viernes, 14 de septiembre de 2012

CAMPEONES Y FAVORITOS







Hace unas entradas tratábamos de analizar a unos remodelados Los Angeles Lakers quienes parten como unos de los favoritos para la conquista del anillo, saliendo desde una imaginaria “pole position” junto a los pujantes Oklahoma City Thunder, y, como no podía ser de otra forma, los actuales poseedores del título, los Miami Heat de LeBron James, a los que de hecho consideramos como los máximos candidatos por delante de sus dos potentes rivales en la otra conferencia. De modo que hoy vamos a detenernos en las posibilidades de la franquicia entrenada por Erik Spoelstra de alcanzar el “back-to-back”. 


A pesar de que históricamente se ha demostrado que no es nada fácil repetir título (entre 1970 y 1987 ningún campeón logró revalidar título), hay una tendencia natural a considerar al vigente ganador del anillo, al actual poseedor de la gloria, como el máximo favorito la temporada siguiente, salvo que haya habido un cambio de fisonomía demasiado pronunciado en su roster, o hablemos de un campeón contra pronóstico que haya dado la campanada sin que nadie hubiera dado un centavo por ellos a comienzos de temporada. 


No es el caso de Miami, tras quedarse a las puertas de la gloria hace dos temporadas frente a unos Dallas Mavericks quienes si ganaron el anillo de manera sorpresiva (y por tanto no eran favoritos la temporada siguiente), el pasado curso sólo tenían un objetivo en mente que no era otro que el anillo. Ya no había excusas. Había pasado el periodo de adaptación de sus nuevas figuras, tenían la experiencia de las anteriores finales, y un aún verde Spoelstra vapuleado tácticamente por Rick Carlisle sin duda habría sacado enseñanzas positivas para el segundo asalto al título de los Miami Heat de la era LeBron James. Así fue, y aunque durante la temporada regular James y compañía se tomaron las cosas con relativa calma (balance 46-20, por detrás de San Antonio, Chicago y Oklahoma), en cuanto sonaron los tambores de guerra de los play-offs la locomotora de South Beach se puso en marcha imparable hacia el triunfo final, solventando sin excesivos apuros sus eliminatorias frente a unos blandos Knicks en primera ronda, los sorprendentes Pacers en semifinales de conferencia, y prácticamente no dando ninguna opción a unos Oklahoma que aunque ganaron el primer partido a partir de ahí no pudieron superar el martillo pilón golpeando sin piedad de un LeBron James en su mejor versión. En ese camino hacia el título de post-temporada hemos omitido como habrán comprobado la final de conferencia, ya que merece comentario aparte. Eliminatoria épica e histórica a siete partidos con el nombre propio de Rajon Rondo, luchador incansable e inasequible al desaliento empeñado en poner al mismísimo King James contra las cuerdas con actuaciones como la del segundo partido con 44 puntos, 10 asistencias y 8 rebotes, sin un segundo de descanso en el banquillo y todo ello con el añadido de una prórroga (“Magic” Johnson llegó a decir que posiblemente era el mejor partido de un jugador exterior que había visto nunca en play-offs)… por cierto, Miami ganó ese partido. 


LeBron y Rondo, ambos en su mejor versión, representaron una final de conferencia para la historia.


Por tanto, habiendo cumplido las expectativas creadas hace dos veranos en torno a la estelar colaboración entre D-Wade, Chris Bosh y King James, los Heat de Miami se establecen como el astro más brillante de toda la galaxia NBA. En una pretemporada plagada de espectaculares movimientos los de Florida no han necesitado de demasiada atención mediática, eran los demás los que tenían que reforzarse. Aún así, y teniendo claro que lo principal era mantener el bloque campeón del pasado año, se diría que los Heat son aún más fuertes y poderosos que el anterior curso, gracias a la contratación de dos nombres con el suficiente brillo como para satisfacer a los aficionados que pueblan las gradas del American Airlines Arena. Un Ray Allen que buscará su segundo anillo de campeón como ya hiciera con su aterrizaje en Boston en verano de 2007, y el siempre dudoso Rashard Lewis, atípico power-forward con tanta calidad como indolencia. Echemos un vistazo a lo que parece ser el roster con el que los campeones afrontan la temporada 2012-13 en la mejor liga del mundo. 


En la dirección del juego la batuta la seguirá llevando la pareja Chalmers-Cole. Sólo dos bases puros, lo cual puede parecer escaso para una liga como la NBA de 82 partidos solamente en regular season, y que para un equipo aspirante al título alcanza casi con total seguridad el centenar de encuentros durante toda la temporada. Ningún problema si tenemos en cuenta que tanto Wade como James pueden ocupar esa posición con total solvencia, por lo que Spoelstra cuenta hasta con cuatro opciones para llevar el ritmo del partido. Chalmers disfruta ahora de la gloria para la que parecía predestinado cuando fue campeón de la NCAA con los Jayhawks de Kansas siendo elegido MVP de la Final Four, pero no ha sido fácil su camino hasta llegar a ser consolidado base titular de un equipo campeón de la NBA. En la extraordinaria reunión de talentos que supuso el draft de 2008 (Derrick Rose, O.J. Mayo, Russell Westbrook, Kevin Love, Michael Beasley…) tuvo que esperar hasta la segunda ronda para escuchar su nombre seleccionado por los Minnesota Timberwolves. Una pequeña decepción que posiblemente se viese un tanto mitigada cuando supo que su destino final sería Miami donde intentaría devolver a la gloria a la franquicia que había sido campeona sólo dos años antes junto al por aquel entonces líder indiscutible Dwayne Wade y un Michael Beasley que llegaba con aureola de auténtica estrella y sobre quienes se centraron los primeros focos en la calurosa ciudad de Florida. Sin embargo el pequeño base de Anchorage demostró desde el principio que no le iba a ir a la zaga a Beasley, número 2 de aquel draft, y que iba a hacer notar la injusticia de que entre uno y otro jugador hubiera nada menos que 32 puestos de diferencia. Tanto es así que cuando Miami acometió la empresa de hacer espacio salarial (y de egos y roles) ante la llegada de LeBron y Bosh, no hubo dolor alguno en librarse de un Beasley que ya había agotado la paciencia de dirigentes, técnicos y aficionados debido a su constante falta de disciplina y escasa profesionalidad, sin embargo Chalmers debía ser la batuta que guiase a tan brioso trío, al estilo (salvando las distancias) de la confianza depositada en Boston sobre un tal Rajon Rondo para dirigir a su trío estelar reunido en el verano de 2007. En el caso de Cole, hablamos de uno de los jugadores revelación la pasada temporada. La primera elección de Miami en el draft del 2011, en realidad elegido por Chicago, se ha mostrado como un base valiente y descarado sin problemas para atacar el aro rival y con cierta predilección por el juego de ritmo alto. Buenas noticias para un equipo como Miami que un jugador elegido en un puesto 28 muestre tal adaptación inmediata a la liga. Precisamente cuando escribo estas líneas leo la noticia de que han renovado a Terrell Harris como decimosexto jugador de momento del equipo (el roster definitivo no puede pasar de 15 hombres), veremos si se queda como tercer base. En caso de que sea así no pasará de ser un jugador muy residual, a pesar de que sus 14 minutos por partido en 22 encuentros la pasada temporada con la elástica Heat no son despreciables. Harris, junto a Mickell Gladness y Jarvis Varnado, buscará una plaza para la temporada durante los inminentes training camps.


Chalmers y Beasley, sólo pudo quedar uno.



De modo que en el apartado directivo del juego se puede decir que Miami no debería tener problemas y lo tiene bien cubierto. En el caso de los aleros, decir que es una posición bien cubierta sería quedarnos cortos. Difícilmente podemos encontrar un equipo en toda la NBA con mayor cantidad y calidad de pólvora que la que atesoran los aleros Heat. Wade y LeBron se bastarían por si solos para elevar a la categoría de candidatos a todo título en juego a cualquier equipo al que prestasen sus servicios. En el caso de LeBron estamos hablando de un baloncestista que ya ha roto moldes y ha escapado a la limitación de su puesto. Sencillamente, el mejor y más completo jugador del mundo hoy día. Al lado de estas dos grandes estrellas un Ray Allen que a pesar de sus 37 años sigue siendo posiblemente el mejor tirador puro del baloncesto profesional. Será el sexto hombre del equipo, y la primera referencia ofensiva los minutos que no coincida en cancha con James, Wade o Bosh. Al lado de tanta estrella, siempre es necesario contar con jugadores de perfil quizás más bajo, capaces de ponerse el mono de trabajo y realizar con eficiencia el siempre duro y sacrificado trabajo oscuro. En el caso de Miami esta función recae en dos jugadores absolutamente contrastados en la liga como Shane Battier y Mike Miller, buenos complementos de equipos de abnegada labor defensiva y buena mano para hacer daño en ataque en momentos esporádicos (y como no recordar en ese sentido la memorable serie de 7 de 8 en triples de Miller en el quinto y definitivo partido de las últimas finales) Por si fuera poco y muy al fondo del banquillo, Spoelstra cuenta con el especialista tirador James Jones, campeón del concurso de triples del All Star Weekend en 2011, y al que habitualmente veremos agitando toallas, aunque si Miami es capaz de poner el modo apisonadora desde el principio de la temporada sin duda habrá mucho descanso para los titulares y hombres importantes y Spoelstra podrá disponer de una rotación amplia y una dosificación envidiable de cara a los de momento muy lejanos play-offs por el título. Como ven absoluta dinamita en las alas, a la que hay que sumar la que podría aportar Rashard Lewis si se incorpora a la posición de tres en algún momento.  

Afortunadamente para los rivales y para la competición, la continuación del análisis sobre Miami una vez llegada al juego interior no ofrece tan buenas noticias. Vuelve a ser su único punto débil y pequeño talón de Aquiles, sin ningún pivot realmente imponente y sólo Chris Bosh como jugador estelar. Un Bosh que por otro lado tiene como mayor virtud su lanzamiento de media/larga distancia y no destaca precisamente como un gran defensor o compulsivo reboteador. Esto no quiere decir que Miami vaya a ser un equipo inofensivo en ambas zonas, debido al descomunal aporte que puede realizar una vez más, lo han adivinado, LeBron James, absolutamente indefendible al poste y capaz de cubrir cualquier posición atrás. Pero es cierto que en el centro de la zona Heat se observa un gran vacio. Lewis, como back up de Bosh, al igual que el tejano destaca sobre todo por su exquisita muñeca (a pesar de su heterodoxa mecánica de lanzamiento), y a su habitual alergia a la zona hay que sumar las incognitas que siempre han rodeado a su rendimiento en los últimos tiempos desde su estratosférico contrato con Orlando Magic, lo cual le hizo entrar de pleno derecho en aquello que el bueno de Andrés Montes llamaba el club de los "se dejaba llevar". El resto de interiores conforman un conglomerado de cuerpos extraños que sumados todos ellos apenas llevan a sumar un solo pivot de calidad. No obstante merecería cierta indulgencia Udonis Haslem, uno de los líderes espirituales del equipo (nativo de Miami, lo cual le da una especial implicación con el equipo de su ciudad en una competición en la que tal cosa no se estila especialmente), y jugador clave en el primer anillo de la franquicia obtenido en 2006. Haslem es uno de esos jugadores con talento limitado, pero la cabeza lo suficimiente amueblada como para saber donde están sus carencias y defectos, y como explotar sus escasas virtudes frente a interiores mucho más brillantes. Pese a sus escasos 203 centímetros ofrecerá muchas más dosis de pelea bajos los tableros que Bosh y Lewis, por tanto se antoja fundamental. El canadiense Joel Anthony volverá a ser el especialista defensivo y saldrá de cinco titular (uno de los peores pivots titulares de la liga, dicho sea de paso) El rookie de ascendencia croata Justin Hamilton puede entrar en la rotación como segundo cinco natural por detrás de Anthony, sinceramente para mí su rendimiento es una incognita, aunque con la escasa competencia (en calidad, que no cantidad) en el puesto bien puede ser una de las sorpresas de la temporada al igual que Cole como base el pasado curso. El voluminoso Dexter Pittman intentará superar el bajísimo listón de sus dos primeras temporadas NBA (37 partidos en el total de ambos cursos, sin pasar de los 8 minutos por partido), pero todo apunta a que nuévamente su aportación será totalmente esporádica. Anteriormente citamos a Mickell Gladness y Jarvis Varnado como jugadores a prueba en busca de la plaza definitiva junto al base Harris. De Varnado sabemos que es el máximo taponador de la historia de la NCAA, pese a lo cual hasta el momento no ha encontrado sitio en la liga profesional estadounidense y le hemos visto jugando por Europa. Gladness no ha pasado de tener contratos temporales entre Miami y Golden State y muy dificilmente le veremos en el roster con el que los Heat afronten el comienzo de la temporada en la que deben revalidad el título.        


Udonis loves Miami


Con todo y una vez puesta la balanza, el lector ha de coincidir conmigo en que las virtudes superan claramente a los defectos en el equipo de Spoelstra. Con un presumible quinteto titular Chalmers-Wade-LeBron-Bosh-Anthony y una rotación comprendiendo a Cole, Allen, Battier, Miller, Lewis, Haslem y la incognita Hamilton, hablamos de hasta doce jugadores capaces de aportar algo en el grupo, bien en ataque, defensa, o intangibles, y por encima de todo un rey ya coronado que una vez llegado a la cima del triunfo colectivo que se le resistía y con unos saludables 28 años en su carnet de identidad apunta a seguir siendo el dominador del baloncesto mundial durante los próximos años. Veremos si por fin ha llegado la hora de los jóvenes Thunder, o si los glamourosos veteranos Lakers son capaces de impedirlo, pero dentro de la tripleta de favoritos, justo es colocar un peldaño, por pequeño que sea, a estos actuales campeones.     

2 comentarios:

  1. Algún día me contarás de donde sacas tiempo...no para escribir, que también, sino para ver tanto basket, porque para tener el control que tienes es a base de ver baloncesto....chapeau!!!

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  2. Jajaja, me gustaría decir que lo saco de quitar horas al sueño, pero no sería cierto, ya que creo que paso demasiadas horas en cama... como ves estoy bajando el ritmo de publicación de las entradas, de modo que me temo que no ando demasiado sobrado de tiempo... eso sí, siempre he sido de acostarme tarde, por lo que la NBA es la competición ideal para mí.

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