viernes, 15 de junio de 2012

UNA FINAL EN EL DIVAN


"La clave no está en caer si no en saber levantarse y continuar" (Paulo Coelho)


A estas alturas no creo que nadie dude ya de la importancia de la psicología aplicada al deporte de alta competición. Lejanos quedan los tiempos en los que aquel estudioso del fútbol como era Benito Floro (quien quedaría para siempre atrapado en el recuerdo de aquello de "con el pito nos los follamos"), precursor nada reconocido de ese fútbol cerebral y científico del que tanto se ha hablado posteriormente, provocaba la hilaridad del aficionado obligando a Butragueño a visualizar un limón y posteriormente imaginarse como se comía ese limón simplemente con su mente (y a la vez hacía que los aficionados no pudiésemos quitarnos tan curiosa imagen de la cabeza), en aquellas cosas ocupaba el tiempo la prensa deportiva de la época.  


¿Y si les cambio el limón por una mandarina?




De modo que nadie duda ya de la importancia de mantener la cabeza bien amueblada y sobre los hombros a la hora de competir. Un claro ejemplo de ello lo podemos ver en las excitantes, fascinantes, apasionantes, y demas adjetivos acabados en -ante (incluído Ante Tomic) series finales de la Liga Endesa. La gestión de las emociones está resultando un factor clave en un play off que no está siguiendo demasiada lógica, o quizás precisamente esa sea su lógica de una final abierta entre dos grandísimos equipos, lo cual resulta ya de por si una grandísima noticia para el aficionado. Pablo Laso, sobre quien ya nadie debería dudar, está mostrando un extraordinario temple en este sentido. En unas semifinales durísimas frente a un corajudo Caja Laboral levantó una eliminatoria en la que se había perdido el factor cancha en el primer partido, el tercero, clave, se pierde después de un arbitraje casero y parcial que les lleva a una prorroga desnivelada, y salva dos match balls en contra para meterlos en la gran final. Una final que comienzan perdiendo de una manera increíble aquel primer partido del triplazo de Marcelinho Huertas, una oportunidad dorada que quizás no se volviese a presentar. Sin embargo a partir de ahí, espoleados y heridos en su orgullo, vemos al mejor Real Madrid, capaz de remontar el segundo partido, y hacer uno de los mejores partidos de la temporada en el tercero.  


No lo tenía fácil tampoco Xavi Pascual después de ver como el Real Madrid les pasaba por encima en el Palacio de los Deportes, aquello parecía más que una simple victoria, era como una intención de que el rival capitulase. Pero Xavi, como Laso en otras ocasiones, no dejó a sus jugadores venirse abajo en ningún momento. El equipo blaugrana se levantó y mostró su orgullo de campeón en el cuarto partido.  


Xavi Pascual y Pablo Laso se están mostrando como magníficos entrenadores al frente de magníficos equipos. En el caso de Pascual lo tiene más fácil, ya que este actual Barcelona tienen intrínseco un gen ganador en gran parte de sus jugadores que lo han ganado todo en los últimos años (en gran parte gracias al propio Pascual, nadie ha ganado más en Europa en menos tiempo que este técnico), más meritorio es lo de Laso, que ha insuflado confianza en una serie de jugadores sobre los que había demasiadas dudas. Baste ver la actitud con la que saltan a la cancha tipos como Sergio Rodriguez, Carlos Suárez o Nole Velickovic en comparación con la pasada temporada para darse cuenta de que algo ha pasado en ese vestuario.    


El Chacho y Nole, confianza recuperada.  




Parece incluso como si para estos entrenadores fuera más fácil gestionar las emociones de sus jugadores en los momentos complicados que después de la euforia de la victoria. El Madrid superó una situación delicada en Vitoria después del tercer partido de semifinales, donde al borde de la eliminación, comprendió que lo único que necesitaba era ganar uno de sus dos partidos en cancha rival para volver a llevar la serie a donde querían. Habían fallado con su primera bala, pero les quedaba otra, y esa no la desaprovecharon. Igualmente la serie final la comenzaban con esa filosofía, había que arrancar una victoria en el Palau, por lo que no iban a venirse abajo después de perder aquella ocasión malograda por el triple final de Huertas. Les quedaba otra oportunidad, y esa no fue desperciada. De igual modo Pascual sabía que no importaba ni la diferencia ni la imagen con la que habían caído en el tercer partido, su viaje a Madrid comprendía de dos partes, y sólo les bastaba estar bien en uno de los actos para llevar la obra a la parte final que les interesaba, como así ha sido. De modo que para el Barcelona se presenta el quinto partido en una posición inmejorable, ya que han recuperado el factor cancha, pero por otro lado se han quitado de encima el presunto favoritismo que pudieran tener al comienzo de la serie, lo cual siempre te permite jugar más ligero. Cuanta menos presión mejor.  


Ciértamente entre dos equipos de un nivel tan alto y parejo como estos finalistas, es bastante difícil ganar dos partidos seguidos, cuanto más tres, como hubiera sido si el Madrid hubiese sido capaz de cerrar la serie en el Palacio. De momento la progresión de la final está siendo 1-2-1, una extraña lógica matemática por tanto nos daría que es al Barça a quien le toca ganar dos seguidos ahora... y llevarse la final.    


Lo que si tengo claro, es que tanto Xavi Pascual como Pablo Laso tienen el divan preparado esta noche para sus jugadores. De como visualicen el dichoso limón dependerá gran parte de lo que pase mañana en esa batalla final que ya no conocerá más continuaciones, pase lo que pase quienes salgan derrotados se preguntarán como han podido dejar escapar este título, unos después de haberlo podido conquistar en feudo propio y con 2-1 a favor, los otros tras haber hecho lo a priori más difícil, levantarse después de la caída.  



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