lunes, 18 de febrero de 2019

EL BARÇA MÁS ÉPICO GANA LA FINAL MÁS POLÉMICA





Tomic levantó su primer título como capitán




El fin de semana copero no vuelve a defraudar. Desde el jueves hemos asistido a una serie de partidos espectaculares, buen nivel de juego, alguna sorpresa, una actuación individual para el recuerdo, y una final jugada a cara de perro y sólo empañada por las inexplicables decisiones (o no decisión en algún caso) arbitrales de los últimos 20 segundos del tiempo extra. Fin de semana que corona al Barcelona de un Pesic que parece dispuesto a romper la hegemonía del baloncesto madridista en la ACB. En 2012 un Pablo Laso que apenas llevaba unos pocos meses al frente del banquillo del Real Madrid hacía a su equipo campeón de Copa en una inolvidable final en la Ciudad Condal ante un Barcelona de Xavi Pascual que parecía inalcanzable hasta aquel momento para el club de Chamartín. Fue la primera piedra de toque, el único título ganado aquel primer año pero que prologó la que ha sido época más gloriosa del baloncesto madridista de los últimos 30 años. El pasado año Pesic hacía lo mismo con el Barcelona, conquistando únicamente la Copa después de unos años de travesía en el desierto azulgrana. Aquella final alocada con remontada no consumada del Real Madrid pudo ser un accidente… pero lo cierto es que el segundo título consecutivo copero (además del actual liderato ACB) confirma la realidad de que el Barcelona ha vuelto para quedarse.  


No fue un camino fácil el de los azulgranas hasta llegar a la final. En cuartos se midieron a un bravísimo Valencia, que sorprendió a los de Pesic de salida (13-21 primer cuarto), el Barcelona reaccionó en el segundo acto y a partir de ahí una igualdad tal que llevó a ambos equipos a encarar el periodo definitivo con empate a 58 en el marcador. Igualdad que se mantuvo durante gran parte del último cuarto, de hecho a falta de 3.52 para el partido el luminoso mostraba un 73-73 roto con un abrupto parcial de 10-0 azulgrana que inclinó la balanza del lado de los actuales líderes ACB, con un Adam Hanga absolutamente clave en el tramo decisivo. El húngaro acabó con 12 puntos y 4 rebotes, mientras que los 17 puntos de Heurtel comenzaban a edificar el edificio de su segundo MVP consecutivo. 

En semifinales esperaba un sólido Iberostar Tenerife que había destrozado a un decepcionante Unicaja en cuartos de final. Los de Pesic estaban escarmentados del partido del jueves ante Valencia y salieron dando su mejor versión de inicio. Parecía que no tendríamos partido cuando al final del tercer cuarto el marcador reflejaba un contundente 72-52. Incluso los de Pesic ampliarían la diferencia a 24 puntos (80-56 a falta de 6.59), pero un parcial de 1-12 puso el partido en otra perspectiva. Aun así parecía no haber lugar para la sorpresa, ya que hablamos de 13 puntos de ventaja cuando restaban tan sólo 2.47 para finalizar el choque. Pero el Tenerife no perdió la fe y sus ataques a la desesperada dieron sus frutos ante un Barcelona que sobrevivía gracias al tiro libre. Y llegó la polémica. A falta de 20 segundos Staiger clavaba un triple que ponía a su equipo a cuatro puntos. Acto seguido un robo de Brussino a Ribas era sancionado con una dudosa falta personal, y la curiosa protesta de Txus Vidorreta, de rodillas sobre el parquet, le costó una técnica que acabó de decidir el partido.   




Get on your knees, baby and pray pray pray for your love...



Fue más plácido el camino del Real Madrid hasta una nueva final copera. El Estudiantes apenas aguantó durante el primer cuarto, saldado con un espectacular 29-27 a favor de los blancos. A partir de ahí los de Berrocal no pudieron seguir el tremendo ritmo ofensivo de su rival, que llegó a estirar la diferencia hasta esos 31 puntos poco habituales de ver en un partido de Copa (de hecho hablamos de la segunda mayor diferencia del Real Madrid en un partido de esta competición) Laso puso en pista a todos sus efectivos, perfectamente dosificados, entre ellos un Felipe Reyes que se convertía así en el jugador con más partidos coperos jugados en la historia. Una fiesta. Su rival en semifinales sería otro histórico como el Joventut, protagonista de la gran sorpresa del torneo al doblegar al Baskonia con una actuación histórica de Nico Laprovittola. 36 puntos con 12 de 17 en tiros de campo, 8 de 8 en tiros libres, 4 rebotes, 7 asistencias, 4 robos de balón y 2 tapones en poco más de 34 minutos en pista. Se fue hasta los 50 de valoración. El partido de su vida y la mayor exhibición individual de la historia de la Copa del Rey. Descomunal. Parecía claro por tanto que cualquier opción de los verdinegros pasaría nuevamente por su base argentino, junto a Marko Todorovic. Tal dependencia de un jugador se lo puso fácil a Laso. Prácticamente toda su batería de jugadores exteriores se encargó en algún momento del marcaje al timón verdinegro, quien naufragó durante gran parte del partido aunque al final maquilló sus números valorando en positivo, al igual que su equipo, que finalizó con unos honrosos 12 puntos en contra después de encarar el cuarto acto 19 abajo. Un Madrid errático en el lanzamiento exterior (entre Llull y Rudy acumularon 3 de 22 en triples) pero apoyado en el gran momento de Randolph y Ayón.    




Nadie pudo con Lapro.



Y llegamos a la gran final. Reedición de la cita de 2018 en Las Palmas, y oportunidad por tanto para Laso y los suyos de tomarse la revancha de aquel extraño partido dominado por el Barcelona, que llegó a tener 18 puntos de ventaja en el tercer cuarto, pero que acabó sufriendo la remontada madridista con un último tiro triple fallado por Causeur que pudo dar la Copa a los blancos, además del posterior rebote de Taylor con falta de Claver no señalada por los árbitros. No hubo abrumador dominio azulgrana de inicio en esta ocasión, pero si es cierto que los de Pesic salieron un poco mejor al partido (16-20 primer cuarto) El Madrid apretó los dientes en defensa en el segundo acto, pero sus precipitaciones en ataque impidieron que tomase ventajas sólidas en el marcador. Resultado, 35-35 al descanso en un partido en el que primaban las defensas. Después de un fin de semana de exuberancia ofensiva la final iba a permitir pocas alegrías. Pero el Madrid volvió a bordar el baloncesto en el tercer cuarto, con un letal Randolph desde las esquinas, acompañado por unos Causeur y Campazzo mordiendo en defensa y agresivos en ataque. Y Ayón, claro. Por si fuera poco Rudy se unía a la fiesta tanto en defensa como en ataque. Un triple del mallorquín ponía la máxima diferencia del partido, 58-41, y encendía las gradas del Palacio, que veía como a once minutos del final el Madrid de Laso apuntaba a romper la dichosa maldición del anfitrión copero. La diferencia con la que los azulgranas encaraban el último cuarto sería de 14 puntos. Estupendo botín blanco, difícil misión blaugrana. Misión que comenzó a hacerse posible en parte gracias a la relajación madridista. Campazzo fallaba un tiro libre, Rudy perdía un balón totalmente controlado tras rebote… pequeños indicios de que el Madrid había bajado un punto de tensión. Todo lo contrario que el Barcelona, que subía líneas en defensa y en ataque se lanzaba a jugar sin red. No le quedaba otro remedio. Primero Claver, luego Oriola, posteriormente Heurtel y finalmente Kuric. Hasta cuatro triples consecutivos sin respuesta madridista. Heurtel apuntaba al MVP con cinco puntos consecutivos más que finalmente daban la vuelta al marcador. 61-63. Parcial de 0-17 y el Madrid “groggy”. Tocaba levantarse y apareció el Llull de las grandes ocasiones. Un triplazo ponía el 70-66 y volvía a levantar al público, pero tras el tiempo muerto otro parcial de 0-8 parecía casi definitivo para la victoria azulgrana. Cinco puntos de ese parcial llevaban la firma de Heurtel, quien enfilaba el banquillo ante el alivio madridista (al parecer acabó el partido aquejado de calambres en las piernas) Campazzo tomaría las riendas del ataque madridista y mantuvo con vida a su equipo desde los tiros libres, hasta llegar a la que parecía última posesión blanca con tres abajo y menos de medio minuto por disputarse. Llull buscó el empate desde el triple, su fallo lo solventó Taylor en el rebote y la bola llegó al Facu, liberado, quien sufrió la falta de Hanga para irse a la línea con tres tiros que podían valer una prórroga. Falló el tercero y parecía dejar la victoria copera en bandeja al Barcelona. Había que hacer falta y mandar un jugador culé al tiro libre. El elegido fue Claver, quien también dejó muestra de la insoportable presión de un momento así fallando el primero y dejando cinco segundos para que Llull demostrase de nuevo su capacidad como “clutch player” con un canastón que mandaba el partido a una prórroga a la que era difícil saber quien llegaba mejor, ya que ambos equipos habían tenido el partido tanto perdido como ganado. El Madrid, eso sí, contaba con la baja de Rudy Fernández quien había tenido que abandonar la pista minutos antes lesionado, mientras que Llull, no lo olvidemos, jugaba con unos puntos de sutura tras un choque con Pangos. 


El comienzo del tiempo extra se inició con un toma y daca entre ambos equipos intercambiando anotación sobre todo desde el tiro libre, hasta que a falta de menos de dos minutos el Madrid se quedó anclado en 87 puntos. Deck no aprovechó un pase debajo del aro de Campazzo y el propio base acabó haciendo falta sobre Pangos. El canadiense sólo aprovecho uno de los tiros, pero el fallo en el triple de Llull volvía a dar vida al Barcelona, que en el siguiente ataque dejó una de las jugadas del partido con un pick and roll entre Pangos y Tomic que finalizó con mate del croata sobre la cara de Ayón. Un Madrid obligado a anotar desperdiciaba otro ataque con un intento triple del Facu mal seleccionado. El Barcelona seguía llevándose el partido desde el tiro libre. Ahora le tocaba a un Singleton inédito en ataque pero que demostraba su experiencia y muñeca anotando los dos lanzamientos desde la personal. Con 87-92 y 21 segundos parecía sentenciado para el Barcelona, pero entonces llegó la locura. Randolph daba vida al Madrid a falta de 13 segundos con un gran triple. Ante la presión a toda cancha del Madrid Tomic encontraba a Singleton de palomero, dispuesto a hundirla hacia abajo y sentenciar el partido, pero Randolph apareció para soltar un hachazo desde atrás sobre el norteamericano increíblemente no sancionado ni con falta personal. El balón acabó en las manos de Carroll quien cruzando la pista soltó una de sus habituales “bombas” acompañada además de falta personal de Kuric. El de Wyoming puso al Madrid uno arriba a falta de cuatro segundos, para que tras tiempo muerto el Barcelona buscase un balón interior desde el saque lateral. Tomic, bien defendido por Ayón y Randolph, intentó una canasta a aro pasado pero falló en su intento y el balón lo capturó Randolph después de que el tiro de Tomic hubiese dado primero en el aro, no en el tablero. La acción del nacionalizado esloveno era legal a todas luces y resulta incomprensible que tras consultar el “instant replay” los árbitros concediesen canasta del croata y por tanto la Copa para el Barcelona (pese a ello Llull estuvo a punto de protagonizar otro de sus milagros con un lanzamiento triple desde su canasta) La única explicación lógica (que no aceptable) al paripé de utilizar el “instant replay” para dar validez a una canasta que precisamente la propia repetición demuestra que no es válida es la de la compensación ante la tragada de silbato en la acción anterior de Randolph sobre Singleton. Papelón por tanto para la ACB y el estamento arbitral, que ve como su “joya de la corona”, su torneo más mimado, queda empañado por segundo año consecutivo debido a la polémica arbitral. Casi 24 horas después de la final nadie ha salido a intentar dar una explicación sobre el desaguisado. Es un papelón pero lo tienen que aceptar y dar la cara. El Real Madrid ha expresado su queja pidiendo una disculpa formal. Está en su derecho, aunque es inevitable que al hacerlo se les recuerde la falta flagrante de Randolph no señalada que permitió el galope y canasta de Carroll. Más preocupante, en caso de tener alguna veracidad, son los rumores que hablan de una posible salida del club blanco de la ACB. Hablo ahora como seguidor del equipo madridista, y siento vergüenza de que se plantee este tema justo después de perder una final de Copa. Otra cosa es el debate sobre el futuro del baloncesto europeo y la supervivencia de las ligas domésticas. Todo lo que sea aspirar a escenarios mayores me parece bien, pero la pataleta en caliente de querer abandonar la ACB resulta tan ridícula como la del presidente de Panathinaikos la pasada temporada amenazando con dejar la Euroliga. Parece mentira que hablemos del club más laureado de España y de Europa, al igual que parece mentira que históricamente haya sido tan torpedeado desde dentro (¿cuántas veces se ha hablado de la desaparición de la sección?) Que dejen de manipular al madridismo con el viejo victimismo. Irse… ¿a dónde?, ¿con quién?, ¿a la NBA?, ¿alguien sabe cuánto costaría exactamente?, ¿seguiría siendo un club de socios, o una franquicia que en cualquier momento pudiera ser vendida a otra ciudad, como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia del baloncesto profesional norteamericano?, ¿una liga europea?, ¿y qué es si no la actual Euroleague, con los 16 mejores equipos de Europa (18 la temporada que viene) jugando todos contra todos en liga regular, clasificándose los ocho mejores para unos play offs de cuartos de final y posterior final a cuatro? Por favor, que alguien ponga cabeza a este sinsentido. El madridismo se defiende en la cancha, levantándose y luchando por los otros dos títulos restantes. Una cosa es la comprensible reacción de Felipe Reyes o de cualquier protagonista que se haya peleado en el barro durante dos horas de baloncesto en un partido increíble, pero a nivel institucional sería deseable otra imagen. Particularmente recuerdo escándalos mayores (la tristemente célebre “liga de Neyro”), tocó tragar sapos y culebras, levantarse, y seguir disfrutando de nuestro equipo y de nuestro deporte favorito. 




Las imágenes del lío.

No todo han sido malas noticias para el baloncesto madridista. La Minicopa Endesa ha vuelto a ser levantada por los blancos, y van ya siete años seguidos. Kaya Mutambiwra quiere seguir los pasos de los Mirotic, Doncic o Garuba como nueva perla de la cantera madridista. El espectacular exterior suizo fichado el pasado verano para la factoría blanca fue elegido MVP del torneo con sus 15.2 puntos, 8 rebotes y 1.8 asistencias por partido. 




Mutambiwra, la tradición continúa.



EL QUINTETO DE LA COPA: 

THOMAS HEURTEL (BARCELONA): Especialista en finales de copa. Ya tiene tres trofeos de MVP (dos en España y uno en Turquía), único jugador en la ACB en ganarlo dos veces de manera consecutiva. Asesino metódico: 17 puntos y 4 asistencias al Valencia, 11 y 3 al Tenerife, y 22 y 6 en la final. 

NICO LAPROVITTOLA (JOVENTUT): 36 puntos con 12 de 17 en tiros de campo, 8 de 8 en tiros libres, 4 rebotes, 7 asistencias, 4 robos de balón y 2 tapones. 50 de valoración para eliminar a Baskonia. No pudo repetir exhibición ante el Madrid, pero su partido de cuartos queda para la historia.

ADAM HANGA (BARCELONA): Una de las claves del buen momento azulgrana hay que encontrarla en un Hanga que por fin recuerda al de Baskonia. Pese a su pobre partido en la final, fue clave en la recta final ante Valencia y mantuvo buen tono ante Tenerife. 

ANTHONY RANDOLPH (REAL MADRID): La excelencia de su muñeca y la finura de su juego se han visto acompañadas del Randolph más competitivo y emocional que se recuerda con la camiseta blanca. Peleándose bajo aros (6.3 rebotes por partido) y letal desde el triple (8 de 17 en el total de los tres partidos) 

GUSTAVO AYÓN (REAL MADRID): Si el Madrid hubiese ganado la Copa, muy posiblemente hubiese sido MVP. Sus números en los tres partidos son brutales: 16 puntos, 9 rebotes y 3 asistencias ante Estudiantes. 16-9-2 ante Joventut y 12-8-5 en la final. Y ojo, un tremendo 21 de 26 en tiros de campo. Para mí el mejor jugador del torneo. 


ENTRENADOR:

SVETISLAV PESIC (BARCELONA): Hay que reconocer el mérito de Pesic, al que se le veía como un entrenador jubilado ejemplo de otra época de baloncesto (época más aburrida, todo hay que decirlo) pero que ha sabido reinventarse en este nuevo basket de alta velocidad. Su Barcelona no necesita agotar la posesión y girar en torno al hombre alto (Tomic, cada vez menos referente), libertad para correr, mucho 2x2 en estático, y por supuesto intensidad defensiva. Ha encontrado la tecla. En sus cuatro temporadas como entrenador azulgrana ha ganado la Copa en tres ocasiones. Tremenda efectividad. 




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