Partirse la cara. |
Se suele decir con buen criterio que con las jóvenes
estrellas hay que tener un tacto especial, conducirlos con celo y cuidado en su
ascensión hacia la elite, hacia ese escenario en el que la fama puede cegar el
raciocinio y en ocasiones llegar a tirar por la borda carreras que se prometían
prodigiosas. Saber darle a la joven promesa un rol lo suficientemente
equilibrado entre el tener un peso importante en el grupo pero sin llegar a ser
nunca la estrella sobre la que vayan a posarse los focos. Que la presión la
lleven otros con más batallas en sus piernas.
Algo así intenta hacer el juicioso Pablo Laso con el
portento esloveno Luka Doncic, dominador absoluto del baloncesto de clubes de
categorías inferiores desde que llegara al Real Madrid en Septiembre de 2012.
Tenía 13 años y su nombre ya estaba en todas las agendas de los grandes de
Europa después de deslumbrar con luz propia desde una cantera tan reconocida
como la del Olimpija Ljubljana (de donde salieron en su momento jugadores como
los hermanos Lorbek o los Dragic), y con la carta de presentación del MVP del
Torneo Lido di Roma, donde ya dejaba clara su condición de “all around player”
al firmar un brutal triple-doble de 54 puntos, 11 rebotes y 10 asistencias. Pero
el Real Madrid tenía atada a la perla eslovena desde que en Febrero de aquel
año, aún con 12 años de edad, pidiese al Olimpija su cesión para jugar la
Minicopa que se celebraba, como es habitual, de manera paralela a la Copa del
Rey ACB. Curiosidades del destino, en aquel torneo celebrado en Barcelona Pablo
Laso levantaba el primero de su larga colección de títulos como entrenador del equipo blanco, en una deslumbrante e inolvidable final que consagraba a
Sergio Llull como el motor de un juego madridista inspirado en el galope
desbocado y el contraataque a tumba abierta. Doncic vería aquella exhibición de
los “mayores” consolándose por su derrota en la final de Minicopa ante el
Barcelona. Fue el máximo anotador de aquel partido con 20 puntos (empatado con
el barcelonista Esteban), pese a contar con un año menos que el resto de
compañeros y rivales. Por cierto, en el roster de aquella competición la
posición que se la adjudica a nuestro protagonista es, como no, la de base.
Despejando de raíz cualquier debate sobre su posición ideal en la cancha. Luka
ha sido, es y será un base, no un alero. Un base, no obstante, que como muchos
otros jugadores independientemente de su posición natural (Rudy Fernández, Emir
Preldzic, Draymond Green o LeBron James, por poner unos cuantos ejemplos
dispares de aquí y allá en el baloncesto actual), se mueve en unas dimensiones
de juego que escapan a cualquier limitación. Luka Doncic puede hacer lo que
quiera en una cancha de baloncesto, sí… pero es un base.
En 2013 a casi nadie se le escapa ya que el Real
Madrid tiene en categorías de formación a una futura estrella en ciernes. Doncic
domina todo lo que juega y la categoría infantil se le comienza a quedar
pequeña. Vuelve a jugar la Minicopa, ya con chicos de su edad y seis
centímetros más que el año anterior. Arrasa en el torneo y se venga de los
azulgrana devolviéndoles la derrota de la pasada edición en una final que los
blancos se llevan por 24 puntos con 25 tantos y 16 rebotes de Luka. No hay duda
sobre quien es el MVP del torneo. Domina todas las estadísticas, finalizando
como máximo anotador (24.5), reboteador (13) y asistente (4) del campeonato,
con una valoración media estratosférica (38.5) Poco después será oro en el
Campeonato de España Infantil celebrado en Cádiz. Vuelve a dominar todas las
categorías estadísticas. Vuelve a ser el MVP. No tiene rival entre los de su
generación. Lo suben a categoría cadete y el resultado es el mismo: arrasa. Gana
prácticamente todo lo que juega, como el torneo Villa de La Laguna, donde vuelve
a ser MVP dando recitales de anotación y reparto de juego, o el Torneo EA7
Emporio Armani disputado en Genova, donde en la final ante el Siena deja la
burrada de 36 puntos, 11 rebotes, 10 asistencias y unos extraterrestres 65 de
valoración. MVP, claro. En el Campeonato de España Cadete de 2014 no puede con
el Barcelona en la final, aunque se lleva otro MVP (¿le cabe tanto trofeo en
casa?) siendo el máximo anotador y asistente del torneo, pero si gana el de
selecciones autonómicas.
Coleccionado MVPs. |
Toca subir otro peldaño. La Primavera de 2014 ya le
hacen Junior, a foguearse con chavales dos años mayores. No desentona, de hecho
se convierte en uno de los líderes del equipo de Paco Redondo (actual asistente
de Laso) En el prestigioso Torneo de Hospitalet en la edición de 2015 entra en
el quinteto ideal del torneo, donde un compatriota suyo, Blaz Mesiceck, dos
años mayor que él, es elegido MVP del torneo defendiendo la camiseta del
Olimpia Ljubljana, el club original de Doncic. Su compañero Samba Thiago, el
verdinegro Xabi López, y el francés del Villeurbane Amine Noua completan aquel
quinteto. Pero Doncic es el único del 99. Unos meses después, en Mayo de 2015,
Doncic da el golpe sobre la mesa definitivo. Después de que Pablo Laso le haya
hecho debutar en ACB el 30 de Abril (con 16 años y dos meses) ante Unicaja Málaga
(inolvidable debut convirtiendo en triple el primer balón que llega a sus
manos), aumenta su leyenda con el Campeonato de España Junior y la Euroliga de
similar categoría (el conocido como Adidas Next Generation Tournament) Ambos
MVPs son suyos, en un equipo que ya es leyenda del baloncesto de formación (Santi
Yusta, Jonathan Barreiro, Daniel de La Rua, Felipe Dos Anjos o Emanuel Cate,
entre otros, completan junto a Doncic uno de los mejores equipos juniors de la
historia), y Laso le premia dándole plaza para los play offs por el título que
sirven para rematar la temporada perfecta del primer equipo. El Real Madrid de
la temporada 2014/15 gana todos los títulos en juego, un curso histórico al que
suma otro hito no cuantificado como título pero que sólo el futuro será capaz
de valorar como es debido: la irrupción de Luka Doncic en el primer equipo.
Pablo Laso lo tiene claro. Doncic tiene que quedarse
con los mayores. Ni siquiera se plantea la posibilidad de que alterne junior y
senior, como otros jugadores. Cuando le preguntan si ve al esloveno, por
entonces con 16 años, capacitado para jugar una competición tan dura como la
ACB, con torneos tan exigentes como Liga Endesa y Copa del Rey, el bueno de
Laso responde que no… que no lo ve para ACB, que en realidad lo ve para
Euroliga. En un equipo que juega al galope dirigido por los dos sergios (Llull
y Rodriguez), Laso da rol de tercer base al esloveno, sin dejar de aprovechar
su versatilidad en un momento dado. Instalado definitivamente en el primer
equipo, las comparaciones con otros genios recientes del baloncesto europeo que
aún menores de edad fueron primeros espadas de sus equipos no se hacen esperar,
en base a ese automatismo de aficionado y medios de buscar un referente
anterior cada vez que se enfrentan a la novedad de una nueva explosión. Obviando
por las lógicas diferencias físicas a Arvydas Sabonis, se establecen
comparaciones con el Drazen Petrovic de la Cibona, el Toni Kukoc de la
Jugoplastika, el Bodiroga del Zadar o el Ricky Rubio del Joventut de Badalona.
Sin la capacidad depredadora del genio de Sibenik de cara al aro rival, pero
siendo muy superior en su trabajo en propia cancha (lo que costaba decir esto
hace un tiempo, cuando Drazen era tabú y nombrar sus carencias defensivas te
llevaba a la lapidación), no parece justa la comparación con el Mozart del
baloncesto. Desprovisto de la magia de Ricky, pero sin padecer las carencias
anotadores del internacional español, tampoco encuentra reflejo en el juego del
base de Minnesota. Sobre Bodiroga, dejémoslo en que dominaba los partidos
jugando a cámara lenta, nada que ver con el ciclón que es Doncic en cuanto ve
la cancha abierta. Si aguanta, en mi opinión, la comparación con Kukoc, pese a
que el croata partiera de la posición de alero, pero ya hemos advertido que el
esloveno es uno de esos pocos jugadores a los que la definición de “all around
player” les hace total justicia.
El todoterreno Kukoc, antecedente más claro del juego de Doncic. |
La primera temporada completa de Luka con el primer
equipo, la 15/16, le situó definitivamente en el radar NBA como uno de los
jóvenes con mayor proyección de cara al futuro. En un equipo plagado de talento
consagrado Doncic se desenvuelve con total naturalidad, ilusionando a la afición
y aguantando las broncas de un Laso (sonada fue aquella en Moscú en la que en
un tiempo muerto le gritó aquello de “hazme una puta jugada”… el jugador
contestó metiendo tres triples consecutivos) El entrenador vitoriano lo ha
tenido siempre claro con Luka. No iba a mirarle el carnet. No merece ser
tratado como un adolescente, porque, al menos jugando al baloncesto, no lo es. Apenas
dispuso minutos en la Copa del Rey, brillantemente ganada por los blancos en A
Coruña, pero en Liga dejó actuaciones deslumbrantes como sus 15 puntos, 6
rebotes y 4 asistencias en Miribilla (se convertía en el jugador más joven de
la historia ACB en hacer 15 puntos y 22 de valoración en un partido), o sus 12
puntos, 9 rebotes y 5 asistencias en Manresa. En Europa apenas pudo deslumbrar,
pero en la dolorosa eliminación ante el Fenerbahce de Obradovic, sus 10 puntos
y 6 rebotes en 13 minutos en pista turca en el segundo partido era una de las
pocas buenas noticias para el madridismo en una eliminatoria sin opciones para
los de Laso.
Tras un verano muy movido en la entidad madridista,
con la salida de Sergio Rodríguez y la complicada renovación de Gustavo Ayón,
la dirección técnica del equipo blanco reclamaba los servicios de Dontaye
Draper, un viejo conocido quien tras ser MVP de Eurocup había recalado dos
temporadas en el club blanco, al que posteriormente abandonaba en vista de sus
pocos minutos de juego frente a esos dos monstruos que son Llull y el Chacho
Rodríguez. El retorno de Draper, si bien no ilusionaba demasiado a la parroquia
blanca, lanzaba un mensaje claro a Doncic: con la salida del Chacho su rol en
el equipo iba a subir exponencialmente. Tanto como para hablar del tercer
jugador madridista más valorado tanto en ACB como en Euroliga, sólo superado
por Llull y Ayón, pero con menos minutos de juego. Actuaciones descomunales
como sus 23 puntos, 11 asistencias y 4 rebotes en Liga ante Fuenlabrada, o sus
constantes exhibiciones continentales, y es que, como si se creciera ante los
retos, sus mejores partidos los está haciendo precisamente en Euroliga,
alcanzando la excelencia ante el Maccabi, cuando rozó el triple-doble con 10
puntos, 11 rebotes y 8 asistencias. Fue su segundo MVP de la jornada de esta
temporada, ya que unas semanas antes, frente al Brose alemán había obtenido el
galardón con sus 16 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y 3 robos. El MVP de
Euroliga más joven de la historia.
Pero más allá de los números y de seguir derribando
registros, Doncic se erige en una figura tan determinante para el madridismo
actual casi a la altura que Sergio Llull (recuerden sus cinco puntos
consecutivos en Estambul para tumbar al Efes a dos minutos del final, o los
ocho puntos en los dos minutos finales frente al Zalgiris en el Palacio)
mostrando un deseo y un hambre en la victoria que le convierte en uno de los
favoritos de la grada del WiZink Center. Su constancia defensiva y su trabajo
en el rebote recuerda al mejor Felipe Reyes, a quien en más de una ocasión le
hemos visto ser capaz incluso de "robarle" algún rebote ofensivo, tal es el
desparpajo del esloveno. En un partido complicado de Euroliga contra el Milán
levantó a la grada con un mate portentoso en contraataque para certificar otra
victoria del actual líder continental. Othello Hunter sabe perfectamente de las
cualidades en el pase de Luka, como demostró con el picado en pick&roll
para hundir el balón en la canasta del Zalgiris. Hablamos en definitiva de un
jugador que teniendo talento baloncestístico en cada poro de su piel no rehúye por
un lado del sacrificio, ni por otro del espectáculo. Un jugador que se parte la
cara por el equipo, literalmente, como la noche en la que recibió un codazo de
Latavious Williams, ex –jugador del Bilbao y actualmente en Unics Kazan y tuvo
que abandonar la pista entre los aplausos de una afición entregada a su nuevo
ídolo.
Nadie conoce donde está su techo. La ley de la
evolución natural dice que los mejores deben convivir con los mejores, y que
pronto el Real Madrid se le quedará pequeño para medirse a las estrellas de la
NBA a las que de seguir esta progresión tuteará y mirará a la cara en breve. En
2108 podrá declararse elegible, y de hacerlo es casi seguro que sea un Top 3
cuanto menos. La fiable página DraftExpress le sitúa como número 2 por detrás
del “siete pies” DeAndre Ayton, un año mayor que él (ya sabemos la predilección
de las franquicias NBA en la noche del draft por los hombres altos, pese a
llevarse sonoros batacazos las más de las veces)
La temporada 2016/17 es la más dura que se pueda
recordar en el baloncesto de elite europeo, especialmente para los equipos que
compaginan ACB (la liga más exigente de Europa) con una Euroliga con semanas de
a veces dos partidos en la que los 16 mejores equipos de Europa se enfrentan
todos contra todos a ida y vuelta. Una temporada de auténtica sangre, sudor… y
Doncic.
Colgados de Doncic. |
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