jueves, 16 de agosto de 2012

UNOS JUEGOS PARA LA LEYENDA

"Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito."

(Jorge Luis Borges, "Ajedrez")

Respect

 
Estamos de vuelta, reclamando sutilmente la atención del amable lector dando un pequeño golpe de nudillos sobre la puerta entreabierta de la red y la blogsfera. Han sido unos felices días estivales plagados de buena música y mejores amigos, cuyo enorme y colosal remate lo hemos vivido un verano más en el incomparable marco del Reino de Felicia, donde felizmente me encontré y departi con algún lector de este blog, caso por ejemplo de Carlos Rego, grandísimo e infravalorado compositor pop con quien comprobé que mantengo cierta afinidad en cuanto a pensamientos sobre el mundo éste tan a menudo macilento del deporte. Imagino que Rego, como gran francotitrador pop cuyas certeras andanadas sólo han llegado a los oídos de aquellos que procuran tener un cierto nivel de exigencia anímica en sus vidas, comparte con El Tirador cierto solipsismo y melancolía sobre el mundo que les rodea, algo así como quien elige alejarse de los focos para predicar en el desierto y buscar la complicidad en las siempre agradecidas piedras. Un placer volver a disfrutar de las bondades felicianas, recargar las pilas, y por supuesto, a la vuelta hacer un alto para ver la final, esa final, otra final de leyenda que perdurará por siempre en nuestra memoria.

Colofón inmenso a unos Juegos Olímpicos que en su apartado baloncestístico han gozado de una calidad realmente alta, digna de los buenos tiempos que vive este deporte. Sinceramente son los mejores Juegos que recuerdo desde los de Seul 88 en cuanto a ritmo de juego, actuaciones individuales para la historia, y búsqueda de la excelencia con varios equipos buscando su mejor nivel y su más lustrosa cara (ciértamente nosotros sólo la encontramos en la final, y en momentos esporádicos del resto de los partidos), algunos sobreponiéndose a varias dificultades (en ese sentido España si respondió, al igual que Argentina) y exprimiendo hasta el límite sus posibilidades, como se han visto, limitadas, que para eso hablamos de deportistas y seres humanos, no jugadores de la Play Station.

Si el gran colofón fue la magnífica final entre Estados Unidos y España, el remate definitivo llegó con la emocionante imagen de una leyenda de los banquillos como Mike Krzyzewski (en su última participación como entrenador de la selección de las barras y estrellas) tributando un sentido y verdadero respeto a nuestro líder Pau Gasol, recibiendo como epítome de nuestro basket las muestras de ánimo y honor ante el partido disputado por el legendario Coach K y sus jugadores quienes no tuvieron reparos en postergar su celebración por el oro para hacer cola detrás de su entrenador para abrazar a nuestro gigante. Pau recibió aquellos abrazos y reconocimiento de manera individual, pero en el fondo eran extensibles a todo el trabajo de nuestro baloncesto, empezando por nuestro mejor jugador como cúspide de la pirámide pero llegando hasta cualquier chaval que en categorías de formación esté en estos momentos recibiendo algún clinic por parte de nuestros magníficos entrenadores y que posiblemente esté soñando con algún día vivir esa gloria cincelada a brioso pulso por los Pau, Navarro y compañía. ¿Quién nos hubiera dicho a los de mi generación que algún día veríamos a los inventores de este juego, a la mayor fábrica de talentos conocida, rindiendo tal pleitesía y reconociendo que tuvieron que jugar al 100% ante la posibilidad de perder su hegemonía mundial y olímpica ante nosotros?, sí, nosotros, los mismos que ya lo demostramos hace cuatro años lo hemos vuelto a hacer. No es sueño, es una realidad que en este caso si merece la pena vivir.  


LeBron y cia tuvieron que sacar lo mejor para derrotarnos.

Estados Unidos en lo más alto del podio, era previsible, pero para llegar hasta ahí han tenido que trabajar duro y hacer su mejor juego, dentro de las limitaciones de su línea interior, con abuso del lanzamiento exterior, llegando por momentos a dar auténticas exhibiciones de tiro. Han realizado un torneo magnífico, dejan para la historia partidos como el de Nigeria, con unos prácticamente quiméricos 156 puntos (¡29 de 46 en triples!, mención especial para el 10 de 12 de Carmelo Anthony), que dificilmente creo que podamos volver a ver en un torneo de este tipo. Histórico y memorable también poder asistir a un triple-doble (el segundo en la historía de esta competición, después del de Alexander Belov en Montreal 76) como el que se sacó de la chistera LeBron James (¿quién si no?) para tumbar a la correosa Australia. 36 años para poder volver a ver una exhibición de baloncesto total por parte de un jugador... la espera mereció la pena. En definitiva, unos Estados Unidos para el recuerdo, tardaremos en volver a ver un equipo olímpico realizando números de este tipo.  

Les acompañan en el podio una España agridulce, sufridora, exigida hasta el máximo, demasiado exigida cuando la realidad del contexto ha demostrado que no llegabamos a este torneo en nuestro mejor momento. Imposible no sentir la ausencia de Ricky Rubio viendo la lasitud de nuestra defensa exterior y como nos han castigado desde el triple, imposible no darse cuenta de que Navarro ha estado "tocado" toda la competición, y que sólo su enorme carácter y capacidad de sacrificio le ha permitido estar en un torneo que el 99% de los jugadores, en su estado se hubieran saltado, e imposible no percibir que comenzamos a dar peligrosas muestras de excesiva dependencia de nuestras estrellas y que no tenemos una selección tan conjuntada como sin ir más lejos los anteriores Juegos de Pekin (donde, no nos engañemos, tampoco comenzamos realizando un gran torneo y dimos nuestra mejor imagen al final), en la que prácticamente los 12 jugadores aportaban. Hay que corregir esto de cara al futuro y esperar que algunos jugadores den un paso adelante, les toca. Debemos volver a recuperar la coralidad en ataque. Precisamente por todas estas cosas hay que valorar la plata como se merece. En este torneo el mínimo detalle, la menor bajada de brazos, cualquier atisbo de miedo, nos hubiera condenado al desastre. Nuestro balance final de 5-3 no es bueno para una selección de nuestra calidad, pero hay que valorar el camino realizado. Una primera fase dura y poco brillante para pasar a unas eliminatorias aún más duras, y ahí estuvo Francia como paradigma de selección realmente dura en todos los sentidos. Y respondimos. Y ahí estuvo Rusia en semifinales con un nivel de juego en este torneo superior al nuestro. Y respondimos. La plata no hay que saborearla sólo por el magnífico recuerdo que nos deja la colosal final, si no por la dureza y sufrimiento del camino. Esos 11 puntos que se levantan tras el descanso (con un doloroso y paupérrimo 20-31 en el luminoso) frente a los de David Blatt creo que son el mejor ejemplo de que tipo de jugadores estamos hablando. Nunca les den por muertos. No hemos jugador con la frescura y fluidez de, sin ir más lejos, el anterior Europeo que dominamos de principio a fin, pero hemos vuelto a hacer historia. Quizás sea el "ADN ganador" del que habla Scariolo, o quizás, como dirían los argentinos, llegamos a la final, hablando claro, "por huevos", pero llegamos... y sí, echándole huevos, muchos huevos, y hablando en la pista, donde hay que hablar.  


Un Calderón decisivo frente a Rusia se abraza a Pau tras el partido de semifinales.


Completa el podio una Rusia a la que difícilmente se le puede poner tacha alguna. Recordarán los lectores de este blog que antes de los Juegos la situamos tercera en nuestro ranking particular, solamente por detrás de Estados Unidos y España. Y nos dieron la razón. Gran juego y gran dirección una vez más por parte del grandísimo David Blatt (otro que deja el banquillo tras los Juegos), enorme gestionador de recursos, y al que de una vez hay que situarle a la altura de los más grandes de la pizarra. Balance final 6-2 (derrota intrascendente contra Australia y la de semifinales contra España), irreprochable su torneo. No obstante si echa uno la vista atrás... aquel triple de Fridzon para derrotar a Brasil, el incomprensible bajón de España (digamos que aquel partido, más que ganarlo Rusia, es de esos que, sin quitarles ningún mérito a los de Blatt, podemos decir que lo perdimos nosotros), unido al triple de Mills cerrando la fase (evidentemente hablaríamos de un partido distinto si hubiesen perdido contra Brasil y España)... se podían haber metido en un buen lío. Lo que quiero decir con esto es que pese a hacer una gran primera fase, por pequeños detalles hubieran podido quedar terceros o hasta cuartos de grupo. Esos pequeños detalles que nos condenaron a nosotros a la tercera posición (sin estar a nuestro mejor nivel, fíjense que aún así simplemente con tener las tuercas mejor ajustadas contra Rusia y Brasil hubiéramos pasado primeros e invictos y hubiéramos tenido que evitar leer y escuchar alguna chorrada que se ha dicho por ahí por parte de los cuadriculados de turno), sí, pequeños detalles, esos que trazan la delgada línea entre el éxito y fracaso en un torneo de este tipo en el que hasta al menos siete selecciones se podían considerar aspirantes a medallas.  

Y por detrás de esa gloriosa línea que marcan Estados Unidos, España y Rusia como brillantes y merecidos medallistas, hay que situar a Argentina. Se bajan del cajón con respecto a Pekin, donde fueron bronce, pero si ya aquel metal se valoró como trabajada recompensa por parte de una orgullosa selección dispuesta a no rendirse ante el paso de los años y la pujanza de equipos más jóvenes dispuestos a recoger el testigo, ¿qué podemos decir de esta cuarta plaza?, sólo el hecho de que haya habido tres selecciones tan excepcionales como las que han ocupado el podio les han impedido realzar aún más su leyenda con la que hubiera sido su tercera medalla consecutiva en unos Juegos Olímpicos. ¿Lo conseguirá España?

¿Y el resto?, muriendo en cuartos de final, algunos con más pena que gloria, y otros con más luces que sombras. Creo que Francia y Brasil han cumplido. Los de Collet sólo han claudicado ante Estados Unidos y una España que ya es su inalcanzable bestia negra (el furioso puñetazo de Batum a Navarro en los instantes finales creo que es la perfecta imagen que sintetiza toda la frustración de la que posiblemente sea la mejor generación de jugadores galos de la historia, pero que una y otra vez se tropieza con un muro infranqueable de color rojo más duro de escalar que los Pirineos que nos separan a ambos pueblos) Brasil tuvo opciones hasta de ser primera de grupo si no fuera por aquel triple del tirador Fridzon, todo ello después de sufrir muchísimo más de lo esperado ante Gran Bretaña y Australia (así es este torneo), quizás pudiéramos haber esperado algo más individualmente de alguna de sus estrellas NBA, y su juego no ha sido, digamos, de los de enamorar, pero se van con sólo dos derrotas (Rusia, en el último segundo, y Argentina), de modo que no han hecho un mal torneo. Australia cumplió amarrando la cuarta plaza de grupo (enorme su segunda parte contra Gran Bretaña), y dando sensaciones de equipo muy difícil, de hecho sólo Estados Unidos en el último parcial del partido de cuartos de final, y España en el segundo encuentro de la fase de grupos, han sido capaces de dominarles claramente. Al resto han sido capaces de tutearles y hasta ganarles. En el zurrón se llevan un 50% de victorias (Gran Bretaña, China y Rusia... derrotas ante Brasil, España y Estados Unidos), de modo que buen campeonato el suyo. Habría que haber visto si hubieran tenido otro cruce de cuartos, o si hubieran competido en el Grupo A (más difícil, pero por ello precisamente más propicio para dejarte un emparejamiento de cuartos de final más accesible) Y por último, entre los cuartofinalistas, Lituania. Tampoco podían llegar más lejos, nadaron hasta donde podían y hasta donde les dejó una superior y potente Rusia, pero su balance final de 2-4 (sólo han sido capaces de derrotar a Túnez y Nigeria) es pobre bagaje para una de las selecciones que mejor han competido en las últimas ediciones de los Juegos Olímpicos. Les queda el consuelo de su enorme partido frente a Estados Unidos.  


¡Que te pego leche!

Y por último llegamos al vagón de cola, donde hay que reconocer que Nigeria y Túnez han competido y se van con la cabeza bien alta. Han demostrado no ser meras comparsas ni participaciones "exóticas" llegadas por la globalización continental de los Juegos (de hecho recordemos que Nigeria obtiene el billete en el pre-olímpico, con victorias frente a Lituania, Grecia o República Dominicana) Por contra creo que China ha dado un paso atrás respecto a pasadas ediciones (evidentemente y como escribimos en su día en este blog, la sombra de Yao Ming es alargada), y aunque es cierto que la lógica invitaba a pensar que se irían de Londres con su casillero de victorias a cero (como así ha sido), teniendo en cuenta que hablamos de uno de los mayores mercados baloncestísticos mundiales, con una liga doméstica en constante crecimiento económico, y un país potencialmente con muchas posibilidades para este deporte, habría que exigirles cierta imagen competitiva, algún destello corajudo, y alguna muestra de que sean capaces de apretarles las tuercas a algún rival, más allá de asistir a su constante juego anárquico de "llegar y tirar" para que algún jugador se vaya a los 30 puntos.  

Y dejamos para el final a Gran Bretaña, esos "anfitriones sin brillo" de los que hablábamos en este blog. Después de tanto tiempo de espera y de tantos esfuerzos y trabajo por parte de la British Federation para, desde la Division B europea, construir una selección competitiva capaz de plantar cara y ofrecer una digna imagen en sus Juegos, su balance de 1-4, siendo sólo capaces de derrotar a China, hay que considerarlo un fracaso. No es tan mala selección como para ofrecer ese triste bagaje final, y ciértamente podemos dar fe de su competitividad y su capacidad de lucha. Brasil sudó tinta para derrotarles, y contra nosotros a punto estuvieron de protagonizar una remontada histórica. Pero lamentablemente para los de la Union Jack todo esa buena imagen queda sepultada por su debacle en el partido clave que les debiera dar el pase a cuartos de final (para enfrentarse a Estados Unidos con la consiguiente fiesta en las gradas y los camarógrafos enfocando a Beckham y ese tipo de cosas) frente a Australia. Después de irse a los vestuarios en el descanso con un buen colchón de 10 puntos (46-36) que daba la sensación de tenerlo todo encarrilado y controlado por Deng y sus compinches, las gradas del London Arena asistieron a una de las segundas partes más brutales de todos los tiempos en la historia de este deporte. Y eso que no pintaban mal las cosas a la reanudación, con cinco puntos consecutivos de Joel Freeland para poner la diferencia en una quincena que apuntaba a los británicos en cuartos de final, pero a partir de ahí... un demoledor parcial de... ¡21-70!, los dos parciales de la segunda parte lo dicen todo: 14-30 en el tercero, y aún más sangrante, 15-40 en el último, todo ello en el partido decisivo que iba a marcar realmente su papel en los Juegos (quien sabe, quizás es que se dejaron perder, si nos atenemos a ciertas teorías poco fundamentadas de ciertos "conspiranoicos" que parece que no hayan visto un partido de baloncesto en su vida y piensan que estos parciales son imposibles de producirse) En definitiva, una gran labor de remo y muerte en la orilla la protagonizada por el baloncesto británico desde que en 2005 se supieron anfitriones de la gran cita olímpica.

Este es a grosso modo mi resumen de los Juegos, sobre el papel de nuestra selección ya hablaremos y escribiremos más detenidamente. En general y como he expresado creo que hemos asistido a una gran fiesta baloncestística, con buen nivel de juego y muchas estrellas en su mejor versión (Durant, LeBron, Scola, Ginobili, Kirilenko, Pau Gasol...), confirmación de algunas a las que veíamos venir (Patrick Mills, Alexey Shved), y quizás hayamos echado en falta algún jugador revelación (bien podría ser el tunecino Ben Romdhane), y lamentar el descalabro de algún joven "prospect" del que esperábamos mucho más (caso del lituano Valanciunas, claro que su equipo no ha ayudado demasiado)

En definitiva unos Juegos para la leyenda y la historia, y que también nos dejan unas cuantas y significativas despedidas. Por apuntar algunas, señalemos que han sido los últimos Juegos de algunos de los jugadores que más nos han hecho vibrar en los últimos años: Felipe Reyes, Kobe Bryant, Sarunas Jasikevicius, Donatas Songaila y Rimantas Kaukenas. Estos de manera oficial. Quizás también hayan sido los últimos de Prigioni, Ginobili, y quien sabe si hasta Scola. En los banquillos las comentadas despedidas de Coach K y David Blatt, aunque en el caso del israelí-estadounidense dada su juventud es posible que le volvamos a ver en torneos de este tipo, no necesariamente con la selección rusa. Dudas también sobre la continuidad de Scariolo, quien después de cuatro años parece haber cumplido un buen ciclo saldado con dos oros continentales y una plata olímpica. Por si acaso vayan apuntando este nombre: Joan Plaza. ¿Se olería el bueno de Joan que Scariolo tenía en mente dejar el banquillo nacional, y por ello optó por coger las maletas rumbo a Kaunas, para evitar la normativa ACB que prohibe a un entrenador con contrato en dicha liga entrenar una selección nacional?, recordemos una vez más que esta norma nace de la ACB, no de la FEB, ya que es otro tema del que se habla en más de una ocasión sin fundamento ni conocimiento. Sin ir más lejos hace unos meses la ACB abortó la contratación de Jaume Ponsarnau, entrenador del Manresa, como seleccionador de nuestra selección Sub-18.  


¿Morderá Plaza medallas olímpicas?

Este sería mi quinteto ideal de los Juegos:

Aleksey Shved (RUSIA) 11.4 puntos, 5.9 asistencias, 3.1 rebotes por partido.
K. Durant (USA) 19.5 ptos, 5.8 rebs, 2.6 asists, 1.6 robos p.p 52.3% en triples (34/65)
LeBron James (USA) 13.2 ptos, 5.6 rebs, 5.6 asists, 60.3% en tiros de campo (44/73)
Andrei Kirilenko (RUSIA) 17.5 ptos, 7.5 rebs, 1.4 asists, 1.6 robos, 1.5 taps p.p.
Pau Gasol (ESPAÑA) 19.1 puntos, 7.6 rebotes y 2.9 asistencias por partido.

Entrenador: David Blatt (RUSIA)

Como creo que ha habido tan buen nivel en lo individual, no me resisto a realizar un segundo quinteto, que sería este:

Patrick Mills (AUSTRALIA) 21.2 puntos, 4.5 rebotes y 2.2 asistencias por partido.
Manu Ginobili (ARGENTINA) 19.4 pts, 5.4 rbs, 4.1 asts p.p. 44.2% en triples (19/43) 100% en tiros libres (34/34)
Nicolas Batum (FRANCIA) 15.5 ptos, 5.7 rebs, 1.2 asists y 1.5 tapones por partido.
Carmelo Anthony (USA) 16.2 ptos, 4.8 rebs y 1.2 asists p.p 50% en triples (23/46)
Luis Scola (ARGENTINA) 18 puntos, 4.6 rebotes y 2.8 asistencias por partido.

Entrenador: Mike Krzyzewski (USA)

Y mi MVP particular se lo daría a LeBron James, quien ha confirmado que el cetro mundial del baloncesto es totalmente suyo. Por encima de los números ha sabido estar en un segundo plano y delegar la labor anotadora y ejecutora (esa que siempre luce más) en otros, especialmente Durant, y ha aparecido y se ha echado el equipo a la espalda en los momentos en los que el terrorífico tiro exterior yanqui no entraba. Ha dado una lección de liderazgo tranquilo, sin necesidad de acumular posesión de balón, ha trabajado en todos los aspectos del juego y en todas las posiciones, y ha demostrado que no hay faceta de este deporte que no domine. LeBron, pese a que algunos le tratan de ver como un paradigma de baloncestista moderno (y al que despreciar en comparación con los "old school"), en realidad sigue las coordenadas clásicas de jugadores como Oscar Robertson, "Magic" Johnson o Larry Bird, es decir, la de aquellos jugadores que rompen moldes y a los que hay que juzgar más allá de un determinado perfil físico o posición en el campo. En definitiva, la escuela de aquellos elegidos capaces de practicar el baloncesto en toda su complejidad. Si el baloncesto a día de hoy y en el año 2012 ha de tener un nombre, ese es el de LeBron James.  


El año de LeBron

2 comentarios:

  1. Con ganas esperaba tu análisis, como siempre acertado. De esa final qué decir??. Que cuando los jugadores USA hicieron cola para abrazar a Pau, me emocioné. Pero no de forma imaginaria..literalmente se me llenaron los ojos de agua. No puedo añadir mucho más, fué algo increíble. Si yo tuviera la oportunidad también le daría un abrazo a Pau..se lo daría a todos, pero Pau es tan grande fuera de la cancha como dentro de ella y eso es ser muy, muy grande. Creo que ha sido el mejor partido que he vivido en toda mi existencia y espero que no sea el último con estos dos equipos de protagonistas. Ahora esperando a la liga y a la NBA. Me ilusiona pensar en el tercer anillo para "Pow" Gasol, aunque yo nunca fuera muy "laker", con mi admirado Nash, Howard (supermán de mi hijo) y el grandísimo español quiero y deseo que lo ganen. Ver de nuevo a RR hacer magia con los Wolves y a "Iblocka" crecer junto a ese artista que es Durant....y en la liga Endesa...el RMB con la conexión Sergio-Rudy prometiendo hacerme saltar del sofá a base de alleyhoops ...gran año nos espera !!!!. Un saludo.

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  2. Muchas gracias por la fidelidad, amigo Marcos... la verdad es que han sido varios días de ausencia pero necesitaba unas vacaciones... yo también iré en la NBA con los Lakers (salvo patada de última hora a Pau), un tercer anillo para nuestro astro sería la bomba, y un título por fin para Steve Nash, nadie lo merece más que él de quienes no lo han ganado.

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