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Estados Unidos conquista el
Mundial 2014 por aplastamiento. Es su segundo campeonato de este calibre que
obtiene de manera consecutiva, y su quinto en general, igualando en lo más alto
con la extinta Yugoslavia. Sin restar ningún mérito al baloncesto de la Europa
del Este, la realidad es que si Estados Unidos hubiera decidido llevar sus
mejores jugadores NBA a estos torneos desde antes de 1992, muy pocos mundiales
se les podrían haber escapado. Hay dos puntos de inflexión en la historia del
baloncesto moderno a nivel de selecciones en lo referente al poder hegemónico
del país que inventó este deporte. En 1988 la Unión Soviética de Arvydas
Sabonis derrota a los Estados Unidos de David Robinson en los Juegos Olímpicos
de Seul en semifinales. Además del “Almirante” de los Spurs, aquella selección
entrenada por John Thompson contaba en sus filas con jugadores como Dan
Majerle, Danny Manning, Hersey Hawkins, Mitch Richmond o Stacey Augmon. Una
excelente camada de universitarios, como demostrarían posteriormente en sus
carreras NBA, pero no suficiente para derrotar a su némesis soviética. Aquello
dolió mucho en el baloncesto yanqui, tratándose de una derrota en la única
competición internacional a la que realmente daban valor, y más siendo a manos
del “enemigo” comunista. Algo debía cambiar en unos Estados Unidos que veían
con recelo el crecimiento europeo, potenciado aún más dos años después en el
Mundial de 1990 disputado en Grecia, donde volvieron a acudir con
universitarios entrenados por el ya legendario Coach K. Esta vez fue la
Yugoslavia de Drazen Petrovic, Divac, Kukoc y Paspalj quien les pasó por encima
en semifinales, y peor todavía fue verles sufrir sobremanera para llevarse el
bronce ante Puerto Rico, a pesar de que entre aquellos universitarios se
encontraban jugadores del calibre de Alonzo Mourning, Christian Laettner, Kenny
Anderson, Billy Owens o Doug Smith. Pero aquello no sólo no era suficiente
contra los Petrovic o Sabonis de la época, si no que les hacía sensiblemente
inferiores. La contundente respuesta, para deleite de los aficionados llegó en
los Juegos de 1992 con la mayor reunión de estrellas que un combinado nacional
haya reunido jamás (¿hace falta recordarlos?, Jordan, Bird, “Magic”, Pippen,
Ewing, Stockton, Malone, Robinson, Barkley…), por cierto, en el banquillo, como
asistente de Chuck Daly estaba un tal Mike Krzyzewski.
Coach K, a la vera del gran Chuck Daly |
El siguiente punto de
inflexión nos lleva a 2006, año en el que España se proclama por vez primera
campeona del mundo en Japón. Contra todo pronóstico, en la gran final, su rival
no es Estados Unidos, si no Grecia, quienes habían dado buena cuenta de la
selección de Krzyzewski en semifinales. Visto el roster del que disponía Coach
K, la cosa era para ponerse a temblar: Wade, Bosh, LeBron, Anthony, Howard, Joe
Johnson, Paul, Brand… independientemente de que algunos jugadores no tuvieran
la madurez que poseen ocho años después, hay que admitir que era una
constelación de estrellas que debiera haber asegurado el oro para los
norteamericanos. No fue así, y dado que la calidad de los jugadores era
indiscutible, había que buscar otros factores que explicasen el fracaso de la
selección de las barras y estrellas. Palabras clave como “actitud”,
“compromiso”, “trabajo” y “preparación”, se hicieron comunes en el ideario del
nuevo proyecto USA que a pesar del batacazo seguiría contando, en lo humano,
con los dos mismos pilares que habían fracasado en Japón: Jerry Colangelo en
los despachos como presidente federativo y Mike Krzyzewski en los banquillos
como entrenador y seleccionador. A partir de ahí no ha habido tregua. 63
victorias consecutivas (un total de 75 sobre 76 con Coach K y Colangelo al
frente, la única derrota la mencionada frente a Grecia) y lógicamente el oro en
cualquier torneo que hayan competido. Sólo una magistral España en los Juegos
Olímpicos de 2008 y 2012 hizo tambalear brevemente los cimientos de la
hegemonía estadounidense. En esta ocasión no ha habido dudas ni el mínimo lugar
para la sorpresa, pese a que hasta 17 jugadores, por motivos de diversa índole,
han tenido que ser descartados de los planes iniciales de Coach K. El Mundial
2014 por tanto deja una verdad incontestable por mucho que duela a algunos
presuntos “puristas” de este deporte: el baloncesto norteamericano es el mejor
del mundo. Puristas que desprecian el juego yanqui argumentando boutades como
que lo basan en el físico (algo semejante a atacar a Usain Bolt por tener
buenas piernas), o afirmaciones que demuestran su desconocimiento cuando
aseguran que en el baloncesto estadounidense no importa la táctica (cuando
prácticamente cualquier sistema utilizado por entrenadores europeos ha sido
parido previamente en los banquillos yanquis) Que el baloncesto fuera de las
fronteras estadounidenses ha crecido de nivel y se ha acercado a los padres de
este juego, es una realidad desde que Drazen Petrovic y Arvydas Sabonis les
sacaron los colores a sus mejores jugadores de la NCAA, pero que por calidad,
potencial e infraestructura Estados Unidos sigue siendo el gigante hegemónico
de este deporte, es igualmente otra realidad indiscutible.
Estados Unidos se lleva este
oro además como las grandes selecciones, jugando de menos a más durante el
torneo, y dando su mejor versión según se acercaban los compromisos más
importantes y los focos prestaban más atención. Si en la primera fase era el
juego interior su gran sustento, ante la pasividad de unos exteriores jugando a
medio gas, a medida que han ido pasando las eliminatorias hemos asistido a
auténticos clinics de tiro y baloncesto ofensivo, destacando el oficiado por Kyrie
Irving en la final con su demoledor 6 de 6 en triples (lo que le valió ser
elegido MVP del torneo, de manera injusta en nuestra opinión pues en el global
del torneo compañeros suyos como James Harden o Kenneth Faried han mantenido
una mayor regularidad) Su rival en la final, una meritoria Serbia, jugó unos
primeros minutos asombrosos que les llevaron a ponerse 7-15 en el marcador mediando
el primer cuarto. Serbia anotaba a velocidad de vértigo con un Teodosic jugando
vertical y encontrando siempre compañeros libres de marca en busca del aro.
Estados Unidos, lejos de descomponerse, entró en la dinámica del juego rápido y
a base de puro “run and gun” le dio la vuelta al marcador. Fue muy sencillo.
Subir la bola y tirar. Y meterla, claro. Habrá quien diga que eso no es
baloncesto y prefiera complicadísimas jugadas agotando el tiempo de posesión,
pero fue una delicia ver a los de Krzyzewski dejarnos esta exhibición de juego
de ritmo alto.
La final no tuvo historia,
pero justo es reconocer el torneo de la Serbia de Sasha Djordjevic. Ofrecieron
parte del mejor baloncesto del torneo frente a Grecia y Brasil, además de su
espectacular primera parte ante Francia. Los galos a punto estuvieron de
remontar en el segundo tiempo con un estratosférico Batum (35 puntos), ¡vaya
mundial el suyo! Y es que al swingman de los Blazers aún le quedó pólvora para
con 27 puntos ayudar a su equipo a ser bronce frente a la Lituania de un
magnífico Valanciunas en otro auténtico partidazo en el que los de Kazlaukas
mandaron pero en esta ocasión los de Collet si culminaron la remontada que no
pudieron culminar frente a Serbia. Lituania, como era de esperar, no tuvo
opciones en semifinales frente a Estados Unidos, por lo que se van del torneo
con dos derrotas consecutivas, pero han hecho un gran campeonato.
Irving dio un recital |
El balance general del
torneo, en nuestra opinión, es bastante positivo. Ha habido grandes partidos
(los citados de Serbia, la pelea por el bronce, los seis primeros partidos de
España, la primera fase de Grecia, y por supuesto, todo el recorrido de Estados
Unidos, nos han dejado momentos de gran baloncesto) y muchas de las grandes
estrellas han dejado su mejor versión mientras sus selecciones han seguido
vivas en el torneo (Teodosic, Pau Gasol, Scola, Valanciunas, Bjelica, Batum,
Diaw, Valanciunas, Goran Dragic… con los yanquis como caso aparte) De modo que
creemos que ha sido un buen Mundial, que por otro lado siempre recordaremos con
amargura por el fracaso español en cuartos de final, siendo la gran decepción
del torneo junto a Brasil. La organización ha elegido como cinco ideal a
Teodosic, Irving, Batum, Pau Gasol y Faried como mejor quinteto del torneo.
Todos ellos han destacado, pero nosotros hemos realizado otra selección,
escogiendo únicamente jugadores que hayan jugado todo el torneo
(pertenecientes, por tanto, a los cuatro equipos semifinalistas) y atendiendo a
la valoración (eficiencia, en este caso) media en el campeonato.
Francia, el bronce más trabajado. |
EL QUINTETO DEL MUNDIAL:
KYRIE IRVING (USA) 12.1 ptos, 2.6 rebs, 3.6 asists, 1.9 robos. 60.9%
en T3 14.7 Eficiencia por partido.
JAMES HARDEN (USA) 14.2 ptos,
2.8 rebs, 3.8 asists, 2.1 robos. 15.8 Ef. p.p.
NEMANJA BJELICA (SERBIA) 11.9
ptos, 6.9 rebs, 2.8 asists. 15.1 Ef. p.p.
KENNETH FARIED (USA) 12.4
ptos, 7.8 rebs 63.7% en TC. 17.8 Ef. p.p.
JONAS VALANCIUNAS (LITUANIA) 14.4
ptos, 8.4 rebs, 1 tap., 69.6% en TC.
19.8 Eficiencia por
partido.
ENTRENADOR:
Ex aequo: Mike Krzyzewski y
Alexandar Djordjevic
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