viernes, 31 de mayo de 2019

SIAKAM ENCARNA LA BENDICIÓN CANADIENSE



No pudo conocer mejor debut en unas finales NBA la populosa ciudad de Toronto. El equipo de Nick Nurse pone el 1-0 en las series y prolonga el estado de gracia de la franquicia de Ontario. Cinco victorias consecutivas en post-temporada para un equipo al que literalmente le sale todo. Canastas imposibles tras rebotar varis veces en el aro, triples a tablero, encestes sobre la bocina de posesión… cabe preguntarse si Dios es canadiense, porque lo cierto es que las manos de los jugadores de Toronto parece que han sido bendecidas, con casos tan asombrosos como los de Fred VanVleet, héroe inesperado en las últimas semanas para el club del norte del continente. Aunque si nos ceñimos al primer partido de las finales el gran protagonista no ha sido otro que el camerunés Pascal Siakam, haciendo el partido de su vida en el mejor escenario posible.  




La progresión del espigado jugador africano ha sido evidente durante toda la temporada. De los 7.3 puntos, 4.5 rebotes  y 2 asistencias del curso 17-18, a los rotundos 16.9 puntos, 6.9 rebotes y 3.1 asistencias del presente ejercicio. Números que evidentemente le hacen entrar en todas las quinielas a Most Improved Player (jugador más mejorado respeto a la temporada pasada), galardón al que opta junto a D’Angelo Russell y De’Arron Fox. Y también es cierto que este año le habíamos visto superar la treintena de puntos en alguna ocasión, incluso se fue hasta los 44 ante Washington (tope de su carrera), pero hablamos de una tarjeta de 32 puntos con un descomunal 14 de 17 en tiros de campo, 8 rebotes, 5 asistencias y 2 tapones en un partido de las finales por el título. Como todos los jugadores venidos del continente africano, la historia humana que hay detrás del deportista es digna de ser contada. Y es que el padre de Pascal, alcalde en su momento de la populosa ciudad natal del jugador, Duala, envió a su hijo al seminario con la intención de que se convirtiera en sacerdote. No fue hasta el año 2011, siendo ya Siakam un adolescente de unos 16 o 17 años, cuando tuvo un auténtico primer contacto con el mundo del baloncesto a cierto nivel y con las posibilidades de futuro que le podían otorgar el mundo de la canasta si era capaz de trabajar y aprovechar la materia prima de su físico. Aquellas vacaciones de 2011, justo un año antes de la que debería ser su graduación como sacerdote, Siakam acompañó a unos amigos a un campus NBA perteneciente al programa “Basketball Without Borders”, oficiado por Luc Mbah Moute (por aquel entonces enrolado en Milwaukee Bucks) Fue un tardío despertar para el baloncesto, pero que le haría tomar la decisión de hacer las maletas para viajar a Estados Unidos a labrarse una carrera. El primer colegio en el que jugó en el Nuevo Continente, por cierto, tiene el nombre de God’s Academy (la academia de Dios), ¿alguien duda de que este chaval está bendecido?  



Siakam, su gran noche.





Siakam fue un martillo pilón en el ataque canadiense. Al poste, desde la media distancia, en el triple… lideró un equipo en el que Kawhi Leonard volvió a hacer uno de esos partidos a los que nos tiene tan acostumbrados. De menos a más. Una discreta primera parte (8 puntos, sólo 3 en el primer cuarto), sensación de no estar para finalmente acabar con 23 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias, y de nuevo otra paliza impresionante con 43 minutos en pista. Inhumano. Marc Gasol fue la otra pieza del tridente. Steve Kerr sorprendió poniendo a Jordan Bell de inicio, en ese rol de falso pívot titular que venía ocupando Andrew Bogut (ayer no jugó ni un segundo), quizás intentando despistar a Marc, dejándole sin un “cinco” claro de referencia en la zona a quien marcar. Un error, porque el internacional español demostró estar tan fino físicamente como para salir constantemente a todo tipo de ayudas exteriores, además de eso dejó una de sus mejores versiones en ataque yéndose hasta los 20 puntos. En un equipo tan acostumbrado a la circulación exterior Marc ejerció de balanza ejecutando desde la media distancia y jugando de espaldas al aro. Estamos acostumbrados a ver en los últimos años a los ganadores de la NBA jugar prácticamente sin pívot, tendencia que nuestro jugador parece empeñado en querer cambiar. En ese sentido Kerr recupera la baza de DeMarcus Cousins, quien ayer participó ocho minutos, demostrando una evidente y comprensible falta de forma. Veremos si logra encajar en el puzzle californiano, pero en medio de unas finales y teniendo en cuenta la prevalencia del juego exterior en el equipo de Oakland, no parece que vaya a ser un elemento desequilibrante, aunque evidentemente hablamos de un jugador con calidad, puntos en la mano, y buena visión de juego para un interior. Marc, como decimos, fue el punto de equilibrio de un equipo de cuyos nueve primeros ataques en este G1 ocho de ellos fueron intentos triples (dos de ellos del propio Marc) Danny Green, por cierto, está de vuelta. Suyo fue el primer triple del partido y sus 11 puntos finales son oro puro para un equipo que ya lo daba por perdido, y es que hay que recordar que llevaba ocho partidos consecutivos sin pasar de la decena de puntos.




Toronto fue fiel a su estilo de circulación rápida de balón, poco bote y mucho tiro exterior. El orden táctico de Nick Nurse, quien ya ha hecho historia convirtiéndose en el primer entrenador de la historia en disputar finales de la NBA y de la D-League (la liga de desarrollo, algo así como una filial de la NBA), continúa resultando ejemplar, pero eso no impide que el equipo castigue con contras fulgurantes los fallos y pérdidas de balón del rival ni que recurra de vez en cuando al “run and gun”. Paradigmática fue la jugada que en los primeros minutos del tercer cuarto levantó a los espectadores del Scotiabank Arena. Después de una canasta fácil de Draymond Green en penetración Lowry ve adelantado a Siakam, quien recibe la bola cerca del aro para asistir a Leonard, castigando la malísima transición defensiva (uno de los puntos débiles de Golden State anoche) del rival. Ni siquiera cabe hablar de contrataque en el sentido estricto dentro del baloncesto, el que se produce tras fallo rival, ya que los Warriors habían conseguido canasta y por tanto el balón no estaba en juego. Tampoco fue fruto de adelantar las líneas y presionar a toda pista dejando a uno de los rivales adelantado. No, fue simplemente lentitud en hacer la transición. Una jugada que bien haría Steve Kerr en recordar a sus jugadores una y otra vez como ejemplo de la actitud que no deben tener los Warriors si quieren revalidar el títulos de campeones. ¿Se han cansado los de Oakland de, por decirlo en castizo, bajar el culo después de ganar tres anillos en cuatro años?




No nos olvidamos tampoco de nuestro “patito feo” favorito de Toronto. Fred VanVleet continúa su idilio con el aro y finalizó con unos lustrosos 15 puntos. Hay que ver lo que hace la confianza, porque pese a que no mantuvo su escalofriante acierto en el triple de los tres últimos partidos ante Milwaukee (recuerden que acumuló un 14 de 17 en esos encuentros desde la letal distancia) y sólo anotó uno de sus cuatro lanzamientos desde el arco, nos descubrió su faceta de anotador en penetración y en el uno contra uno, yéndose contra los rivales y sacando faltas personales. Nos tiene enamorados.  




En mi opinión los Warriors siguen siendo favoritos. Es muy difícil pensar en una serie fácil para Toronto y que Golden State no alargue las finales, con lo que el factor físico sigue cobrando vital importancia. Kerr continúa manejando más recursos, pese a que ayer Nurse utilizase, ¡por fin!, un noveno jugador en momentos importantes, el base Patrick McCaw, quien dispuso de casi siete minutos en pista ante los problemas de faltas de Lowry. McCaw, por cierto, vive sus terceras finales después de haber vestido la camiseta de Golden State las dos anteriores  temporadas.  Es el caso inverso al jugador de segundo año Alfonzo McKinnie, quien en su año “rookie” fuera miembro de los Raptors. McKinnie fue uno de los siete jugadores de banquillo utilizados ayer por Kerr (en honor a la verdad Jacob Evans jugó sólo tres segundos), es decir, el entrenador tejano puso a sus doce jugadores convocados. Da la sensación de que Kerr se mantiene fiel a un plan en el que la rotación juega un papel fundamental y que a la larga parece mucho más inteligente que la idea de Nurse de exprimir a sus ocho jugadores básicos. También da la sensación, y esto resulta más preocupante, que Golden State está jugando con una marcha menos. Preocupante porque ya han cedido un punto de ventaja, si bien es verdad todos sabemos que los Warriors pueden hacer un baloncesto mucho más efectivo, y por supuesto, evitar que el rival lo haga.   




Veremos que sucede con Kevin Durant y como condiciona su posible regreso el juego del equipo. Hablamos del jugador más desequilibrante de Golden State en este tipo de partidos, como demuestran sus dos galardones de jugador más valioso de las dos últimas finales. Con Durantula en pista los Warriors vuelven a tener ese extraño orden ejercido desde la posición de “point-forward” (el duelo con Leonard puede ser colosal), ataques moderadamente más largos (dentro de la locura ofensiva que suele caracterizar a los de Kerr) y posiblemente menos lagunas en transición defensiva que las vistas en este G1. 





Durant sin uniforme, ¿forzará su regreso para el G2?




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