Llegan los lituanos a un torneo que tradicionalmente se les
ha dado bien para su corta historia como selección nacional (tres bronces
consecutivos en el 92, 96 y 2000) con cierta indiferencia generalizada a su
alrededor. Clasificados en el pre-olímpico sin demasiado brillo (cayeron contra
Nigeria), y con la reciente baja de un puntal interior como Robertas Javtokas,
parece que apenas cuenten para nadie en estos Juegos. Pero son Lituania. El
país y la selección que dignificaron y recuperaron el baloncesto cuando estaba
en sus peores momentos, en aquellos en los que el juego plomizo y la dictadura
táctica se imponía sobre el talento de los jugadores. Después les siguieron
Argentina y España, pero el resurgir de este deporte y el gran momento actual
del mismo no se podría entender sin una selección que ya en Sydney 2000 estuvo
a punto de protagonizar una hazaña hasta el momento sin precedentes (lo
conseguiría Argentina dos años después), poniendo contra las cuerdas a los
Estados Unidos de Ray Allen, Kevin Garnett, Alonzo Mourning, Vince Carter, Jason Kidd o Lamar Odom. La exhibición (27 puntos) de un jugador que ya se intuía iba a
dominar Europa en años venideros como Sarunas Jasikevicius estuvo a punto de
dejar fuera de la final al Dream Team IV, teniendo incluso en sus manos el
lanzamiento triple que hubiera significado la victoria lituana. Déjenme que les
cuente una anécdota absolutamente fantástica y demoledora sobre este partido
jugado hace 12 años. Estaba yo viendo esa semifinal aquella mañana (por
diferencia horaria, aquí lo vimos a eso de las doce del mediodía) en el bar que
por aquel entonces tenían mis padres, como de costumbre, echando una mano en el
negocio, pero siguiendo la actualidad deportiva para que se me pasaran más
rápidas las horas. En la barra, una cliente habitual (profesora de EGB, y ojo a
este dato, profesora), tomaba su rutinario café con leche mientras ojeaba la
prensa y esas cosas. Al verme tan emocionado frente al televisor (yo iba a tope
con Lituania, como pueden imaginar, intuyendo que estaba ante algo histórico)
me preguntó que partido era ese, por lo que le expliqué la situación. Una semifinal
olímpica de baloncesto. Por un lado Estados Unidos, la gran dominadora absoluta
histórica, el gran tirano del deporte de la canasta, y que desde la afrenta de
Seul 88 (con un lituano de por medio, Arvydas Sabonis), había decidido llevar a
sus estrellas NBA a los Juegos Olímpicos para poner las cosas en su sitio y no
dejar lugar a dudas sobre a quien correspondía la supremacía mundial del
baloncesto. Por otro un puñado de bravos jugadores de un pequeño país de la
Europa del Este de poco más de tres millones de habitantes donde la religión
mayoritaria y más practicada responde al nombre de baloncesto, una segunda patria
para cualquier amante de este deporte. Bien, una vez puestos en contexto me
dijo que le parecía bien que fuese con Lituania, bravo por ellos, y que ella
también quería que ganasen. Dicho lo cual levantó la vista al televisor, miró
la pantalla, observó a diez tipos en pantalones cortos correteando por una
pista de basket, y sin inmutarse un solo músculo me preguntó: “¿y los lituanos
quienes son, los blancos o los negros?” Juro que esto es absolutamente
verídico. En fin, luego nos preguntamos como es posible que salgan los
energúmenos que salen elegidos por el pueblo en nuestras elecciones.
Aquel triple de Saras... |
Volvamos al presente, Lituania vive un momento de esos que
llaman “de transición”, una transición que no acaba de producirse y un relevo
que no acaba de concretarse. El eterno Jasikevicius (cuartos Juegos Olímpicos),
Songaila y Kaukenas representan la exitosa vieja guardia lituana, mientras el
presente actual se sigue esperando que se asiente en la generación del 85-86
(Seibutis, Maciulis, Pocius, Kalnietis), sin perder de vista el futuro
(Valanciunas) De hecho creo que Kemzura haría bien en otorgar mayor
protagonismo a la joven perla lituana, más aún con la lesión de Javtokas.
De modo que el joven seleccionador Kestutis Kemzura afronta
su tercer gran torneo después de haber dado una de cal y otra de arena.
Enormemente meritorio fue el bronce del 2010 en el Mundial de Turquía, sólo por
detrás de Estados Unidos y los anfitriones, en un torneo en el que casi nadie
contaba con ellos (como ahora) y decepcionante su papel en el pasado Eurobasket
celebrado en las propias tierras lituanas, con la sorprendente eliminación en
cuartos de final ante Macedonia. Aún así Lituania no me dejó malas sensaciones
en ese torneo. Es muy difícil que las deje la selección del país que mejor ha
honrado al baloncesto en Europa. Se puede decir, como observarán, que en El
Tirador somos medio lituanos.
BASES: Sin sorpresas, Kalnietis y Jasikevicius, Jasikevicius
y Kalnietis. El primero titular, el segundo desde el banquillo. Mantas la sobriedad,
Sarunas la genialidad. Jugarán prácticamente los mismos minutos, pero el ex
-barcelonista será más decisivo. Si hay un jugador en esta Lituania capaz de
cambiar el curso de un partido el solo, sigue siendo el genial jugador del
Panathinaikos.
ALEROS: Sin ser la peligrosa selección cañonera de antaño,
Lituania busca en sus alas el equilibrio entre ataque y defensa, entre talento
y músculo. Pocius, jugador muy completo e infravalorado ejemplifica ese tipo de
jugador. Si hablamos de talento puramente específico su mejor hombre es
Maciulis, uno de los líderes del equipo. Jasaitis, sin llegar a ser el jugador
que apuntaba por potencial será el mayor peligro desde 6.75. El viejo zorro
Kaukenas aportará experiencia, y de Seibutis no cabe esperar grandes cosas.
PIVOTS: El talón de Aquiles de los últimos tiempos para la
selección verde, sobre todo en el puesto del cinco puro, por lo que la apuesta
por el espectacular y estelar Valanciunas se antoja prioritaria. La gran
noticia es el regreso del alero reconvertido a cuatro en la selección Linas
Kleiza, auténtico líder y estrella más rutilante del equipo. Songaila luce nombre y poco más, visto su último paso por la ACB en
Valladolid y en el pre-olímpico. Jankunas puede aumentar sus prestaciones tras
la baja de Javtokas como falso cinco, y Kavaliauskas, será una solución para
momentos realmente desesperados. Todo pasa porque Kemzura apueste por formar un
frontcourt “raptor” Kleiza-Valanciunas, es lo que todos los lituanos estamos
esperando.
El jefe ha vuelto |
PLANTILLA:
4
|
Rimantas Kaukenas
|
Escolta
|
192
|
1977
|
Montepaschi Siena
(Italia)
|
5
|
Mantas Kalnietis
|
Base
|
195
|
1986
|
Zalgiris Kaunas
(Lituania)
|
6
|
Jonas Maciulis
|
Alero
|
200
|
1985
|
Montepaschi Siena
(Italia)
|
7
|
Martynas Pocius
|
Escolta
|
196
|
1986
|
Real Madrid (Liga
Endesa)
|
|
Renaldas Seibutis
|
Escolta
|
196
|
1985
|
Lietuvos Rytas
(Lituania)
|
9
|
Darius Songaila
|
Ala-pívot
|
206
|
1978
|
Blancos de Rueda
Valladolid (Liga Endesa)
|
|
Simas Jasaitis
|
Alero
|
202
|
1982
|
Lokomotiv Kuban
(Rusia)
|
11
|
Linas Kleiza
|
Ala-pívot
|
203
|
1985
|
Toronto Raptors (NBA)
|
12
|
Paulius Jankunas
|
Ala-pívot
|
205
|
1984
|
Zalgiris Kaunas (Lituania)
|
13
|
Sarunas Jasikevicius
|
Base
|
193
|
1976
|
Panathinaikos (Grecia)
|
14
|
Jonas Valanciunas
|
Pívot
|
210
|
1992
|
Toronto Raptors (NBA)
|
|
Antanas Kavaliauskas
|
Ala-pívot
|
207
|
1984
|
VEF Riga (Lituania)
|
Posible quinteto titular: Segunda unidad:
Kalnietis
Jasikevicius
Pocius
Kaukenas
Maciulis
Jasaitis
Kleiza
Songaila
Valanciunas
Jankunas
Papel secundario:
Seibutis y Kavaliauskas
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