Dos hombres, un destino... y muchos anillos. |
Con las finales NBA a punto de comenzar parece obligado pararse a echar un vistazo a lo que nos puede ofrecer esta final inédita en los más de 70 años de historia de la mejor liga de baloncesto del mundo. Esta naturaleza inédita en gran parte hay que achacarla, claro, a la relativa juventud de Miami Heat como franquicia, ya que son sólo 32 sus años de historia, los cuales evidentemente palidecen ante los 73 años de los Lakers, los 13 primeros en Minneapolis y desde 1960 establecidos ya en la ciudad californiana de Los Angeles, sumando en total 16 títulos de campeones de liga, 32 de conferencia y 34 de división.
En proporción a su corta vida la historia de Miami Heat también puede considerarse exitosa. Tras unos primeros años de modesto transitar, sería precisamente la llegada de una leyenda angelina como Pat Riley en 1995 lo que cambiaría el destino de la franquicia de Florida. Ya bien como presidente o a pie de pista como entrenador, en estos 25 años Riley ha llevado a los Miami a ser una de las potencias del Este, habitual en play offs, ganador de tres anillos, y que ya va a disputar sus sextas finales por el título (lo cual quiere decir que han sido tantas otras veces campeones de su conferencia), siendo en este curso, qué duda cabe, cuando mayor mérito hay que otorgarles. Sin megaestrellas (comienzan la temporada con un solo all star, Jimmy Butler, llegado el verano de 2019 tras un “sign&trade” con Philadelphia en el que también estuvieron implicados Los Angeles Clippers y Portland, dejando marchar los Heat a jugadores esenciales otros cursos como Josh Richardson o Hassan Whiteside), la reconstrucción de Miami está siendo tan espectacular que les coloca de repente ante la oportunidad de luchar por su cuarto anillo, algo por lo que nadie hubiera apostado a comienzo de una temporada en la que su trayectoria ha sido ejemplar finalizando quintos en el Este, ligeramente por encima de unas expectativas que les situaban luchando por las últimas plazas de play offs. Baste este dato para atestiguar la regularidad de Miami durante toda la campaña: su mayor racha de victorias consecutivas fue de cinco… pero la de derrotas de tres. Fiabilidad absoluta. Si hablamos de post-temporada, en los play offs de Orlando ha sido sin ninguna duda el equipo de moda, plantándose en las finales con un espectacular balance de 12 victorias por tres derrotas. Únicamente los jóvenes Boston Celtics fueron capaces de arrancar dos triunfos frente a los de Spoelstra, después de que arrasaran a Indiana (4-0) y Milwaukee (4-1, sólo cayendo tras prórroga) Hay que recordar que hablamos de un equipo que finalizó quinto en su conferencia y que ha batido a tres rivales cuyo balance en liga regular había sido superior, especialmente los Milwaukee del MVP Antetokounmpo, quienes por segundo año consecutivo alcanzaron el mejor registro en temporada para volver a defraudar en el momento decisivo.
En una NBA en la que parece que sólo hay dos tipos de equipos, los aspirantes al anillo y los que están en reconstrucción, el caso de Miami es admirable. Sin haberse planteado nunca la censurable práctica del “tanking”, han ido conjuntando un roster con jóvenes talentos que han llegado a la liga sin demasiado foco previo. Adebayo fue elegido en el número 14 del draft de 2017. Tyler Herro el 13 en 2019. En 2018 no pudieron elegir como parte del “trade” con Phoenix en 2015 para conseguir a Goran Dragic. Duncan Robinson, letal y sorprendente tirador, o Kendrick Nunn, ni siquiera fueron drafteados. Para arropar este joven núcleo que, insistimos, no ofrecía tan altas expectativas, Riley y Spoelstra han mixturado de manera muy sabia el roster con la veteranía de jugadores como Andre Igoudala, llegado en un trade invernal que entre otros movimientos sacrificaba a otro joven valor de Miami como era Justise Winslow. Igoudala, MVP de las finales de 2015 y ganador de tres anillos con Golden State ha vivido en un segundo plano atribuible a sus 36 años, pero a medida que han ido sucediéndose las rondas de play offs su calidad como “factor x” parece ir ganando peso, hasta llegar a sus 15 puntos y 4 de 4 en triples en el sexto partido ante Boston que daba el pase a las finales. Aunque si hay un jugador en Miami que claramente ha dado un paso al frente respecto a la temporada regular es claramente Goran Dragic. De sus 16.2 puntos y 5.1 asistencias en 28.2 minutos por partido de liga regular, en play offs ha subido su anotación hasta 20.9 puntos (más 4.7 asistencias) en 34.6 minutos por encuentro. Spoelstra no ha dudado en dar más galones y presencia en pista a otro de los veteranos, en detrimento del joven Kendrick Nunn que tan buenas sensaciones había dejado en liga regular. Y por supuesto, no hay que olvidarse de Jimmy Butler. Quien fuera estrella emergente en los Chicago Bulls de Tom Thibodeau nunca acabó de encontrar su ecosistema propicio y su fama de jugador conflictivo le ha ido acompañando por cualquier vestuario en el que cayese. Sin ir más lejos mientras Thibodeau sigue alabando su ética de trabajo y profesionalidad en los entrenamientos, Butler no ha dudado en atacar a su ex –técnico por su decepcionante trabajo en Minnesotta, donde llegaron a coincidir. Uno de los grandes méritos de Riley y Spoelstra es sin duda haber logrado centrar a Butler para remar en la misma dirección que sus compañeros sin sus habituales malos gestos o feos detalles hacia los mismos. Es Butler por otro lado un jugador que siendo estelar no juega para la estadística individual, ideal para un equipo ganador, pero una bomba de relojería cuando la victoria no llega. En resumidas cuentas Miami es un ejemplo de que lo importante no es ser un buen equipo NBA, sino una buena franquicia NBA, bien dirigida desde la base y con un respeto ganado que hace que cualquier jugador sepa que es un destino donde puede sentirse cómodo, más allá de las bondades del clima del estado de Florida o sus benevolencias en exenciones fiscales.
En el Oeste vuelven a mandar Los Angeles Lakers. Una década han tardado en volver a ser campeones de su conferencia, desde un 2010 en el que en su roster sobresalían nuestro Pau Gasol y por supuesto el llorado Kobe Bryant, cuyo mito y recuerdo parece sobrevolar toda la trayectoria angelina en estos play offs, con el climax del triple ganador de Anthony Davis en el G2 en las finales del Oeste y su invocación al escolta que conquistase nada menos que cinco títulos con la elástica púrpura y oro de los Lakers. A diferencia de Miami, la franquicia californiana comenzaba la temporada como uno de los claros candidatos al anillo. La insistencia de LeBron James con Anthony Davis ha dado sus frutos y ha dado la razón al titán de Akron. “La Ceja” era la pieza que le faltaba al puzzle que en los últimos dos años han ido conjuntando entre el dimitido “Magic” Johnson y Rob Pelinka en los despachos, y claro, el propio LeBron cuya capacidad de decisión en cualquier franquicia por la que pase sigue siendo patente. No es para menos si tenemos en cuenta que sus primeras finales con el equipo californiano son ya las décimas de su carrera. Sólo Bill Russell y Sam Jones, miembros de los imbatibles Celtics de los 60, y otro mito angelino como Kareem Abdul-Jabbar, han jugado más rondas por el título que “King” James. LeBron es garantía en la lucha por el título y cualquier franquicia NBA lo sabe.
Estos Lakers son un equipo de presente, de “aquí y ahora”, especialmente en el caso de LeBron, camino de los 36 años y sabedor de que cada vez le quedan menos oportunidades para engordar su palmarés con más anillos (pese a que sus números sigan siendo exuberantes y pocas veces vistos en jugadores de su edad… 26.7 puntos, 10.3 rebotes y 8.9 asistencias está firmando en play offs) Davis, a sus 27, afronta sus primeras finales en su primera temporada fuera de Nueva Orleans, franquicia a la que no pudo llevar a la lucha por el anillo. Howard, quien cumplirá 35 en Diciembre, quiere quitarse la espina de las finales de 2009 perdidas precisamente ante su actual equipo, con el que ya intentará el asalto al título en 2013 en aquel proyecto fallido que reunió nombres tan ilustres como los de Kobe Bryant, Pau Gasol, Steve Nash y el propio Howard… San Antonio les barrió en primera ronda. Rondo, con 34, busca convertirse en el segundo jugador en toda la historia en ganar el anillo con los dos franquicias históricas y eternos rivales, Celtics y Lakers, después de Clyde Lovellette en 1962, pero además sería el primero en hacerlo desde que el equipo de los lagos se instaló en Los Angeles, ya que Lovellette ganó el anillo con Minneapolis. Menuda pedazo cita con la historia tiene el talentoso base de Kentucky. Danny Green (33 años) busca su tercer título con tres franquicias distintas. Sería también el tercero de Javale McGee (32), los dos anteriores con Golden State. El volátil J.R.Smith (35 recientemente cumplidos) también sabe lo que es ganar el anillo, lo hizo en 2016 precisamente al lado de LeBron en 2016. Desde luego si de algo no andan escasos estos Lakers es de veteranía y experiencia.
Al menos Miami puede compensarlo desde el banquillo con Spoelstra, ganador de dos anillos y participante en cuatro finales, y por supuesto con Riley, quien comenzara la década de los 80 alcanzando el título como asistente de Paul Westhead en Los Angeles para posteriormente ganar cuatro anillos más al frente de Lakers una vez capitulado Westhead, entre otras cosas por sus desavenencias con “Magic” Johnson. En Miami no sólo ha ejercido magisterio desde el despacho, si no que en 2006 era el entrenador principal en el primer título de la historia de los de Florida tras decidir que el equipazo que había montado en el despacho (Wade, Shaquille, Payton, Mourning, Antoine Walker, Jason Williams...) no podía esperar y cargarse a Stan Van Gundy en un movimiento encubierto como renuncia del bigotudo técnico californiano. Por supuesto tampoco podemos olvidarnos que antes de convertirse en uno de los mejores entrenadores de la historia, Riley ganó el anillo como jugador en 1972 en los Lakers de West y Chamberlain, ante unos Knicks en los que por cierto jugaba otro futuro mito de los banquillos como Phil Jackson. Pese a que Spoelstra cuenta con la total confianza de Riley, cuesta pensar que el neoyorquino sea capaz de resistir la tentación de no asesorar a su pupilo. Riley y Spoelstra, “matrimonio” bien avenido.
Por si fuera poco el favoritismo angelino, los dos únicos enfrentamientos de temporada regular entre ambas escuadras fueron saldadas con sendas victorias de los de Frank Vogel meridiánamente claras. Sobre todo la primera, a principios de Noviembre de 2019 con la temporada echando a andar y los de púrpura y oro arrasando por 80-95 en el Staples de Los Angeles con LeBron y Davis dejando las cosas claras combinándose para hacer 51 puntos, 12 rebotes y 13 asistencias entre ambas estrellas. Mucho más disputado fue el choque del American Airlines Arena de Miami el 13 de Diciembre que acabaría suponiendo la primera derrota en casa de la temporada de los de Spoelstra por un ajustado 113-110, ajustado gracias sobre todo a un formidable segundo cuarto de los locales, pero lo cierto es que a partir del tercero los de Vogel dominaron el partido y desde el 68-65 tras triple de Davis a los pocos minutos de dicho acto los angelinos nunca cedieron la ventaja en el marcador. La exhibición de los dos astros fue todavía superior, con 61 puntos combinados, 19 rebotes y 13 asistencias (12 de LeBron), aunque quizás el dato más sorprendente de ese partido fueran los 4 de 9 en triples de Davis, algunos de ellos realmente decisivos y anotados en momentos claves, demostrando la enorme mejoría en el lanzamiento exterior desarrollada por “La Ceja” en esta campaña (de hecho la primera en su carrera en la que anota más de un triple por partido) No obstante hay un dato para el optimismo en Florida recordando ese partido, y es que estuvo encuadrado dentro de la racha de nueve encuentros que no pudo disputar Dragic por lesión en la ingle.
Hay motivos de sobra por tanto para disfrutar de unas finales NBA que ya cuentan con el primer aliciente de ser inéditas y de que por vez primera se enfrentan dos franquicias que la temporada pasada no llegaron a play offs. Miami puede convertirse en el campeón que parte de una posición más baja de play offs desde los Houston Rockets de 1995. Los Lakers pueden igualar a Boston como franquicia con más campeonatos conquistados en la historia. No tenemos otro capítulo de la eterna rivalidad Celtics-Lakers, pero tenemos a Riley contra los Lakers y a LeBron contra Miami, por lo que de morbo también estamos servidos. Dos de las más grandes leyendas vivas de la NBA, quienes unieron sus caminos durante cuatro temporadas (dos anillos y cuatro finales) ahora enfrentados ante dos de sus franquicias más queridas y a las que contribuyeron a hacer históricas.
Preparen las cafeteras.
Rajon Rondo ante la historia. |