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Navarro levanta su sexta Copa del Rey |
El Regal Barcelona se ha alzado con el título de Copa del
Rey en la edición de la presente temporada. Sinceramente no creo que haya sido
una gran sorpresa. Es cierto que por trayectoria liguera el gran favorito era
el Real Madrid, pero inmediatamente después del equipo de Laso en los
pronósticos creo que era de justicia colocar a los azulgranas si nos atenemos a
la trayectoria reciente del equipo de Xavi Pascual y su insaciable afán por
seguir coleccionando títulos. Si consideramos simplemente a la competición
copera, los datos son elocuentes, en los últimos cuatro años el Barcelona ha
ganado tres títulos y jugado cuatro finales. Nadie ha dominado este torneo como
el Barça de Pascual en los últimos años.
El título conquistado por el equipo barcelonista en esta
final a ocho disputada en Vitoria tiene además una curiosa trayectoria, como si
se tratase de una exigencia decreciente, cuando en una competición de este tipo
debería ser al contrario. Pero en efecto, el partido que inauguraba el torneo
el pasado jueves fue la auténtica final anticipada y finalmente la milagrosa
canasta de Lorbek que llevaba el partido frente al Madrid a una segunda
prórroga acaba valiendo una Copa del Rey tanto como el triple de Marcelinho
Huertas en el primer partido de la pasada final de Liga terminó valiendo un
título liguero. Y es que toda la intensidad, emoción y calidad baloncestística
pareció condensarse en los 50 históricos minutos que Real Madrid y Barcelona
nos regalaron en ese partido inaugural del torneo. Tanto es así que cuesta
encontrar motivos de interés en los seis partidos que sucedieron tras la
batalla entre madridistas y barcelonistas. Aún así los hubo, sobre todo por
parte de un Gran Canaria que hace historia al vencer, por fin, un partido de Copa,
con un descomunal Xavi Rey postulándose para la selección definitiva que
defienda los dos últimos oros europeos el próximo verano. La cita vitoriana nos
deja, por otro lado, una realidad palpable de nuestro baloncesto en cierta
manera un tanto dolorosa. Hay demasiadas distancias. Demasiada diferencia entre
Real Madrid y Barcelona y el resto. Y a partir de ahí, demasiado camino entre
Caja Laboral y Valencia y los restantes… ese resto plagado de grandes equipo
competidores pero sustentados sobremanera en sus tres o cuatro jugadores clave.
Tan acuciante es esa dependencia que incluso un equipo al que muchos veían como
posible “tapado” para dar algún susto en esta edición, el Estudiantes de Txus
Vidorreta, llegó derrotado de antemano a la capital alavesa en cuanto conoció
la ausencia de su gran cañonero y máximo anotador de la Liga Endesa Carl
English.
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Lorbek obró el milagro. |
Como decimos, para el recuerdo quedará sobremanera uno de
los mejores Real Madrid-Barcelona de todos los tiempos, demostrando que los dos
grandes dominadores históricos de nuestro basket pueden volver a revivir esas
viejas batallas de los 80 con las que todos crecimos. A eso ayuda,
evidentemente, que haya continuidad tanto en los técnicos como en los
jugadores. En ese sentido la confianza del Barcelona en su entrenador Xavi
Pascual pese a las desmemoriadas y olvidadizas voces que pedían su cabeza por
los partidos perdidos en Liga Endesa (aún a pesar de su notable andadura
europea) ha vuelto a dar sus frutos. Detengámonos un instante en la figura de
Pascual. Con 40 años su palmarés alumbra ya tres ligas ACB, tres copas del Rey,
tres supercopas y una Euroliga. Todo ello sin llegar a los cinco años sentado
en ese banquillo como primer entrenador. Nadie ha ganado tanto en menos tiempo.
Y ahora volvamos a la Copa. El Madrid-Barcelona fue un partido tan intenso y
tan completo que permite ser abordado desde muchísimos puntos de vista. Ambos
equipos lo tuvieron perdido y lo tuvieron ganado en diferentes fases del
encuentro. En honor a la verdad hay que admitir que si un equipo es capaz de
mandar en el marcador durante un 90% del tiempo del encuentro, posiblemente
haya sido mejor, y ese ha sido el caso del Barcelona. Pero hay que quitarse el
sombrero ante un Madrid que yendo por debajo en ningún momento se desconectó del
choque, pese a vivir momentos sumamente complicados durante el mismo, con ocho
abajo mediado el tercer cuarto, o seis en contra mediada la primera prórroga.
Precisamente esa primera prórroga de la que fue capaz de sobreponerse parecía
que finalmente se decantaría de su lado. Tras verse como decimos seis abajo
(79-85), un parcial de 10-2 merced a los arreones raciales una vez más de
Sergio Lllull ponía la situación en leve franquicia para los de Laso. Rudy
protestaba una falta sobre Mickeal que llevaba al desequilibrante alero de Rock
Island a disponer de tres tiros libres… de los que sólo aprovecharía uno. El
Madrid, dubitativo todo el partido desde la línea, no fallaría en los momentos
cruciales, aprovechando sus dos lanzamientos cada vez que el Barcelona paraba
el crono. Los de Laso mantenían por tanto esa distancia de tres puntos que les
aseguraba como mínimo otra prórroga, y aquí viene el momento clave del choque. Recordarán,
si lo leyeron hace unas entradas, como hablábamos de un episodio que marcó bastante
la consideración del aficionado hacia Joan Plaza, cuando en el final de un
apretado partido clave de Euroliga contra el Maccabi de Tel Aviv, mandando por
tres en el marcador y con última posesión israelí, el técnico catalán ordenó
defensa y no quiso mandar a los macabeos a la línea de tiros libres. Will Bynum
clavó un triplazo y los de Tel Aviv se llevaron la victoria. Plaza fue señalado
culpable por no haber ordenado falta en la última jugada del tiempo
reglamentario. Laso no quiso repetir error, y hasta dos veces mandó a la línea
a los blaugrana con tres arriba. El problema, el grandísimo problema, es que en
un equipo ya cargado de faltas por aquellos momentos, supuso la eliminación de
Nikola Mirotic y Felipe Reyes. Ese fue el problema… luego vino el drama, con Lorbek
tirando a fallar el segundo tiro en la segunda ocasión, el rebote de Tomic, su
asistencia al esloveno trasunto de John Cleese, y la canasta de éste. Segunda
prórroga que el Barcelona no dejaría escapar ante un Madrid ya agotado, deshecho,
y sobre todo mermado en su juego interior. Nos quedamos sin saber que hubiera
pasado si Laso hubiera ordenado defensa sobre un triple final frente a un
equipo azulgrana que finalizó el choque con 4 de 22 desde más allá del 6.75 (un
pobre 18%) Y desde luego, no vamos a señalar a Laso por esa decisión, como no
lo hicimos con Plaza cuando ordenó lo contrario. Lo bonito de esto precisamente
es que no hay una verdad absoluta, pese a que muchos la quieran tener (y a
Laso, como a Plaza en su día, le estaban esperando con el cuchillo afilado y
muchos que llevan toda la temporada callados viendo victoria tras victoria del
equipo blanco… o mejor dicho, leyendo, porque dudo que hasta vean habitualmente
baloncesto, ahora sin el mínimo pudor apuntan con el dedo a nuestro entrenador
que nos está conduciendo a un 90% de victorias esta temporada) Lo cierto es que
Madrid y Barcelona volvieron a regalarnos un partidazo y a demostrar que son
los dos grandes de nuestro basket. Como madridista, ha sido una pequeña
decepción quedarnos eliminados en el primer partido de la Copa, pero la campaña
sigue siendo excepcional y ahora hay que confiar en que la rabia que debió
sentir ese vestuario tras la derrota y ver escapar un título del que eran
vigentes campeones, sea encauzada positivamente de cara a la Liga y Europa. El
Madrid también demostró tener corazón de campeón en este partido.
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Una batalla colosal |
Evidentemente el listón dejado por el primer choque era tan
alto que muy difícilmente el resto de encuentros iban a concitar la misma
atención. A partir de ahí una serie de duelos en los que en cierta manera se
cumplió la lógica. Esa que habla de presupuestos, los cuales permiten longitud
de rotaciones de las cuales otros equipos no pueden disponer. El Cai Zaragoza
le duró medio partido al anfitrión Caja Laboral. Incluso al descanso los maños
mandaban en el marcador (40-41) En el tercer cuarto un parcial de 19-2 liderado
por un eléctrico Thomas Heurtel echó por tierra las aspiraciones zaragozanas,
haciendo inútil el partidazo de Pablo Aguilar (otro que debería entrar en las
quinielas para la selección este verano si finalmente hay las ilustres bajas
que se prevén) El jugador que más tiempo dispuso en cancha Zan Tabak fue
Nemanja Bjelica con 27 minutos. Otros puntales baskonistas como Nocioni y Lampe
contaron con 21 minutos. San Emeterio ni llegó a los 20. La ventaja del fondo
de armario.
La jornada del viernes parecía la del lado “débil” del
cuadro, y precisamente por eso había expectación por ver si llegaba alguna
sorpresa. No dejó opción el Valencia Basket frente a un Estudiantes sin English
y con Kirksay tocado. A diferencia del Cai Zaragoza, los colegiales ni siquiera
fueron capaces de plantar cara de salida, y así los taronja se dieron un festín
con un inmenso Faverani como protagonista. El pívot brasileño es uno de los
jugadores que sale más reforzado de la Copa. Ya avisamos que este podía ser su
año. Su progresión sigue siendo notable, pese a su parón por lesión esta
temporada. Al igual que Tabak con el Caja Laboral, Perasovic pudo dosificar sin
problemas a sus jugadores (Ribas, 27 minutos, el más utilizado) A descansar y
pensar en las semifinales. Unas semifinales donde se encontrarían contra
pronóstico con el Herbalife Gran Canaria. El equipo de Pedro Martínez dio la
sorpresa positiva cargándose al Uxue Bilbao. O quizás no tanto si tenemos en
cuenta que los canarios llegaban a la cita como cabezas de serie y en estos
momentos son terceros en la clasificación de la Liga Endesa. No obstante
hablamos de dejar en la cuneta a un equipo que jugaba al lado de casa, con
mayor presupuesto, y con jugadores curtidos en mil batallas de este tipo (Raúl
López, Hervelle, Mumbrú, Zisis…) Hasta en siete ocasiones había llegado a esta
cita el “club milagro” de nuestro baloncesto (su capacidad para mantenerse año
tras año reinventándose sin perder competitividad es digna de elogio) pero
nunca había cruzado el Rubicón del partido de cuartos. Por fin se dieron el
gustazo, con un Xavi Rey descomunal dejando claro que ya se encuentra
restablecido de su lesión y demostrando porque los mismísimos Memphis Grizzlies
le invitaron este verano a disputar la Summer League de Las Vegas (donde
precisamente sufrió su luxación de hombro) La primera victoria del club insular
en una fase final de la Copa del Rey es otro de los buenos detalles que nos
deja la edición de Vitoria.
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La Copa de Rey. Luxación olvidada. |
Las semifinales seguían dando la sensación de demasiada
diferencia entre un lado “fuerte” y otro “débil” del cuadro. El Barcelona, tras
tumbar al fortísimo líder de la Liga Endesa se las veía con el segundo clasificado.
Un Caja Laboral de dulce desde que Josean Querejeta consideró que el ciclo de
Ivanovic estaba finiquitado y confió en un primerizo Zan Tabak (que importante
es para los nuevos entrenadores que se les de confianza), jugando como local y
con el público a favor, pondría a prueba a los azulgrana y su desgaste frente
al Real Madrid. Pero el Barcelona guardaba un buen recuerdo de su más reciente
visita al Buesa Arena. Y es que tan sólo hace unas semanas, en la quinta
jornada del Top 16 de Euroliga, los de Pascual vencían en el mismo escenario,
cortando una impresionante racha de 17 victorias consecutivas de los
baskonistas. Lo hacían además por la misma diferencia con la que les hicieron
sucumbir en las semifinales de Copa, once puntos. El partido fue intenso e
igualado y parecía abocarse a otro final casi tan dramático como el del primer
partido de cuartos entre madridistas y blaugranas, pero esa pequeña diferencia
que marcan Real Madrid y Barcelona frente a un equipo como el Caja Laboral se
demuestra en que no perdonan tus fallos. Si bajas en un solo instante los
brazos dentro de los 40 minutos del choque estás perdido. Y esa diferencia a
veces tiene nombre y apellidos: Juan Carlos Navarro. El capitán barcelonista
llegaba a la cita sin estar al 100%, pero todos sabíamos que en algún momento
del fin de semana iba a aparecer. El genial escolta comenzó a soltar la muñeca
al comenzar un último cuarto que los azulgrana iniciaban por debajo en el
marcador (57-55) Un parcial de 0-16, con los de Pascual recuperando su mejor
versión defensiva más la inspiración del citado Navarro, Huertas y un Lorbek
irregular pero decisivo en el tramo final, hicieron morder la lona a un
batallador pero insuficiente Caja Laboral. Juan Carlos Navarro, ese hombre al
que no le caben más títulos en sus vitrinas y que parece no cansarse nunca de
ganar, se convertía además en el máximo triplista histórico de la Copa. Corazón
de campeón, corazón de capitán.
Había curiosidad por ver si el Gran Canaria sería capaz de
escalar un poco más en esta Copa a costa de un equipo un peldaño por encima del
Bilbao como puede ser el Valencia de Perasovic. No fue así. Durante los 40
minutos de partido el conjunto taronja mandó en el marcador. Doellman imperial.
Faverani, sin llegar al nivel de cuartos, de nuevo muy bien. Lischuck valorando
mucho en muy poco tiempo. Con ese nivel interior, poco importaba el gris
partido de una de las sensaciones de la liga, el joven pívot montenegrino de
muñeca de seda Bojan Dubljevic. Por fuera San Miguel, Rafa Martínez, Pau Ribas
y Markovic formaban un cuarteto sobrio y sólido. Sin alardes, pero con mucha
seguridad. Marca de la casa Perasovic. Con Xavi Rey siendo una sombra del
jugador de un día antes, Spencer Nelson, que menuda temporada la suya, si
mostró su mejor cara. Insuficiente, muy insuficiente ante un equipo tan coral
como este Valencia.
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Faverani, uno de los destacados de la Copa. |
De modo que ya teníamos final. Con dos entrenadores muy
preocupados por el aspecto defensivo, muy tácticos, y muy hábiles a la hora de
dosificar a sus jugadores y repartir roles. Favorito, sin duda, el Barcelona,
cuya escalada hacia la cima de la Copa casi parecía un descenso. Después del
colosal y dramático partido frente al Real Madrid y de tener que deshacerse de
los anfitriones, el Valencia parecía posiblemente su rival más asequible dentro
del trienio de partidos al que se tuvo que enfrentar en esta competición. La
final comenzó como tantas finales que hemos presenciado en el baloncesto de los
últimos tiempos. Minutos de tanteo, demasiado control, defensas imponiéndose
sobre los ataques, nadie sin querer atreverse a dar un paso adelante. En
definitiva, un partido poco atractivo al que sólo salvaba la emoción del premio
en juego. Sólo la fantasía de Huertas (magnífico toda la Copa, y en especial su
conexión con Jawai) fue capaz de dejarnos algún que otro highlight. Que
diferencia con la briosa final del pasado año. Aún así es de agradecer la
intensidad mostrada por el Valencia, sobre todo atrás (4 tapones en el primer
cuarto), que les mantuvo con vida durante la primera parte. Faverani y Doellman
opositando tímidamente a MVP en caso de que la victoria hubiera caído de lado
taronja, y poco más. El Barcelona, que a la hora de jugarse títulos no baja los
brazos durante 40 minutos, se empezó a soltar en el tercer cuarto para empezar
a tomar ventajas considerables entre 8 y 10 puntos. Ventajas muy importantes
tratándose de un partido tan controlado. Con 9 arriba empezando el último
parcial, los últimos 10 minutos fueron un festín azulgrana ante un rival que
trataba en vano a reengancharse a un partido que ya se les había ido. El
desequilibrante Mickeal completó la fiesta llevándose un MVP que demuestra que
hay muy pocos jugadores capaces de neutralizarle en nuestro baloncesto (uno de
ellos, Nocioni, como demostró en semifinales), y su figura hay que considerarla
como otro acierto dentro de este paciente Barcelona que ha tratado durante años
de mantener una continuidad que ha sido clave para la llegada de tanto éxito
conjunto. En el caso de Mickeal hablamos de un jugador próximo a cumplir los 35
años y que padeció hace dos años un serio problema sanitario con un
tromboembolismo pulmonar. Muchos quizás pensasen que a su edad y con ese tipo
de problemas deberían haberle enseñado la puerta de salida, pero desde la
directiva azulgrana se siguió apostando por él como alero alto determinante y
el jugador sigue dando títulos a su equipo. Como se los sigue dando un
entrenador cuya cabeza ha sido pedida en bandeja de plata por ese tipo de
aficionados impacientes que exige limpiezas inmediatas y empezar de cero en los
malos momentos. O como se los sigue dando ese capitán ejemplar que aparece en
los momentos delicados, y que aún estando en baja forma física sabe jugar con
cabeza, buscar a sus compañeros, o animar desde el banquillo, porque le importan
más los títulos colectivos que los individuales. Todos ellos han vuelto a
demostrar, una vez más, que si hay algo que define al actual Barcelona de Xavi
Pascual es su indomable corazón de campeón.
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Pascual agranda su leyenda |
Hay que felicitar también, y eso personalmente nos llena de
orgullo dado nuestro madridismo, los pequeños corazones de campeones de los
chavales del Real Madrid que se han llevado la Minicopa en lo que casi ha sido
un paseo militar, guiados por un talentoso jugador esloveno de trece años llamado
Luka Doncic nacido en una de las ciudades históricas de este deporte como es
Ljubljana, con sus 25 puntos y 33 de valoración en la final contra el
Barcelona, al que derrotaron por 24 puntos. Comenzaron el torneo ganando por
nada menos que70 puntos al Valencia (119-49), con 44 de valoración de Doncic.
Al Bilbao le cayeron 65 de diferencia (108-43), y para llegar a la final
arrollaron al Gran Canaria por 42 (91-39) Cuatro victorias con una media de 50
puntos de diferencia. Apoteósico. Sus exhibiciones han sido de tal calibre que
han hecho recordar a las protagonizadas por el mismísimo Ricky Rubio en la
edición de 2004, cuando el genio de El Masnou contando con 14 años arrasaba en
la competición llevando al Joventut a la victoria y promediando 31,1 de
valoración por partido. Ahora sólo falta que en el Madrid alguien tenga la
valentía de apostar por él más pronto que tarde como hizo Aito con Ricky
haciéndole debutar en ACB tan sólo dos años después de deslumbrar en la
Minicopa.
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Minicopa, pero máxima alegría. |
El triunfo del Barcelona escoció, y de qué manera, al menos a mí. Y mira que yo para eso encajo bastante bien las derrotas y no me gusta caer en forofismos, pero ufff, Llull, ¿17 triples?
ResponderEliminarYo estuve como más de día y medio que no podía ni hablar con nadie... que mal lo pasé... pero bueno, con el tiempo hay que verlo con el recuerdo del gran partido que fue... lo de Llull fue un poco demasiado, pero hay que admitir que cuando más quemaba el balón y estábamos contra las cuerdas fue el que más le echó lo que hay que echarle... por cierto Marcos, ¿conoces mi otro blog?, no tiene nada que ver con el basket, pero si gustas de echarle un vistazo serás bien recibido, como no...
ResponderEliminarSi señor, lo conozco. Me gustaron las entradas de Tarantino y también la de la radio, quizá porque comparto mucho de los que expones en ambas. Por cierto, tu no dejas de escribir ni bajo el agua ¿no? jeje.
ResponderEliminarPues muchas gracias... escribo mucho menos de lo que me gustaría, desgraciadamente sólo puedo dedicarme a ello como un hobby, en ratos libres... quizás jugué mal mis cartas en un momento de mi vida, y ahora si quiero poder costearme las lentejas no me queda otra que trabajar en algo que no me gusta y las aficiones para el cada vez más escaso tiempo libre...
ResponderEliminarY que no falte ;-)
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