karl: 1 temporada y media. 0 títulos.

Wayne Brabender: media temporada. 0 títulos.

Ángel Jareño: media temporada. 0 títulos
.
Clifford Luyk: 3 temporadas y media. 4 títulos.

Zeljko Obradovic: 3 temporadas. 2 títulos.

Miguel Ángel Martín: media temporada. 0 títulos.

Tirso Lorente: media temporada. 0 títulos.

Sergio Scariolo: 3 temporadas. 1 título.

Javier Imbroda: 1 temporada. 0 títulos.

Julio Lamas: 1 temporada. 0 títulos
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Bozidar Maljkovic: 2 temporadas. 1 título.

Joan Plaza: 3 temporadas. 2 títulos
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Ettore Messina: 1 temporada y media. 0 títulos.

Lele Molin: media temporada. 0 títulos.


Pablo Laso: 4 temporadas y media. 11 títulos.
  

lunes, 22 de febrero de 2016

A CORUÑA, TALISMÁN MADRIDISTA




Pablo Laso, garantía de éxito para el Real Madrid




Prosigue el idilio de la bella ciudad gallega con el Real Madrid de baloncesto. Cuatro ediciones de Copa del Rey saldadas con cuatro triunfos madridistas. El equipo de Laso, legendario ya dentro de la historia de nuestro deporte (nunca se habían conseguido tres copas seguidas con el actual formato), toma el relevo del equipo de Emiliano, Luyk, Brabender, Cabrera o Rullán, dirigidos por el mito por excelencia del banquillo blanco, Pedro Ferrándiz, que en 1972 derrotaba al Joventut en la gran final. Posteriormente en 1989 el Madrid de Petrovic, con el segundo gran mito blanco en cuanto a técnicos Lolo Sainz (Pablo Laso es ya por derecho propio el tercer gran mito entre los entrenadores madridistas), vencía al Barcelona de Epi, Jiménez y Aíto por 85-81 (curiosamente el mismo resultado con el que se impusieron ayer al Gran Canaria en la última final de este torneo), y en 1993 el equipo de Sabonis y otro mito en el banquillo, en este caso como jugador como ha sido Clifford Luyk (quizás lo hubiera llegado a ser como técnico también si hubieran tenido paciencia con su trabajo, la paciencia, ese bien tan escaso en los últimos tiempos en la entidad madridista con Florentino Pérez convertido en constante espada de Damocles para sus entrenadores), se hacía con un nuevo entorchado venciendo al Joventut en la tercera final coruñesa.   


Prosigue también el idilio de Pablo Laso con este torneo del KO, en sus cinco cursos al frente de la nave blanca ha obtenido cuatro títulos. Sólo en 2013, en su segundo año como entrenador madridista, no obtuvo premio al caer en el partido de cuartos de final ante un Barcelona a la postre campeón y que no había llegado a la final a ocho como cabeza de serie, de ahí que el sorteo emparejase a los dos colosos de nuestro basket. En total Laso ha disputado 13 partidos coperos, encuentros a vida o muerte sin segunda oportunidad, y ha salido airoso en 12 de ellos. Dato demoledor que demuestra lo infundadas de las críticas (cada vez menos) sobre su trabajo y su incapacidad para dirigir al equipo en los momentos decisivos. El proyecto de Laso continúa vigente y sigue siendo ganador para la entidad blanca, pese a llegar a una final a ocho muy lejos de su mejor momento de forma, sin uno de sus hombres clave, Rudy Fernández, y con varios jugadores tocados. No ha tenido el equipo blanco el brillo de otras ocasiones, pero ha sabido sacrificarse en defensa (cargándose de faltas personales de manera inusual tanto en semifinales como en la final), luchar por cada rebote como si fuera el último, y jugar con descaro y sin miedo (pura etiqueta de Laso) los minutos finales de los partidos, escenario donde a otros equipos les pueden temblar las piernas, no a este grupo de jugadores entregados a una idea baloncestística reñida con el basket-control y la especulación (definitivo el tiempo muerto de la final en el que con ocho arriba Laso pedía a sus jugadores que el crono corriera en defensa, no en ataque… puro lasismo) Analizaremos con detalle en otra entrada esta nueva obra dentro de la arquitectura lasista, el personaje lo merece.  


El Real Madrid llegaba a la final después de pasar por encima del sorprendente Fuenlabrada en cuartos de final. Fue el único partido falto de suspense durante los cuatro días de esta competición. Llull (11 puntos y 6 asistencias), Ayón (12 puntos y 7 rebotes) y Carroll (18 puntos), demostraban, tal y como muchos analistas apuntábamos, que eran los tres hombres que llegaban en mejor momento de forma dentro de la escuadra blanca, el núcleo básico en el que Laso debía confiar para un nuevo éxito copero. La buena noticia para el aficionado madridista estaba en ver a Felipe Reyes, pese a su maltrecho hombro, formar como titular (dejando 10 puntos y 7 rebotes) y al otro jugador dudoso, Andrés Nocioni, firmar unos 14 puntos y 5 rebotes que demostraban que el argentino se crece cuando llegan las grandes citas. El Fuenlabrada se despedía a las primeras de cambio, pero tiene un mérito enorme su presencia en esta final a ocho, en la que Ivan Paunic con sus 17 puntos y 7 rebotes para 34 de valoración, dejaba los mejores números individuales del club fuenlabreño en su historia copera. Hablando de valoración, los 136 de valoración conjunta del Real Madrid en su primer partido suponían un nuevo record en la competición. Los de Laso despejaban dudas de golpe, pero en semifinales esperaba el equipo de moda en Europa, el Laboral Kutxa de Velimir Perasovic. 


Pero bien pudo darse otra sorpresa en el encuentro de cuartos ante el pseudo-anfitrión Río Natura Monbus (club afincado en Santiago de Compostela) y el cuadro baskonista, pese al inicio arrollador de los de Perasovic (12-24 en el primer cuarto) La buena defensa gallega en el segundo acto, y su acierto en ataque en el tercero, les hizo llegar al último parcial incluso por delante en el marcador (60-58) En un final igualado la estrella “local”, Wacynski, quien lleva 27 tiros libres sin fallo en Liga Endesa, erró desde el 4,60 un lanzamiento a falta de 3 segundos que hubiera supuesto el empate. Impresionante la lucha del Obradoiro, que finalmente no tuvo resultado. El hombre del partido sin duda fue Adam Hanga (gran temporada la suya), con sus 6 triples de 7 intentos, y Bourousis con 13 puntos y 8 rebotes iba dejando su candidatura para el MVP. 


Una semifinal entre Real Madrid y Baskonia siempre es partido de alto voltaje, siendo dos equipos con habituales cuentas pendientes, y este curso con el añadido del morbo Bourousis. Los de Laso hicieron minutos de gran baloncesto en ambos lados de la pista, con Willy Hernángomez minimizando el efecto Bourousis, como posteriormente haría Lima, y Sergio Rodríguez dirigiendo a un gran nivel. Pero precisamente el Chacho sufrió la calidad de un Darius Adams y su juego de puro street-ball, martilleando el aro rival a base de triples, alguno tras crossover dejando en evidencia la defensa del base madridista. Los de Perasovic, gracias a la inspiración del de Illinois, se iban al descanso 4 arriba (44-40) El propio Adams con un nuevo triple daba la máxima diferencia para los baskonistas, que se iban de siete. El Madrid no perdía la cara al partido, pero siempre por debajo en el marcador, con diferencias entre 4 y 6 puntos, y viendo como sus jugadores se cargaban de faltas personales. Los blancos capeaban el temporal e incluso Sergio Rodríguez les ponía por delante, pero un contrataque del siempre peligroso Hanga ponía el 61-60 con un punto a favor de los de Perasovic para comenzar el último acto. Las espadas por todo lo alto. Hanga y Bourousis estiraban el marcador al comienzo del cuarto periodo (65-60) Maciulis (gran torneo el suyo) respondía con un triple y 5 puntos seguidos de un inspirado Chacho volvían a poner por delante al Madrid con un parcial de 0-8. Eran buenos momentos para los de Laso, más seguros en el intercambio de canastas, llegando a ponerse 6 arriba (69-75) Y apareció de nuevo Bourousis, con dos triples seguidos que empataban el partido, el primero señalando al banquillo blanco y el segundo sacando la lengua al más puro estilo Petrovic. Más leña al fuego. Carroll se sacaba un 2+1, Adams volvía a castigar desde el triple. Se llegaba al último minuto, a los maravillosos últimos 75 segundos de Sergio Llull. Primero una penetración para poner el 78-80. A Adams se le acababa la pólvora y fallaba su lanzamiento triple, rebote para Felipe. Ataque estático para el Madrid que culminaba Llull con otra penetración a tablero marca de la casa, donde Bourousis no podía llegar. 78-82. Causeur estrechaba el marcador desde el tiro libre, 80-82. Con poco más de 30 segundos por disputarse el balón volvía a estar en manos del menorquín. La ortodoxia pediría agotar posesión lo máximo posible, pero Llull es un genial heterodoxo que no entiende de dogmas baloncestísticos. Su juego es pura intuición y si hay que saltar al vacío no le cabe la menor duda en hacerlo.  Tiro lateral en carrera para poner el 80-84 prácticamente definitivo a 27 segundos para el final. Adams volvía a fallar un triple ya a la desesperada y el propio Llull cerraba el pase a la final desde el tiro libre. 8 puntos en 75 segundos. Una locura. El Madrid a la final después de lo que había sido ya una final anticipada, ya que del duelo contra el Baskonia saldría el equipo que iba a ser más favorito que nunca en una final reciente de este torneo, gracias a la sorprendente resolución del otro lado del cuadro.     




Aíto, el magisterio que no cesa.



Y es que ni los analistas más excéntricos y atrevidos hubieran podido apostar por un Gran Canaria finalista de esta edición copera. Ni siquiera parecía factible que fuesen capaces de superar a un Valencia con marca 19-1 en Liga Endesa, y que había ganado de 25 puntos en el único partido que había enfrentado a ambos equipos esta temporada hasta la fecha. Fue un partido de alternativas y parciales (los de Aíto llegaron a hacer un 0-21) y que parecía encarrilado para los de Pedro Martínez con el 67-57 que mostraba el luminoso a 9 minutos para el final. Los amarillos dieron un paso adelante en defensa provocando fallos y pérdidas del rival, para con otro parcial de 0-8 volver a meterse en el partido. Con toda la tensión de un final igualado, Xavi Rabaseda emergió como héroe improvisado. Un triple suyo ponía 5 arriba a los canarios a falta de dos minutos para el final, además de otra canasta de 2 en un 2+1 en el que erró el tiro libre. 5 puntos, lucha en el rebote y defensa en los momentos claves del partido le convirtieron en el factor decisivo para Aíto. Finalmente la frialdad en los tiros libres de Pangos y Oliver dieron el pase al Gran Canaria a semifinales por segunda vez en su historia. Era la segunda gran sorpresa del torneo. 


Y es que anteriormente el Barcelona de Xavi Pascual, otro de los grandes favoritos a alzar la Copa, quedaba eliminado a las primeras de cambio frente a un gran Bilbao Basket. En ningún momento los azulgrana se sintieron cómodos ni pudieron dominar el partido ante un rival que encontró primero en Hervelle y posteriormente en Ruoff sus dos grandes armas ofensivas, mientras el equipo se dejaba la piel en defensa. A eso hay que sumarle el trabajo de un Alex Mumbrú líder ejemplar y clave con un rebote en ataque y el último robo de balón del partido. Tomic confirma su deprimente estado de forma y sus fallos en los tiros libres, especialmente uno que hubiera empatado el partido a falta de 3 segundos, fueron una losa para los de Pascual. Un Pascual cuyo ya largo y exitoso proyecto, en el que lo ha ganado absolutamente todo con este equipo, puede tambalearse definitivamente esta temporada si su escuadra no endereza el rumbo. El botín de la Supercopa empequeñece tras este descalabro, y más teniendo en cuenta la sequía en títulos de la pasada temporada. 


De modo que nos encontramos con una semifinal improvisada entre Bilbao y Gran Canaria. Cualquiera de los dos equipos haría historia con el pase a la final. Aíto, de nuevo ante un ex –alumno aventajado (Sito Alonso en este caso) Veteranos cargados de toneladas de ilusión frente a frente (Hervelle, Mumbrú, Raúl López, Oliver, Savané…) Un partido a priori muy bonito, sobre todo por lo incierto del pronóstico. Los de Sito realmente hicieron un partido soberbio durante dos cuartos y medio y llegaron a dominar al rival por 19 puntos de diferencia. Parecía visto para sentencia, pero el Gran Canaria se confirmaba como el particular Olympiacos de esta edición copera y labraba una gran remontada paso a paso, sin parciales demoledores pero limando poco a poco la diferencia trabajando en defensa, con Baez hiperactivo, y sobre todo con un Albert Oliver inconmensurable echándose el equipo a la espalda y anotando canastas de todos los colores, desde el exterior o incluso al poste bajo. Con la mentalidad ganadora de quien viene desde detrás, finalmente el equipo de Aíto consumó la remontada con un sobrio Kevin Pangos, desaparecido durante todo el choque pero decisivo en los minutos finales. Histórico García Reneses, accediendo a su decimosegunda final de Copa, con cuatro equipos distintos, siendo sin duda ésta con el Gran Canaria la más meritoria en su larga carrera.


Pocos apostaban por el equipo insular en la finalísima ante un Real Madrid que tiene tomada la medida a esta competición, pero la ilusión canaria nos regaló una gran final no resuelta hasta los minutos finales. Los de Laso fueron superiores y justos vencedores, pero el Gran Canaria tuvo sus opciones e incluso se vio por delante en el marcador durante varias fases del tercer cuarto. El 48-45 mediado el citado tercer acto, tras triple de Oliver, fue la última vez que se vieron por delante, con un Oliver reviviendo el espíritu de aquel Chichi Creus que le diese Copa y Liga al Manresa bordeando los 40 años de edad. Bueno, Oliver “sólo” tiene 37, y viéndole jugar da la sensación de que está en el mejor momento de su carrera. Hasta en eso ha sido sorprendente esta Copa, un torneo que habitualmente sirve de espaldarazo para nuestros jóvenes talentos, pero que en esta ocasión ha servido de reivindicación de veteranía, con jugadores como Oliver o Mumbrú liderando las gestas de sus equipos, o incluso de un técnico como Aíto que tras décadas de magisterio baloncestístico aún tiene cuerda para seguir haciendo historia y llevar al Gran Canaria a la primera final copera de su historia (recordemos que la pasada temporada los llevó a la primera final europea, de Eurocup, concretamente) Donde si pudimos ver las estrellas del mañana fue en la Minicopa, ganada, para redondear la faena, también por el Real Madrid y de manera incontestable, de principio a fin y apalizando al Joventut en la final por nada menos que 102-50. El pívot Usman Garuba ha sido elegido MVP con sus estratosféricas medias de 11.5 puntos, 22.8 rebotes, 3.7 asistencias y 4 recuperaciones por partido, para una valoración media de 35. También es pívot el MVP de la Copa, un Gustavo Ayón que con este galardón individual calla las bocas de aquellos quienes, de nuevo de manera infundada, acusan a Laso de no sacar provecho de sus jugadores interiores, y parece ser que añoran a gigantes como Ante Tomic. Viendo la trayectoria del Madrid de Laso sin el croata, y el palmarés de Ante con Pascual, hay que estar muy obnubilados por el fanatismo para no darse cuenta de que el Madrid acertó no renovando a Tomic. Pero como digo, ya analizaremos en profundidad el trabajo (y éxito, van de la mano) de Laso en otra entrada. Un Laso que no para de llenar de títulos las vitrinas blancas dejando en evidencia lo ridículo de los argumentos de sus cada vez menos numerosos detractores.   




El éxito de Ayón. A Laso también le gustan los pívots.





EL QUINTETO DE LA COPA:    


ALBERT OLIVER (GRAN CANARIA): 13 pts, 2 rebs y 3.6 asists por partido. 14 valo.
SERGIO LLUL (REAL MADRID): 9.3 pts, 3 rebs, 5 asists y 1.3 robs p.p. 13.6 valor.
JONAS MACIULIS (REAL MADRID): 11.3 puntos y 3.6 rebotes p.p. 12.3 valoración.
EULIS BAEZ (GRAN CANARIA): 8.3 puntos y 6 rebotes por partido. 10.6 valoración.
G. AYÓN (REAL MADRID): 13.6 pts, 6.3 rebs, 2 asists y 1.7 robs p.p. 20.3 valoración.


ENTRENADOR:



PABLO LASO (REAL MADRID)





jueves, 18 de febrero de 2016

UN VISTAZO A LA COPA




El objeto del deseo



Comienza la final a ocho de la Copa del Rey ACB, cuatro días que convertirán A Coruña en la auténtica capital europea del baloncesto, ya que es uno de los acontecimientos deportivos más interesantes de todo el calendario anual. Toca por tanto escribir unas líneas sobre como vemos desde nuestro blog esta nueva edición del evento.



Si de favoritismos hablando, diría que Laboral Kutxa y Barcelona llegan un peldaño por encima de los otros dos grandes, Real Madrid y Valencia. Mojándonos más y si tuviéramos que dar a un único favorito, apostaríamos por el equipo de Perasovic. Ningún otro equipo llega en un momento de forma tan excepcional. A su rival en cuartos de final, Río Natura Monbus, le ha derrotado en ambos partidos ligueros (82-75 en Vitoria, y el contundente 69-86 de la pasada semana en Santiago de Compostela), si en una hipotética semifinal se midiese al Real Madrid, los antecedentes también son positivos, ya que en partido de Liga Endesa y con un descomunal Bourousis (24 puntos y 8 rebotes) tumbaron al Real Madrid en el Buesa Arena por 86-80. Aún más impactante fue su victoria sobre los blancos en Euroliga, a domicilio por 68-77. Si llegase a la gran final y tuviese por rival, como sería lo más probable, a Valencia o Barcelona, hay que recordar entonces que este Baskonia es el único equipo que ha derrotado en liga a los de Pedro Martínez (79-73, hace apenas dos semanas), aunque perdieron en el partido de ida en La Fonteta (85-78, a principios de Noviembre) Mejores sensaciones incluso han dejado ante el Barcelona de Xavi Pascual, a los que derrotaron en liga por 87-79 (finales de Noviembre) y sorprendieron en Euroliga más recientemente asaltando el Palau por 78-81 con otra gran exhibición de Bourousis (24 puntos y 8 rebotes) Han ganado 9 de los últimos 10 partidos ligueros, y llevan cuatro victorias europeas consecutivas, en un grupo tan fuerte como el de su Top 16, con dos exhibiciones locales ante Brose Basket y nada menos que CSKA y ganando en pistas como el Palacio de Los Deportes de Madrid o el Palau Blaugrana. Bourousis es el jugador más valorado en ACB (21,3 de media) y segundo en Euroliga (21,82), sólo por detrás de Nando De Colo. Por tanto considerar a este Laboral Kutxa como principal favorito no es en absoluto ningún brindis al sol si no el producto de un análisis objetivo. Cierto es que en cualquier torneo en el que participen Real Madrid y Barcelona siempre van a ser considerados más favoritos que ningún otro, pero el escudo baskonista también sabe lo que es ganar títulos. En concreto en Copa del Rey suma seis entorchados, y aunque parece ya lejano el último (2009), Perasovic les ha devuelto el gen ganador. El propio Perasovic ganó este título como jugador en 1994 vistiendo la elástica alavesa, y posteriormente en 2006 como entrenador baskonista, siendo junto a Pablo Laso el único ganador del título en ambas etapas, como jugador y como técnico. A nadie debería sorprender ver el domingo a los Bourousis, Causeur y compañía levantando la Copa.  Todo ello a pesar de la baja de Tornike Shengelia, pero es un aspecto éste, el de las bajas, que todos los equipos comparecientes a esta cita lo sufren en mayor o menor medida.    




Perasovic y Laso, abrazados y ganando títulos para el Baskonia.



El Barcelona, pese a cierta irregularidad en su campaña (algo habitual en la era Pascual), llega a la cita también muy fuerte. Recuperan a Carlos Arroyo aunque pierden músculo en la zona con la baja reciente de Shane Lawal. Han reaccionado rápido en los despachos contratando a un viejo conocido como Joey Dorsey, pero las noticias apuntan a que no llega a tiempo para la Copa. Frente a su rival en cuartos, el Dominion Bilbao Basket, sólo han disputado un partido, en liga y con victoria azulgrana por 66-57. Contra su hipotético rival en semifinales, el Valencia, disputaron un auténtico partidazo en el Palau saldado con victoria visitante por 91-94 tras prórroga. Frente a Baskonia como ya hemos comentado mordieron el polvo por partida doble (ACB y Euroliga) y por partida doble se lo hicieron morder al Real Madrid, en ambas ocasiones a domicilio, siendo el liguero un partidazo por parte de los de Pascual, y el europeo decidido en ese final a cara o cruz por la muñeca de Doellman. Tienen mucha hambre después de la pasada temporada en la que no se llevaron ningún título al zurrón. De momento tienen la Supercopa, pero quieren más. Pascual ha ganado ya tres ediciones y parecía el gran dominador de este torneo… hasta la llegada de Laso. Quiere desempatar con el vitoriano, que también tiene tres entorchados como técnico. Satoransky, Ribas y Doellman están a un gran nivel, y si Tomic recupera su mejor versión esta Copa puede tener color azulgrana. 


El Valencia llega como líder liguero, realizando una gran temporada, pero con la amargura de su eliminación en Eurocup. No son favoritos pero el hecho de encabezar la tabla ACB les otorga unas expectativas que quizás no puedan cumplir, ya que da la sensación de que su temporada está yendo de más a menos. Ganaron 28 partidos de manera consecutiva, pero desde el 19 de Enero, cuando el Limoges les inflige su primera derrota de la temporada, han ganado cuatro encuentros por otras cuatro derrotas en sus últimos ocho partidos. No obstante deberían avanzar en esta competición frente a un Herbalife Gran Canaria al que derrotaron con rotundidad en ACB (86-61) La baja de Van Rossom les deja cortos en rotación exterior, máxime teniendo en cuenta que hay dudas con el estado de Lucic. El triángulo Vives-Martínez-San Emeterio cargará con la responsabilidad por fuera, y por dentro Dubjlevic y Hamilton llegan en un gran momento de forma, especialmente el montenegrino (16 puntos de media en sus últimos 6 partidos ligueros) De cara a una hipotética semifinal frente al Barcelona, y con el recuerdo del intenso partido liguero reciente, tendrían sus opciones, aún con cierto favoritismo azulgrana en nuestra opinión. De llegar a la gran final del domingo, y en vista del nivel actual del Baskonia, no les daríamos apenas chance frente a los de Perasovic, no así contra el Real Madrid, ya que creemos que los blancos, de conseguir acceder al último partido, lo harían tras un gran desgaste físico. Además hay que recordar que el Laboral Kutxa es el único equipo que les ha derrotado en ACB, mientras que los de Laso fueron derrotados por los taronja en la primera jornada liguera (82-88)    



Discípulo frente a maestro.



Desde que llegase Pablo Laso al Real Madrid, en una etapa realmente exitosa y jalonada por títulos, ha sido la Copa del Rey particularmente el título que mejor se le ha dado al club blanco. La edición de 2012 fue una declaración de principios, con una espectacular final ante el Barcelona de Pascual al que derrotaron por 74-91 en una explosión de baloncesto ofensivo que hacía tiempo no se recordaba en ACB. En 2013 los azulgrana se vengaron en cuartos de final, pero los dos últimos años han tenido idéntico desenlace: el Real Madrid levantando la Copa dejando al Barcelona con la miel en los labios. En 2014 con esa canasta lateral de Llull prácticamente sobre la bocina, y en 2015 con un gran Rudy Fernández, baja sensible para esta edición. Y es que en ninguna de las anteriores temporadas llegaban los blancos con tantas dudas y arrastrando tantos problemas físicos. Rudy, la navaja suiza de Pablo Laso, sigue en el dique seco. Felipe Reyes y Andrés Nocioni son duda, y en caso de llegar lógicamente no lo harán al cien por cien, y Sergio Rodríguez lleva semanas arrastrando una molesta pubalgia. Demasiados contratiempos para un equipo que necesita de su mejor tono físico para realizar ese baloncesto de velocidad de crucero con el que suele deleitar al aficionado. Por si fuera poco abrirán frente a un rival que ya sabe lo que es ganarles esta temporada. El sorprendente Fuenlabrada apuntilló gran parte de sus opciones para estar en A Coruña con un memorable partido en Liga Endesa hace justamente un mes con un enorme Josip Sobin dejando al descubierto las carencias defensivas interiores de los blancos (24 puntos con una serie de 12 canastas de 13 intentos en el tiro) El Baskonia, rival que se vislumbra en semifinales, les ha derrotado en las dos ocasiones en las que se han enfrentado este curso, al igual que el Barcelona, posible rival en una hipotética final, y el Valencia, quien les derrotó en liga. Dicho de otro modo, el Madrid no ha logrado ganar a ninguno de los otros tres grandes esta temporada. Se antoja difícil que un equipo tan renqueante como éste pueda realizar tres buenos partidos frente a tres duros rivales en tan solo tres días. Sus opciones pasan porque Llull y Ayón mantengan su gran estado de forma, y que Carroll continúe lanzando al nivel de esta temporada (increíble 53% en triples en ACB, con 50 dianas en 94 intentos… aunque baja bastante en Euroliga, con un 34% resultado de 23 aciertos de 67 triples intentados), pero lo cierto es que por mucho que respondan estos tres hombres, Laso va a tener que realizar equilibrios con las rotaciones y rezar para que al Chacho la pubalgia le dé una tregua durante el fin de semana y que el gladiador Felipe Reyes milagrosamente se olvide de que tiene un esguince en su hombro derecho. Este Real Madrid aún puede dar mucha guerra esta temporada en Europa y ACB, pero hay que admitir que esta Copa no les pilla en el mejor momento. 


La Copa suele ser escenario propenso a las sorpresas, pero parece difícil que cualquiera de los otros cuatro equipos pueda avanzar a semifinales. Hay que darle algún crédito al Gran Canaria, siempre competitivo, y en el que el maestro Aíto tratará de sorprender a uno de sus más avezados discípulos como es Pedro Martínez, con la conexión Pangos-Omic como mejor arma y un Albert Oliver manteniendo un interesante duelo generacional frente a Guillem Vives. El Fuenlabrada, como ya hemos dicho, sabe lo que es ganarle al Real Madrid, y si Sobin repite una actuación como la del partido liguero y los exteriores Tabu, Paunic y Popovic mantienen su extraordinario nivel de últimas fechas, pueden poner contra las cuerdas al Real Madrid. Competitividad siempre ofrece el Bilbao del veterano Alex Mumbrú que está realizando, con 36 años, algunos de los mejores partidos de su carrera, y el Río Natura Monbus tratará de darle alguna alegría a la parroquia gallega. Aun así ninguno de estos cuatro equipos parece capacitado para avanzar más allá del primer partido a día de hoy. 



Respecto a nombres propios, ya hemos citado unos cuantos. Bourousis, Hanga, Causeur Doellman, Satoransky, Ribas, Llull, Ayon, Carroll, Vives, Dubjlevic, Hamilton, Omic, Paunic, Popovic, Waczynski o Mumbrú llegan en un momento de forma que hace que tengamos que estar atentos a sus evoluciones en la cancha. Respecto al MVP, y teniendo en cuenta que hay un 99,9% de posibilidades de que lo gane un integrante del equipo campeón, y considerando favorito al Baskonia, no podemos menos que apostar por un hipermotivado Ioannis Bourousis como el hombre clave del largo e intenso fin de semana copero que arranca hoy Jueves.  




Bourousis llega con hambre a la Copa