Willie Ladson, bonhomía neoyorquina en Ourense. |
Hoy nuestra entrada tiene mucho de musical, de hecho
más de musical que baloncestística, aunque lógicamente su punto de partida es
el mundo de la canasta, excusa en esta ocasión para hablar de otra de nuestras
grandes pasiones. Y es que recientemente he descubierto a una joven e
interesante intérprete femenina de cálida pero imponente voz y buen tino a la
hora de fabricar melodías. Anda inmersa en el inminente lanzamiento de su
primer larga duración, que llevará por título “Shades of Blue”, y cuya canción
de adelanto, que precisamente da título al LP, engancha cosa fina.
La curiosidad por su figura se acrecentó en mi
cuando escuché el origen de esta gallega de piel morena y nombre claramente
anglosajón. Marem Ladson, que así se llama nuestra protagonista, es hija de uno
de los tantos jugadores de color estadounidenses que vinieron a nuestro
baloncesto a labrarse un futuro y, en algunos casos, llegando a encontrar el
amor, como fue el caso de Willie Ladson, un auténtico trotamundos de la canasta
que ha jugado en clubes de medio mundo pero cuya relación sentimental con
España y en concreto con Galicia supera cualquier otro vínculo con todos los
países en los que ha trabajado (Argentina, Venezuela, Rusia, Chile, México,
Paraguay, Chile, Holanda y por supuesto Estados Unidos, como ven un auténtico
trotamundos)
La historia de amor de Willie con la tierra de las
meigas comienza a mediados de la década de los 90. En 1995 llega a España para
enfundarse la camiseta del desaparecido Viña Costeira Verín, en la liga EBA,
donde ya dejó muestras de su calidad en la zona (su curriculum arroja
estadísticas de 20 puntos, 11 rebotes y 2 tapones por partido esa temporada)
Sería una primera toma de contacto antes de volver y echar raíces, ya que
después de jugar en distintas ligas, sobre todo en América del Sur, tendría que
esperar hasta 2003 para establecerse ya de una manera definitiva en nuestro
país y en Galicia, cuando vuelve a nuestro país para vestir las elásticas del
CB Galicia, Aracena, CB Ourense y Chantada, hasta su retirada en 2008. Una
historia de amor con el noroeste español que se plasma en su relación con una
periodista gallega con la que concebiría a la pequeña Marem, una preciosa
mulata que pronto demostraría inquietudes musicales hasta convertirse en una de
las más firmes promesas del actual pop español con raíces americanas.
Una historia de amor interracial, baloncesto, música
y cultura, como tantas otras que han enriquecido nuestro país gracias a tipos
como Willie Ladson, un jugador culto y con la cabeza bien amueblada que
actualmente trabaja en una empresa dedicada al intercambio de chavales entre
Estados Unidos y España para practicar baloncesto y sobre todo aprender otro
idioma y otra cultura. Una de esas historias que nos recuerdan lo mejor del
deporte, como instrumento integrador y no disgregador, y necesaria de recordar
en estos tiempos en los que tanto empeño hay en cerrar fronteras, levantar
muros y sacar a pasear banderas que sólo representan a los fanáticos de turno.
Mucha suerte a Marem Ladson y que disfrute de una
larga carrera componiendo e interpretando sus canciones.
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