Laso y los elementos |
En
vísperas de las eliminatorias de cuartos de final del Real Madrid de
Pablo Laso frente al Panathinaikos de su viejo enemigo Xavi Pascual,
un nombre (aunque no se reconozca de puertas hacia afuera) debe
ocupar ahora mismo los pensamientos del técnico alavés, máxime
teniendo en cuenta su dominio en la posición de base a la que el
equipo blanco llega precisamente cargado de dudas, después de que el
regreso de Sergio Llull no acaba de concretarse y las molestias en la
rodilla del Facu Campazzo se alargan más de lo deseado.
¿Todas
las opciones del Real Madrid para llegar a otra Final Four pasan por
neutralizar a Nick Calathes? De un modo muy simplista podría decirse
que sí, o dicho de otro modo por tanto, las opciones griegas pasan
por ver a su base internacional a su mejor nivel. Hablamos del octavo
máximo anotador de la competición con 14.22 puntos por partido,
pero sobre todo del mejor asistente con 8.15 pases de canasta por
partido. Un base puro en el mejor momento de su carrera. Es cierto
que enfrente el Real Madrid puede presumir de Luka Doncic, cuyos
números son todavía superiores a los del griego (excepto en
asistencias y en el ratio pases/pérdidas), pero hablamos de dos
bases de un perfil tan distinto (y de ahí la diferencia en el
apartado asistente y en el ratio con las pérdidas) que en un duelo
entre las dos grandes estrellas de ambos equipos sólo parece poder
saldarse con éxito por ambas partes. La obsesión por Calathes
encuentra por tanto su prolongación en el nombre del argentino Facu
Campazzo, jugador ideal para encararse en ambos lados de la pista al
heleno, tal y como demostrara en el partido de vuelta de liga regular
disputado en el Palacio. En aquel 92-75 del pasado 8 de Marzo el
internacional argentino hacía uno de sus mejores partidos con la
camiseta blanca alcanzando 28 de valoración gracias a sus 15 puntos,
5 rebotes y 5 asistencias, pero sobre todo mostrándose superior a un
Calathes al que dejó en 10 puntos y 3 asistencias, con 4 pérdidas
de balón y un pobre 4 de valoración, muy lejos de sus números
habituales. Doncic era baja por lesión, y Campazzo encontró en
Causeur a su mejor escudero (26 puntos del francés), pero es que
además el combo Campazzo-Causeur se comió a la pareja
Calathes-James, por mucho que el americano acabase con 23 puntos…
pero con 1 de 9 en lanzamientos triples.
Calathes
y James no pueden ser más opuestos, y a buen seguro que Laso sabrá
valorarlo. Poco importa que el ex –baskonista se vuelva a ir por
encima de la veintena de puntos si reincide como escopeta de feria. Su triste 7
de 42 en triples durante el campeonato incita a la esperanza blanca.
James no se corta un pelo y no es el mejor jugador posible a la hora
de seleccionar el tiro. Un jugador genial que funciona como arma de
doble filo para su propio equipo.
Pero
todo pasa por recuperar a Campazzo y/o a Llull. De lo contrario las
opciones madridistas quedan muy reducidas frente al binomio
Calathes-James con Nikos Pappas como muy buen recambio en la
dirección. Matt Lojeski, Marcus Denmon, K.C. Rivers y el joven
tirador lituano Lukas Lekavicius completan un juego exterior de
campanillas, y sin duda el mayor fuerte del roster griego. Pero no es
simplemente un equipo de tiradores, ya que aleros e interiores como
Thanasis Antetokounmpo, James Gist o un jugador que combina talento y
sacrificio a partes iguales como Chris Singleton conforman un plantel
temible bien dirigido por un Xavi Pascual demostrando capacidad para
triunfar en un ecosistema distinto al de la ACB pese a vivir bajo la
presión de su presidente, el joven multimillonario Dimitris
Giannakopoulos enfrentado sin ambages y de manera frontal a la
Euroliga, tanto es así que ha llegado a colgar en su cuenta de
twitter una foto montaje con un cartel de “El Padrino” cambiando
la estampa de Vito Corleone por la de Jordi Bertomeu. Inaudito. El
Real Madrid es precisamente uno de sus objetivos favoritos, como dejó
claro cuando envió un dossier sesgado y manipulador a la Euroliga
sobre presuntos tratos de favor y ayudas arbitrales a Real Madrid,
Baskonia, Fenerbahce y Olympiacos. Giannakopoulos es uno de esos
personajes nocivos para el mundo del deporte, quien no deja de ser
por otro lado (sólo que con posición, dinero y un enorme altavoz
mediático) reflejo de una gran cantidad de aficionados llorones y
victimistas de los que ninguna afición se libra (desgraciadamente
tampoco el madridismo) empeñados en que absolutamente todo lo que se
mueve alrededor suyo obedece a una conspiración orquestada en la
sombra en la que instituciones, árbitros, e incluso comentaristas
televisivos intentan sin desfallecer atacar los intereses de su
equipo. Veremos si la actitud beligerante del potentado griego tiene
algún peso en la eliminatoria, y si mantiene su órdago de retirar
al equipo de la competición de clubes más importante del
continente. Como decimos, mucho mérito el de Xavi Pascual pudiendo
convivir con semejante elemento.
Giannakopoulos y su extraña concepción del deporte. |
Volviendo
al baloncesto puro y duro, hay que incidir en el duelo en las
posiciones de bases y escoltas. Luka Doncic, cuya calidad está fuera
de toda duda, volverá a sumar en todos los aspectos del juego, pero
Laso necesita de nuevo a Campazzo-Causeur como perros de presa a la
manera de Thomas-Dumars en los tiempos de los Bad Boys de Chuck Daly.
Sin el argentino (y sin Llull) las opciones de Laso quedan muy
reducidas, sobre todo pensando en una serie que se presume larga.
Combos como Causeur-Rudy o Causeur-Taylor (veremos si Laso vuelve a
apostar por el alero sueco como “stopper” de bases rivales, como
ha hecho en ocasiones frente a Spanoulis o Satoransky, y normalmente
con buenos resultados) pueden funcionar frente a la dupla
Calathes-James en momentos determinados, pero si pensamos en una
serie dura y larga (si he de apostar, diría que hablamos de cuatro
partidos mínimo) la brutal insistencia de un jugador tan incansable
como el Facu se antoja vital. Estamos obviando a Chasson Randle, un
jugador que ha cumplido con lo que se le pedía: ser un parche
temporal. Su ausencia frente a Fuenlabrada pese a la ausencia de
nuevo de Campazzo, dejando sólo a Doncic en la dirección (Causeur
tuvo que jugar de base varios minutos) parece la declaración
definitiva de que su concurso esta temporada ha tocado a su fin. Pero
precisamente mientras escribo estas líneas leo la noticia de que el
Facu ha de pasar por el quirófano, con lo cual se abre otro
escenario para Laso, de nuevo ante el “más difícil todavía” y
posiblemente obligado a contar de nuevo con el norteamericano aunque
sea para un papel muy residual, ya que todo indica a ver a Doncic pasando la treintena de minutos en cancha en cada partido, y en este
sentido repetimos, pensando en una serie a cuatro o cinco partidos
las facultades físicas con las que puede llegar el astro esloveno a
los momentos decisivos de la eliminatoria deben ser considerados con
este terrible hándicap.
En
compensación Laso afronta esta serie viendo a su juego interior
atravesar un gran momento de forma. Tavares está totalmente
integrado en el equipo y consigue que al rival se le haga de noche
cuando se acerque a la zona blanca. La preocupación de Laso estará
en saber protegerlo de las faltas personales. Ayón parece haber
olvidado sus problemas de hombro y los más recientes de tobillo y
llega en una versión bastante parecida a la de su mejor nivel, al
igual que Anthony Randolph. El nacionalizado esloveno ha recuperado
su excelencia anotadora, explotando en la última jornada de
Euroliga, de la que fue MVP después de sus 23 puntos (8 de 10 en
tiros de campo), 5 rebotes, 4 asistencias y 5 robos de balón, que le
permitieron alcanzar la burrada de 38 de valoración ante el Brose
Bamberg. En ACB viene de sumar 16 puntos (6 de 8 en tiros de campo) y
6 rebotes en Fuenlabrada. El ascenso de Randolph, como suele pasar en
estos casos, supone una bajada en importancia en el rol de Trey
Thompkins. Felipe Reyes ha descansado en ACB debido a una inoportuna
fiebre, y es duda para el primer partido, pero a buen seguro tendrá
minutos durante la serie y su productividad independientemente del
tiempo que permanezca en cancha volverá a ser evidente. En
definitiva, y pese a la calidad de Gist y Singleton, el Madrid debe
explotar lo máximo posible una presunta superioridad en la zona,
pese a que en el global de ambos duelos disputados esta temporada
entre ambos equipos el Panathinaikos supera a los blancos 75 a 73 en
rebotes (curiosamente el Madrid fue superior en esta estadística en
su derrota en Atenas, consiguiendo 35 rebotes por 33 de los griegos,
mientras que los de Pascual en su derrota en Madrid capturaron 42
rechaces por 38 del rival) De hecho si nos atenemos a lo realizado
durante toda la Euroliga, el Madrid ofrece unos magníficos 35.57
rebotes por partido (tercero tras Maccabi y Olympiacos) por 32.9 de
PAO (noveno equipo en la tabla reboteadora) En realidad los blancos
aparecen superiores en prácticamente todos los aspectos estadísticos
en comparación a los de Atenas, pese a quedar un puesto por debajo
en la tabla debido a ese triple empate final entre Olympiacos,
Panathinaikos y Real Madrid (y quien piense en una posible derrota
amañada por parte de los jugadores de Olympiacos, es porque
sinceramente desconoce la rivalidad del baloncesto ateniense entre
Panathinaikos y sus vecinos rojiblancos) La temporada europea del
Real Madrid, teniendo en cuenta la dureza de esta competición y las
adversidades sufridas en el roster blanco, ha sido francamente buena,
y pase lo que pase en su eliminatoria ante PAO debe ser considerada
de tal modo. Alcanzar plaza para otra Final Four sería llegar a
cotas de notable o sobresaliente.
En
este blog nunca hemos escondido nuestra admiración por el trabajo de
Pablo Laso en el banquillo madridista. Creemos que se ha ganado a
pulso sentarse en el mismo Olimpo que Pedro Ferrándiz o Lolo Sainz,
considerando la dificultad del máximo baloncesto continental actual.
Quien tenga dudas le recomiendo que repase de nuevo las primeras
copas de Europa conquistadas por el Real Madrid y valore las
diferencias entre aquellos torneos y la actual Euroliga. Baste ver
como equipos del calibre de Darussafaka y Lokomotiv Kuban se han
tenido que “conformar” esta temporada con jugar la final de
Eurocup. Las 16 plazas euroligueras son muy caras y pertenecen a
auténticos “pata negra” del baloncesto europeo. Laso ha ido
superando retos en el banquillo madridista a base de mucho trabajo y
de una capacidad para sobreponerse a la presión propia de quien
fuera uno de los mejores jugadores nacionales de su momento. Pero
posiblemente se encuentre ante el definitivo “más difícil
todavía” de su trayectoria como entrenador merengue.
Es
la segunda vez que afronta unos cuartos de final con factor cancha en
contra. La ocasión anterior no le deja buen recuerdo, pues en la
primavera de 2016 el Fenerbahce eliminaba a los blancos con un
rotundo 3-0, en una serie en la que el Real Madrid apenas tuvo
opciones. El OAKA, no hace falta recordarlo, es una de las canchas
más calientes y difíciles de Europa. El Panathinaikos llega a la
cita clave antes de la Final Four mucho más fresco y descansado,
como corresponde a un equipo que juega la liga griega frente a la
potente ACB. En esta última semana sin ir más lejos el equipo de la
capital de España se ha enfrentado en cinco días a Joventut de
Badalona y a la revelación Fuenlabrada. Tras el partido en el sur de
la comunidad Laso se mostraba satisfecho. Había arrancado una
victoria que le deja prácticamente en bandeja la primera posición
ACB y factor cancha en todas las eliminatorias, pudiendo dosificar
perfectamente a sus jugadores (aun así y debido a los problemas en
el puesto de base Luka Doncic se tuvo que ir por encima de los 27
minutos) Pero la comparación de nuevo con la situación griega no
invita al optimismo, y es que el Panathinaikos saldó su semana con
dos palizas que dejan clara su actual superioridad en el baloncesto
griego (no han perdido ni un partido) Ganó de 34 en su visita a
Creta y recibió al Kolossos de Rodas al que aplastó por 24, con
Calathes por debajo de la veintena de minutos. Esto sucedía el
pasado viernes, es decir, llegan al primer partido de cuartos de
final con un día más de descanso. Por si fuera poco Xavi Pascual
cuenta con dos piezas importantes fichadas a mitad de curso que no
están inscritos en la liga, con lo que su gasto físico durante la
temporada es bien distinto al de la plantilla madridista. Hablamos de
Adrian Payne y por supuesto de Mike James.
Todas
estas dificultades palidecen ante la última y mayor de todas, y es
que en una temporada concebida para encomendarse a una magnífica
tripleta de bases formada por Doncic, Llull y Campazzo, el técnico
vitoriano cuenta sólo con la joya eslovena, un Doncic superlativo
durante gran parte de la temporada pero a quien justo antes de parar
por problemas musculares ya se le advirtieron preocupantes signos de
fatiga. Doncic es un baloncestista inconmensurable, que agota los
calificativos, pero no es un superhombre.
Madrid
ha puesto de moda, muy a pesar, la importancia de tener un master en
tu currículo. La web de Marca, con tino, bautizaba al equipo de
fútbol como “master en supervivencia” después de su agónico
pase a semifinales de Champions League tras dejar en la cuneta a la
siempre peleona Juventus de Turín. Hoy Laso dejaba una frase que
puede resumir la accidentada temporada blanca: “hemos hecho un
master en lesiones”.
Contra
Calathes, contra James, contra el OAKA, contra un rival más
descansado, contra la historia del factor cancha en contra... el
master en lesiones quiere serlo también en supervivencia.
In Luka we trust |
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