martes, 11 de junio de 2019

SUPERVIVIENTES




No estamos hablando de la Pantoja ni de su infame vástago, ni del resto de vergonzosa y vergonzante recua de la sociedad española, de la cual afortunadamente no conozco ni un solo nombre más allá de la folklorica y su bobalicón hijo technobacaluti. Hablo de unos Golden State Warriors ante los que no cabe otra cosa que rendirse y olvidarse de filias y fobias y “haterismos” (de igual modo que había que hacerlo con los ejercicios de resistencia ofrecidos por LeBron James los últimos años con Cleveland) Un equipo construido para ejercer un dominio autoritario sin parangón en los últimos tiempos, la Armada Invencible de la actual NBA, sólo podía ver naufragar su proyecto por culpa de los incontrolables elementos, que diría Felipe II. Los problemas físicos a los que se ha tenido que enfrentar en estas finales el equipo de un Steve Kerr al que como se suele decir, sólo le falta quedarse embarazado, han sido de todo tipo. Cousins, Thompson, Looney… y por encima de todo Kevin Durant. No había ningún farol ni se trataba de ninguna estrategia. Las informaciones que llegaban desde Oakland (principalmente la ESPN había sido muy clara a este respecto) eran ciertas. Durantula no estaba listo para jugar. El 3-1 con el que Toronto regresaba al Scotiabank Arena ha sido el único motivo por el que el MVP de las últimas dos finales se ha vuelto a vestir de corto arriesgando su físico y su futuro, frente a un verano en el que vuelve a ser agente libre y que podía cambiar la fisionomía de la NBA. El alero de Maryland decidió arriesgar callando a quien le acusaba de falta de compromiso con su actual franquicia, e igualmente arriesgó Steve Kerr sin tener en cuenta las condiciones en las que llegaba su mejor jugador al partido. No había idea de dosificación ni de tenerlo entre algodones, pese a que la entrada de Livingston a 5.50 del final del primer cuarto es el segundo cambio que ordena el entrenador tejano. Descansa un par de minutos y vuelve a pista, donde permanece hasta romperse. En total juega 11.57 minutos de una excelencia tal que merece la pena detenerse en la cronología de los que desgraciadamente han sido los últimos minutos en mucho tiempo para uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.




Durant sale en el quinteto titular, junto a los habituales Curry, Thompson, Igoudala y Green. Los Hamptons Five juntos de nuevo. Cousins como gran damnificado. Kerr apostando de nuevo por el baloncesto sin pívot, el que mejor réditos le ha dado. Con KD y Green como falso juego interior, el de Maryland se emparenta con Siakam. El camerunés comete pasos en su primera jugada ante Durant después de pivotar en exceso ante los inabarcables brazos de su rival que no le ofrecen espacio alguno para encontrar aro en el corazón de la zona, ahí donde Toronto no ha parado de hacer daño en estas series. La importancia de Durantula en defensa perfectamente reflejada en los primeros 15 segundos del partido. Dos triples consecutivos de KD ponen cinco arriba a Golden State. Entre medias comete falta sobre Marc Gasol, demostrando actividad defensiva buscando tanto a Siakam como al español. Es sustituido por Livingston dejando a su equipo con ventaja de tres (19-16) Vuelve a pista con el marcador empatado a 23. Captura el rebote en su tablero al fallo en el triple de Lowry. Se marca un “air ball” pero en la jugada siguiente se desquita sacando falta a Ibaka y anotando los dos tiros libres. Un triple fallado por Norman Powell le permite capturar su segundo rebote que traduce en un triplazo en contrataque. Comete falta sobre VanVleet con quien se encara, después de que el pequeño y bravo jugador de los Raptors intentara penetrarle en la zona. En la primera jugada del segundo cuarto falla su lanzamiento de dos, y posteriormente llega la jugada que hiela la sangre y congela el aliento de todo Oakland. Intentando un reverso ante Ibaka pierde la bola abriéndose de piernas y yendo al suelo, con evidentes gestos de preocupación para un jugador que llegaba a este partido claramente lesionado. La reacción es clara. No puede seguir. Todo el banquillo californiano se teme lo peor, especialmente su entrenador, Steve Kerr, y también un Stephen Curry al que las cámaras captan en el banquillo con su cabeza cubierta por una toalla y gesto funerario, una mezcla de tristeza y frustración en un jugador cuya filosofía de ganar colectivamente por encima de sus propios números fue clave para que en el verano de 2016 Durant pusiera patas arriba la NBA llegando a La Bahía. El alero dejaba el partido con 39-34 para su equipo, pero herido de muerte en lo anímico. La respuesta en la cancha de Curry, como veríamos después, fue sencillamente brutal.



La peor imagen de la noche. Durant lesionado camino del vestuario.



Otro jugador con el que las cámaras se estaban recreando especialmente, aunque por distintos motivos, era DeMarcus Cousins. La gran apuesta frustrada de esta temporada en la franquicia californiana y el gran sacrificado la noche de ayer con el regreso de Durant. Su rostro serio y circunspecto era uno de los principales objetivos de la retransmisión, cuando ya se encarrilaba el segundo cuarto y Kerr seguía sin poner en pista a un cuatro veces All Star. Con el abandono de KD el técnico tejano ordenó un doble cambio, entrando McKinnie y Cousins por Durant y Bogut. El voluminoso pívot de Alabama se convirtió entonces en el ancla de los visitantes, impidiendo que los negros nubarrones que se cernían sobre su equipo al ver encarrilar los vestuarios a Durantula hundiesen definitivamente al todavía vigente campeón. Siete puntos consecutivos de “Boogie” levantaron la moral de las tropas californianas que se vieron once arriba en un abrir y cerrar de ojos. La baja de Durant era un golpe duro, pero no había ninguna razón para pensar que los Warriors no pudieran tener opciones de ganar el partido y seguir vivos en las finales. Los de Kerr se mantuvieron en unas ventajas en torno a la decena de puntos, hasta que el “héroe” Cousins volvió al banquillo (en seis minutos dejó una producción de 9 puntos y 5 rebotes, impresionante) y Toronto aprovechó para ponerse a uno, pero Curry con un triple marca de la casa y Looney en un rebote ofensivo volvieron a abrir una pequeña brecha de seis puntos con la que irse al descanso, mientras que Leonard y Green fallaban sus respectivos intentos triples. 62-56.



Nada sabemos de cómo transcurrió la charla entre Kerr y sus hombres en el vestuario para afrontar una segunda parte en la que ya no había margen de error. Todo lo que no fuera ganar significaría el fin de la temporada y del sueño del “three-peat”. Y lo cierto es que Golden State tuvo una puesta en escena en la reanudación a la altura de un equipo campeón. Los triples de Curry, Thompson e Igoudala estiraban el marcador y una canasta de Looney ponía la máxima diferencia del partido, 14 puntos (77-63) mediado el tercer cuarto. A Nurse no le dio tiempo ni de parar el partido. VanVleet, otro jugador para quien no parece existir la palabra miedo, respondió con un triple para iniciar un parcial de 0-10 que volvía a meter a Toronto en el partido. La fe del pequeño jugador de Illinois dio vida a un equipo en el que Leonard había desaparecido. La estrella de los Raptors sólo pudo sumar un punto desde el tiro libre a su cuenta anotadora, fallando sus tres tiros de campo, además de perder dos balones. Tiene mérito que Toronto se fuera sólo seis abajo (84-78) al último cuarto, después de que Cousins anotase los últimos cuatro puntos de su equipo y siguiese engordando sus cifras.



Kawhi Leonard ya nos tiene acostumbrados a esto. Desapariciones inexplicables para resurgir en los momentos decisivos con exhibiciones tan descomunales como la del último cuarto de este quinto partido. Pero hasta que decidió explotar la batalla se decidía entre unos Golden State encomendados a Curry y unos Toronto que se sostenían por un gran Lowry y un consistente (una vez más) Ibaka. La conexión entre estos dos últimos ajustaba el marcador (92-89) a 8 minutos para el final. El partido ya llevaba minutos instalado en el puro espectáculo que impide pestañear (canastones de Curry, triplazos de Lowry…) Y entonces comenzó el show Leonard. Canasta tras rebote ofensivo al fallo de Danny Green en el triple (92-91) El otro Green, Draymond, responde desde el triple para poner el 95-91. Leonard falla en el siguiente ataque, y Draymond comete dobles por Warriors. Kawhi lo vuelve a intentar y se encuentra con el robo de Igoudala. No enfades a un tipo como Leonard, Iggy. Un triple fallado por Thompson acaba en rebote ofensivo de Kawhi, que corre la contra para encontrar a Powell quien hace el mate de las finales para encender las gradas del Scotia. 95-93. El siguiente fallo de Igoudala acaba con el balón de nuevo en manos de Leonard que anota un triple en contrataque y definitivamente las gradas se vienen abajo… y quedaba mucho más. Estamos 95-96, Toronto recobra el mando y el fallo de Curry lo castiga Leonard con un nueva canasta, esta vez a tabla. 95-98. Green vuelve a anotar para Golden State y Leonard en absoluto éxtasis anotador responde otra vez desde el triple (97-101) Igoudala vuelve a fallar y Leonard a anotar. 97-103 a falta de 3.28 y Toronto que comienza a soñar con el anillo. Curry falla de nuevo y a falta de 3 minutos Nurse pide tiempo muerto. Visto ahora no parece que fuera una decisión acertada el haber parado el partido con Golden State contra las cuerdas a tres minutos para el final. Detengámonos aquí para analizar los últimos minutos de Kawhi Leonard. Anota el 92-91 a 6.54 para el final y su punto número 26 lo consigue a 3.28 de sonar la bocina. En ese intervalo de 3 minutos y 26 segundos el alero de Riverside suma 12 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia. Demencial.



Pero como decimos el tiempo muerto de Nurse parece enfriar a la estrella canadiense. Falla su intento de “fadeaway” (buena defensa de Thompson) en el siguiente ataque y el propio Thompson pone el 100-103 con un triple (y una mala defensa de Kawhi)… y aún quedaban más de dos minutos por jugarse. Lowry se queda liberado en la posesión siguiente para lanzar un cómodo triple… que no entra y Curry busca uno de esos triples lejanos tras bloqueo (de Cousins en este caso) que tanto le gustan. No acierta, el balón se queda corto rebotando en el aro pero la bestia de Alabama llega desde atrás para hundir la bola. Los árbitros piden “instant replay” y finalmente anulan la canasta por un “goaltending” que yo sinceramente no veo, ya que en ningún momento DMC toca el aro antes de hacer el mate. Hubiera sido el 102-103 con dos minutos por disputar. Nueva bola para Toronto que acaba con una grotesca pérdida de balón después de que Lowry, casi agotada la posesión, saque hacia fuera un balón imposible para Marc Gasol (decimos Marc porque era el jugador más cercano a esa bola, nos tememos que Lowry no sabía ni a quien pasaba o intentaba pasar), devolviendo la posesión a Golden State. Con casi medio minuto menos, eso sí. Curry hace el típico “carretón” para empatar el partido con un triple tras recibir de Igoudala. Otra de sus especialidades. Partido nuevo y sólo 82 segundos en el crono. El siguiente ataque local pasó, como no, por Leonard. Quedando mínimo tres posesiones no tenía sentido especular con el reloj. Kawhi se la jugó frente a Thompson desde el triple y falló. Tampoco es que fuera precisamente el mejor de los ataques posibles, y menos en un equipo tan dado a la circulación como Toronto. Curry se hizo con el rebote y cruzó la pista al viejo estilo de Golden State, buscando el aro rival antes de que la defensa esté formada. Penetró por la derecha y buscó a Igoudala, quien vio fuera a Green el cual soltó la bola sin bote encontrando a Thompson. La metralleta angelina se zafó de Leonard con una simple finta y… ¡diana! 106-103. Cuatro jugadores, tres pases, dos botes, 15 segundos y un triple. Pura filosofía Steve Kerr. Los Splash Brothers habían resucitado a su equipo con un parcial de 9-0. Como escribía anoche Piti Hurtado en su cuenta de Twitter, estos tíos pueden ganar o perder, pero ya son leyenda. Quedaba poco menos de un minuto y los Raptors buscaron un pick&roll de toda la vida entre Lowry y Gasol. No el “Spain pick&roll” del que hablábamos en la anterior entrada, el cual implica a un tercer jugador de ataque haciendo bloqueo ciego. Ese fue el error. Cuando Marc se fue hacia el aro se encontró emparedado entre Cousins e Igoudala quienes le negaron el camino al aro. Quedaba tiempo al menos para dos jugadas y Nurse ordenó presión a media pista. Funcionó, con Green pisando su cancha una vez que había traspasado media pista ante la defensa de Danny Green. Recuperaba bola Toronto, con Lowry buscando de nuevo a Marc y su bloqueo en línea de triple, pero en esta ocasión no hubo continuación y el base canadiense encaró el aro encontrándose con un Cousins cuyo tapón fue considerado ilegal. 106-105. Sería el marcador definitivo, ya que el propio Cousins cometería una falta en ataque que otorgaba a Toronto una última posesión que podía valer un anillo. La tuvo Lowry desde la esquina en un tiro que parecía librado. Thompson e Igoudala se fueron con Leonard, quien recibió de VanVleet. Curry y Livinsgton no perdían de vista a Green y VanVleet respectivamente, mientras que Draymond Green se quedaba en la zona con Marc Gasol. Una zona por la que cruzó Lowry aprovechando el 2x1 que recibía Leonard para recibir solo en la esquina y ejecutar un tiro al que Green llega lo suficiente como para desviar la trayectoria de la bola. No era una mala decisión, y creo que hay que darle más mérito a la acción defensiva de Green que al error de Lowry, por mucho que el base de Toronto no estuviera acertado en unos minutos finales en los que varios jugadores (Cousins, Leonard…) parecían vivir en un carrusel de desaciertos.



Green, la acción defensiva del partido.




Golden State sigue vivo después de un extraordinario ejercicio de supervivencia. Se aseguran al menos volver a Oakland, despedir el Oracle Arena para siempre y seguir atisbando una remontada épica. Es lo mínimo que se merecen.



El G6 se presenta apasionante, en unas finales con las fuerzas justas y en las que vemos cómo va subiendo el nivel de dureza. Psicológicamente ambas escuadras tienen mucho que rumiar para sus adentros. Toronto tuvo el partido ganado y deben estar dándole vueltas a todo lo que sucedió después de pedir ese tiempo muerto que acabó favoreciendo al rival, pero Golden State estuvo a punto de dilapidar una ventaja de 14 puntos. Igualmente a nivel individual un jugador como Kawhi Leonard después de hacer una exhibición portentosa en tres minutos y medio acaba tomando malas decisiones en ataque y resultando inútil en defensa. ¿Le estará entrando el vértigo a Toronto? Lo mejor para el baloncesto, que sigue habiendo batalla. Lo peor, que perdemos a uno de los mejores jugadores del mundo para todo un año.




Los Splash Brothers no han dicho su última palabra.



No hay comentarios:

Publicar un comentario