Smith, el cuestionado. |
¿Qué les pasa a los Pistons?,
esa es la pregunta que nos hacemos los numerosos seguidores de la franquicia de
Michigan, quienes después de contemplar la inevitable reconstrucción tras el
fin de ciclo del maravilloso equipo de la primera década de este siglo (aquel
liderado por Billups, Hamilton, Prince y los Wallace) esperábamos esperanzados
que la nueva conjunción de estrellas, si no consagradas si en claro proceso de
hacerlo (Jennings, Smith, Drummond y Monroe) volverían a darnos noches de
gloria baloncestística. Por si fuera poco la llegada de un entrenador solvente
como Stan Van Gundy tras la fallida experiencia de confiar en el debutante
Maurice Cheeks (cesado a mitad de temporada y quedando al cargo del equipo su
asistente John Loyer) parecía suficiente motivo para que pensásemos en ver de
nuevo a los de la ciudad del motor jugando post-temporada en el devaluado Este.
Nada más lejos de la realidad, y el actual balance de 7-23, debajo del 25% de
victorias, muestra a la franquicia de Joe Dumars como una de las peores de su
conferencia y de toda la NBA (sólo New York, Philadelphia y Minnesota presentan
un registro peor), aunque al menos el hecho de haber ganado dos partidos
seguidos por segunda vez esta temporada ante dos equipos como Indiana y
Cleveland otorga cierto y moderado optimismo a los seguidores de Auburn Hills.
Dos victorias que llegan, precisamente, justo después de la marcha de quien
estaba llamado a liderar el nuevo proyecto de Dumars, Josh Smith.
Era el verano del pasado 2013
cuando “J-Smoove” se convertía en uno de los agentes libres más deseados de
aquel momento, después de 9 temporadas en Atlanta en las que su progresión
había sido notable. Se trataba de uno de los aleros más completos de la liga,
capaz de rendir por igual de 3 o de 4. Pese a sus limitaciones técnicas, sobre
todo en el tiro (hay varios "airballs" suyos colgados en you tube), su versatilidad e intensidad en el juego, especialmente
defensivo (ha sido el jugador más joven en llegar a los 900 tapones en la NBA
hasta el momento, y el único que ha alcanzado los mil con menos de 25 años) le
hacían un elemento apetecible para cualquier franquicia con aspiraciones, y un
jugador capaz de encajar perfectamente en un club como el de Detroit donde la
filosofía de juego colectivo y sacrificado (sobre todo atrás) ha primado
siempre por encima de las individualidades. Con 27 años parecía que aún no
había tocado techo, y desde los despachos de Detroit salieron gustosamente 56
millones de dólares para un contrato de 4 años que unía al alero de Georgia con
la franquicia ganadora de tres anillos. Año y medio después las cosas son muy
distintas. Smith era cortado hace tan sólo unos días y engrosa la ya larga
lista de decepciones y errores de Joe Dumars en el pasado reciente de un equipo
al que ayudó a llevar a lo más alto siendo jugador, pero no cesa de lastrar
como directivo. No obstante tampoco hay que cebarse con el manager general, ya
que no cabe duda de que Smith, como hemos referido, era uno de los deseados del
mercado durante el pasado verano y la mayoría de aficionados celebramos en su
momento aquel fichaje.
¿Por qué Smith no ha cuajado
en Detroit, con ninguno de los tres entrenadores que ha tenido, y por ende,
porque el equipo no ha dado el rendimiento esperado? La causa mayor parece
haber sido su incapacidad para adaptarse, o definirse, en el puesto de alero
puro, dejando el frontcourt y las cercanías del aro, donde realmente se siente
a gusto, a los dos jóvenes y talentosos pívots Andre Drummond y Greg Monroe. Van
Gundy cedió a los deseos de Smith y en los últimos partidos sacrificó a Monroe
(en todas las quinielas de traspasos desde la llegada del forward el verano de
2013) relegándolo al banquillo para dejar a Smith el puesto de 4, formando
pareja interior con Drummond. El experimento tampoco funcionó, y fue el propio
Van Gundy quien dio la cara para en rueda de prensa anunciar el despido del
jugador por motivos puramente deportivos, basándose sobre todo en el deseo de
apoyar la progresión de sus jugadores más jóvenes (y se entiende que en
particular de Drummond y Monroe) Los Pistons liberan masa salarial de cara a
seguir acometiendo una reconstrucción que comienza a ser demasiado larga y
exasperante. No obstante lo que si se puede reprochar a Dumars es no sacar nada
a cambio de la marcha de Smith (excepto la citada liberación salarial), cuando este
mismo verano J-Smoove estuvo envuelto en las habituales negociaciones sobre
trades, de las cuales la mayoría no llegan a buen puerto. Uno de los rumores
más insistentes le situaba en Sacramento a cambio de Derrick Williams, Carl
Landry y Jason Thompson.
La realidad es que el
jugador, una vez liberado de su contrato con Detroit, ha cogido rumbo a unos
Houston Rockets cada vez más peligrosos, al lado de su gran amigo Dwight
Howard, y para suplir la baja del lesionado Terrence Jones. Un equipo el tejano
en una dinámica absolutamente opuesta a la de los deprimidos Pistons.
Y sin embargo las dos últimas
victorias de la MoTown, especialmente la segunda frente a unos favoritos al
título como Cleveland (si bien es cierto que contaban con la baja de Kyrie
Irving) abren una ventana hacia el optimismo impensable hace tan sólo una
semana. ¿Realmente hay un cambio de tendencia? Hay que esperar para verlo, pero
lo cierto es que Andre Drummond vuelve a demostrar su auténtico nivel después
de un decepcionante comienzo de campaña (18 puntos y 14.3 rebotes de media en
sus tres últimos encuentros), Greg Monroe lleva cuatro partidos consecutivos
anotando en dobles dígitos, y Brandon Jennings promedia 19.5 puntos y 8
asistencias en estas dos victorias sin Smith en la MoTown. Detroit se queda sin
su Fab Four (de gama baja, pero sobre el que dada su juventud se esperaba
mucho), pero en su actual Big Three los jugadores parecen dar un paso al
frente. Veremos si son capaces de estirar su racha de victorias, y podamos
hablar entonces de una extraña temporada en los Pistons con dos caras bien
diferenciadas.
La zona es para ellos. |
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