Ciertamente comienzo a escribir este texto que servirá para
otra actualización de El Tirador Melancólico sin tener ni repajolera idea de
cómo desarrollaré esta entrada. Tampoco es una novedad para mí, en realidad
sigo disfrutando de la escritura como un divertimento, un juego, una
improvisación, o sea que allá vamos. Lo único que sé es que voy a tratar de hilvanar
una historia en la que se den la mano dos de mis grandes aficiones, diría más
bien, obsesiones. El baloncesto, en concreto la NBA. Por otro lado los comics,
en concreto los de superhéroes, y más en concreto los comics Marvel. Es un buen
momento para ello ya que esta semana, el viernes 27 concretamente, tendrá lugar
el estreno mundial de la esperada última superproducción basada en los
populares superhéroes de la editorial norteamericana, me refiero, como no, a
Los Vengadores (“Earth’s mightiest heroes”, como reza su slogan), un trabajo
que nos llega firmado por nada menos que Joss Whedon, nombre clave para
entender la sci-fi contemporánea y personaje de culto para muchos aficionados
al genero entre los que me incluyo. Whedon es sobre todo conocido por ser el
padre de la saga de “Buffy cazavampiros”, una estupenda serie que mezclaba
terror, fantasía, humor y adolescencia en un delicioso cocktail que supuso uno
de los mayores soplos de aire fresco para la ficción televisiva de finales de
los años 90, aunque personalmente creo que donde Whedon da el auténtico “do de
pecho” como creador es el spin-off de la serie de título “Angel”, que como su
propio nombre indica se centra en personaje de tal nombre interpretado por
David Boreanaz. “Angel” es, sencillamente, una gozada catódica, muy superior en
mi opinión incluso a “Buffy”. Algunos guiones son realmente espléndidos y me
retrotraen a felices épocas televisivas donde la imaginación y el buen hacer de
los guionistas imperaba y era norma, llegando alguno incluso al nivel de la
insuperable serie británica “Los Vengadores” (la fabulosa saga protagoniza por
el flemático Patrick Macnee, nada que ver con Los Vengadores animados de los
que hemos empezado hablando), sirva de ejemplo el episodio titulado “Smile
time” de la quinta temporada. Un capítulo que comienza con un inocente niño al
que su madre deja visionando un programa infantil de televisión protagonizado
por unos simpáticos muñecos de trapo al estilo de los célebres “muppets” del
gran Jim Henson. Extrañamente, uno de esos muñecos comienza a hablar al niño y
le atrae hasta la pantalla… cuando la madre vuelve en busca de su chiquitín
descubre horrorizada, a la par que el asombrado espectador, al pequeño yaciendo
petrificado en el suelo con un risueño y tieso rictus en la cara. Ahí lo dejo
para el lector que quiera recuperar este capitulo maestro y ver en que acaba la
magnífica historia, pero créanme que ese episodio es una de las mejores piezas
televisivas contemporáneas y una magnífico ejemplo de la fértil imaginación de
Whedon. Como digo, es en “Angel” donde el autor logra crear su universo más
fascinante, con una galería de secundarios absolutamente entrañable, como el
pacífico demonio Lorne, una especie de crooner bon vivant de los infiernos, o
el gamberro vampiro punk Spike, al que ya conocíamos de “Buffy”, todo ello
siempre partiendo de las particulares vicisitudes de Angel, el vampiro con
alma, quien comienza la serie como un atormentado, taciturno y melancólico
detective dándole al programa un tono inequívocamente “noire”, para, según
avanzan las temporadas, convertirse en un impresionante relato épico y
apocalíptico sobre las eternas luchas entre el Bien y el Mal.
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¡Demonios!, si lo sé no vengo a este bar. |
De modo que hay muchas ganas de ver a estos Vengadores
firmados por Whedon, después de su fallido debut en la gran pantalla con
“Serenity”, y quien ha estado intentando dirigir algún gran proyecto Marvel
desde que lo rechazaron para tomar las riendas de “X-Men” debido a su falta de
bagaje en pantalla grande. A pesar de ello ha logrado abrirse hueco poco a poco
en el mundo de las grandes producciones cinematográficas sci-fi, colaborando
con Kenneth Branagh en el “Thor” del pasado año sin ir más lejos. Por ello el
bueno de Whedon afronta este estreno como una auténtica prueba de fuego que
esperemos le confirme como cineasta apto para este tipo de productos, y vuelva
a colocar su nombre en lo alto de la ciencia ficción mundial por delante de nombres
más conocidos como J.J. Abrams, ejemplo de autor “tramposo” y claramente más
romo en lo imaginativo que nuestro querido Joss.
Puestos en situación, imagino que el desconcertado lector se
preguntará que rayos tiene que ver todo esto con el mundo de la canasta (mejor
que se pregunte tal cosa que no a que huelen las nubes, sinceramente), pues
bien, como todo aficionado sabrá, quizás el equipo más de moda hoy día en la
NBA son los Oklahoma City Thunder, y aquí es donde vamos a intentar darle una
vuelta de tuerca al asunto para relacionarlo con los comics Marvel y la
titánica serie de Los Vengadores.
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¡Vengadores, reuníos! |
Resulta que allá por el año 2007, los guionistas de uno de los
miembros fundadores de Los Vengadores, Thor, precisamente el Dios del Trueno,
tuvieron la feliz idea de localizar el mítico reino de Asgard, donde habitan
los dioses nórdicos, nada menos que sobrevolando la ciudad de Oklahoma,
coincidiendo con el retorno del personaje a una colección con cabecera propia,
después de la Civil War Marvel protagonizada por el supergrupo heroico.
Ciertamente, no sé hasta que punto los responsables de la antigua franquicia de
los Supersonics de Seattle se inspiraron en los comics Marvel a la hora de dar
el nombre al nuevo equipo trasladado a Oklahoma, ni siquiera sé si son lectores
de la editorial, pero lo cierto es que todo ello ha logrado dar como resultado
una feliz coincidencia en la que se entremezclan baloncesto, mitología nórdica,
y comics de super-héroes. De hecho cuando en la temporada 2010-11, la NBA, en
otro fantástico golpe mediático de esos que la sitúan como una de las mejores
competiciones deportivas y ligas profesionales del globo, se alió con Marvel
para que ilustrasen todas y cada una de
las franquicias de la liga, los autores de la editorial tuvieron claro como
iban a tratar al club de Oklahoma. Un majestuoso Kevin Durant surcando el aire
en actitud y pose claramente “jordanescas” sujetando una incendiara pelota en
su mano izquierda camino posiblemente de destrozar nuevamente el aro rival,
ante la atenta mirada del Dios del Trueno quien parece haber depositado sus
poderes y fuerza en este joven mortal de 23 años que sigue destrozando
registros y apunta a establecer un próximo y duradero dominio en la mejor liga
del mundo. No obstante resulta curioso establecer una conexión entre los
Thunder y la mitología nórdica, tratándose de uno de los equipos NBA que más
confía sus posibilidades en el auténtico “black power” representado en sus
cuatro principales estrellas, el demoledor Durant, el eléctrico Westbrook, el
estilista Harden, y como no, nuestro particular coloso de ébano Serge Ibaka. Sí
podríamos encontrar sin embargo un buen trasunto de Thor en un jugador de la
franquicia durante su época supersónica en Seattle. Seguro que muchos imaginan
que estoy hablando de Tom Chambers, aquel corajudo forward rubio y blanco
peinado con un horrible “mullet” a lo Bruce Foxton, quien incluso acabó jugando
en el Maccabi Tel Aviv (y aquí los buenos aficionados blaugranas seguro que
recordarán su tremendo 0 de 14 que firmó en cierto partido contra el Barcelona)
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Pelazo Chambers |
En donde si pueden encontrarse puntos de conexión entre la
NBA y el universo Marvel es, que duda cabe, es en el hecho de que hablamos de
dos escenarios donde habitan los héroes. Esos héroes que han alimentado nuestros
deseos desde niños. Unos, reales y palpables… los otros… los otros, déjeme
decirle, amigo lector, que los otros son todavía más reales que los de la NBA,
porque nada hay más real y más vivo que aquello que sigue golpeando con fuerza
nuestras emociones y que sigue viviendo al calor del poder de nuestra mente y
de nuestra imaginación. Esos son los héroes que no morirán nunca y que jamás se
irán de nuestro lado, porque siempre habrá en algún recóndito lugar del globo
terráqueo algún niño que sienta ese estremecimiento primerizo y auténtico,
incomparable a nada, que muchos sentimos la primera vez que vivimos ese
insondable momento en el que por primera vez nos asomamos a las páginas de un
comic super-heroico y/o fantástico.
Sólo me queda una duda, si la final de la NBA es como muchos
vaticinan la lógica entre Oklahoma y Miami, y Kevin Durant ya ha sido bautizado
como el legítimo Thor, Dios del Trueno, dentro del universo NBA… ¿podremos
considerar entonces a “King James” como una especie de Loki, ese hermano
adoptivo gamberro y bromista, Dios del Fraude y del Engaño, empeñado en hacer
la vida imposible al bueno de Thor?, ¿será “Durantula” el bueno de esta
historia, el Héroe que en buena lid deba poseer el preciado martillo Mjölnir
(en este caso el anillo del ganador de la NBA), y LeBron el Villano quien a
base de trucos, magia y malas artes intente arrebatárselo?, la respuesta a esta
fascinante historia, quizás, en unas semanas. Mientras tanto no despeguen su
vista de las pantallas del televisor ni de las páginas de los comics.
Que el trueno siga rugiendo.
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La batalla que viene. |