martes, 14 de mayo de 2019

VITORIA VIVIRÁ LA FINAL FOUR MÁS TURCA



Mayo vuelve a vivir el mayor fin de semana del baloncesto europeo. Es el segundo año que lo hace después de nada menos que una liga regular de 30 partidos en la que los 16 mejores equipos de Europa se han visto las caras, todos contra todos, a doble partido, para posteriormente dirimir el pase a la final a cuatro en unas series de cuartos de final que han tenido un poco de todo. La admirable solvencia del Real Madrid, finiquitando su eliminatoria ante Panathinaikos por la vía rápida (y sin Llull), la capacidad de reacción de CSKA y Fenerbahce para sentenciar a domicilio después de que Baskonia y Zalgiris, respectivamente, rompiesen el factor cancha en el segundo partido de las series, y el agónico pase del Efes Pilsen en el quinto partido ante Barcelona en la eliminatoria más igualada (tiene su lógica si tenemos en cuenta que se enfrentaban cuarto de liga regular contra el quinto) Es precisamente el acento turco de esta final a cuatro en Vitoria lo que más nos llama la atención en un primer lugar, ya que por primera vez en la historia dos equipos de ese país disputan la fase final de la máxima competición europea.


Efes Pilsen es, que duda cabe, la gran revelación de esta edición de la Euroliga. Tras una brillante liga regular en la que su clasificación para cuartos no ha corrido peligro en ningún momento (su posición más baja ha sido la séptima plaza) vuelve a una final a cuatro 18 años después de su última participación, cuando todavía la organización corría a cargo de la FIBA. Aquel era un auténtico equipazo (Scepanovic, Arslan, Onan, Tunceri, Yilmaz, Okur, Drobnjak, Mulaomerovic, Kaya Peker...) Algunos de estos jugadores, más otros de todavía mayor relumbrón (Turkoglu, Kutulay, Ricky Winslow...) también habían disputado la anterior final a cuatro, en Salónica. En ambas ocasiones caían en el primer partido frente al mismo equipo y mismo entrenador. Eran los tiempos del dominio verde del Panathinaikos de Obradovic. Un Obradovic que vuelve a aparecer en el horizonte como rival en semifinales dirigiendo al todopoderoso Fenerbahce en el primer derbi otomano de la historia de la Final Four. En aquel Efes de principios del siglo, por cierto, comenzaba a destacar un joven entrenador turco que ya es historia del baloncesto de su país, Ergin Ataman.


Mucho morbo en un duelo bastante imprevisible debido a los acuciantes problemas físicos con los que el campeón de 2017 llega a la cita crucial. Lauvergne y Datome dejan huérfano el juego interior (aunque en el caso del italiano su influencia ofensiva suele aparecer por fuera), sobre todo teniendo en cuenta que Jan Vesely también es duda. Por si fuera poco la participación del estajanovista Kalinic también está en el aire. Obradovic pierde centímetros, defensa, y tiro exterior. De que lleguen (y como lleguen) Vesely y Kalinic dependen gran parte de las opciones de un equipo que se verá obligado a echarse en los brazos del corajudo Sloukas, posiblemente uno de los jugadores más infravalorados de Europa, prolongación de Zeljko en la pista y capaz de leer en cada momento lo que su equipo necesita. El guerrero griego ha sido el máximo anotador y asistente de los turcos durante una liga regular que los de Obradovic han dominado para acabar siendo los líderes de la tabla con un balance de 25-5. A su lado Ali Muhammed/Bobby Dixon sigue jugando a un grandísimo nivel a sus 36 años cumplidos el pasado Abril (9.4 puntos y 2.2 asistencias en 17.33 minutos por partido en Euroliga y lanzando por encima del 50% en tiros de tres), pero lo mejor de todo es que el nacionalizado turco se crece en este tipo de citas. Sin Kalinic, jugadores como Erick Green, Mahmutoglu y sobre todo Guduric deberían dar un paso al frente, y si no llega Vesely la figura de Nicolo Melli se acrecienta hasta límites antes insospechados. Está será la guardia pretoriana con la que Zeljko intentará hacer equilibrios. Se ha hablado mucho en los últimos días del joven tirador Egehan Arna por su exhibición anotadora (51 puntos, 10 de 16 en triples) ante el colista Sakarya (en situación de impago y jugando con juveniles), pero lo cierto es que en Euroliga su participación ha sido anecdótica (apenas ha jugado un par de partidos) Que nadie le espere.



Omer Onan, ex de Efes y Fenerbahce, ahora asistente de Obradovic.



El Efes, haciendo honor al baloncesto moderno, basa su juego principalmente en la dinamita exterior que encarna su exhuberante backcourt Micic y Larkin (el ex del Baskonia suele salir desde el banquillo), quienes sumados a otro ex-baskonista como Rodrigue Beaubois y otro jugador para mí infravalorado y del corte Sloukas como es el croata Kuroslav Simon, conforman el en mi opinión mejor cuarteto puramente exterior de la Final Four. Aunque en realidad el jugador más valorado y máximo anotador y reboteador de la competición en el equipo cervecero ha sido el ex-barcelonista Adrien Moerman (12.4 puntos y 6.2 rebotes, 15.7 de valoración) Otro viejo conocido como Tibor Pleiss refuerza el juego interior, junto al poderoso Bryant Dunston. Ataman ha construído un equipo muy completo, capaz de sacar un gran rendimiento en momentos concretos de piezas “menores” como el multiusos James Anderson (vital su quinto partido ante Barcelona con 11 puntos y 4 rebotes en 21 minutos) En la liga doméstica y Euroliga sus enfrentamientos ante Fenerbahce se han saldado con tablas, ya que los de Ataman han vencido sus dos partidos en casa mientras que han sido derrotados en sus dos comparecencias como visitantes ante Obradovic, pero Zeus Zeljko se llevó la última copa turca derrotando por diez puntos en la final precisamente al Efes, aunque los de Atanam ganaron la Supercopa de su país al comienzo de la temporada derrotando a Fenerbahce, o sea que también igualdad en copas. Por tanto muchas opciones para la “cenicienta” Efes Pilsen en caso de que Obradovic no pueda contar con Vesely y Kalinic cerca de su mejor nivel.


Real Madrid y CSKA reeditan su duelo de semifinales de la pasada temporada. Difícil también dar un favorito, pese a que los rusos ganaron los dos duelos de temporada regular al equipo de Laso (con marcadores bastante ajustados, cinco arriba en el Palacio y de cuatro en Moscú) sin el mejor Sergio Rodríguez. De hecho el “Chacho” ni siquiera participó en el partido de ida, y en el segundo encuentro estuvo muy lejos de su mejor versión. Por contra De Colo, Higgins y Clyburn se mostraron letales de cara al aro, uniéndose a ellos Daniel Hackett en Moscú (14 puntos en 15 minutos) Y es que Itoudis está sobrado de dinamita y al menos en anotación parece un equipo capaz de mirar cara a cara al Madrid de Laso, e incluso superarle. Hablamos de los dos equipos que más puntos anotan por partido dentro del grupo de cuatro supervivientes (86.5 los rusos, 85.45 para los blancos) La condición física del ex-madridista, por tanto, no parece tan relevante de cara a este duelo, y si nos ceñimos a lo visto durante toda la temporada habría que dar como favoritos a los de Itoudis. Pero es que Laso ha conseguido mantener a su equipo a un buen nivel durante todo el curso para precisamente en primavera estar mostrando su mejor cara e incluso haberse aupado al liderato ACB. Los blancos llegan a la cita en un momento espectacular, pero ojo, el CSKA viene de barrer al Nizhni Novgorod en cuartos de final de la VTB y hasta dentro de ocho días no comenzará su duelo de semifinales frente al Zenit. Toda la carne en el asador puesta por tanto en el empeño en recuperar un trono que fue suyo por última vez en 2016, anotándole nada menos que 101 puntos al Fenerbahce de Obradovic (tras prórroga), la anotación más alta de un campeón desde los estratosféricos 118 del Maccabi en 2004. El duelo se antoja espectacular entre los dos equipos que más descaradamente han apostado por el baloncesto de ritmo vertiginoso en los últimos años en el continente. La declaración de principios moscovita se hace patente desde la propia concepción de la plantilla, donde ningún jugador llega a los 210 centímetros de estatura (el techo es el joven Lopatin, con 2.08 y a quien difícilmente veamos en Vitoria, y un cada vez más residual Vorontsevich con sus 2.07) Los rebotes son cosa de “bajitos” como Hines, Hunter, Bolomboy o Clyburn. Cobra mayúscula importancia por tanto el efecto Tavares (sin olvidarnos de Ayon, siempre fiable en este tipo de citas), los números en este sentido no mienten, el Real Madrid es el equipo con mayor promedio reboteador del torneo (36. 97 rechaces por partido), sensiblemente superior al del CSKA con sus 34.88. Veremos si esos más de tres rebotes de diferencia anulan la puntería moscovita en el triple, con un 39.84% claramente mejor que el 37.75% madridista (claro que los de Laso han lanzado nada menos que 168 tiros más desde esa distancia... habiendo jugado un partido menos que los rusos) No descubrimos nada asegurando que el acierto desde el 6.75 va a ser clave en un partido entre dos equipos con tanta dinamita, y por ello volvemos a insistir en la importancia de la superioridad madridista en el rebote y el número de más posesiones que ello le pueda otorgar. Para ello el gigante Tavares tiene que superar los pírricos 3 puntos y 2 rebotes por partido que promedió en los dos choques ante CSKA en liga regular.


Obradovic, Laso, Itoudis, Ataman... nombres ya míticos y consolidados dentro del baloncesto europeo en una Final Four necesariamente enfocada a admitir y admirar el brillo de los cuatro técnicos protagonistas. No faltarán estrellas en la cancha, pero el hueco dejado por los Navarro o Spanoulis todavía no puede calibrarse en su justa medida para reconocer sus sucesores, excepto en el caso de Felipe Reyes, sin duda el jugador más histórico de todos cuantos competirán este fin de semana. Pero en honor a la verdad y a diferencia de los dos genios anteriormente citados, el bueno de Felipe no ha logrado brillar demasiado en las finales a cuatro, y de hecho su mejor actuación individual fue posiblemente ante el Maccabi Tel Aviv en 2011 cuando los blancos regresaban a la gran cita tras 15 largos años de ausencia. Sus 15 puntos y 14 rebotes resultaron estériles ante un equipo israelí liderado por jugadores del calibre de Jeremy Pargo, Chuck Eidson o Schortsanitis. Aquella euroliga, por cierto, la acabaría ganando el de siempre, Zeljko Obradovic con el Panathinaikos. El mismo Obradovic que amenaza con conquistar su décimo entorchado continental e igualar en una sola persona el mejor palmarés colectivo, precisamente el del Real Madrid.




Felipe Reyes. Séptima Final Four para el máximo reboteador de la competición. Quiere seguir haciendo historia.




No hay comentarios:

Publicar un comentario