miércoles, 30 de mayo de 2012

FRUSTRACIÓN, ESPECTÁCULO Y MAQUIAVELO

Estatua dedicada a Nicolas Maquiavelo en su Florencia natal.


Pasadas ya varias horas del espectacular tercer partido de la serie semifinal por el título entre Real Madrid y Caja Laboral, trato de desprenderme de la molesta sensación de frustración y cabreo que me poseyó, no sólo a la finalización del encuentro, si no durante todo el transcurso del mismo. No se asusten. Si han tenido la desgracia de seguir este blog creo que ya nos vamos conociendo y saben que trato de hacer de la mesura bandera, más que nada porque el mundo del deporte ya está lo bastante empozoñado como para seguir echando basura sobre un campo de la vida en el que soy incapaz de compartir la irracionalidad y el abrazo de las bajas pasiones. Se que hay gente que vive feliz y convencida de que está en lo correcto viendo las cosas distorsionadas a través del color del cristal que han elegido, o para quienes desear la muerte del rival es lo más sano y normal del mundo, y que incluso creen (y lo creen muy seriamente, algo realmente de psiquiátrico) que se es mejor o peor persona por ser de un determinado equipo y no de otro. Vamos al lío. Muy raramente me verán hablando de los árbitros, y esta va a ser una ocasión excepcional. Tampoco vamos a incidir demasiado sobre el asunto, la serie está siendo tan apasionante que sigo viendo el arbitraje en muy segundo plano. El 1-2 con el que domina el play off el Caja Laboral es justo, como también lo sería un 2-1 a favor del Madrid. 

El Madrid no está cómodo, Ivanovic le está ganando la partida a Laso, y se está jugando al ritmo que le conviene al Baskonia. En los momentos en los que el Madrid está encontrando su juego (segunda parte del segundo partido, último cuarto del tercero), los blancos si están siendo superiores. El equipo madridista realizó sus mejores minutos de baloncesto en el comienzo del último parcial de ayer, con un espectacular parcial de 2-15. Uno de esos parciales brutales en los que un equipo juega a velocidad de crucero en ambos lados de la cancha y tiene al rival noqueado. Un parcial y unas sensaciones que no veía posiblemente desde el Eurobasket 2009 con la selección española frente a Lituania (lo que significó el punto de inflexión para un equipo que viajaba plagado de dudas y acabó barriendo a sus rivales para colgarse el oro a partir de "encontrarse" en la pista en un momento concreto de aquel partido) Ese momento lo encontró ayer el equipo de Laso, y fue cortado de cuajo por una antideportiva de Begic que vuelve a meter en el partido a un rival que no sabía de donde le venían los golpes, con un entrenador que había arriesgado muchísimo gastando sus dos tiempos muertos (con el parcial de 0-6 y de 0-8) buscando en vano que el Madrid volviese a la incomidad habitual con la que se está encontrando en toda la serie. La jugada deja el mal sabor de haber visto tres días antes una acción similar con Sergio de Llull de protagonista recibiendo una falta igual de flagrante en un contrataque que no fue sancionada de la misma manera. La acción supone incomprensiblemente dos intencionadas para el pivot esloveno del Real Madrid tras recibir un empujón en el pecho de un inteligente Fernando San Emeterio que sabía que era el momento de "desconectar" al rival. No obstante el equipo se repuso y tuvo en su mano la victoria, el Caja Laboral llevó el partido a la prorroga por deméritos del rival que no podemos pasar por alto. Una prorroga, por otro lado, que el Madrid afronta sin "cincos" y con tres eliminados, misión casi imposible y que hizo que ni una jugada tan espectacular como el mate tras rebote ofensivo de Nemanja Bjelica (gran noticia su largamente esperada explosión, por fin producida) la pudiese ver con los mismos ojos que sin tener esta sensación de asistir a una prorroga tremendamente condicionada.   

¡Esa mano!


Pero como digo la frustración no vino sólo al final del partido, ni al comienzo de la prorroga, ni con la expulsión de Begic. Un triple anulado a Carlos Suárez en los primeros compases del partido, por mucho que estemos hablando de una jugada muy puntual y con 30 y pico minutos por delante, ya me hacía pensar que, en una eliminatoria ya de por si tremendamente complicada e incómoda, nos veíamos obligados en ese partido clave a tener que pelear y luchar el doble que el rival. ¡Y vaya si se peleó! Los 48 rebotes capturados, 15 de ellos en ataque, son una buena muestra del coraje con el que el equipo blanco se empleó en la pista a la hora de luchar por cada balón. Para "compensar" esta brutal superioridad a la hora de atrapar balones, el Caja Laboral encontró una vía de salvación doblando en tiros libres al Real Madrid, todo ello a pesar de ser el equipo madridista quien constantemente buscaba anotar dentro de la zona, donde el contacto es mucho más explicito, y ante la ausencia de la brillantez anotadora exterior que otras veces tan buenos resultados ha dado a los de Laso (en este aspecto hay que destacar la enorme eliminatoria que está realizando Brad Oleson, otro con "cuentas pendientes" frente a un Real Madrid en el que no pudo ni llegar a debutar gracias al "buen ojo" de Messina dentro de esa especie de "supermanager" al que jugó en su infame paso por este club... como decimos, muy destacable el papel de Oleson, no sólo martilleando sin piedad el aro rival en cuanto tiene ocasión, si no además facturando una antológica defensa sobre un Jaycee Carroll al que tiene totalmente desquiciado, recordando al completísimo escolta que fue en Fuenlabrada, y demostrando que es uno de los exteriores con mejores piernas de la Liga Endesa... si el baloncesto ha de jugarse en ambos lados de la cancha, Oleson está siendo el hombre clave del play off) 

Otro jugador especialmente motivado en esta eliminatoria es Maciej Lampe, quien esta misma semana se descuelga con unas declaraciones en las que la Casa Blanca no sale muy bien parada respecto al trato recibido por él y su familia cuando aún era un chaval menor de edad. El polaco de aquella apuntaba ya a ser un jugador muy apreciable, camino de convertirse en uno de esos 7 pies con capacidad para jugar por fuera. No ha llegado tan lejos de donde por potencial debiera, pero su caso es un ejemplo más de la poca paciencia del Real Madrid con jugadores jóvenes, canteranos, y proyectos de futuro.   

El chaval en quien no confiaron.


Sea como fuere, y obviando temas arbitrales, que como digo afortunadamente quedan en un segundo plano cuando con el espíritu ya calmado uno piensa exclusivamente en lo bueno y bello del juego, el play off entre Madrid y Baskonia está siendo de los que hacen afición, un empujón a la vertiente más espectacular del baloncesto, esa que en demasiadas ocasiones aparece en desuso, de modo que en ese sentido la eliminatoria es una gran noticia para todos los aficionados. 

De todas las derrotas siempre hay que procurar sacar algo positivo, independientemente del resultado, todo lo que se haga siempre tiene que valer para el futuro. Por eso siempre defendemos a los entrenadores que aún con un marcador decidido no permiten nunca bajar los brazos a sus jugadores, aunque ganen o pierdan por 40 puntos, todo lo que sigan haciendo en la cancha les puede valer para el partido siguiente. Pero, ¿cómo se gestiona una frustración?, después de haber luchado lo indecible contra todo y contra todos durante 45 minutos para verse ahora con dos macht balls en contra. El pensamiento madridista tiene que ser el mismo con el que llegaba a Vitoria, el de la obligación de ganar al menos uno de los dos partidos en cancha alavesa, de modo que borrón y cuenta nueva. 

Hemos hablado de la frustración, y también del espectáculo. Para finalizar vamos a hacerlo del maquiavelismo, un arte por desgracia muy extendido en el mundo del deporte. Pablo Laso a la finalización del partido anoche mostró una elegancia desafortunadamente no muy extendida en la alta competición. Ni un reproche a la actuación arbitral, merecidas felicitaciones al rival, y muy merecidas felicitaciones a sus jugadores que se dejaron la piel en la cancha. No he podido evitar recordar los mejores tiempos de Aíto García Reneses y la diferencia con la que se movía en estos asuntos. Vaya por delante que considero al madrileño como el históricamente mejor de todos nuestros entrenadores, por su capacidad para irse adaptando a todos los tipos de juego y baloncesto y ser capaz de mantenerse con brío en los banquillos durante varias décadas sin perder brillantez y frescura mental (hasta su última época en Málaga donde ya comenzó a dar síntomas de agotamiento), algo al alcance de muy pocos. Pero también es cierto que su maquiavelismo a la hora de cumplir sus objetivos no le impedía pasar por encima de cualquier consideración ética. Aíto era tan ducho en este arte que no sólo podía condicionar el partido siguiente de un play off, si no que era capaz de condicionar toda una temporada (la “liga de Petrovic”)   

Un Aíto jovial y florido, ya de aquella con lo de "ganar, ganar , ganar, y volver a ganar" metido entre ceja y ceja.


Maquiavélico ha sido Querejeta tras el segundo partido, para ahora vergonzosamente recurrir al “donde dije digo” y echar la culpa a la “manipulación” periodística (sobre todo si es periodismo madrileño, que siempre vende más ese victimismo) Maquiavelismo también ha intentado ahora Juan Carlos Sánchez, buscando que cambien las tornas para el partido de mañana, veremos si lo ha conseguido. 

En medio de todo ello, un magnífico espectáculo de baloncesto. 

Lástima de esta frustración que tengo desde anoche y no me logro quitar ni con una exposición continuada de videos de concursos de triples de Larry Bird.  

lunes, 28 de mayo de 2012

EL VIAJE A NINGUNA PARTE



I see a red door and i wanted painted black...

Echamos hoy una muy pequeña mirada a los play offs NBA que en estos momentos comienzan sus finales de conferencia (fantástico último cuarto de San Antonio Spurs anoche, por cierto, realizando un baloncesto de fábula), en realidad vamos a centrarnos en la eliminación de Los Angeles Lakers, que al fin y al cabo y desde Febrero de 2008 es un poco el equipo de todos los españoles con la presencia de nuestro mejor jugador de todos los tiempos en sus filas.   

No queremos caer en el ventajismo de decir “se veía venir”, más que nada porque desde aquí nos lanzamos a la piscina hace unos meses y dijimos que veíamos a los Lakers como los tapados de esta temporada y capacesde dar la campanada, demostrando una vez más que éste su blog amigo está muy bien para que echen de vez en cuando el rato leyendo las diatribas de El Tirador entra pausa y pausa publicitaria de su programa de televisión favorito, por ejemplo, pero en realidad aquí hablamos de baloncesto con el mismo nivel de conocimiento que podríamos hacerlo de la pesca del salmón en Noruega, no se engañen. 

Pero sí, realmente si que se veía venir, y realmente “ventajista” es mi segundo apellido, o sea que vamos a despellejar sin piedad a estos “nuevos” Lakers cuya apuesta por un cambio de estilo y filosofía no sólo no ha tenido los resultados esperados, si no que deja al principal ideólogo de la nueva mentalidad sobre el parquet, Mike Brown, bastante tocado y plantea dudas sobre cual será el futuro inmediato de los angelinos, si seguir apostando por este camino o volver a virar en redondo, con lo cual todo esta temporada podrían considerarla como un año en blanco (a excepción de por el crecimiento de Andrew Bynum, única noticia positiva de la temporada), y eso, sinceramente, creo que es lo peor que le puede pasar nunca a un club deportivo, resultados al margen, el no ser capaz de aprovechar un año sembrando para el futuro sin duda es lo que provoca continuados ciclos perdedores en franquicias acostumbradas a (y exigidas para) el éxito. 

La verdad es que la temporada lagunera ha sido un constante despropósito desde el principio, una sensación de continuo disparo en su propio pie. Aunque siendo justos hay que considerar que es una temporada condicionada de inicio por el “no traspaso” vetado por David Stern en una polémica decisión, un “trade” que tenía por objeto la adquisición del talentoso y estelar Chris Paul aún a costa de la salida de dos piezas básicas en los recientes últimos campeonatos angelinos como han sido Pau Gasol y Lamar Odom. No sabemos que hubiera pasado si los de Mike Brown hubieran armado el deseado “big three” de Paul-Kobe-Bynum, pero sinceramente dudo mucho que, viendo el nivel actual de Oklahoma City Thunder, hubieran sido capaces de tumbarles. Por contra si sabemos lo que ha venido tras el traspaso frustrado, y ahí comenzó el viaje hacia ninguna parte de la nave purpúrea.   

Pau, un "blanco" fácil.


La salida del versátil forward Odom, elegido mejor sexto hombre del año la anterior campaña con medias cercanas a los 15 puntos y 9 rebotes por partido fue un acto de despecho con la entidad que le había mercadeado. A cambio simplemente la elección del draft de los Mavericks de la próxima temporada (que lógicamente no será alta, dado que Dallas son equipo de play offs), demasiado poco para un jugador de la calidad de Lamar, pero suficiente para poder desprenderse de un jugador que públicamente mostraba su rechazo a la camiseta que había defendido las siete temporadas anteriores. Primer disparo en la línea de flotación del núcleo central con el que los angelinos habían ganados sus últimos dos anillos.     

Sobre Pau Gasol, aún admitiendo que nos puede mover cierto chauvinismo, lo cierto es que ha vuelto a dar una lección de comportamiento, actitud y profesionalidad. Continua y convenientemente puesto en el centro de la diana de las críticas en una franquicia poco dada a repartir las críticas, Pau ha vuelto a estar en su línea regular marcando  números de crack (17.4 puntos, 10.4 rebotes y 3.7 asistencias), estadísticas que después de 10 años en la NBA, se antojan al alcance de muy pocos “power-forwards” del mundo. Si bien es cierto que en sus dos últimas temporadas sus números en play offs han bajado en comparación a años anteriores. 

Con su ala-pivot titular sonando a todas horas como carne de traspaso fue transcurriendo la temporada laker, esperando que tarde o temprano el de Sant Boi tuviese que hacer las maletas rumbo Dios sabe a que incierto destino, pero finalmente quien tuvo que emigrar fue otra de la vieja guardia. Derek Fisher, el perfecto lugarteniente de Kobe, jugador que siempre había aparecido en los momentos complicados de play offs y finales por el título (es uno de esos jugadores que suele mejorar sus prestaciones en post-temporada), y que luce nada menos que cinco anillos de campeón con la camiseta amarilla, emigraba hacía unos Houston Rockets con los que no llegó a debutar para finalmente acabar reforzando a unos Oklahoma con los que aspira a ganar su sexto anillo. Su ausencia en la dirección del juego era reemplazada por un Ramon Sessions que ciertamente impulsó un nuevo brío al equipo y se notó cierta mejoría. 

Pero, por encima de todo, está esa cosa que a veces parece tan “abstracta” del estilo. La fidelidad a una manera de hacer las cosas y el mantener una fisonomía reconocible. Cualquier aficionado a la NBA sabe identificar perfectamente cualquier equipo que tenga un poco de historia detrás con unas señas de identidad. Si uno piensa en los Celtics la palabra que le viene uno a la cabeza es orgullo. A los Pistons y los Spurs los hemos visto triunfar en base a otra palabra clave: química. Si uno piensa en equipos como los Warriors o los Suns enseguida se imagina unos cuantos locos en pantalones cortos corriendo como posesos y buscando lanzar a canasta en menos de diez segundos de posesión. Bien, de igual manera se tiende a pensar en los Lakers como una franquicia que valora el espectáculo y la estética del juego, buscando cierta fluidez ofensiva, mucho contrataque, y un punto de libertad a sus jugadores. Todo ello muy difícil de encajar con la filosofía de un entrenador como Mike Brown cuyo baloncesto es mucho identificable con el más defensivo (y a veces aburrido) baloncesto de la Conferencia Este. Pero no sólo eso, para completar su cuadro técnico y como hombres de confianza, Brown decidió confiar en el italiano Ettore Messina y el ex –Detroit John Kuester, curiosamente los dos técnicos que más pestes me han hecho echar en los últimos tiempos. El de Catania, con esas dos temporadas en el Real Madrid plagadas de altas y bajas, despidos y contrataciones, dudas y más dudas, y una libertad absoluta para hacer y deshacer en la sección de baloncesto que aún estamos pagando. Kuester, haciéndonos asistir a dos de las temporadas más grotescas de toda la historia de los Detroit Pistons. No quiero extenderme en este asunto, tanto el americano como sobre todo Ettore son magníficos entrenadores y grandísimos conocedores de este juego, simplemente, y como creo que ya nos vamos conociendo por aquí, una tripleta formada por Brown-Kuester-Messina para mí es sinónimo de baloncesto plomizo y aburrido.   

Kuester y Brown, las alegrías de la huerta.


De modo que ahora la famosa escuderia angelina se encuentra en la dicotomía de cómo gestionar la experiencia de su segundo curso consecutivo sin pasar de segunda ronda de play offs (lo cual para casi cualquier otra franquicia sería haber hecho dos magníficas campañas), pero esta vez con un cambio de estilo muy apreciable con lo que podría considerarse un año de los llamados de transición. Ahora hay que ver a donde les lleva esa transición, a un retorno a la gloria, o a la mediocridad más absoluta. 

Ahí tienen el ejemplo de los Spurs, 15 años siendo fieles al mismo estilo sin importarles si un año caen en primera ronda o llegan a las finales. Personalidad, lo llaman.  

miércoles, 23 de mayo de 2012

EL TRIUNFO DEL TAPADO Y LA QUEBRADURA DEL TALENTO






Teníamos pendiente tratar el asunto de la Final Four, al fin y al cabo la cita continental más importante a nivel de clubes de la temporada y un momento largamente esperado por el aficionado, aunque a decir verdad si hablamos exclusivamente de calidad baloncestística suele acabar resultando un fiasco. No obstante es un fin de semana que siempre deja cosas, más allá de la gloria del campeón, en este caso un inesperado Olympiakos, de modo que vayamos con ello. 

Para empezar nos llevamos una buena decepción con el Barcelona, cayendo ante un equipo que a posteriori acabó levantando la copa. Aún así seguimos pensando que el Barcelona es lo suficientemente superior al Olympiakos (de hecho los del Pireo, en calidad de roster, se presentaba como la plantilla menos brillante entre los cuatro contendientes) como para haberse colado en la gran final. Tanto es así que en un pésimo partido azulgrana (25 de 66 en tiros de campo, especialmente doloroso el 3 de 19 en triples), los de Xavi Pascual estuvieron dentro del partido en todo momento y con opciones hasta el final, gracias sobre todo a una muy buena actitud en el rebote, particularmente el ofensivo, permitiendo así un grandísimo número de segundas opciones en cada ataque que minimizaron un tanto el pírrico acierto en el tiro. Curiosamente ese apartado, que le mantuvo con vida durante prácticamente todo el partido, fue el que se le sepultó en los instantes finales del choque, con la aparición de un Richard Dorsey que acabó convirtiéndose en un “factor x” inesperado y desequilibrante. Sus rebotes ofensivos en los dos últimos minutos fueron puñaladas certeras en un corazón azulgrana que apenas había latido hacía por la victoria excepto por el empuje de un Navarro que aún tocado por su fascitis plantar no dejó de pelear nunca por su equipo. El problema del capitán es que estuvo solo, demasiado solo. Sobre Dorsey, suya fue además la última canasta del partido que certificaba el 68-64 definitivo servida por un Spanoulis cada vez más generoso en su juego.     

Un capitán que siempre responde. No fue suficiente.


Los griegos daban la campanada en el segundo partido de la Final Four. Con anterioridad, el CSKA había estado contra las cuerdas frente a un durísimo Panathinaikos, dando muestras de que el paseo militar que había supuesto su llegada al tramo final de la competición, practicando un baloncesto brillante y espectacular, no le iba a valer de nada en una Final Four donde una vez más, y para desgracia del espectador, quedaba constatado de nuevo el predominio del músculo, la defensa granítica, y el baloncesto de ritmo lento por encima de la fluidez ofensiva, la libertad de los jugadores a la hora de interpretar los ataques, y el ritmo de juego alto. 

La gran final por lo tanto nos llevaba a un duelo entre dos equipos con distintas filosofías. Por un lado un conjunto coral plagado de grandísimas estrellas dentro de un club que había reinado en Europa en un pasado nada lejano pero que se había visto obligado a rebajar sus pretensiones y ambiciones en los últimos tiempos debido a la crisis económica de un baloncesto ruso que se había inflado demasiado y que en 2008 pasó por algunos apuros debidos a la citada crisis y a la caída de las petroleras. Sin embargo esta temporada el club presidido por el joven Andrey Vatutin decidió tirar la casa por la ventana y volver a comportarse como el gigante económico que fue en tiempos de Messina, configurando posiblemente la mejor plantilla de un equipo europeo en muchos años, quizás desde el Barcelona de Pesic si hablamos de brillantez de nombres propios. Y no ha decepcionado el equipo moscovita durante prácticamente toda la temporada. En su competición doméstica, la PBL (anteriormente conocida como la “Superliga” rusa), han dominado de principio a fin de una manera absolutamente terrorífica y dictatorial. Balance de 17-1 en la liga regular (es una liga de sólo 10 equipos), y en las dos eliminatorias de play offs no han perdido un solo partido, consiguiendo el título en un tercer partido ante el Khimki que cayó por “sólo” 15 puntos, la menor diferencia por la que ha caído un rival del ejército rojo en las eliminatorias. En total 22 victorias y una sola derrota. Una trituradora. También ganaron con comodidad la VTB (algo así como la liga unida de los países del Este de Europa) con un balance de 14-2 en liga regular y ganando sus dos partidos en la final a cuatro ante Lietuvos Rytas y Unics Kazan respectivamente. Y su Euroliga, hasta la llegada de la Final Four, había resultado prácticamente impecable.

Enfrente a ellos un Olympiakos con una tendencia diametralmente opuesta a los moscovitas. El club del Pireo había sido las pasadas temporadas uno de los equipos más fuertes a la hora de sacar la billetera, sus asaltos al cetro europeo se habían fundamentado en fichajes de relumbrón del nombre de Josh Childress, Papaloukas, Vujcic o un Teodosic que había emigrado precisamente esta temporada al CSKA ante la crísis económica que ahora golpeaba el baloncesto griego. Quienes habían sido los ricos y poderosos ahora tenían que bregar con un equipo que siendo aún tremendamente competitivo no contaba con la resplandeciente colección de figuras del pasado reciente. Los griegos contaban con ser uno de los equipos que pudiera ir pasando rondas y colarse quizás en la Final Four peleando con los Real Madrid, Montepaschi Sienna o Maccabi, ya que en buena lógica parecía que tres de esas plazas deberían ser para CSKA, Barcelona y Panathinaikos. Su temporada por tanto no ha sido un camino de rosas, pero su fortaleza ha radicado en ir de menos a más. Pasaron apuros en el Top 16 accediendo a las eliminatorias segundos de grupo con un balance de 3-3 empatados con el Galatasary que se quedó fuera (recordemos por ejemplo que el Real Madrid, con un 4-2, no pasó la ronda) En ese Top 16 estuvieron encuadrados precisamente con el CSKA que les ganó con solvencia sus dos partidos, especialmente el disputado en Moscú con una demoledora difrencia de 32 puntos. Un impresionante 96-64 en una de las mayores exhibiciones rusas de la temporada. Quien les iba a decir a ambos equipos que menos de tres meses después se iban a enfrentar en la gran final con un desenlace tan distinto para unos y otros. Los de Ivkovic llegaron a cuartos de final por tanto con factor cancha en contra y ante un equipo tan complicado como el Montepaschi Siena, quienes partían como favoritos en el cruce, pero desde el principio los del Pireo demostraron que estaban llegando a los momentos decisivos de la temporada en un estado de forma aterrador. Rompieron la ventaja de campo en el primer partido, cayeron en el segundo por un solo punto, y se comieron a los italianos en sus dos partidos en cancha helena. Brillante pase a la Final Four, como el tapado de turno con el que nunca se cuenta pero que llega con mucho que ganar y muy poco que perder.  

Childress en Olympiakos, el dinero por castigo.


Por lo tanto la Euroliga 2012 deja un campeón inesperado, sorprendente, que ha ido derribando los pronósticos desde hace meses. Desde luego ya fue sorpresa que dejasen en la cuneta a unos clásicos de las últimas finales a cuatro como el Montepaschi Siena, a quienes apartaron del camino a Estambul con el factor cancha en contra. Sorpresa fue que en la Final Four un Barcelona que había perdido un solo partido en toda la competición durante la temporada doblase la rodilla ante Spanoulis y los suyos. Y para rematar la faena, sorpresón fue ya no sólo la victoria griega ante un CSKA que la última vez que se había visto las caras les había derrotado por 32 puntos, si no el modo en que se produjo con una remontada que queda para la historia de este deporte.   

Tras el “susto” de la semifinal contra el Panathinaikos parecía que los rusos saldrían con la lección aprendida y marcando las diferencias desde el principio, a pesar de la salvaje consigna desde el banquillo de Ivkovic. Si la preocupación de Obradovic dos días antes era que Teodosic no estuviese cómodo dirigiendo para que los aleros y pivots del CSKA no recibiesen, el actual entrenador de la selección serbia fue aún más lejos, y no le tembló el pulso a la hora de pedir a sus jugadores sacar el hacha en cuanto Kirilenko o Krstic recibiesen el balón. No importaban ni las faltas personales ni sacrificar peones en la tarea. Se trataba de impedir a toda costa que los rusos ni entrasen en juego ni pudiesen sentirse a gusto sobre el parquet. Se trataba, en definitiva, de llevar el partido a su terreno y que cada ataque moscovita se convirtiera en una sucesión de guerra de guerrillas subterráneas, ayudado todo ello además por un Kazlaukas que ya empezaba a dar muestras de demasiado conformismo en el banquillo, incapaz de reaccionar y mover su talentoso roster ante la incapacidad del ataque de sus hombres. Y hay que admitir que en un primer instante los griegos lo consiguieron. El infame 10-7 con el que finalizaba el primer cuarto figura ya como uno de los más grandes episodios de ignominia baloncestística de todos los tiempos. Un auténtico puñetazo a este deporte que ni los mayores enemigos del mismo hubieran podido hacer mejor. Si alguien quería cargarse el baloncesto, le basta con coger ese primer cuarto y ponérselo a los niños en los colegios para que sepan que deporte no van a seguir en la vida. Unos primeros diez minutos en los que el mundo de la canasta se hacía cruces ante el atentado baloncestístico que estaba presenciando. Todo el mundo… excepto Ivkovic, que tenía el partido donde había deseado. No obstante a partir de ahí comenzó a imponerse cierto atisbo de lógica, y con ello de buen baloncesto, materializado en un majestuoso Teodosic quien ante el sufrimiento de sus jugadores interiores armó el brazo para clavar tres triples consecutivos afilados como cuchillos para romper el plan heleno. Parecía por tanto que el partido discurría plácido para los rojos, con unas rentas que comenzaban a fijarse por encima de la decena de puntos. El CSKA se veía ganador. Sin llegar en ningún momento a desplegar al fantástico juego de la temporada, su calidad le bastaba para mantener a distancia a los griegos. De un modo lento, seguro y progresivo, la diferencia se estiró hasta unos 19 puntos que parecían dejar la final sentenciada a 12 minutos del final (53-34)… cuando de repente, llegó el colapso.   

Teodosic, abrir y cerrar un camino en el mismo partido.


A falta de calidad y buen juego, esta Final Four 2012 nos deja esa remontada histórica y esa lección para el futuro sobre competitividad y épica. Los griegos se veían inferiores, suficientemente inferiores como para que nadie en todo el pabellón Sinan Erdem Arena ni en todo el globo terráqueo que asistía al espectáculo a través de sus televisores, ordenadores, etc, creyese en sus posibilidades de victoria. Nadie… excepto ellos mismos. Quizás ni el propio Ivkovic creyese demasiado en la remontada, la cual precisamente comenzó a fraguarse con eso que llaman “segunda unidad” en pista. Con Spanoulis, Dorsey y Antic en el banquillo y el empuje de una serie de jóvenes jugadores comandados por Papanikolau, los griegos comenzaron a meterse en el partido, para, una vez llegados a los minutos decisivos del choque, esos en los que se ve de que pasta están hechos los hombres, asistir a otro colapso de ese talento quebradizo llamado Teodosic, un genio demasiado volátil sobre quien comienza a pesar cierta losa en forma de complejo de perdedor. Al base serbio lo llegamos siguiendo desde hace años, cuando parecía predestinado a marcar una época en el baloncesto europeo, más aún con la marcha de Ricky Rubio a la NBA. Parecía así claro que Milos debería tomar el testigo de los últimos grandes bases europeos, esos por cuyas manos pasan las decisiones que habitualmente a la gloria. Y en realidad, año tras año nos llevamos alguna pequeña decepción con un jugador sobrado de talento pero escaso de competitividad. Un auténtico perdedor de finales, un tipo que se arruga en los momentos decisivos, por mucho que aún recordemos aquel triple letal en el pasado mundial de Turquía que nos mandó de vuelta a casa. Aún es joven y cambiará el curso de su particular historia, estoy convencido, pero sin duda es el jugador que más tocado sale de la Final Four, arrastrando un estigma de perdedor que le va a costar quitarse de encima durante algún tiempo. Su calidad es tanta que acabará sus días deportivos con un palmarés envidiable, pero es una pena que quien apuntaba a poder ser un auténtico depredador insaciable de esos que asoman al baloncesto europeo muy de cuando en cuando parezca conformarse con ser uno más de entre los grandes (que no es poco) 

También deja cierta crueldad la imagen de Ramunas Siskaukas en su último partido de Euroliga fallando los dos tiros libres decisivos del final del partido. Ha sido uno de los más grandes de los últimos tiempos, y su nombre ha sido con justicia uno de los que más se ha podido asociar a esta competición. Ganador de dos títulos en 2007 y 2008 (y MVP en el segundo de ellos), sus dos fallos consecutivos fueron la perfecta constatación de que esta Copa de Europa no llevaría el nombre del CSKA de Moscú.     

Puliendo el parquet.


Tampoco sale bien parado Jonas Kazlaukas, quien por esas cosas del “estilo” y demás debates ahora acusarán de practicar un baloncesto no ganador y poco competitivo. No estoy de acuerdo, aunque es cierto que el lituano no ha estado nada brillante a la hora de gestionar la enorme calidad de su plantilla en esta cita final. Tardó en mover el banquillo ante el colapso inicial del equipo a la salida del choque, y tardó en moverlo cuando la reacción helena era una realidad mucho más peligrosa que un simple arranque de vergüenza y coraje. Pero no nos engañemos, que nadie nos venda ahora la moto de que sólo se pueden ganar estos torneos al estilo propuesto por Ivkovic. El Olympiakos que gana la final no es el Olympiakos que dispone el serbio desde el principio, con la orden de cual Ralph Macchio bajo el maestro Miyagi “dar cera pulir cera” en defensa y extenuar los ataques lo máximo posible para que el ritmo decaiga hasta hacerse absolutamente insoportable. En absoluto. El Olympiakos que vence esta final es el equipo que anota 28 puntos en 12 minutos, 14 de ellos en los últimos cuatro. Es decir, el equipo que recobra los viejos axiomas de defensa, rebote y contrataque y sus posesiones fulgurantes apenas sobrepasan los 10 segundos. ¿Hace falta verse tan abajo en el marcador para jugar de esta manera?, esta es la pregunta que habría que hacerles a los Ivkovic, Obradovic, Maljkovic, Messina y demás, que habrán llenado sus vitrinas de trofeos, pero no han conseguido el triunfo más importante y por el que nació este impresionante deporte de la canasta: hacer disfrutar a la gente. 

Si hay un nombre propio ganador, está claro que ese es el de Vassilis Spanoulis, un genio a la antigua usanza que con los años se ha ido convirtiendo en cada vez mejor jugador. El talento de Larissa siempre se caracterizó por ser uno de esos impenitentes anotadores exteriores del baloncesto griego, en la mejor tradición del mito Nicos Gallis, lo que incluso le llevó a la NBA de la mano de los Houston Rockets y a convertirse en una de las grandes apuestas de Zeljko Obradovic para su Panathinaikos (con quienes ganó la Euroliga del 2009 siendo, como en esta ocasión, MVP de la Final Four), y en su segundo año en Olympiakos, tras la marcha de Teodosic, su juego ha alcanzado una dimensión mayor resultando igual de efectivo a la hora de dirigir que de anotar. Su generosidad a la hora de buscar a los compañeros ha quedado patente en los finales de ambos partidos disputados en Estambul, sirviendo las dos canastas finales de cada choque a Dorsey y Printezis respectivamente. Pero es sobre todo esa asistencia en la última posesión de la final al ex –jugador del Unicaja la que refleja perfectamente la madurez baloncestística del escolta griego. Una muestra de que la canasta decisiva de un partido, esa con la que sueñan todos los niños y te procura gloria eterno en el olimpo baloncestístico, también la puedes lograr sin necesidad de anotar.    

Spanoulis encuentra el camino.


Hasta la próxima Euroliga.  

jueves, 17 de mayo de 2012

EL OTRO 9 DE MINNESOTA

Queralt ya luce en Minnesota.




Si les hablo de un joven talento baloncestístico europeo, español concretamente, y más en particular catalán, que se desenvuelve con enorme desparpajo en la pista en la posición de base, y que ha llegado esta temporada a la ciudad de Minneapolis para jugar en la mejor liga del mundo defendiendo la franquicia de Minnesota, y con el número 9 a la espalda... la gran mayoría pensarán que estamos hablando una vez más del genial Ricky Rubio. Pero, lo que son las cosas, resulta que podemos encontrar otro magnífico personaje baloncestístico que responde una por una a estas características: Queralt Casas.   


Ricky, el anfitrión.




Efectivamente, la última gran joya de nuestro baloncesto femenino, Queralt Casas (Gerona, 1992), jugadora que ha arrasado en prácticamente todas las competiciones que ha disputado en las distintas selecciones de nuestra federación (3 oros y 2 platas jalonan ya su curriculum) y que en la LF1 juega en el zaragozano Mann Filter una vez concluída la temporada en Europa ha dado el salto a la WNBA haciéndolo nada menos que con las actuales campeonas. Las Minnesota Lynxs de Maya Moore. Y lo hace además luciendo ese número 9 con el que tanto hemos disfrutado esta temporada en masculino gracias al prodigio del Masnou, Ricky Rubio. Queralt, al igual que Ricky, es otro auténtico diamante aún con mucho margen de progresión. Una de esas jugadoras distintas y nacidas para hacer feliz al aficionado con un juego atrevido que no conoce margen para la especulación. De momento no le va mal a nuestra joven genio, en su primer partido con su nueva camiseta ya acaparó los focos mediáticos al anotar la canasta de la victoria para su equipo, frente a las Connecticut Sun. De hecho fue su única canasta del partido. Hace un par de madrugadas sabemos que ha jugado su segundo partido frente a Chicago Sky anotando seis puntos en sólo cinco minutos. De modo que buenas sensaciones para la jovencísima jugadora de 19 años que intentará hacerse un hueco en una plantilla tan competitiva como la de las actuales campeonas de la WNBA, y que salen como clarísimas favoritas para revalidar título en la competición femenina del baloncesto profesional norteamericano que abre el telón este próximo domingo día 20. De las Minnesota Lynx ya hemos hablado por aquí tras su fantástico triunfo la pasada temporada. Un equipo espectacular y eléctrico en el que brilla con luz propia Maya Moore como la futura jugadora dominante del baloncesto femenino, pero rodeada de estrellas consagradas como la imponente pivot Taj McWilliams-Franklin, MILF de ébano, o la exhuberante alero all star Rebbekah Brunson. Entre tanto astro la joven Queralt intentará tener su sitio, en un roster en el que en la página oficial de la WNBA la han puesto de forward a pesar de no llegar a los 6 pies. De momento estar allí ya es todo un éxito para quien apunta a ser nuestra gran jugadora del futuro en la línea sucesoria de Amaya Valdemoro y actualmente Alba Torrens.   



Dos talentos con el balón en las manos.



Esperemos que las cosas vayan bien para Queralt y los aficionados de nuestro país podamos disfrutar de este doble 9 español instalado en Minnesota: Queralt y Ricky, Ricky y Queralt.

miércoles, 16 de mayo de 2012

EL BIERZO CELEBRA UN ASCENSO


“Estaba poniéndose el sol detrás de las montañas que parten términos
entre el Bierzo y Galicia, y las revestía de una especie de aureola luminosa
que contrastaba peregrinamente con sus puntos oscuros. Algunas nubes de
formas caprichosas y mudables sembradas acá y acullá por un cielo
hermoso y purísimo, se teñían de diversos colores según las herían los
rayos del sol. En los sotos y huertas de la casa estaban floridos todos los
rosales y la mayor parte de los frutales, y el viento que los movía
mansamente venía como embriagado de perfumes. Una porción de
ruiseñores y jilguerillos cantaban melodiosamente,  y era difícil imaginar
una tarde más deliciosa.” (“El señor de Bembibre”, Enrique Gil y Carrasco, 1843)  



Gran noticia, grandísima noticia la que hemos recibido este pasado fin de semana todos los aficionados bercianos al deporte del baloncesto. El Coelbi Bembibre certificaba el pasado domingo el ascenso a la LF1, la máxima categoría de nuestro baloncesto femenino, venciendo en tierras onubenses al CB Femenino Cáceres en semifinales de la fase de ascenso a la citada categoría de oro de nuestro basket en categoría femenina. Se une así al Grupo Marsol, club precisamente de Huelva y que por tanto ejercía de anfitrión en esta fase final, como flamantes nuevos equipos de la división de honor.  

Todo un hito para el baloncesto berciano y en general el deporte de nuestra tierra el ver por fin un equipo en una máxima categoría nacional, compitiendo con las mejores, sin ningún peldaño ya sobre sus cabezas, y realmente elogiable el trabajo que se ha realizado desde hace años en la pequeña localidad bembibrense, el empeño por reivindicar un deporte y una categoría no demasiado populares por la zona, pero que ahora les convierte, o así debería ser, en el auténtico referente deportivo a nivel comarcal.

Bembibre es una pequeña población de poco más de diez mil habitantes, siendo por tanto el segundo municipio más poblado del Bierzo por detrás de Ponferrada, y es considerada la capital del Bierzo Alto. A unos 20 kilómetros de la ciudad del puente del hierro,  se encuentra por tanto a simplemente unos 10 o 15 minutos en coche de la capital berciana, y a menos de una hora de León. Por lo tanto se erige en un perfecto enclave para el aficionado al baloncesto de la zona. Bembibre, por otro lado, quedó inmortalizado para siempre con letras de oro dentro de la historia de la literatura hispánica gracias a la colosal novela de nuestro autor villafranquino Enrique Gil y Carrasco “El señor de Bembibre”, considerada por no pocos conocedores de nuestra literatura como el gran texto histórico romántico del siglo XIX.     

Las chicas del Coelbi se dan un merecido baño de masas.


De modo que estamos de auténtica enhorabuena. La LF1 es una de las grandes ligas femeninas europeas, quizás incluso la mejor, a tenor de los éxitos conseguidos en los últimos años a nivel continental por clubes como Ros Casares, Perfumerías Avenida o Rivas Ecópolis. De todos esos equipos va a poder disfrutar el seguidor que se desplace al Polideportivo Municipal de Bembibre. Hay que recordar por otro lado, para el aficionado no demasiado conocedor del baloncesto femenino, que al ser una categoría que tiene la particularidad de que la mejor liga profesional del mundo (la WNBA, es decir, la NBA femenina) se juega entre Primavera y Verano (por ello la actual temporada acaba de comenzar), ello permite que las mejoras jugadores del globo jueguen durante el invierno en Europa (al igual que las mejores europeas lo hacen en la WNBA una vez llegado el calor), dicho de otro modo, los equivalentes femeninos de LeBron James o Kevin Durant juegan temporada tras temporada en Europa, y en muchos casos, en España. Sirva como último gran ejemplo significativo el de la genial Maya Moore, “rookie of the year” la pasada temporada en la WNBA y campeona con las Minnesota Lynx, y en invierno formando parte del todopoderoso Ros Casares de Valencia. Uno de los muchos astros del baloncesto mundial de los que vamos a poder disfrutar a partir de la próxima temporada en Bembibre. 

El Bierzo Alto, más alto que nunca. 

viernes, 11 de mayo de 2012

LA BOMBA ESPAÑOLA CONTRA EL EJÉRCITO ROJO (II)


Y llegamos a los nuestros (sí, soy madridista, pero entre ver levantar la copa a un ruso o a un griego, o vérselo a hacer al inconmensurable Juan Carlos Navarro, ¿ustedes que creen que prefiero?), a un Barcelona que llegaba con todas las fuerzas para hacer frente a los pronósticos y ganar la tercera Euroliga de su historia, y que de repente se ven con los problemas de su gran líder, Navarro, a quien la dichosa fascitis plantar que lleva arrastrando toda la temporada le vuelve a traer por la calle de la amargura.

Precisamente cuando el genial escolta parecía alcanzar su mejor momento (partidazos contra Caja Laboral y Real Madrid) demostrando que cuanto mayor es el reto, más grandes los rivales, y más decisivos los partidos su figura más se agiganta, precisamente ahora de nuevo la planta de su pie hace saltar todas las alarmas. Juan Carlos saltará a la pista, pero, ¿a qué nivel?, sabemos que La Bomba incluso a un 60% es superior a la mayoría de los jugadores del continente en su posición (y precisamente uno de los pocos que se le puede comparar lo tiene hoy delante, Spanoulis), pero, incluso una victoria hoy, ¿qué peaje puede hacer pagar en el físico del hombre clave del conjunto azulgrana? Por otro lado, Boniface N’Dong, quien se ha convertido en el hombre fuerte en la zona barcelonista llega mermado por un proceso gripal que no ha logrado remitir.  De modo que el Barcelona llega envuelto en lógicas dudas frente a un rival tan duro y competitivo como el Olympiakos de Ivkovic. Aún así, y con Navarro y N’Dong tocados, deberían aparecer los Lorbek, Eidson y compañía para certificar el pase a la final. Veremos como disponen el partido ambos técnicos, dos entrenadores a los que les gusta no dejar jugar al rival. El duelo clave en buena medida debería ser Navarro-Spanoulis, para mí los dos escoltas con mejor uno contra uno del continente, aunque lo cierto es que Spanoulis ha ido evolucionando cada vez más su juego para el equipo, siendo mejor pasador y asistente, es decir, mejor jugador (un nivel al que Navarro ya llegó hace años, capaz no sólo de reventar un partido a base de triples que cortan la respiración, penetraciones imposibles o “bombas” estratosféricas, si no de buscar la mejor opción para el equipo, realizando conexiones brutales con pivots como N’Dong o Fran Vazquez y su extraordinaria capacidad para jugar por encima del aro), cuando estos dos talentos se enfrentan el espectáculo está asegurado. Esperemos que ni Pascual ni Ivkovic sean demasiado cicateros en ese sentido, aunque a partido de tanteo bajo y pocas alegrías. No obstante ambos equipos no renunciar a correr ni al ritmo alto, con dos bases como Huertas y Law, incluso me atrevería a decir que las opciones de los griegos pasan porque el partido no se decida demasiado en ataque estático y en los cinco contra cinco, ya que ahí la riqueza y variedad táctica de los de Pascual es superior, sobre todo gracias a sus hombres altos, empezando por dos aleros altos como Eidson y Mickeal que parecen demasiado para él brillante pero aún bisoño Mario Keselj, y continuando por el bailarín de muñeca de seda Erazem Lorbek, el jugador posiblemente más indefendible para los griegos, ya que a Pero Antic le puede hacer daño por fuera, y a Printezis le puede destrozar al poste y con su magnífico juego de pies. Y luego, por supuesto, los N’Dong y Vazquez que convierten al Barcelona en el equipo con mayor capacidad para jugar por encima del aro del continente, ahí es donde realmente puede sufrir el Olympiakos.   

Eidson ha de ser un hombre clave en el día de hoy.


Veremos lo que pasa en la jornada de hoy, pero lo lógico debería ser que el domingo asistamos a otra enorme prueba de fuego para ese jugador empeñado en desafiar lo imposible y llamado Juan Carlos Navarro. Nuestra bomba española, capaz de desafiar sin ningún miedo al multimillonario y estelar ejército rojo del Zar Kirilenko. 

¡Ah!, y disfruten de las cheerleaders del Zalgiris Kaunas.

LA BOMBA ESPAÑOLA CONTRA EL EJÉRCITO ROJO (I)


¡Carape!, hete aquí que andábamos todavía con los ecos del final de la temporada regular de la Liga Endesa, y ensimismados con la cruenta batalla de los play-offs NBA (con los Lakers de vuelta a las andadas), que sin comerlo ni beberlo se nos ha echado encima la cita continental más importante de la temporada. La Final Four de Estambul que pone punto y final a una Euroliga que para nuestro baloncesto comenzaba con cinco representantes y presenta al Barcelona como único candidato al título. No ha sido una mala competición para el baloncesto español, con Barcelona y Gescrap Bilbao entre los ocho mejores, pero esperábamos un poco más. Quizás la mayor decepción nos haya llegado por parte del Real Madrid, quienes realmente han hecho un torneo brillante y sólo dos tropiezos mayúsculos les retiraron de la competición antes de lo deseado. También se esperaba más del Caja Laboral, acostumbrado a llegar a las rondas finales y que no ha sido capaz ni de llegar al Top 16 en esta ocación. Lo del Unicaja ha sido la constatación de un fin de ciclo triste y deprimente para la entidad andaluza.   

Pero no es momento de mirar atrás ahora, si no de disfrutar con lo que se nos viene encima en apenas dos horas. Para empezar ese CSKA de Moscu que se divisa como claro favorito al título, debido a la contundencia de los nombres propios que aglutina en su roster. Evidentemente el líder diferencial es Andrei Kirilenko, uno de los forwards más completos de todo el baloncesto mundial de los últimos tiempos. Estrella NBA que en las últimas temporadas mostraba una preocupante falta de competitividad y motivación (lo que Andrés Montes llamaba el club de los “se dejaba llevar”, jugadores que una vez alcanzado el estrellato y un megacontrato parecen perder el hambre de competir y de superarse a si mismos) pero que en su vuelta al baloncesto europeo está literalmente triturando a cualquier rival que se pone en su camino. Pero es que a su lado encontramos nombres que conforman un auténtico equipo de ensueño concebido para ganarlo todo. El ex –jugador de New Jersey, Oklahoma y Boston Nenad Krstic es uno de los pivots más técnicos del continente, formando un fino juego interior capaz de castigar desde fuera con la ayuda del ex –madridista Darjus Lavrinovic. Es cierto que son jugadores con cierta “alergia” a la zona y no gustosos de enlodarse en el barro de la lucha en la zona, pero para eso cuentan con una bestia parda en la zona como Sasha Kaun, el “poli malo” del juego interior moscovita. Acompañando a Kirilenko en las alas un clásico ya del baloncesto europeo, Viktor Khryapa, quien como Kirilenko, o Monia (actualmente en el Khimki) representan esa generación reciente de aleros rusos. Altos, polivalentes, capaces de hacer daño por fuera o destrozarte al poste. En la línea exterior más talento, el genio Teodosic, el emergente Shved, y por supuesto el grandísimo Ramunas Siskaukas, uno de los grandes nombres del baloncesto europeo y lituano de los últimos tiempos, quien con 33 años aún mantiene esas esencias baloncestísticas del más alto nivel que hacen que cada vez que pise la pista sus evoluciones parezcan un clinic. Lo dicho, un super –equipo. Y para no dejar nada al azar desde el banquillo el lituano Jonas Kazlaukas gestiona perfectamente el supergrupo. Kazlaukas fue uno de los técnicos que devolvió la buena salud al baloncesto europeo con aquel veloz y maravilloso Zalgiris Kaunas de Tyus Edney campeones de Europa en el 99, que acabó con la tiranía del baloncesto ingrato y especulativo que se había impuesto los años anteriores. Ahora dirige esta constelación de estrellas que suponen un arma de doble filo para su carrera. Si consigue el cetro europeo, todos los focos irán a los Kirilenko y Teodosic, si por el contrario no se lleva el título a las vitrinas del club ruso, se le señalará posiblemente como el principal culpable, incapaz de hacer frente a las trampas tácticas de los Obradovic, Ivkovic o Pascual. Pase lo que pase desde aquí rompemos una lanza por los técnicos como Kazlaukas, quienes dan la justa libertad a sus jugadores para interpretar el juego y hacen disfrutar a los aficionados.   

La doble K moscovita, Kirilenko y Khryapa. Take no prisoners.


Sobre “Zeus” Obradovic y su Panathinaikos poco se puede decir ya a estas alturas. ¿Opciones contra el CSKA?, sin duda, las tienen. No creo que haya grandes “milagros” tácticos por parte de Zeljko ni trampas sorprendentes capaces de desarticular el juego moscovita. Zelko tiene a su disposición un buen grupo de jugadores, homogéneo, competitivo, veterano, con un rol muy definido en cada caso y aceptado por cada jugador que hacen del conjunto griego una embarcación extraordinariamente briosa cuando todos los brazos reman juntos como un solo hombre. Pero si hay una clave muy precisa en el actual PAO, su pareja exterior. Visto lo fallido del experimento de juntar a dos superestrellas como Diamantidis y Spanoulis, el sabio Zelko ha encontrado su dúo ideal en el Spider-Man griego y el joven Nick Calathes. Calathes, casi dos años mayor que nuestro Ricky Rubio, despuntó en la NCAA apuntando a un jugador exterior estelar. De la mano de Obradovic, como sucediera en su día con Ismael Santos, se ha ido especializando como grandísimo complemento defensivo, sin perder calidad en ataque. Sobre Diamantidis que vamos a decir, creo que el hecho de que haya sido seis veces elegido mejor defensor de la Euroliga lo dice todo. En Barcelona aún sufren sudores fríos cuando recuerdan como la pareja Diamantidis-Calathes cortocircuitó totalmente el backcourt azulgrana de Ricky Rubio y Navarro la pasada temporada cercenado el camino a su Final Four celebrada en la ciudad condal. De modo que Obradovic tiene claro por donde pasan sus opciones de triunfo. Si jugadores como Kirilenko o Krstic son imparables cuando reciben el balón, quizás sea más fácil conseguir que reciban el menor número de bolas posibles. Dicho de otro modo, amigo Teodosic, la que te espera. No le van a dejar ni respirar. 

Amigos, si me permiten, voy a tomarme un café y posteriormente seguimos con el asunto.    

jueves, 10 de mayo de 2012

I LIGA "EL TIRADOR MELÁNCOLICO" SUPERMANAGER ACB


Con el final de la temporada regular de la Liga Endesa llega también el final del mítico y famoso juego Supermanager ACB, y de nuestra liga privada El Tirador Melancólico. Muchas gracias a los nueve participantes que conmigo hemos sido una decena, volveremos la próxima temporada y esperemos aumentar en número, que se anime la gente, y a ver si podemos hacerlo algo más interactivo y participativo (aprovecho para decir que si alguna empresa quiere colaborar y esponsorizar la liga con algún obsequio para el ganador o algo así, pues bienvenida sea) Felicitaciones a Marcos Prieto, Marc Rampas, quien desde hace varias semanas ya disfrutaba de una considerable ventaja. Personalmente creo que he hecho un buen sprint final pero me han faltado un par de jornadas más para pillarle, aún así sólo 46 puntos de ventaja hablan de que realmente ha habido buena lucha hasta el final. Bien, pero vayamos por partes, empecemos por repasar que ha pasado en las dos últimas jornadas: 

Jornada 33





EL TIRADOR MELANCOLICO
Pepe Kubrick
182,4
Condensador de Fluzo
Zaphod42
167
Lopez Vazquezball
gominsky
163
mcgrady and friends
bishop77
161,2
Los Chicos Telepáticos 2
Douggy
135
Paketes
kontor
107,8
Rudy`s hairdresser
Marc Rampas
97,8
Entelequia Israel
nachobsola
81,4
Avenida Belmont
gunspector
77,6
Thunder
dudotop69
72,8

Jornada 34





Condensador de Fluzo
Zaphod42
161,6
Paketes
kontor
160
EL TIRADOR MELANCOLICO
Pepe Kubrick
155
Lopez Vazquezball
gominsky
140
Los Chicos Telepáticos 2
Douggy
130,8
mcgrady and friends
bishop77
121,8
Rudy`s hairdresser
Marc Rampas
114,8
Avenida Belmont
gunspector
96,2
Entelequia Israel
nachobsola
82,2
Thunder
dudotop69
76,8

Y como ya hemos dicho la general ha sido conquistada por Marc Rampas, loor y gloria por tanto a él, y esperemos que nos siga deleitando con su juego en las canchas, su pluma en distintas publicaciones, y su garbo y salero allá por donde pisa: 

General





Rudy`s hairdresser
Marc Rampas
4840,8
EL TIRADOR MELANCOLICO
Pepe Kubrick
4794,2
Los Chicos Telepáticos 2
Douggy
4555
Condensador de Fluzo
Zaphod42
4334,8
Lopez Vazquezball
gominsky
4166,8
Paketes
kontor
4112,8
Thunder
dudotop69
3987,4
mcgrady and friends
bishop77
3923
Avenida Belmont
gunspector
3088,2
Entelequia Israel
nachobsola
2591

Los dos grandes dominadores de la liga, El Tirador  y Marc Rampas, minutos antes de pasar un control anti-doping.



Pero aprovechemos y echemos un repaso a otras cosas, distintas categorías, y ganadores semanales. Así nos hemos repartido las 34 semanas de la liga en victorias parciales: 

EL TIRADOR MELANCOLICO
Pepe Kubrick
9
Rudy`s hairdresser
Marc Rampas
8
Los Chicos Telepáticos 2
Douggy
4
Condensador de Fluzo
Zaphod42
3
Lopez Vazquezball
gominsky
3
Paketes
kontor
3
mcgrady and friends
bishop77
2
Thunder
dudotop69
1
Avenida Belmont
gunspector
1

Curioso el caso de Avenida Belmont de Lorenzo Gunspector, fue el ganador de nuestra primera jornada, y no volvió a rascar bola. Por otro lado Entelequia Israel de Nacho B. Sola ha sido el único de los participantes que no ha logrado ganar ninguna jornada.

En el resto de clasificaciones, Marc Rampas ha dominado en el broker y en puntos. Los triples han sido para Brit y su Condensador de Fluzo. Los Chicos Telepáticos 2 de Nacho Douggy se han llevado los rebotes, y yo, para demostrar mi generosidad en el juego y ser fiel a mi propia filosofía en este deporte, he dominado las asistencias. 

Bueno, pues esto ha sido todo por esta temporada, ¡les esperamos en la próxima edición!