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lunes, 7 de junio de 2021

NARRAR LOS PRODIGIOS

 







Para lo que hemos quedado. Ya casi ni celebramos los aniversarios, pero digo yo que cumplir una década bien merece una actualización. Y es que en efecto hace diez años publicábamos la primera entrada de este blog, de modo que aquí estoy cual Cenicienta antes de que me den las doce para cumplir con la obligada celebración.



Aquel 7 de Junio de 2011 comenzaba El Tirador Melancólico con esa fuerza inusitada de los nuevos proyectos. Aquellos primeros años fueron magníficos y prolíficos en cuanto a cantidad y (modestamente creo) calidad de los artículos. Eran otros tiempos. El yugo laboral, la desidia, la perdida de tiempo en debates en redes sociales y posteriormente la pandemia fueron devastando la continuidad de este espacio que no logro recuperar salvo momentos esporádicos.



No me he desenganchado de este deporte, más bien al contrario, disfrutando de una oferta más suculenta que nunca. Precisamente viendo hoy el magazine de Movistar + “Basket al día” y su recuerdo al aniversario del fallecimiento de Drazen Petrovic observé que hoy hacía diez años del comienzo de este blog. No fue premeditado pero quiso la casualidad que abriese fuego el mismo día que se cumplían ya nada menos que 18 años de la desaparición del inolvidable mito de Sibenik. Tenía tan solo 28 años, de modo que muy posiblemente el destino y la carretera nos han privado de los que a buen seguro serían los mejores años de la carrera del astro croata.



Iniciaba el camino del Tirador Melancólico convencido de que el baloncesto vivía un momento realmente excitante y que merecía la pena detenerse a contarlo. Al poco tiempo me di cuenta de que iban a verse superadas todas las expectativas. La llegada de Laso al Real Madrid dotó al basket continental de una fiereza ofensiva que recuperó espectadores para la causa como hacía décadas que no veíamos, mientras que en la NBA Steve Kerr se entregaba a un Stephen Curry decidido a reventar cualquier convencionalismo sobre vías de anotación y capacidad para reventar partidos lejos del aro. Han sido diez años fantásticos, en los que hemos despedido de las canchas a Duncan, Nowitzki o Navarro y en los que hemos saludado las llegadas de los Antetokounmpo, Doncic, Young o Garuba. Mientras tanto no hemos dejado de admirar la resistencia de los LeBron James, Pau Gasol o Felipe Reyes como incombustibles elementos de competitividad impasibles a los cambios de tendencia o modas pasajeras.



En la misma edición de “Basket al día” de hoy el felizmente recuperado Álex Abrines (tremenda su actual campaña como gran exponente nacional hoy día de lo que es un “3&D”) hablaba de su ex -compañero en la NBA Russell Westbrook y como no comprendía a los numerosos “haters” que el multidisciplinar base acumula, reconociendo que por encima de todo su sentimiento hacía ellos era el de lástima porque considerándose fans del baloncesto son incapaces de disfrutar de una era, la actual, plagada de prodigios y a la que el paso del tiempo colocará en el lugar que merece. Es el mismo sentimiento que me ha acompañado a mí cada vez que he intentado abrir los ojos a esos aficionados (más bien ex -aficionados) presos de nostalgia y amargados entre los barrotes de las rejas del pasado. No puede haber nada más triste que pensar que ya has visto los mejores años de tu deporte favorito.



Ese sentimiento figura a la vez como motor y acicate para el humilde cronista que diez años después sigue pensando que su función es la misma, y es que alguien tiene que narrar los prodigios.



Toca volver a coger impulso


miércoles, 2 de agosto de 2017

EL CHACHO NO FUE EL ÚNICO



Judas, traidor, mentiroso, mercenario, pesetero… son algunos de los, quizás los más suaves, calificativos que ha recibido en las últimas semanas el base Sergio Rodríguez tras oficializarse su fichaje por el CSKA. Pese a que por activa y por pasiva se ha recordado que el Real Madrid no llegó a presentar ninguna oferta oficial por el jugador, un sector del madridismo sigue considerando que el Chacho no debería, bajo ningún concepto, vestir la camiseta de uno de los grandes rivales europeos del equipo blanco, en una muestra más de un fanático talibanismo que exige obediencia ciega y casi se diría esclavitud ante la entidad madridista obviando lo más maravilloso que puede tener un ser humano: el libre albedrio.


Hemos recopilado una serie de casos, una decena de nombres, más o menos ilustres del reciente pasado madridista (el que alcanzo a recordar), protagonistas también de desencuentros, salidas precipitadas, fugas y demás vicisitudes… al criterio del lector dejo que lo consideren traiciones, o simplemente escenarios naturales del deporte de elite. Juzguen ustedes.



FERNANDO MARTÍN (1981-1986/1987-1989): Uno de los grandes mitos del baloncesto madridista, y sin duda el gran mito de la década de los 80. En 1985 comienza su idilio con el baloncesto profesional estadounidense, probando con unos New Jersey Nets que se habían hecho con sus derechos vía draft. Pospondría su aventura NBA para el verano siguiente, pese al ofertón del Real Madrid (la prensa de la época habla de unos 50 millones de pesetas, el mayor sueldo de Europa en aquellas fechas), empeñado en retenerle para paliar el golpe de efecto del fichaje de Andrés Jiménez por el Barcelona. El Madrid perdió a su jugador franquicia y la selección española a una de sus estrellas, ya que en aquel momento los profesionales NBA no podían jugar competiciones internacionales. Lejos de suponer un trauma o quebranto emocional, la noticia llenó de orgullo al baloncesto nacional y en particular al madridismo. Su carrera en Estados Unidos fue anecdótica, pero para siempre quedará su condición de pionero, de rompedor de moldes establecidos. Volvió al club de sus amores a la temporada siguiente, donde jugó dos temporadas más hasta su desgraciado fallecimiento aquel maldito domingo de Diciembre de 1989.


DRAZEN PETROVIC (1988-1989): Uno de los mayores genios de la historia de este deporte. Vistió la camiseta madridista sólo una temporada, la cual sigue instalada en la memoria del aficionado blanco. Después de que el Barcelona no se decidiese a contratar al jugador de Sibenik, Ramón Mendoza no se lo pensaba para unir a la “bestia negra” madridista que lideraba la Cibona de Zagreb de los 80 a los Martín, Biriukov y compañía, pese a que eran notorias las diferencias con algunos de los pesos pesados del vestuario blanco (Corbalán e Iturriaga prefirieron abandonar la nave antes de compartir equipo con quien les había humillado tiempo antes en la pista, y con Fernando Martín la relación era inexistente, no podía ser de otro modo cuando Drazen había escupido a la cara al ala-pívot madridista después de que éste le tendiese la mano tras un partido en Zagreb) 160 millones por 4 años fue el contrato firmado por el croata. Contrato que rompió el primer año con su fuga a Portland pese a manifestar en la prensa española que no estaba negociando con la franquicia de Oregon. Tras varios dimes y diretes, finalmente a mediados de Agosto de 1989 saltaron las alarmas cuando el jugador no apareció al entrenamiento matutino del equipo. Tras comprobar que tampoco se encontraba en el domicilio, las investigaciones del club blanco confirmaron que junto a su novia y su representante había cogido un vuelo a Estados Unidos a través de la compañía American Airlines. Desde Portland llegó a declarar a Gigantes que volvería al Real Madrid en tres temporadas. Pese a todo, gran parte del madridismo le tiene en un pedestal.    



Los culebrones de Drazen.



ARVYDAS SABONIS (1992-1995): El “Zar” lituano emprendía su particular camino de redención tras su calvario con el talón de Aquiles con su sorprendente y rocambolesco (algún día hablaremos de ello en profundidad) fichaje por el Valladolid. Pese a no llegar a jugar nunca en su carrera al 100% de sus posibilidades (uno de sus médicos llegó a declarar que lo hacía al 30%), su calidad era tan descomunal que incluso un Sabonis mermado podía dominar Europa. Tras la amarga experiencia con Petrovic, Mendoza se lanzó a por la otra gran figura del baloncesto continental. 300 millones de pesetas anuales tuvieron la culpa. Pero no todo eran días de vino y rosas alrededor del lituano. Lorenzo Sanz, por aquel entonces vicepresidente madridista, era partidario de rebajar el sueldo del “Zar”, y compañeros de directiva incluso hablaban de venderlo, dado lo deficitario de la sección de baloncesto. Se encontraron con la firme oposición del llorado Mariano Jaquotot, quien luchó contra viento y marea por mantener el baloncesto madridista. En 1995 Sabonis acabó contrato y con la Copa de Europa bajo el brazo aceptó la mareante oferta de (otra vez) Portland, desestimando la renovación con el Real Madrid. Se despidió entre lágrimas en rueda de prensa y todo el madridismo entendió que el gran Sabonis merecía probar la aventura NBA. Fue un “rookie” atípico que llegó a jugar 7 temporadas en la franquicia de Oregon. Con 39 años se dio el gusto de jugar su última temporada en su casa, en el Zalgiris Kaunas, haciendo aún un baloncesto de escándalo y siendo MVP de la Euroliga.


JOE ARLAUCKAS (1993-1998): Después de despuntar en Málaga y Vitoria, Ramón Mendoza se hacía en verano de 1993 con los servicios de este ala-pívot de gatillo fácil para formar junto a Arvydas Sabonis una de las mejores (aunque de corta vida, sólo dos temporadas juntos) parejas interiores de la historia del baloncesto madridista. Recordado por su Copa de Europa del 95 y por su record anotador de 63 puntos en Euroliga ante el Buckler Bolonia, en 1996 renovó su contrato por tres temporadas más, de las que sólo cumplió dos. A partir del año siguiente comenzaron las desavenencias con el club, al que amenazó con demandar por impago. Desavenencias centradas en la figura del entrenador Miguel Ángel Martín, quien le llegó a apartar del equipo. En 1998 negociaría con el club la rescisión de su contrato para fichar al año siguiente por el Aris griego.   


DEJAN BODIROGA (1996-1998): El polivalente jugador serbio fichó por el Real Madrid en verano de 1996 por dos temporadas, aunque la intención del club después del primer año era ampliar su contrato. No lo lograron y una vez libre de ataduras contractuales aceptó la desorbitada oferta del Panathinaikos (450 millones por dos años, según la hemeroteca) para jugar en Grecia. Volvería a España… para recalar en el eterno rival, un Barcelona con el que lo ganaría todo. 


RAÜL LÓPEZ (2000-2002/2006-2009): Aunque parezca mentira a día de hoy, en aquella espectacular generación de los “Juniors de Oro” que ganaron sendos campeonatos europeo y mundial en 1998 y 1999, la gran estrella no era Pau Gasol (de hecho era suplente, siendo Germán Gabriel y Felipe Reyes la pareja interior titular) Al de Sant Boi se le veían maneras, pero al igual que en fútbol la revolución parecía llegar con los “bajitos”, con una pareja exterior absolutamente espectacular formada por Juan Carlos Navarro y Raül López. Con sólo 20 años el base de Vich era el protagonista del segundo traspaso (tras Milan Gurovic) más caro de la historia de la ACB. 350 millones de pesetas depositaba un recién llegado Florentino Pérez en las arcas del Joventut de Badalona para hacerse con los servicios del joven mago, quien no obstante se presentaba al año siguiente al draft de la NBA para ser elegido en el puesto 24 por Utah Jazz. Cumplió dos años de su contrato de cinco, y una vez pagada su cláusula de salida voló a Estados Unidos con el sueño de convertirse en el sucesor de John Stockton, tarea que no tengo duda hubiera culminado de no haber sido un asiduo visitante de enfermerías y quirófanos. El Madrid se guardaba sus derechos para Europa, pero la realidad era que tres años después el genio barcelonés volvía a la ACB, sí, pero al millonario Akasvayu Girona después de un acuerdo entre el club catalán y el Madrid, a pesar de que el conjunto entrenado por aquel entonces por Maljkovic no tenía base puro (Mous Sonko desempeñaba esa labor) Después de una mala temporada de los blancos, el club iría decididamente a por el base, convirtiéndose en pieza clave del equipo de Joan Plaza hasta que Ettore Messina decidió no contar con sus servicios.


MICKAEL GELABALE (2004-2006): Una de las apuestas de un Boza Maljkovic quien demostraba tener buen ojo con los jóvenes (fue el responsable también de la llegada del belga Hervelle) fue el alero francés fichado por dos años con opción a otros dos más. El club no pudo ejecutar dicha opción ya que el jugador escuchó la llamada de la NBA y dejó que Seatlle Supersonics ayudase a pagar su cláusula de salida de 700000 dólares. Fue uno de los jugadores claves en el mítico final de liga en el Buesa Arena. Aquel increíble parcial de 0-9 en 48 segundos para dar el título a los de Maljkovic se abre precisamente con un triple del francés.   


NIKOLA MIROTIC (2008-2014): Hasta la irrupción de Luka Doncic, se trataba de la gran perla de la cantera madridista. Con sobrada calidad para la NBA, se presentó al draft de 2011, del que salió elegido en el puesto 23 por Chicago Bulls. Pero no manifestaba prisa por emprender la aventura americana. Incluso en una entrevista concedida a Gigantes del Basket dejaba claro que no se iría del Madrid hasta que no ganase la Euroliga. Sin embargo en el tumultuoso verano de 2014, con la amargura de haber perdido las finales de Copa de Europa y Liga ACB, y a pesar de tener contrato en vigor (y de que el propio club le ofrecía una mejora del mismo), hacía las maletas rumbo a Ohio, desde donde se sigue declarando madridista confeso y sigue tanto a las secciones de fútbol como de baloncesto.


MARCUS SLAUGHTER (2012-2015): El “patito feo” del Madrid de Laso. Cuestionado al principio, acabó ganándose el corazón de los aficionados por su entrega y capacidad defensiva en la cancha, y su implicación con la causa madridista (recordada es su presencia en Munich entre los jugadores del equipo de fútbol tras el 0-4 en Champions) Tanto amor por el Real Madrid no le impidió, no obstante, y pese a tener contrato en vigor, aceptar una muy superior oferta del baloncesto turco, prácticamente triplicando su sueldo. Laso aún le echa de menos.   




Slaughter, madridista feliz... en Turquía.




WILLY HERNÁNGOMEZ (2015-2016): Otra joya de la cantera madridista. Aunque sólo jugó una temporada completa con el equipo senior, en la temporada 2012-13 ya debuta con el primer equipo, siendo posteriormente cedido al Cajasol sevillano. No obstante aquel verano de 2013 el club blanco le renovaba hasta 2017. En 2015 volvía a su entidad de origen, pero su impaciencia por jugar en la NBA le hacía no cumplir su último año. Lo cierto es que parece irle mejor al otro lado del charco, de modo que todos contentos. 



Después de refrescarnos la memoria con estos casos conocidos, cada uno de ellos distinto como distinto es el del Chacho, ¿merece realmente Sergio Rodríguez el linchamiento al que está siendo sometido? En mi opinión, en absoluto. ¿Cuál es entonces la diferencia con otros jugadores que abandonaron el club buscando mejorar su carrera profesional, pero siguen siendo queridos por el aficionado madridista? Creo, por un lado, que gran culpa la encontramos en la existencia de las “redes sociales” (que no padecieron jugadores como Martín o Petrovic), en especial una herramienta como Twitter que no pocas veces ha mostrado el peor lado del ser humano. Una red social en la que es norma jalear desgracias ajenas o insultar desde el anonimato, consigue crear una desastrosa tendencia de una fuerza desproporcionada, y es que los energúmenos “tuiteros”, quienes ellos mismos se vanaglorian de ser “haters” o “trolls” de internet, son los menos, pero son los más escandalosos. Hacen mucho ruido y cuales flautistas de Hamelin consiguen finalmente que muchos aficionados más o menos sensatos se sumen al linchamiento, como ese ejemplar padre de familia incapaz de proferir un exabrupto en su casa o en su trabajo, pero que los domingos, enervado por la fuerza grupal y el sentimiento de tribu se sorprende a sí mismo recurriendo a los más gruesos insultos al árbitro o jugador rival de turno en el campo de fútbol. El viejo mito de Jekyll y Hyde o las teorías freudianas del Yo, Ello y Superyo. El uso de la red social y su cobarde ventaja del anonimato para sacar a pasear tu lado oscuro. Por otro, que hablamos de un jugador tan capital que la huella dejada en el baloncesto madridista todavía es muy profunda. Pese a que algunos intenten engañarse a sí mismos hablando de un jugador sobrevalorado o que no tiene cabida en el Madrid actual, lo cierto es que están recurriendo a un “zorra y uvas” de libro. El Chacho es un jugador absolutamente único, y es ese dolor por haber visto marchar su magia lo que hace que algunos aficionados se pasen de frenada en su llanto por la huida del tinerfeño, de un jugador que marcó un estilo propio y hasta se crearon camisetas con su look barbudo. Sólo cabe confiar entonces en que el paso del tiempo ponga en situación de normalidad la relación de la afición con el genio baloncestístico del Chacho, destinado, guste o no, a ubicarse en un lugar privilegiado dentro del panteón de mitos madridistas.     




El Chacho, creando estilo.



lunes, 8 de junio de 2015

CUATRO AÑOS DEL TIRADOR


Sí amigos. Cumplimos cuatro años. En realidad los cumplimos ayer, 7 de Junio, el mismo día que nos dejaba Drazen Petrovic, el mismo día que nacía mi querida Sociedad Deportiva Ponferradina, que ayer se quedó a un solo gol de jugar un histórico play off de ascenso a Primera División. Y es que aunque este sea un blog de baloncesto, hay que reconocer que ayer fue una apasionante jornada futbolística gracias a toda la emoción de nuestra Segunda. 

También tuvimos baloncesto del bueno, con el Valencia rompiendo el factor cancha ante el Real Madrid en un auténtico partidazo, y el Barcelona poniendo el 2-0 en su serie, en ambos casos semifinales por el título ACB. En la madrugada Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers disputaban el segundo asalto de las finales NBA. No hemos visto el partido ni sabemos el resultado, y de hecho ni queremos saberlo ya que la intención es verlo esta tarde en diferido. Tendrán la correspondiente crónica sobre el mismo. 

Cuatro años de vida de un blog, no está nada mal. Desde luego es bastante superior a la duración media de un entrenador de fútbol para Florentino Pérez. Cuatro años que nos han dado para 600 entradas, contando ésta. Unas 150 al año. De modo que hemos sido capaces de actualizar con un ritmo algo superior a entrada cada dos días. No está nada mal para ser un hobby realizado por una sola persona.

A estas alturas lo mejor que puedo decir es que El Tirador Melancólico es el blog que a mí, particularmente como aficionado, me gustaría leer. Nuestra relevancia es escasa, nuestro impacto nulo. Seguimos siendo unos absolutos desconocidos para la mayoría de los aficionados. No nos importa. No buscamos el éxito. Quizás si abordásemos la polémica, si atizásemos a entrenadores ACB o a seleccionadores nacionales tendríamos ese referido éxito. Pero seguimos siendo fieles a nuestra idea de que preferimos contar las cosas buenas de los protagonistas de este deporte, por la sencilla razón de que ya hay demasiada gente que sólo se fija en lo malo. Hay demasiada gente que sigue sin valorar lo que supone llegar a una final, y llama perdedor a quien únicamente le falta subir el último peldaño. Hay demasiada gente que sólo se fija en el tiro fallado, y no en el acertado. El mismo jugador que nos levanta del asiento, en el partido siguiente puede estar completamente desacertado. Sin ir más lejos tenemos un ejemplo muy reciente en el partido de Sergio Rodríguez de ayer. Pero tiene todo el derecho del mundo a fallar, máxime cuando en no pocas ocasiones su descaro le ha dado el triunfo a su equipo.

De modo que nuestra intención es seguir contándoles esto del baloncesto de la mejor manera posible, sin fango, sin lodo, sin ruido, sin veneno, pero con la pasión con la que vivimos un deporte que es casi una religión. 

Gracias a todos los que se han acercado en alguna ocasión a nuestras páginas, tanto los lectores habituales, a ellos por encima de todo, como al esporádico que simplemente buscaba un dato en una ocasión concreta y nuestro blog le pudo sacar de dudas. 


Y como cada aniversario, una vez más, al estar ligados de alguna manera al recuerdo de Drazen Petrovic (de un modo totalmente casual, ya que cuando comenzamos el blog no habíamos reparado que se conmemoraba la desaparición del genio croata), tenemos que honrar la memoria de uno de los más grandes iconos de este deporte. Un jugador irrepetible que nos dejó en el mejor momento de su carrera y cuando nadie podía imaginar donde estaba su techo, una vez que había ampliado las dimensiones de su juego en el baloncesto profesional estadounidense. Nunca le olvidaremos.      



Drazen y su último maestro, el gran Chuck Daly. 

miércoles, 23 de julio de 2014

AITO MILENARIO (II): BARCELONA, LOS AÑOS DORADOS



Continuamos nuestra serie sobre García Reneses, ahora centrándonos en su época más reconocida y exitosa, la de primer entrenador del FC Barcelona en su sección de baloncesto.   


Una imagen habitual: Nuñez y Aíto celebrando títulos.



Josep Lluis Nuñez, famoso presidente barcelonista durante las décadas de los 80 y 90, nunca había ocultado su interés por hacerse con los servicios de aquel joven entrenador de moda que además en su breve carrera de jugador había defendido los colores blaugranas en el parquet. El madrileño fue el elegido en 1985 para recuperar el cetro del baloncesto nacional para la sección de baloncesto del FC Barcelona e intentar el asalto a la corona continental. El propio Aíto había sido verdugo el anterior curso de los azulgrana tanto en Copa como en Liga, eliminándoles en ambas competiciones al frente del Joventut de Badalona, tal y como hemos narrado en nuestra primera entrada sobre el serial Aíto. Un contrato de 3 años y 45 millones de la época son las cifras que se pusieron encima de la mesa para vincular a García Reneses con el equipo que más se le he identificado a lo largo de los años. Los éxitos no tardaron en llegar, levantando la Recopa de Europa en aquella primera temporada (en realidad revalidando el título conseguido un año antes, con  el ex –capitán Manolo Flores en el banquillo, quien había sustituido al cesado Antoni Serra. Flores sería posteriormente segundo de Aíto) derrotando en la final al Scavolini Pesaro. Aunque ahora puedan parecer éxitos “menores” hay que recordar que aquellos fueron los dos primeros títulos europeos del Barça. Aíto ya contaba con gran parte de su guardia pretoriana (Solozabal, Epi, Sibilio, De La Cruz, Trumbo…) y Mark Smith y Greg Wiltjer eran la pareja de extranjeros (en realidad Wiltjer había sido sustituido en liga por Steve Trumbo, quedando relegado sólo a competición europea) No obstante el dominio doméstico seguía perteneciendo al Real Madrid, quien se alzaba con los títulos de Copa y Liga. Aíto tenía a su disposición a un gran equipo, pero sería a partir de los dos cursos siguientes cuando daría forma a su Barcelona más recordado por los aficionados. En verano de 1986 el técnico blaugrana logra los servicios de dos viejos conocidos suyos, Joaquim Costa y Andrés Jiménez, y en 1987 un jugador que había sido rechazado por el Real Madrid dos años antes, y que llegaba precedido de cierta fama sobre su propensión a lesionarse debido a la precariedad del estado de sus rodillas, lo cual le impidió llegar a ser la estrella NBA que por potencial hubiera debido llegar a ser. Nos referimos, claro está, a Audie Norris, cuyos duelos con Fernando Martín aún son recordados por los aficionados como la estampa más reconocible de nuestro baloncesto de finales de los 80. El Barcelona se convierte entonces en el gran dominador del baloncesto nacional, ganando cuatro ligas y dos copas seguidas. Aíto añade a su palmarés una Korac, en 1987 y con el Limoges como rival en la final a doble partido.        



Aquellos maravillosos años


La rivalidad con el Real Madrid es apasionante. La temporada 1987-88 el equipo dirigido por Aíto gana los cuatro títulos domésticos en juego (Liga, Copa, Supercopa y Copa del Príncipe. En la sufrida retina del aficionado madridista aún pervive la imagen de Nacho Solozabal como habitual ejecutor en aquellos calientes finales de puro baloncesto. Suyo fue el triple que capituló la final de Copa en Valladolid, y aunque no tan recordado, también anotó la canasta clave para llevarse la Copa del Príncipe, además de ajusticiar en los últimos instantes en un partido de play off por el título. El Madrid era un dignísimo contrincante, pero los títulos tenían color azulgrana. 

Ramón Mendoza, presidente del club blanco por aquel entonces, da un poderoso golpe de efecto con la contratación del enemigo público número 1 del baloncesto europeo y bestia negra del madridismo: Drazen Petrovic, el genio de Sibenik, quien sólo estaría una temporada en el Real Madrid pero es recordado a la altura de los grandes iconos madridistas. Los blancos construyen un equipo para ganarlo todo, con el triángulo Petrovic-Biriukov-Fernando Martín como grandes referentes, pero además con jugadores de la talla de Romay, Cargol, Joe Llorente, Antonio Martín, Villalobos y un alero californiano muy alto (2.08, para un alero de la época), pelirrojo, de muñeca prodigiosa, llegado de la NBA y que acabaría siendo historia del baloncesto español hasta el punto de nacionalizarse y vestir nuestra camiseta. Por supuesto hablamos del pistolero Johhny Rogers, uno de tantos americanos que ha vivido una auténtica historia de amor con nuestro país (en todos los sentidos, ya que se casó con una valenciana) Aquel Real Madrid era demoledor, alzándose con la Copa en la edición disputada en A Coruña, con 28 puntos de Petrovic. Inolvidable aquella final de Recopa ante el Snaidero de Caserta, posiblemente la mejor final de un torneo continental de la historia, con 62 puntos del talento croata. Aquel Real Madrid había ganado en todos sus enfrentamientos de la temporada frente al Barcelona de Aíto excepto en el último, que precisamente permitía a los azulgrana partir con cancha a favor en una final liguera a cinco partidos que se presentaba como la madre de todas las batallas. A pesar del factor cancha, había en el ambiente la sensación de que con un devorador de títulos en pista como Drazen Petrovic el Real Madrid podría recuperar el dominio del baloncesto nacional y poner el broche a una temporada histórica. A todo eso se unía el hecho de que Aíto se había opuesto el fichaje del croata por el Barcelona, ya que lo consideraba un jugador difícil de entrenar e integrar en su estilo de baloncesto, sobre todo por su difícil carácter (además de que el fichaje suponía aceptar que se quedase en la Cibona un año más estando firmado, y el entrenador barcelonista no quería que se diese la posibilidad de enfrentarse a él siendo ya jugador azulgrana), y ahora el aficionado culé se encontraba ante la posibilidad de vivir una temporada sin títulos tras dos magníficos cursos anteriores, siendo además derrotados por aquella estrella del Este que soñaron alguna vez con hacer suya.     


Frenazo a Drazen


Aquella temporada volvió a poner de relieve el carácter maquiavélico de Aíto y su capacidad como estratega psicológico. Supo condicionar las finales desde meses antes refiriéndose a la famosa “bula de Petrovic”, con la que acusaba al compulsivo anotador madridista de cometer infracciones de todo tipo durante los partidos con el consentimiento arbitral. Aquellas series finales de 1989 siguen siendo, desgraciadamente, recordadas por el quinto y definitivo partido en el Palau, donde un desafortunado Juanjo Neyro al silbato resultó clave para la victoria barcelonista, dejando al Real Madrid en los instantes finales con tan sólo cuatro jugadores en pista después de sufrir la señalización de 42 faltas personales (por 17 del Barcelona), los cuatro jugadores blancos que acabaron aquella “liga de Petrovic” en la pista fueron Llorente, Villalobos, Pérez y Rivas. Dos de ellos eran juniors. Lolo Sainz, entrenador madridista, por supuesto también fue expulsado. Otra de las imágenes que nos dejó aquella final fue la de Epi, un jugador habitualmente modélico y ejemplar, dando saltitos en la pista parodiando a Petrovic, tal era el grado de frustración al que el croata había sometido al Barcelona durante aquel curso. No es momento ahora de entrar en polémicas, pero claramente fue un título condicionado por la actuación de Neyro en aquel partido. Aquel Barcelona, de hecho (como suele ser norma en los equipos de Aíto), defendía más duro que el Madrid de Saiz, y si algún déficit tenía el Petrovic pre-NBA era precisamente la defensa (en su temporada como madridista siempre se decía que Biriukov tenía que defender el doble, para paliar la blandura de Drazen en ese aspecto del juego) Está claro que Aíto supo llevar las finales a un terreno emocional y psicológico más allá del puro baloncesto. Sea como fuere salvó los muebles aquella temporada, pero es inevitable que la “liga de Petrovic” haya pasado a la historia como la “liga de Neyro”.    

Pero era otro croata quien se convertía en aquellos años en auténtica bestia negra del barcelonismo y apartaba a Aíto del gran título que sigue faltando en su extenso palmarés: la Copa de Europa. Aquella misma temporada 1988-89 el club azulgrana volvía a intentar el asalto a la corona continental en la Final Four de Munich, donde les esperaba un joven equipo yugoslavo llamado Jugoplastika Split que a priori debía ser asequible para los Epi, Jiménez, Norris y compañía. No contaban con aquella impresionante generación de jugadores liderada por un espigado alero de 21 años llamado Toni Kucoc que asombraría a toda Europa con la versatilidad de su juego, siendo con sus 207 centímetros capaz de subir el balón, tirar de tres, jugar al poste, defender a hombres bajos y altos por igual… Kucoc venía a romper definitivamente con el baloncesto conocido y a demostrar que las posiciones de los jugadores cada vez iban a ser menos puras. Baloncesto total. Aquella Jugoplastika apartaría al Barcelona del sueño europeo por tres temporadas consecutivas, primero en las mencionadas semifinales de Munich. Posteriormente al año siguiente en la final de Zaragoza, la casa de Epi que no pudo ver proclamarse a uno de sus hijos más ilustres campeón de Europa de clubes. Y aún habría una tercera ocasión en París, de nuevo en la final y tras apalizar en semifinales al Maccabi Tel Aviv, Kucoc y compañía, pese a no contar ya con su mejor aliado en la pista, Dino Radja ni con Boza Maljkovic en el banquillo, o mejor dicho, con Maljkovic en el banquillo rival.    


Y Kukoc se cruzó en el camino


Y es que en efecto, en 1990 Aíto dejaba su cargo de entrenador para encargarse de los despachos en su nueva labor de general manager. Su sustituto era un Bozidar Maljkovic que había sido bestia negra culé las dos mencionadas temporadas anteriores. Nadie negaba la calidad de Aíto como técnico, pero la obsesión azulgrana por la Copa de Europa hacía que se buscase un nombre, en principio, más capacitado para aquella tarea (un error muy común por parte de los directivos deportivos, buscar el nombre y no el hombre) Parecía un binomio ganador. Boza en los banquillos y Aíto en los despachos. Nada más lejos de la realidad. La lucha de egos, los constantes reproches mutuos, y la falta de adaptación de Maljkovic a la ACB en su primera experiencia fuera del baloncesto por entonces yugoslavo hacen que la etapa del serbio como técnico barcelonista sea considerada un pequeño fracaso (sólo gana la Copa del Rey), y a principios de la 91-92 sea destituido para hacerse cargo del equipo su segundo, Manolo Flores, quedando patente que la enemistad entre Aíto y Boza era ya una realidad irrebatible (también es cierto que la plantilla que tuvo Boza fue sensiblemente inferior a las que manejó Aíto) Flores acabaría aquel año sin títulos para las vitrinas azulgranas, y Reneses, a lo Pat Riley en Miami, decide él personalmente volver a llevar las riendas del equipo desde el banquillo después del verano de aquel olímpico 1992. Joaquim Costa, una de sus prolongaciones en la pista, le acompaña como segundo entrenador, con la particularidad de que Aíto se intercambia la posición a partir de la cuarta jornada liguera para dejar a Costa al frente y evitar así enfrentarse a una prensa con la que no se llevaba, digamos, muy bien. Esta segunda etapa de García Reneses en el banquillo azulgrana se prolonga hasta 1997, y se salda con tres ligas seguidas, entre el 95 y el 97, y la Copa del Rey de la temporada 1993-94. Son los últimos años de Epi y Jiménez, junto a jugadores como Xavi Fernández, Esteller, Galilea, Montero, Dueñas o Ferrán Martínez. La última temporada Aíto logra completar un equipo de auténtico ensueño, con Karnisovas (quien había llegado un año antes), Fettisov y Djordjevic. Pero Europa se sigue resistiendo, y consecutivamente Aíto ve a su equipo caer en las finales de 1996 (Paris) y 1997 (Roma), ambas ante equipos griegos. La primera de ellas es recordada por aquel tapón ilegal de Vrankovic que dio el título al Panathinaikos de Dominique Wilkins. En la segunda poco pudieron hacer ante la excelencia de David Rivers manejando al Olympiakos.      

Manel Comas es el elegido para sustituir a Aíto, quien decide dejar el club azulgrana tras la celebración de su séptimo título liguero para la entidad de Josep Lluis Nuñez. Pese a contar con un año más de contrato, el madrileño presenta su dimisión ante el nivel de crítica creciente sobre su incapacidad para la consecución del cetro europeo (como si fuera cosa fácil) y molesto con el “ruido” que siente generarse a su alrededor. No se siente cómodo. Comas, el “sheriff” de nuestro baloncesto, era un barcelonés de nacimiento que venía de una exitosa etapa con el Baskonia (siendo campeón de Copa del Rey y Recopa de Europa) y contaba con el aval del propio Aíto, quien le había tenido como ayudante en el Cotonificio. García Reneses se toma un año sabático que no hace si no reforzar su posición. “Ya me echarán de menos”, debió de pensar, y así fue, ya que la temporada 97-98 resulta un desastre para el club azulgrana. Comas aguantó hasta Noviembre, cuando presentó su dimisión tras perder el sexto partido liguero y hacerlo además contra el Real Madrid, mientras que Joan Montes termina la temporada sin títulos. Esperaban el retorno de Aíto con los brazos abiertos. 

Es su tercera y última etapa al frente del banquillo del club azulgrana, durará hasta el 2002, y marca las bases de lo que será el Barcelona del futuro, y no sólo el Barcelona si no el baloncesto español, ya que con él comienzan a adquirir protagonismo las dos grandes joyas con las que por entonces contaba la cantera azulgrana: los adolescentes Juan Carlos Navarro y Pau Gasol. En sus últimas tres temporadas como entrenador barcelonista suma cuatro títulos más a su palmarés, repartidos en sendos dobletes: Liga y Korac en la 98-99, Liga y Copa en la 00-01. La temporada del comienzo del siglo XXI es la que marca la explosión de Pau Gasol, MVP de aquella edición de la Copa del Rey y de las finales por el título ACB. Afortunadamente para el Real Madrid y demás aspirantes, el de Sant Boi emprendía de inmediato rumbo a la NBA (criticado por Aíto, quien aseguraba verlo verde para tal competición), porque su dominio en el baloncesto español hubiera sido absolutamente dictatorial. En aquel último curso el entrenador madrileño tuvo que lidiar con el affaire Rony Seikaly, estrella NBA que salió rana. También volvió a intentar el asalto a Euroliga sin éxito, llegando a la Final Four de Salónica del 2000, cayendo en el primer partido frente al Maccabi Tel Aviv, y al año siguiente cayendo en octavos de final frente a la Benetton de Treviso donde militaba por aquel entonces Jorge Garbajosa. La misma Benetton que les dejaba fuera de la Final Four alcanzando la primera plaza de grupo (aquella edición no había cruces previos) por average en 2002. Aíto cerraba la temporada 2001-02 sin títulos pese a tener un equipazo a su disposición, tanto es así que fue destituido para ver como su sustituto, Svetislav Pesic, hace triplete al año siguiente levantando por fin la tan ansiada Copa de Europa para el club azulgrana, con un roster en el que se encontraban varios jugadores de los que había dispuesto Aíto (Jasikevicius, Nacho Rodríguez, Navarro, De La Fuente, Dueñas, Varejao Alzamora, y los jóvenes César Bravo, Van de Hare y Nacho Martín… claro que a Pesic además le trajeron nada menos que a Bodiroga, Fucka y Femerling)     


Puliendo una joya


Aíto abandonó el Barcelona en Junio de 2002, por la puerta de atrás y siendo destituido pese a su manifestación pública de continuar en el cargo. Dejaba atrás 22 años en el club azulgrana. 15 como entrenador, 5 como jugador y 2 como manager. 9 ligas, 4 copas, 2 Korac y 1 recopa deja en las vitrinas culés. Basta para medir su impacto en el club azulgrana el recordar que antes de su llegada el Real Madrid había ganado 24 de las 29 ligas anteriores, y en su segunda temporada como entrenador barcelonista logra romper el dominio blanco para ganar cuatro títulos ACB consecutivos. Aíto cambió el baloncesto azulgrana para siempre, y aunque nunca consiguiese alzar la copa de campeón de Europa, espina clavada que le perseguirá por el resto de su carrera, no creo que haya un solo seguidor del Barcelona que no lo considere como el mejor entrenador de la historia de este club. 


Pero aún queda Aíto para rato. Tras salir del Barcelona era momento de emprender nuevas aventuras y abordar nuevos proyectos. Todo ello en la tercera entrega de nuestro serial dedicado a nuestro milenario entrenador.      



Adios al Palau... pero no al baloncesto.


lunes, 9 de junio de 2014

TERCER ANIVERSARIO DEL TIRADOR


Pues sí, otro aniversario que celebramos con ustedes, amigos lectores. En realidad nos ha pillado en pleno fin de semana. Y es que el pasado sábado 7 de Junio cumplíamos ya tres años de vida como blog. No está nada mal si tenemos en cuenta que esto no es más que un hobby, que no hay la mínima compensación económica, que la competencia es terrible y hay una ingente cantidad de blogs de esta temática (muchos de ellos con una calidad aplastántamente superior al nuestro), y que nuestro número de lectores es más bien bajo. No somos un blog de referencia, pero seguimos con la ilusión del primer día. A veces pienso que si tuviésemos una línea más dura, polémica, o cizañera, tendríamos visitas a patadas. Ya saben, si llamásemos “losa” a Pablo Laso, atizásemos al entrenador nacional de turno, o nos fijásemos más en los defectos de los mejores jugadores del mundo que en sus muchas virtudes. Pero este no es un blog de “haters”. Aún así, quienes nos siguen, ya saben un poco cual es nuestra “guerra”. Amamos todo el baloncesto y no somos anti-nada, pero por encima de todo preferimos un juego atractivo, rápido, de ritmo alto y ataques predominando sobre las defensas. Y luego están ellos, los jugadores, los grandes protagonistas, que con muchos de ellos no podemos ser objetivos (Ricky Rubio, Felipe Reyes, Pau Gasol… por citar algunos) por todo lo que nos han dado y nos siguen dando. Por toda la magia, pero también la lucha, el coraje, el sacrificio, etc… 

Vayamos con los datos. Tres años de vida. 453 entradas. 67543 visitas. El artículo dedicado a Steve Nash sigue siendo el más visto, con más de mil visitantes, pero me sorprende ver tan arriba entradas en mi opinión más meramente informativas que otra cosa, como un repaso a algunos jugadores de Euroliga o la crónica de una reciente jornada ACB. Personalmente me costaría elegir cuales han sido mis mejores entradas, hay muchas a las que les tengo especial cariño. Cualquiera de las dedicadas a Ricky Rubio, las que glosan los triunfos de nuestra selección, aquella en la que hablábamos de Kevin Love y su conexión con el mundo de la música pop, o las dedicadas al maestro Gonzalo Vázquez. Sea como fuere, gracias a todos los que en algún momento se han asomado a estas páginas. Espero que de una u otra manera hayan disfrutado con la lectura, encontrado una información que buscaban, o se hayan enriquecido con nuestro punto de vista sobre este deporte. 

Y ya saben que nuestro aniversario coincide con el del fallecimiento del genial Drazen Petrovic, quien perdía la vida un 6 de Junio de 1993, en el mejor momento de su carrera, con 29 años y aún mucho baloncesto que regalar. El destino ha querido que en vísperas de nuestro aniversario hayamos conocido otra noticia igualmente luctuosa. Y es que el pasado viernes se dejaba la vida en accidente de tráfico un histórico de nuestro baloncesto como Carlos Montes, el querido “saltamontes”, como le había bautizado la Demencia, ya que con su 1.94 de estatura y siendo un escolta blanco y español sus saltos le hacían ser capaz de machacar el aro. No parece nada reseñable para cualquier chaval que haya crecido viendo a Sergio Llull o Rudy Fernández, pero en la España de los 80 no era fácil encontrar un jugador así. Descanse en paz. 


Y lo dicho (o más bien, lo escrito) Gracias a todos.                 



Basket Mozart 

martes, 4 de febrero de 2014

HACIA EL MUNDIAL 2014


Con el sorteo de los cuatro grupos celebrado ayer en una gala retransmitida por Cuatro para todo el estado español parece inevitable que ya comencemos a mirar el Mundobasket (yo que soy “antiguo” gusto de decir Mundobasket) que dará comienzo el próximo 30 de Agosto en nuestro país. Los de mi quinta recordarán sin duda aquel ya lejano mundial de 1986, última ocasión en que esta cita se celebró en nuestro país. Teníamos grandes esperanzas en el torneo tras el subidón de la plata olímpica en Los Angeles, pero acabamos con un sabor agridulce (finalizamos quintos) Al igual que en esta ocasión, Brasil y Francia estaban en nuestro grupo (de hecho Brasil, aquel inolvidable Brasil de Oscar, Gerson, o los hermanos De Souza, nos inflingió una dolorosa derrota clave posteriormente para quedarnos fuera de la lucha por las medallas), y aunque no cumplimos las expectativas creadas en torno a nuestro grupo de jugadores, sí que pudimos disfrutar de un gran baloncesto en general con jugadores de la talla de Drazen Petrovic, Sabonis, Robinson, Tikhonenko, Oscar, Gallis (máximo anotador del torneo), Fassoulas, Giannakis, Kurtinaitis, Héctor Campana, Montenegro, Berkowitz, Jamchy, Riva, Magnifico, Rik Smits, Jay Triano, Andrew Gaze… o tantos otros ilustres con los que crecimos y que tan buenos recuerdos nos traen. Puro baloncesto ochentero elevado a su máxima expresión. Por si fuera poco hasta Larry Bird jugó aquel torneo (han leído bien… y es que en Israel jugaba un nacionalizado llamado Larry Bird-Curtis) Inolvidable fue aquella semifinal entre la Yugoslavia dirigida por la gran leyenda Kresimir Cosic y los Estados Unidos del maestro Lute Olson (lo cual, en la España de los 80, aún se prestaba para el chascarrillo, ya saben, “El Lute”), con un pequeño gran protagonista en la figura de aquel jugador desconocido por entonces para el gran público pero que nos ganó a todos llamado Tyrone Bogues, quien apenas llegaba al 1,60 de estatura pero cuya extenuante defensa sobre el genio de Sibenik Drazen Petrovic fue clave para que los yanquis jugasen la gran final en el Palacio de Los Deportes de la comunidad de Madrid. Las imágenes de aquel jugador de Baltimore pegado como un chicle al cuerpo de un jugador al que parecía llegarle por la cintura se quedaron para siempre grabadas en la retina del aficionado, para muchos fue de hecho quizás la primera vez en la que se dieron cuenta de la importancia de una buena defensa individual y de que se podía hacer carrera en el mejor baloncesto del mundo sin ser un gran anotador, como sucedió con la posterior y recordada trayectoria profesional de Bogues.“Muggsy” dejó al Mozart del baloncesto en unos discretos 12 puntos, la quinta parte de su equipo que cayó derrotado 69-60 lo cual les condenó a verse en semifinales con la potencia soviética de Sabonis y compañía, quienes eran vigentes campeones de Europa y del mundo. Finalmente el combinado americano ganó aquel mundial, pese a no contar en la final con Steve Kerr y a que la experiencia soviética y la calidad de su roster les hacía si no favoritos, si al menos con muchas más opciones de las que tuvieron en un partido que pese a su marcador final (87-85 para los de Olson) fue dominado de principio a fin por los estadounidenses. Dos años más tarde el Zar Sabonis se tomaría cumplida revancha frente a David Robinson en las Olimpiadas de Seul. Cuantos recuerdos.     



Una escena inolvidable






Pero miremos ya hacía el próximo verano. Nuestro grupo A parece en principio el más duro, ya que estamos encuadrados junto a Francia, Serbia y Brasil, y sólo Egipto e Irán parecen rivales sin opciones. Particularmente prefiero un grupo así, fuerte y exigente, que te mete en tensión desde el primer momento y que por otro lado no te condena a un cruce demasiado dramático en octavos de final. Dicho cruce nos llevaría a enfrentarnos con alguno de los clasificados del grupo B, donde están Argentina, Grecia, Puerto Rico, Croacia, Filipinas y Senegal. A priori argentinos y griegos serían los rivales a evitar. Por el otro lado del cuadro, en el grupo C, el gran favorito Estados Unidos no tiene rivales en Turquía, Nueva Zelanda, Ucrania, Finlandia y República Dominicana, pero una vez admitida la superioridad estadounidense se hace muy difícil pensar el resto de la configuración del grupo y que dos equipos quedarán fuera. Por último, el grupo D, parece sin duda el más flojo, con Eslovenia, Lituania, Australia, Méjico, Angola y Corea del Sur. Quedan 207 días para el tip off, una cuenta atrás durante la que intentaremos mantenerles informados de las noticias, equipos, y jugadores alrededor del torneo. Ojala sea un mundial tan bonito para las nuevas generaciones de aficionados como lo fue el del 86 para la nuestra (y si es posible, con mejor resultado para España, lógicamente)      


El cuadro del torneo.

viernes, 7 de junio de 2013

DOS AÑOS DEL TIRADOR... DOS DÉCADAS SIN DRAZEN...


Hoy cumplimos dos años en la red. De nuestro estado de salud debieran opinar los lectores (si es que existen, más allá del irreductible Marcos de Gijón al que enviamos un fuerte abrazo por su incondicional apoyo) Lo único cierto es que aquí seguimos, escribiendo sobre nuestro deporte favorito y procurando tener una actividad más o menos continuada.

Si hablamos de cifras, éstas hablan de 301 entradas publicadas y más de 40000 vistas. Creo que no está mal. Nuestro texto sobre Steve Nash sigue siendo el favorito de los lectores, y es el único que ha superado las mil vistas. 

Ahora un poco de autocrítica y exhibicionismo impúdico. Creo que en este segundo año el nivel del blog ha bajado, sobre todo en cuanto a la calidad de los textos se refiere. ¿Razones? He de sacar al aire una intimidad. No es fácil de explicar, pero digamos que en los últimos meses mi vida ha cambiado. Supongo que toda la vida es una constante transformación y el paso de los años consiste en enfrentarse a dichos cambios y saber adaptarte a las nuevas situaciones. A día de hoy sigo sin saber exactamente que me ha sucedido, pero hace meses las cosas empezaron a ir mal. No me resulta sencillo poder describirlo. Por mucho que piense que puedo manejar la palabra con cierta destreza, sigo siendo incapaz de encontrar la manera de definir sensaciones y sentimientos que nunca antes había padecido, o al menos diría que no me había percatado de ello. Pasé ratos realmente infernales, y tras consultas médicas de todo tipo y sin todavía poder tener un diagnóstico claro han encauzado mis problemas a eso que llaman “ansiedad”. Nunca pensé que pudiera sucederme algo así, el caso es que hubo momentos en los que la simple existencia se convertía en una especie de tortura, como si fuera incapaz siquiera de poder vivir conmigo mismo. No me soportaba. Sentía claustrofobia de mi propia piel. Aquello me afectaba tanto que había días en los que era incapaz de sentarme a escribir durante quince minutos seguidos, ya que enseguida sentía un maldito relámpago que me partía el alma por la mitad. Un desesperante ahogo para el que no conocía solución, simplemente tenía que dejar de escribir, salir a la calle, respirar… y aprender a vivir con esto. 

Se imponía entonces un cambio de vida, de hábitos, y de modos. Tuve que cuidar el sueño. La NBA, por lo tanto, en cierta manera restringida (por eso esta temporada hemos escrito mucho más sobre ACB y Europa que sobre la liga profesional estadounidense), realmente sólo me dediqué a seguir a los  Minnesota Timberwolves, porque sigo viendo este deporte como un ejercicio de magia e ilusionismo y no concibo mago más supremo hoy día que Ricky Rubio. Cambios en la alimentación, vida sana, largos paseos, y últimamente “running”. De mis timoratas carreras iniciales a poder meterme una decena de kilómetros de una sentada y sin apenas sentirme especialmente castigado. Adiós al tabaco, a la cafeína, a mi litro de Coca-Cola diario. Adiós a estimulantes de todo tipo y habituales compañeros de viaje que siempre estaban ahí cuando el fin de semana comenzaba a asomar. A partir de ahí el blog tuvo ciertas dificultades de encontrar hueco en mi rutina, y prácticamente ha tenido que conformarse con ser alimentado en los ratos libres que me deja el trabajo, en la oficina donde a fuerza debo pasar ocho horas al día. Y en ese contexto la literatura se resiente. 

Por si fuera poco, y buscando en parte ahuyentar algunos de mis fantasmas, tanto como apoyarme en la escritura más allá de las limitaciones de este deporte, puse en marcha otroblog. Un lugar donde recopilar viejos textos y parir nuevos pensamientos. Pero El Tirador sigue su camino. Por muchos problemas a los que nos tengamos que enfrentar y pese al decaimiento habitual que sacude tu conciencia cuando arbitras el valor de tu tiempo. Es entonces cuando te preguntas si esto merece la pena o no (si pienso, por ejemplo, que esas más de 300 entradas publicadas darían sin duda para haber escrito un libro… otra cosa es que hubiera encontrado interés por ser publicado). Y mi respuesta es que amo el baloncesto tanto como para que sea un sí. Y escribir sobre este deporte me sigue permitiendo estar más cerca de él y disfrutarlo. Me obliga a estar al corriente de su actualidad, y me procura placeres como poder sumergirme en historias, biografías, anécdotas o vivencias de este deporte que posiblemente si no fuera por el blog dejaría pasar por alto. En definitiva, este espacio virtual sigue teniendo sentido porque el baloncesto sigue teniendo sentido. Me sigue haciendo feliz el pasado, presente y futuro de este deporte. Y ahí aparecen motivos de sobra. Las finales de la NBA comenzadas esta pasada madrugada, nuestras finales de Liga Endesa, y a medio plazo ya vislumbramos el ilusionante Europeo de Eslovenia donde acudimos a defender nada menos que dos oros consecutivos con la ausencia de nuestro gran líder Pau Gasol. Y esta sigue siendo la gran noticia. El juego sigue, y con él la vida.     




La casualidad (ya que no fue premeditado) quiso que aquel 7 de Junio en el que decidí que el Tirador echase a andar fuese el decimoctavo aniversario de la muerte del gran Drazen Petrovic, el Mozart de las canchas de juego. Se cumplen hoy por tanto dos décadas sin el halo genial del quizás mayor talento ofensivo europeo que ha dado este deporte. La historia ya es conocida pero no por ello no ha de ser recordada una vez más. El 6 de Junio de 1993 Drazen jugaba en la localidad polaca de Wroclaw un partido clasificatorio para el Europeo de Alemania de ese mismo año con su selección croata, la misma a la que había llevado al subcampeonato olímpico un año antes en Barcelona (lo cual equivalía casi a ganar el oro, dada la sideral distancia que establecía el llamado Dream Team USA sobre el resto de selecciones) En su línea, el escolta croata alcanzó la treintena de puntos. Sus últimos treinta puntos. Aquella noche Drazen no cogería el avión de vuelta a Croacia con sus compañeros. Aprovechando que disponía de unos días de asueto quiso disfrutarlos en compañía de su romance por aquel entonces, una modelo alemana llamada Klara Szalantzy (actualmente esposa del ex –futbolista Oliver Bierhoff), cuyo nombre quedaría para siempre ligado a la tragedia. Klara y Drazen, acompañados de la jugadora turca Hilal Edebal emprendieron un viaje en automóvil por las carreteras europeas. Pasadas las cinco de la tarde del 7 de Junio circulaban por la autopista de Deggendorf, cerca de Munich. Drazen dormía mientras Klara llevaba el volante. Un camión se cruzó frontalmente en su camino y cambió la historia del baloncesto para siempre. Murió el hombre, nació la leyenda. Tenía 28 años y venía de promediar 22,3 puntos en la mejor liga del baloncesto del mundo vistiendo la camiseta de los New Jersey Nets. Sus números adquieren mayor relevancia cuando se comprueba que eran logrados con un 52% en tiros de campo. Una barbaridad para un base-escolta acostumbrado a jugar (y tirar) lejos del aro. Su 45% en triples, simplemente inhumano. A donde hubiera podido llegar el Petrovic de sus 29, 30, 31 o 32 años, las mejores edades para un baloncestista entra ya en el terreno de la cábala y la conjetura. 


Inevitablemente cada aniversario del blog del Tirador no puede sino ir acompañado de un recuerdo hacia la figura del jugador que como dijo LeBron James preguntado sobre quien había sido el mejor baloncestista europeo de la historia, “nunca tenía miedo”. Brindemos por los genios.  

miércoles, 4 de julio de 2012

LOS ANILLOS DE STERN


Histórica edición extra del Marca a las 7 de la mañana para recoger la final olímpica de Los Ángeles



A poco menos de un mes del comienzo de los Juegos Olímpicos de Londres, es decir, una edición más del mayor evento deportivo (al menos para mí), observo preocupado el debate que ha instalado David Stern sobre la participación del baloncesto en dicha competición. 

Vaya por delante que considero a la NBA y al propio Stern ejemplos de organización modélica y ejemplar a la hora de cuidar su producto y saber venderlo al gran público. En eso son los mejores. Por eso la NBA es la competición por clubes más grande del globo terráqueo. Pero, y de esto creo que ya hemos hablado en alguna ocasión por aquí, el negocio no puede estrangular de una manera tan descarada lo que deben ser los valores esenciales del deporte, esos que hacen que los niños sueñen y que los mayores aplaudan. Siempre he insistido en que debe haber un equilibrio entre lo que es puramente el mercado y lo que significa el deporte desprovisto de la citada mercadotecnia.

Por ello la idea de David Stern de restringir la edad de los baloncestistas olímpicos me parece una puñalada a la historia y grandeza de la competición olímpica. Es querer desahuciar al deporte de la canasta del acontecimiento deportivo más grande con el que puede soñar cualquier deportista sea de la disciplina que sea, y asemejarlo al fútbol, el único deporte que va por su propio camino apartado de los demás. En el balompié la mayor gloria es el mundial de selecciones, pero en baloncesto no. En baloncesto es sin duda los Juegos Olímpicos, y ahí es donde se han concentrado las mayores gestas, hazañas y épica a nivel de selecciones. Rebajar el nivel del baloncesto olímpico al del fútbol es un disparate y una puñalada trapera a este deporte. Fíjense que incluso el fútbol en los Juegos siempre comienza unos días antes de la ceremonia inaugural, es como si estuviese al margen. Escuchaba a Luis Milla decir ayer que casi con toda probabilidad ni él ni sus chavales van a poder acudir a la ceremonia de inauguración, ya que se encontrarán ya en plena competición a 500 kilómetros de distancia de Londres (en Newcastle), por favor, no hagan esto con el baloncesto.

Hablar de baloncesto olímpico es hablar de Oscar Schmidt, Epi, Petrovic o Sabonis. Fue el zar lituano precisamente quien humillando a David Robinson en los Juegos de Seúl 88 provocó la aparición del llamado “Dream Team” en Barcelona 92, ese regalo irrepetible para los aficionados. Arvydas Sabonis mancilló el honor de la selección que más veces había conquistado el oro olímpico, los Estados Unidos, quienes nunca habían necesitado de llevar a sus jugadores profesionales y se habían bastado con sus jóvenes talentos llegados desde el “college”… hasta la aparición de Sabonis. La afrenta fue tan grande que el baloncesto estadounidense reaccionó mandando sus fuerzas más ilustres a recuperar aquella gloria perdida… y con ello salimos ganando todos los aficionados.  

Andrew Gaze jugó nada menos que cinco Juegos Olímpicos, alguno de infausto recuerdo para nosotros.


Como muchos aficionados de mi generación, mis primeros recuerdos baloncestísticos los asocio a 1984 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, aquella selección que todos conocemos de memoria (Corbalán, Solozabal, Llorente, Beirán, Epi, Sibilio, Itu, Margall, Jiménez, Arcega, Romay y De La Cruz), y conquistó la plata después de ganar a la Yugoslavia de Aza Petrovic, Dalipagic, Knego, Sunara, y por supuesto un jovencísimo Drazen Petrovic que ya comenzaba a hacer estragos en el baloncesto internacional, para caer en la gran final ante una selección USA en la que había una serie de jugadores que años más tarde, simplemente, se convirtieron en históricos (Pat Ewing, Alvin Robertson, Chris Mullin, Wayman Tisdale... por citar unos nombres… y por supuesto, claro, un tal Michael Jordan) 

Cuatro años más tarde permanecen aún más nítidos los recuerdos de Seúl. Tengo viva en la memoria la imagen de levantarme casi de madrugada para ver a nuestra selección enfrentarse a la Australia del magnífico cañonero Andrew Gaze (nuestro ejecutor en aquel torneo) o contra aquel magnífico Brasil de los Oscar y Gerson. Aquellos fueron como decimos los juegos del gran Sabonis, los juegos que cambiaron todo, y que elevaron aún más el nivel de los Juegos Olímpicos, donde años más tarde hemos asistido a enormes exhibiciones de baloncesto de jugadores como Sarunas Jasikevicius, Manu Ginobili, Vince Carter, Yao Ming o Pau Gasol, o ver imágenes tan maravillosas como la de Dirk Nowitzki como abanderado olímpico de su país. Todo eso lo quiere eliminar Stern, consternado por el hecho de que las grandes estrellas NBA, bien sean estadounidenses o internacionales, puedan acudir a un torneo que a los deportistas les reporta tanto espiritualmente, pero a su competición no repercute ningún beneficio, más bien ha de lidiar con la preocupación de las franquicias que ven a sus jugadores deseosos de acudir al evento más bonito para cualquier atleta, como si los únicos anillos que importasen fuesen los de campeón de la NBA, y no los mucho más universales anillos olímpicos.   

Manudona y la gloria olímpica.


jueves, 7 de junio de 2012

UN AÑO DEL TIRADOR

El Angel del Tirador


Estamos de aniversario. Nuestro primer aniversario. Hace hoy justamente un año que comenzábamos la andadura de este blog, falto de pretensiones pero henchido de pelotas (de baloncesto, se entiende) Era una tarde cualquiera, reclinado en el sillón de mi oficina, matando las últimas horas de trabajo, y pensando que, porque no, que quizás estaría bien eso de hacer un blog, a pesar de mis reticencias iniciales, como con todo lo que tiene los mínimos visos de modernidad, modas, etc. 

Lo cierto es que llevaba ya bastante tiempo divagando y filosofando sobre mi deporte favorito a través de esa cosa que ahora nos parece prehistórica llamada fotolog, y ciertamente, el cambio fue a mejor, tanto que ahora puedo decir que me arrepiento de no haber empezado antes con esto. Cierto es también que, inevitablemente, el entusiasmo primerizo con el que acogí este trabajo no tiene la misma fuerza que hace un año, lo que me preocupa es que eso pueda repercutir en la calidad literaria de las entradas. Al fin y al cabo, no lo niego, me interesa escribir bien. Creo que escribir bien es sinónimo de pensar bien, y pensar bien es un síntoma de vivir bien (no hablo materialmente, cosa a la que ya he renunciado totalmente y he aceptado que nunca seré millonario ni volveré a canturrear la famosa canción de Ilegales al respecto, si no de vivir con paz, tranquilidad, felicidad, orden y armonía, aunque también soy de los que cree que dentro de cada hombre ha de anidar un caos, para que pueda existir un cosmos), por lo tanto uno de los grandes objetivos de este blog era poder hablar de mi deporte favorito tratando de transmitir toda esa paz, tranquilidad, felicidad y orden. Se trata al fin y al cabo de la búsqueda de ese “zen en el arte de escribir” del que hablaba el gran Ray Bradbury fallecido ayer (y al que no está tardando la intelectualidad de turno, desde su púlpito, en despreciarlo, ¿cómo no van a despreciar a un simple escritor de ciencia-ficción ellos, a quienes Dios ha dotado de una sensibilidad exquisita por encima del resto de los mortales?) Lo he dicho muchas veces, el mundo del deporte de alta competición está demasiado empozoñado y envenenado a nivel mediático, tenemos que volver a reconducir el orden natural de las cosas, que el deporte vuelva a ser divertido… (y la banca, aburrida, como defiende Paul Krugman) 

176 entradas en un año, no está nada mal, prácticamente una cada dos días. No sabría calcular la extensión media, pero desoyendo a mi amigo Marc Rampas (Marcos Prieto), quien defiende la brevedad de los textos en este medio, he procurado hacerlas densas, largas, completas… o al menos para lo que suelen ser las entradas habituales en el mundo de los blogs. 

No es un blog referente, ni tiene un significativo número de seguidores, tampoco hemos buscado ingresos, ni tenemos publicidad. Ni siquiera hemos abrazado la polémica en ningún momento (con lo que vende), en definitiva no somos un blog conocido en el “mundillo”. Lo único que espero es que hayan disfrutado una cuarta parte de lo que yo al recorrer este camino, simplemente con eso me doy por más que satisfecho. 

Por estas páginas virtuales han ido pasando noticias, partidos, historias, jugadores… defensas a capa y espada a mis genios favoritos, críticas hacia cosas que no me gustan, análisis de lo que me rodea… de algunas entradas me siento especialmente orgulloso y feliz, otras me parecen directamente una bosta infumable… pero en un día como hoy si me gustaría detenerme en las entradas que más éxito han tenido, al menos a nivel de visitas:

LA ETERNA PRIMAVERA DE STEVE NASH (900 visitas): me congratulo enormemente de que mi querido Steve Nash ocupe la privilegiada primera posición. En esta ocasión hacíamos un pequeño repaso a su carrera aprovechando que había sido el líder en asistencias de la temporada regular de la NBA el pasado curso, con nada menos que 37 años a sus espaldas. Ahora, con 38, y concluido su contrato en Phoenix, afronta un verano clave en el que decidirá si se retira o nos sigue regalando su magia. Gasolina aún le queda a este superclase, un tipo absolutamente genial y maravilloso dentro y fuera de las canchas, y referente absoluto para este blog por su manera de entender la vida y el deporte. 

THE BASKETBALL DIARIES (542 visitas): y si Steve Nash es un referente, ¿qué podemos decir de Gonzalo Vázquez?, una inspiración absoluta, la lectura de sus textos es sencillamente deliciosa y uno de los placeres más grandes a los que un aficionado al baloncesto puede acceder. No sólo el mejor articulista en nuestra lengua sobre este deporte, si no directamente uno de los mejores escritores españoles vivos actualmente. Cabeza, corazón y alma para ponernos la piel de gallina con cada uno de sus textos.   

EL PEQUEÑO DRAGÓN Y EL NOBLE Y PODEROSO SIRVIENTE (293 visitas): una de las cosas que tenía en mente al realizar este blog, era que partiendo de la premisa del baloncesto como tema principal, pudiésemos tocar otros campos buscando vínculos quizás en algún momento peregrinos, pero en otros totalmente palpables y justificados, como este caso de la relación entre dos de las más grandes personalidades del siglo XX, Bruce Lee y Kareem Abdul-Jabbar.   

La extraña pareja


SAFE EUROPEAN HOME (267 visitas): una entrada de la que me siento especialmente satisfecho, ese “seguro hogar europeo” lanzando un guiño a los Clash en el que analizábamos a los más grandes del basket europeo de las últimas décadas. Recuerdo que lo escribí una larga noche de sábado encerrado en casa en compañía de unos generosos litros de cerveza y la escucha radiofónica de “Milenio Tres”, hacía el final del texto iba bastante achispado, pero no ha sido la única vez que he escrito, digamos, un poco “estimulado”. 

CINCUENTA NOMBRES PARA LA EUROLIGA (IV) (195 visitas): no es en absoluto significativa esta entrada que ocupa la quinta posición en visitas (imagino que tendrá que ver el “empujón” del nombre de Marcus Slaughter sonando para el Real Madrid), simplemente un repaso a los jugadores que pensaba que merecía destacar en la pasada edición de la Euroliga en la posición de ala-pivot… sobre todo teniendo en cuenta que las entradas que vienen después en el ranking si son de esas que les tengo especial cariño. 

I’M FIVE YEARS AHEAD OF MY TIME (150 visitas): una de las muchas entradas dedicadas al más grande mago del baloncesto hoy día y nuestro jugador favorito: Ricky Rubio. En este caso incidiendo en su amistad con el malogrado Guillem Raventós. Un texto escrito una calurosa tarde de sábado (si es que el sábado es el día ideal para todo, para todo)   

ALL YOU NEED IS LOVE (148 visitas): otro jugador que nos tiene absolutamente ganados es Kevin Love, un tipo que demuestra un corazón imbatible en las pistas, uno de esos tipos hechos de una pasta especial. 

ALL THE YOUNG DUDES (100 visitas): con el nombre de la mítica canción de Mott The Hopple escrita por Bowie, analizábamos a los sorprendentes y reveladores Timberwolves de Rick Adelman… la lesión de Ricky partió sus esperanzas por la mitad, pero aún así ya nos hemos hecho fans absolutos de estos jóvenes y hambrientos lobeznos.

RIMBAUD EN AFRICA (95 visitas): la noticia que llevábamos tiempo esperando por fin se producía, Ricky daba el salto para ir a jugar con los mejores y demostrar al mundo entero cual era su habitat natural.   

El simbolismo llevado a las canchas de basket


RESPLANDORES (90 visitas): esto no fue más que un divertimento, que nos llevó su tiempo de documentación, recordando las más grandes proezas individuales de la historia. 

Las curiosidades del destino han querido que tal día como hace 19 años perdíamos en las carreteras alemanas a nada menos que Drazen Petrovic, 18 cuando comencé este blog, de modo que de una u otra manera el Mozart de las canchas se convierte ya para siempre en nuestro particular ángel, un ángel de ribetes diabólicos y asesinos por otro lado, un bello Lucifer impío cuando de jugar al baloncesto se trataba. Como dijimos en aquella lejana primera entrada, pocos jugadores ha habido en Europa que hayan sido capaces de crear tantas vocaciones para este juego. Para este deporte que es parte de nuestra vida, o quien sabe incluso si nuestra vida misma.