miércoles, 13 de septiembre de 2017

MARC ENCUENTRA EL CAMINO



Marc alcanzó su mejor nivel para destrozar a Alemania.



La selección española disputará sus décimas semifinales consecutivas en un Eurobasket. Demoledor dato que confirma, como si todavía hiciera falta, el dominio de nuestro baloncesto a nivel continental durante el siglo XXI. Algo que no se veía desde las décadas en las que la URSS y Yugoslavia impusieran su férrea dictadura de talento estableciendo una barrera que parecía insalvable entre las escuelas del Este y el resto de Europa.


No ha sido fácil llegar hasta aquí (¿alguien pensaba que lo sería?), pero lo cierto es que no se recuerda un campeonato más regular del combinado de Scariolo. Como en este país no nos gusta estar nunca contentos ahora criticaremos nuestras bajas anotaciones o que no enamoramos como antaño, pero basta recordar el Eurobasket 2015 para darnos cuenta de que llegar hasta la lucha por los metales siempre ha sido un camino de sangre, sudor y lágrimas. De hecho desde el ya legendario Mundial de 2006 de Saitama es la primera vez que llegamos a unas semifinales invictos. En el citado 2015 que tanto nos gusta recordar como ejemplo de testiculina patria (ya saben, lo de ganar a los “gabachos” en su casa para muchos aficionados compensa cualquier mal trago) demostramos que la capacidad de sufrimiento de estos jugadores iba pareja a la de su calidad técnica. No hay problema en ponerse el mono de trabajo. 


España sigue invicta, sin perder un partido, sin tener todavía ese temido “día malo” que te puede echar fuera en un torneo. En este Eurobasket en el que apenas hay remontadas e incluso un primer cuarto horrible te puede condenar. Pero España se sobrepuso a un mal inicio en el que Alemania concentraba sus fuerzas defensivas, como suele ser habitual en nuestros rivales, en el interior. Poco importaba que entre nuestros jugadores interiores sumasen los 16 puntos del primer cuarto, lo que le importaba a Alemania era ver como nuestras canastas tardaban en llegar, hasta el punto de que mediado el primer cuarto y tras un mate en contrataque de Voigtmann cortando un balón que iba para Marc Gasol el luminoso registraba un preocupante 11-2 para los de Schroder, genial en la batuta y en la anotación, sólo empañada su exhibición por algunos tiros y penetraciones precipitadas, sobre todo cuando el partido entró en el terreno del alambre y ya se jugaba sin red. Pero durante varios minutos lo del base de los Hakws fue una (otra) exhibición de liderazgo y dirección, masacrando el aro rival y conectando con sus jugadores interiores en pick&roll y pick&pop indefendibles para una España que si bien mordía por dentro y funcionaba en rebote, permitía tiros librados de media distancia a los “forwards” rivales. Scariolo tiró de recursos tácticos (Sastre sobre Schroder) para frenar la sangría de la primera parte y la segunda unidad respondió, quizás no tanto en números, pero si en intensidad y brío para contagiar a los pesos pesados. Si no se puede entender el sufrido oro de 2015 sin el oscuro trabajo del siempre criticado Víctor Claver, tampoco se pueden entender estas semifinales sin la aportación de Juancho Hernángomez. Ayer se quedó en sólo dos puntos, pero con un brutal +28 en los 20 minutos que permaneció en cancha. Si jugadores como Sergio Rodríguez, Pau, o Marc Gasol lograban entonarse todavía un poco más en ataque, que fuéramos capaces de remontar en el segundo cuarto, aunque la renta final de un punto no pudiera ser más exigua, entraba dentro de la lógica. 


Claro que lo de Marc en el tercer cuarto agotó todos los calificativos. 12 puntos consecutivos para romper el partido, destrozarlo, dinamitarlo, como lo quieran llamar… para llevarlo a otra dimensión inalcanzable para Alemania, que no esperaba que nuestro ataque despertara para llegar a anotar nada menos que 31 puntos en uno de nuestros mejores cuartos del campeonato. El jugador de los Memphis realizó el partido de su vida con la camiseta de España. 28 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias y 2 tapones. Sideral. En los seis partidos anteriores había lanzado 6 triples, anotado sólo uno. Sólo ayer mismo lanzó otros seis… pero anotando 4. El mediano de los Gasol ha despertado a tiempo para seguir marcando el camino hacia los metales. 


La diferencia de doce puntos para encarar el último acto era oro puro, impensable unos cuantos minutos atrás. A España sólo le bastó con imponer su mayor experiencia en estos terrenos y ver como Alemania era presa de la precipitación. Ricky Rubio, pese a volver a sus inseguridades en el tiro, estuvo sobrio en la dirección (finalizó con 8 asistencias) repartiendo juego a los interiores, y el acierto en los tiros libres hizo el resto. Después de sufrir durante toda la primera parte sólo un cataclismo podía dejar fuera a una selección como la española, cataclismo que de momento tendrá que esperar, porque la mejor generación de jugadores de baloncesto de nuestro país sigue haciendo historia. 


Alemania se despide del torneo con la cabeza alta. Han hecho un buen torneo y han apuntado hacia donde puede ir su futuro alrededor principalmente de Schroder, Theis y Voigtmann, a la espera de la explosión de Hartenstein. No obstante hay que recordar que sólo Paul Zipser y Tibor Pleiss eran bajas significativas este verano, por lo que no parece que el techo de los germanos vaya a estar mucho más arriba de lo visto en este torneo, pero sí que manejan una base sólida para estar entre los ocho mejores de Europa durante varios años. Hay vida después de Nowitzki. 


A España le espera ahora la deslumbrante Eslovenia en lo que será el duelo entre los únicos invictos del torneo. Los antecedentes nos hacían prever que el partido de la selección de Kokoskov ante Letonia sería uno de los mejores del torneo, pero lo visto anoche en el Sinan Erdem superó todas las expectativas. 200 puntos entre ambos equipos y un baloncesto de muchísimos quilates entre las selecciones de dos países que juntas no alcanzan los cinco millones de habitantes. Un vendaval de baloncesto ofensivo que Letonia no pudo seguir a medida que finalizaba el primer cuarto. Con un parcial de 17-8 conducido por Dragic y Doncic en los últimos cuatro minutos, los eslovenos se marchaban de once. El festival continuaría en el segundo acto, y un triple de Prepelic ponía la máxima diferencia eslovena (38-25 a 8.40 del descanso) ¿Sería otro partido sentenciado desde casi el primer cuarto? ¿Tampoco veríamos aquí reacción ni remontada del rival? Por fortuna para el espectáculo no fue así. Porzingis (como siempre) y Davis Bertans con sus triples dieron la vuelta al partido y un triple de Blums en la última posesión letona ponía el 51-55 al descanso. Letonia sobrevivía, y de hecho mandaba.


Un parcial de 11-0 tras el descanso volvía a dar alas a Eslovenia, haciendo su mejor baloncesto a ambos lados de la cancha. Los de Kokoskov comenzaron a manejar ventajas de entre 6 y 10 puntos y un mate de Vidmar conducía al éxtasis esloveno con el 76-64 a punto de acabar el tercer cuarto, pero una canasta casi sobre la bocina de Smits dejaba la diferencia en esos siempre decisivos 10 puntos, en la renta fronteriza entre un partido roto y decidido (si es que puede haber partidos decididos en este deporte) Un triple de Randolph (clavó 3 de 5 para irse a 16 puntos, además de sumar 9 rebotes) ponía de nuevo la máxima diferencia, 13 puntos a falta de 9 minutos. Visto el desarrollo del torneo parecía difícil que a un equipo se le pudiera escapar un partido con esa diferencia a falta de ese tiempo, pero esta Eslovenia no sabe especular y no mira al reloj en ningún momento. Unan a eso que el juego de Letonia también es un canto al baloncesto moderno, móvil, a la circulación rápida y al juego abierto sin apenas retención del balón en las manos de los jugadores, y sobre todo al ritmo alto. Se ha hablado mucho de la calidad en el juego de este torneo (el choque de anoche desde luego sube el nivel medio), acusando de cierto retroceso en la evolución del baloncesto (aquellos infames mediados y finales de los 90) En mi opinión estamos viendo un juego coherente con la gloriosa era actual, con predominio del lanzamiento triple y poca preponderancia del juego interior y de los grandes pívots (pero con 7 pies moviéndose por fuera como bases o aleros), lo cual siempre resulta más dinámico y espectacular, el problema es que en el ritmo de juego y tiempo de las posesiones si se está volviendo, en mi opinión para mal, a posesiones largas y demasiado amase de la bola. Eslovenia y Lituania, por suerte, han tirado eso por la borda en este torneo.


Unan a todo lo dicho anteriormente que el partido de ayer fue tenso, bronco y caliente, nada exento de dureza (hay quien ve un marcador de 100 puntos y piensa que no se ha defendido) Letonia sacó petróleo de todo ello cuando una técnica al banquillo esloveno supuso 6 puntos seguidos y los de Porzingis metidos de nuevo en el choque. Eslovenia no se descompuso. Bat-Man y Robin (Dragic y Doncic) no iban a dejar escapar la oportunidad de llevar a su país a las primeras semifinales europeas desde 2009 (un joven Goran Dragic ya andaba por allí, bajo el ala de un Jaka Lavokic ahora asistente de Kokoskov) Goran volvió a comportarse como un líder (26 puntos y 8 asistencias), pero ver a Luka comportarse de esta manera en un escenario así resulta impropio de su edad. 27 puntos y 9 rebotes. Lanzó nada menos que 11 triples (entraron 4), pero aciertos al margen llama la atención la confianza y el rol que tiene a su edad. Otra muestra más de la falta de conservadurismo de Kokoskov. Sus dos últimos triples parecían sentenciar el partido (91-83, minuto 36), pero Letonia encontró otro arreón en Bertans y Porzingis, y un triple del gigante de los Knicks ajustaba el marcador en un apretado 93-92 a menos de dos minutos. El propio Porzingis tendría otro triple después de un fallo de Doncic para poner por delante a los suyos, pero erró el tiro y Eslovenia demostró que también sabe jugar finales igualados cerrando el pase a semifinales desde el tiro libre. Letonia se queda fuera en una oda al baloncesto en toda regla. Volveremos a verlos. La era Porzingis no ha hecho más que comenzar. 


Es obvio explicar esto, pero el escalón de semifinales supone un paso más en la dificultad para España. La tormenta ofensiva que puede desatar Eslovenia no tiene parangón con nada de lo encontrado hasta ahora en el torneo por los hombres de Scariolo. Vamos a necesitar de nuevo el mono de trabajo, pero también el frac de las grandes ocasiones.  



Bat-Man y Robin amenazan a España.






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