miércoles, 16 de julio de 2014

CABALLERO LEBRON





"Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse." (Parábola del Hijo Pródigo, Lucas 15:11-32)




LeBron en casa



LeBron James vuelve a casa. Volverá a lucir la camiseta de los caballeros de Cleveland, el club cuyo logo luce un florete, arma blanca y refinada donde las haya con la que los nobles del siglo XVII se batían en duelo para tratar esos asuntos del honor que tanto preocupan a los de alta cuna. “The Decision 2.0” no ha conocido el revuelo mediático de hace cuatro años, cuando el 8 de Julio de 2010 James anunciaba su fichaje por Miami Heat en un show televisado que recaudó seis millones de dólares (que en gran parte fueron donados a obras de caridad, principalmente a The Boys and Girls Clubs of America, una asociación filantrópica que lucha por ayudar a los chavales de las calles estadounidenses a que no caigan en lo peor que pueden ofrecer algunas de esas calles y barrios: drogas, prostitución, o bandas callejeras) Parece que la legión de “haters” de LeBron anda un tanto apaciguada, cuando podrían estar sacando pecho tras la  tercera final perdida por The King (una con Cleveland, dos con Miami, una frente a Dallas, dos contra San Antonio) Aquel Julio de 2010 veía a España proclamarse campeona del mundo de fútbol, mientras que la noticia del retorno de LeBron a Ohio nos ha pillado en vísperas de la justa coronación de la Alemania de Joachim Low como herederos del fútbol preciso, precioso y preciosista que nos consagrara a nosotros hace cuatro años, como si el alero de Akron fuese seguidor de que “la vida es eso que pasa entre mundial y mundial” y midiese sus ciclos vitales alrededor del mayor acontecimiento deportivo del mundo después de unas olimpiadas. 

Cuatro años al calor de Miami, donde ha ganado dos anillos de campeón y cuatro títulos de la Conferencia Este. No es mal bagaje, aunque con The Chosen One todo parece poco, sobre todo teniendo en cuenta el arrojo con el que el alero prometió ganar “no uno ni dos ni tres ni cuatro ni cinco ni seis ni siete…” anillos en su presentación como Heat, anunciado una dictadura en la mejor liga del mundo junto a sus amigos Dwayne Wade y Crish Bosh. Contrasta todo aquello con sus declaraciones actuales una vez decidido a retornar al Cleveland en el que jugó su primera final por el título (en 2007 ante San Antonio Spurs): “No prometo anillos porque ahora sé lo duro que es lograrlo”. Un LeBron más maduro, más humilde, más humano. Como si quisiera despojarse de la regía condición de monarca de la canasta que le lleva acompañando desde prácticamente la adolescencia para rebajar su rango al de simplemente caballero, que para eso se enfunda de nuevo la zamarra Cavalier. La carrera de James es asombrosamente brillante, pero para quien estaba destinado a marcar la época más triunfal y dominante desde Jordan ha sido una dura pelea el luchar por todos los títulos posibles y haber ganado “sólo” dos. Cleveland puede ser un buen destino para seguir engordando su palmarés. A pesar de las exageradas muestras de desazón y el linchamiento al “traidor” LeBron (escenas que estos días ahora vemos en Florida) traducido en quema de camisetas, pancartas insultantes, y hasta en el ridículo de Dan Gilbert, presidente de los Cavs, profetizando que LeBron nunca ganaría un campeonato tras su salida de Cleveland y colgando en la web del equipo una infame carta en la que insultaba públicamente a James (carta que ha estado disponible en la página oficial del club hasta hace pocas fechas, en las que apresuradamente la han retirado, como si no hubiera pasado nada, como si nunca hubiera existido odio ni resentimiento hacia el hijo más ilustre de Akron, ciudad de la que también son originarios los vanguardistas nuevaoleros Devo, la cantante Chrissie Hynde, o el también estrella de la NBA Stephen Curry, y que se encuentra a apenas 40 minutos de Cleveland en coche), a pesar de todo el desafecto expresado por la comunidad Cavalier hacía el posiblemente mejor jugador que haya vestido su camiseta lo cierto es que desde un punto de vista frívolo el periplo de James en Florida no ha sido un mal negocio para ambas partes. El jugador ha ganado dos títulos de campeón NBA (y cuatro del Este, insistimos en esto porque aunque en Europa no recibe apenas importancia, en Estados Unidos ser campeón de Conferencia es un título oficial que tiene su correspondiente trofeo para poblar las vidrieras de los clubes y ser conmemorado en los banners que cuelgan de los techos de los pabellones), además de sus reconocimientos oficiales como MVP tanto de las finales como de temporada regular (años 2012 y 2013, y en el caso de MVP de la temporada añadidos a sus dos conseguidos en Cleveland en 2009 y 2010) La franquicia de Ohio, por otro lado, al verse sumida en el pozo de la clasificación ha podido obtener buenas posiciones para los últimos drafts (consiguiendo tres primeras elecciones en 4 años con una suerte que ni Carlos Fabra con la Lotería Nacional), adquiriendo así jugadores como Kyrie Irving y Tristan Thompson en 2011 (números 1 y 4 del draft respectivamente), Dion Waiters en 2012 (número 4), Anthony Bennett en 2013 (número 1 del draft de ese año), y el canadiense Andrew Wiggins este mismo año, también con el número 1. Si bien es cierto que lo de Bennett pudiera apuntar a gatillazo (dentro de un draft que no pasará a la historia), Cleveland ha ido forjando un grupo joven y talentoso que con la llegada de LeBron se convierte de inmediato en uno de los grandes favoritos para el título. Buen material humano para un David Blatt que a quien en su primera aventura NBA parece haberle tocado la lotería, ya que la sola presencia de Irving y LeBron le garantiza ganar un buen puñado de partidos, claro que por otro lado añade presión a un técnico que quizás no buscase recibir tantos focos ni manejar tantas expectativas como las que provoca el tener en su plantilla al mejor jugador del planeta y el baloncestista más diferencial del momento.   


42 millones de dólares por dos temporadas es el nuevo contrato de King James en Cleveland, club que recibe a uno de sus socios en los dos anillos conquistados en Miami: Mike Miller.  Una pieza más para un puzzle de David Blatt que apunta a ganador, con la veteranía de Miller y Varejao, el insultante talento de Irving, la progresión de Waiters, Thompson, o Dellavedova (quien puede ser para Blatt lo que Patrick Mills para Gregg Popovich), la confianza en un Bennett trabajando bien en la liga de verano, y por supuesto el retorno del rey pródigo, un rey que ahora sabe cual es el camino para llegar a la cima. Volver a ser un caballero y ser el primero en el campo de batalla.  

Pronósticos al margen, sigue siendo absolutamente fascinante la capacidad de la NBA para mudar su escenario de la noche a la mañana y convertirse en una liga absolutamente imprevisible. Nadie en su sano juicio hace tan sólo un mes se hubiera atrevido a pronosticar que íbamos a hablar de los Cavaliers como el gran favorito y el equipo a seguir. Y es que la NBA da espectáculo hasta en verano.  



¿Y ahora qué hacemos?

2 comentarios:

  1. Pepe, en Akron, Ohio, también empezó su carrera como DJ de radio un tal Alan Freed.

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  2. Estupendo aporte Lorenzo, no lo sabía, ¡gracias!

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