Marc alcanzó su mejor nivel para destrozar a Alemania. |
La selección española disputará sus décimas semifinales
consecutivas en un Eurobasket. Demoledor dato que confirma, como si todavía
hiciera falta, el dominio de nuestro baloncesto a nivel continental durante el
siglo XXI. Algo que no se veía desde las décadas en las que la URSS y
Yugoslavia impusieran su férrea dictadura de talento estableciendo una barrera
que parecía insalvable entre las escuelas del Este y el resto de Europa.
No ha sido fácil llegar hasta aquí (¿alguien pensaba
que lo sería?), pero lo cierto es que no se recuerda un campeonato más regular
del combinado de Scariolo. Como en este país no nos gusta estar nunca contentos
ahora criticaremos nuestras bajas anotaciones o que no enamoramos como antaño,
pero basta recordar el Eurobasket 2015 para darnos cuenta de que llegar hasta
la lucha por los metales siempre ha sido un camino de sangre, sudor y lágrimas.
De hecho desde el ya legendario Mundial de 2006 de Saitama es la primera vez
que llegamos a unas semifinales invictos. En el citado 2015 que tanto nos gusta
recordar como ejemplo de testiculina patria (ya saben, lo de ganar a los
“gabachos” en su casa para muchos aficionados compensa cualquier mal trago)
demostramos que la capacidad de sufrimiento de estos jugadores iba pareja a la
de su calidad técnica. No hay problema en ponerse el mono de trabajo.
España sigue invicta, sin perder un partido, sin
tener todavía ese temido “día malo” que te puede echar fuera en un torneo. En
este Eurobasket en el que apenas hay remontadas e incluso un primer cuarto
horrible te puede condenar. Pero España se sobrepuso a un mal inicio en el que
Alemania concentraba sus fuerzas defensivas, como suele ser habitual en
nuestros rivales, en el interior. Poco importaba que entre nuestros jugadores
interiores sumasen los 16 puntos del primer cuarto, lo que le importaba a
Alemania era ver como nuestras canastas tardaban en llegar, hasta el punto de
que mediado el primer cuarto y tras un mate en contrataque de Voigtmann
cortando un balón que iba para Marc Gasol el luminoso registraba un preocupante
11-2 para los de Schroder, genial en la batuta y en la anotación, sólo empañada
su exhibición por algunos tiros y penetraciones precipitadas, sobre todo cuando
el partido entró en el terreno del alambre y ya se jugaba sin red. Pero durante
varios minutos lo del base de los Hakws fue una (otra) exhibición de liderazgo
y dirección, masacrando el aro rival y conectando con sus jugadores interiores
en pick&roll y pick&pop indefendibles para una España que si bien
mordía por dentro y funcionaba en rebote, permitía tiros librados de media
distancia a los “forwards” rivales. Scariolo tiró de recursos tácticos (Sastre
sobre Schroder) para frenar la sangría de la primera parte y la segunda unidad
respondió, quizás no tanto en números, pero si en intensidad y brío para
contagiar a los pesos pesados. Si no se puede entender el sufrido oro de 2015
sin el oscuro trabajo del siempre criticado Víctor Claver, tampoco se pueden
entender estas semifinales sin la aportación de Juancho Hernángomez. Ayer se
quedó en sólo dos puntos, pero con un brutal +28 en los 20 minutos que permaneció
en cancha. Si jugadores como Sergio Rodríguez, Pau, o Marc Gasol lograban entonarse todavía un poco más en ataque, que fuéramos capaces de remontar en el segundo
cuarto, aunque la renta final de un punto no pudiera ser más exigua, entraba
dentro de la lógica.
Claro que lo de Marc en el tercer cuarto agotó todos
los calificativos. 12 puntos consecutivos para romper el partido, destrozarlo,
dinamitarlo, como lo quieran llamar… para llevarlo a otra dimensión
inalcanzable para Alemania, que no esperaba que nuestro ataque despertara para
llegar a anotar nada menos que 31 puntos en uno de nuestros mejores cuartos del
campeonato. El jugador de los Memphis realizó el partido de su vida con la
camiseta de España. 28 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias y 2 tapones. Sideral.
En los seis partidos anteriores había lanzado 6 triples, anotado sólo uno. Sólo
ayer mismo lanzó otros seis… pero anotando 4. El mediano de los Gasol ha
despertado a tiempo para seguir marcando el camino hacia los metales.
La diferencia de doce puntos para encarar el último
acto era oro puro, impensable unos cuantos minutos atrás. A España sólo le bastó
con imponer su mayor experiencia en estos terrenos y ver como Alemania era
presa de la precipitación. Ricky Rubio, pese a volver a sus inseguridades en el
tiro, estuvo sobrio en la dirección (finalizó con 8 asistencias) repartiendo
juego a los interiores, y el acierto en los tiros libres hizo el resto. Después
de sufrir durante toda la primera parte sólo un cataclismo podía dejar fuera a
una selección como la española, cataclismo que de momento tendrá que esperar,
porque la mejor generación de jugadores de baloncesto de nuestro país sigue
haciendo historia.
Alemania se despide del torneo con la cabeza alta.
Han hecho un buen torneo y han apuntado hacia donde puede ir su futuro
alrededor principalmente de Schroder, Theis y Voigtmann, a la espera de la
explosión de Hartenstein. No obstante hay que recordar que sólo Paul Zipser y
Tibor Pleiss eran bajas significativas este verano, por lo que no parece que el
techo de los germanos vaya a estar mucho más arriba de lo visto en este torneo,
pero sí que manejan una base sólida para estar entre los ocho mejores de Europa
durante varios años. Hay vida después de Nowitzki.
A España le espera ahora la deslumbrante Eslovenia
en lo que será el duelo entre los únicos invictos del torneo. Los antecedentes
nos hacían prever que el partido de la selección de Kokoskov ante Letonia sería
uno de los mejores del torneo, pero lo visto anoche en el Sinan Erdem superó
todas las expectativas. 200 puntos entre ambos equipos y un baloncesto de
muchísimos quilates entre las selecciones de dos países que juntas no alcanzan
los cinco millones de habitantes. Un vendaval de baloncesto ofensivo que
Letonia no pudo seguir a medida que finalizaba el primer cuarto. Con un parcial
de 17-8 conducido por Dragic y Doncic en los últimos cuatro minutos, los
eslovenos se marchaban de once. El festival continuaría en el segundo acto, y
un triple de Prepelic ponía la máxima diferencia eslovena (38-25 a 8.40 del
descanso) ¿Sería otro partido sentenciado desde casi el primer cuarto? ¿Tampoco
veríamos aquí reacción ni remontada del rival? Por fortuna para el espectáculo
no fue así. Porzingis (como siempre) y Davis Bertans con sus triples dieron la
vuelta al partido y un triple de Blums en la última posesión letona ponía el
51-55 al descanso. Letonia sobrevivía, y de hecho mandaba.
Un parcial de 11-0 tras el descanso volvía a dar
alas a Eslovenia, haciendo su mejor baloncesto a ambos lados de la cancha. Los
de Kokoskov comenzaron a manejar ventajas de entre 6 y 10 puntos y un mate de
Vidmar conducía al éxtasis esloveno con el 76-64 a punto de acabar el tercer
cuarto, pero una canasta casi sobre la bocina de Smits dejaba la diferencia en
esos siempre decisivos 10 puntos, en la renta fronteriza entre un partido roto
y decidido (si es que puede haber partidos decididos en este deporte) Un triple
de Randolph (clavó 3 de 5 para irse a 16 puntos, además de sumar 9 rebotes)
ponía de nuevo la máxima diferencia, 13 puntos a falta de 9 minutos. Visto el
desarrollo del torneo parecía difícil que a un equipo se le pudiera escapar un
partido con esa diferencia a falta de ese tiempo, pero esta Eslovenia no sabe especular
y no mira al reloj en ningún momento. Unan a eso que el juego de Letonia
también es un canto al baloncesto moderno, móvil, a la circulación rápida y al
juego abierto sin apenas retención del balón en las manos de los jugadores, y
sobre todo al ritmo alto. Se ha hablado mucho de la calidad en el juego de este
torneo (el choque de anoche desde luego sube el nivel medio), acusando de
cierto retroceso en la evolución del baloncesto (aquellos infames mediados y
finales de los 90) En mi opinión estamos viendo un juego coherente con la gloriosa
era actual, con predominio del lanzamiento triple y poca preponderancia del
juego interior y de los grandes pívots (pero con 7 pies moviéndose por fuera
como bases o aleros), lo cual siempre resulta más dinámico y espectacular, el
problema es que en el ritmo de juego y tiempo de las posesiones si se está
volviendo, en mi opinión para mal, a posesiones largas y demasiado amase de la
bola. Eslovenia y Lituania, por suerte, han tirado eso por la borda en este
torneo.
Unan a todo lo dicho anteriormente que el partido de
ayer fue tenso, bronco y caliente, nada exento de dureza (hay quien ve un
marcador de 100 puntos y piensa que no se ha defendido) Letonia sacó petróleo
de todo ello cuando una técnica al banquillo esloveno supuso 6 puntos seguidos
y los de Porzingis metidos de nuevo en el choque. Eslovenia no se descompuso.
Bat-Man y Robin (Dragic y Doncic) no iban a dejar escapar la oportunidad de
llevar a su país a las primeras semifinales europeas desde 2009 (un joven Goran
Dragic ya andaba por allí, bajo el ala de un Jaka Lavokic ahora asistente de
Kokoskov) Goran volvió a comportarse como un líder (26 puntos y 8 asistencias),
pero ver a Luka comportarse de esta manera en un escenario así resulta impropio
de su edad. 27 puntos y 9 rebotes. Lanzó nada menos que 11 triples (entraron
4), pero aciertos al margen llama la atención la confianza y el rol que tiene a
su edad. Otra muestra más de la falta de conservadurismo de Kokoskov. Sus dos
últimos triples parecían sentenciar el partido (91-83, minuto 36), pero Letonia
encontró otro arreón en Bertans y Porzingis, y un triple del gigante de los
Knicks ajustaba el marcador en un apretado 93-92 a menos de dos minutos. El
propio Porzingis tendría otro triple después de un fallo de Doncic para poner
por delante a los suyos, pero erró el tiro y Eslovenia demostró que también
sabe jugar finales igualados cerrando el pase a semifinales desde el tiro
libre. Letonia se queda fuera en una oda al baloncesto en toda regla. Volveremos
a verlos. La era Porzingis no ha hecho más que comenzar.
Es obvio explicar esto, pero el escalón de
semifinales supone un paso más en la dificultad para España. La tormenta
ofensiva que puede desatar Eslovenia no tiene parangón con nada de lo
encontrado hasta ahora en el torneo por los hombres de Scariolo. Vamos a
necesitar de nuevo el mono de trabajo, pero también el frac de las grandes
ocasiones.
Bat-Man y Robin amenazan a España. |
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