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Happy together |
Habemus campeón
de Copa del Rey 2015. La primera entregada por Felipe VI, la tercera ganada en
cuatro años por el Real Madrid de Pablo Laso, y la segunda conseguida de manera
consecutiva tras un duelo vibrante que como no podía ser de otro modo no se
resolvió hasta los instantes finales, demostrando la igualdad existente entre
los dos grandes de nuestro basket y lo impredecible de cualquier enfrentamiento
entre ambos colosos.
De salida
Xavi Pascual conseguía maniatar el juego madridista en una primera parte que
pese a la igualdad (42-41 para los culés) ofrecía mejores sensaciones
blaugranas. Los catalanes no dejaban al equipo de Laso practicar su juego de
ritmo alto y contrataque, con una gran defensa en la que destacaba el incansable
trabajo de Satoransky y Oleson (sobre todo el checo) sobre los bases blancos.
Pascual sacrificaba a uno de los pilares del Barcelona de los últimos años como
es Marcelinho Huertas convencido de la importancia del trabajo atrás del joven
jugador procedente del Baloncesto Sevilla. Satoransky cumplió ahogando
principalmente a un Llull incapaz de llevar el rumbo madridista. A eso había
que unirle la incapacidad blanca para cerrar su propio rebote, lo cual no sólo
provocaba segundas, terceras y hasta cuartas opciones de ataque blaugranas
(clave en un partido en el que el acierto del tiro no era tan alto como el
mostrado en los anteriores encuentros coperos), si no que impedía al equipo de
Laso salir lanzado al aro contrario. Si no tienes rebote, no tienes
contrataque.
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Tomic, imparable, no fue suficiente. |
Aun así el
Real Madrid lograba irse al descanso metido en el partido gracias a detalles
puntuales, el carácter de Nocioni (competitivo pese a los años) y la técnica a
Lampe que propiciaban un parcial de 0-7 en la salida del segundo cuarto (de
21-18 a 21-25 para los de Laso) Entonces comenzó el recital de Tomic (25 puntos
y 11 rebotes para 40 de valoración) llevando a su equipo a alcanzar diferencias
de 7 puntos. A poco de concluir el segundo cuarto el Barcelona mandaba 42-35,
momento en el que Rudy se echó el equipo a la espalda para reducir diferencias.
Su robo de balón y canasta en el último segundo antes del paso por vestuarios
ejemplifica lo que supone este jugador para su equipo y su capacidad
estajanovista para aparecer y aportar en todas las facetas del juego.
El tercer cuarto
comenzaba de manera similar a lo vivido en los actos anteriores. Llull,
completamente ahogado ante la presión de Satoransky, acababa enviando un balón
a las nubes con la posesión agotada. Llamada al orden de Laso y responsabilidad
para Sergio Rodríguez. El Chacho cambio el partido, su juego vertical no
encontró respuesta en la defensa de un Satoransky que seguía incansable y el
canario empezó a atacar el aro rival con facilidad. Pero al Chacho además le
gusta buscarse un socio al que regalarle balones bajo el aro. Lo encontró en un
Ayon justificando por fin su fichaje como madridista. El mejicano, sin llegar a
ser el antídoto a Tomic, si al menos se convirtió en un elemento interior capaz
de pelear, molestar y rebañar balones en ataque, además de convertir canastas
decisivas tras su conexión con Sergio Rodríguez. El Madrid mejoraba en defensa
y el propio Ayon y Nocioni (inmenso atrás), cerraban por fin el rebote ante la
ausencia de un Felipe Reyes cargado de faltas personales. Conclusión: el Real
Madrid pudo correr. Resultado: 57-64 para los de Laso al acabar el tercer
cuarto.
Al Barcelona
sólo le quedaba morir en defensa para tener opciones, con, de nuevo Satoransky
y Doellman subiendo la presión. Un parcial de 6-0 de salida frente a un Real
Madrid que se cargaba pronto de faltas a pesar de no defender con una
intensidad mayor (del apartado arbitral hablaremos más adelante) que su rival
metía al Barcelona en el partido. 63-64. Pero el Chacho seguía atinado en la
dirección, nuevo estirón madridista con 65-71 que parecía definitivo debido a
su buena defensa, hasta que un triple agotando posesión a la desesperada y
lejanísimo de Navarro apretaba de nuevo el marcador. Por si fuera poco una
incomprensible técnica a Llull a la salida de un bloqueo daba el empate a los
culés, con minuto y medio por jugarse y empate a 71-71. El Barcelona no
volvería a anotar. Llegados por fin al bonus de los tiros libres, Felipe Reyes
le pasa la presión al rival (71-73), Navarro falla en el ataque siguiente y el
Chacho se inventa una canasta maravillosa, de las que pasará a la historia del
torneo, remontando línea de fondo y poniendo un 71-75 que obligaba a los de
Pascual a una jugada desesperada como el triple de Abrines sin éxito. El Chapu
Nocioni ponía la guinda a su gran partido asegurando el rebote y los tiros
libres sin falta. El Real Madrid de nuevo campeón, justo campeón como también
lo hubiera sido el Barcelona de haber sido capaz de gestionar mejor los
momentos decisivos del partido.
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Ayon se hizo fuerte en la segunda parte. |
Rara vez
hablamos en este blog de la labor arbitral (reto al lector a que busque
entradas críticas con esa faceta del juego), y no lo hacemos por la sencilla
razón de que creemos que no suele influir en los resultados. Excepto casos muy
concretos, de arbitrajes minando al rival desde el minuto 1 (el famoso quinto
partido entre Barcelona y Real Madrid arbitrado por Neyro en la “liga de
Petrovic”), o por una decisión puntual que puede valer un partido o título (el
tapón de Vrankovic a Montero en Euroliga), creemos que en el 90% de los
encuentros el arbitraje no decide. Y no lo hace precisamente porque los
árbitros buscan establecer mucha igualdad a la hora de pitar, lo cual no quiere
decir que sean justos, al contrario, quiere decir que se equivocan, y mucho. La
consecuencia es la exasperación de aficionados, entrenadores y jugadores que no
entienden la diferencia de criterio. En mi opinión se trata de una cuestión de
cálculo mental. Los árbitros calculan llegar al final del partido con un número
parejo de faltas por parte de ambos equipos, defiendan como animales o tengan
los brazos bajados.
Habría que
saber porque Lampe recibe técnica en el segundo cuarto, pero lo que resulta insólito,
y cualquiera que lleve años viendo baloncesto lo sabe, es el 2+1 que le dan a Doellman
tras una falta de Nocioni previa a la penetración del americano. Una
continuación sólo válida en el baloncesto NBA, nunca jamás en baloncesto FIBA.
Nunca se ha visto dar validez a una canasta de ese tipo, y les aseguro que
tardarán muchos años en volver a verla en un partido de este tipo. Simplemente
el árbitro ayer decidió que “tocaba”. Igualmente merece comentario lo vivido en
el último cuarto. Con ambos equipos defendiendo a muerte (no podía ser de otro
modo dado lo que había en juego), e incluso los de Pascual realizando una
defensa más intensa, era por el contrario el Madrid quien se cargaba de faltas
y con más de medio cuarto por jugarse llegaba al bonus, con lo cual cualquier
nueva falta blanca significarían tiros para los azulgranas. La puntilla llegó
con la “sospechosa” técnica a Llull al irse al suelo a la salida de un bloqueo
que servía para poner el empate en el marcador. El Barcelona, pese a su férrea
defensa, se mantenía con sólo tres faltas personales en ese cuarto cuando ya
habían transcurrido más de ocho minutos. Fue entonces cuando a los árbitros les
entraron las prisas y pitaron dos faltas seguidas a los azulgrana para que
alcanzasen el bonus, en el que el Madrid había entrado como decimos minutos
antes. Aquello sirvió para que Huertas cargara contra los árbitros diciendo que
“habían cambiado el criterio en los últimos minutos”. No es que lo cambiaran,
simplemente lo equilibraron, porque “tocaba” compensar. Y lo peor de todo es
escuchar a la finalización del partido decir que los árbitros estuvieron
formidables, porque no influyeron en el resultado. No, no influyeron, pero
pitaron lo que les dio la gana y eso a los aficionados nos cuesta entenderlo.
No obstante hay un dato demoledor para el madridismo que desee quejarse de
maltrato arbitral en esta copa: Al Real Madrid le han señalado 69 faltas en sus
tres partidos, por 59 de los rivales. Aún más sangrante resulta el dato de los
tiros libres. Los rivales del Real Madrid en los tres partidos coperos han
lanzado nada menos que 64 tiros libres… por 31 de los blancos. Es decir, más
del doble. Habría que tirar de hemeroteca para encontrar un campeón de Copa que
haya tenido este hándicap durante todo el torneo.
Sobre el
resto de la Copa, hay que reconocer que el Barcelona ha hecho un buen torneo,
eliminando a dos duros rivales como Valencia y Unicaja. En el primer caso
mostrando cierta solvencia, pese a no descolgar a su rival en ningún momento
manteniendo el liderazgo en el electrónico constantemente. El mayor peligro
para los de Pascual llegó en el último minuto cuando tras una perdida
incomprensible de Huertas (errático todo el torneo) el Valencia dispuso hasta
de dos lanzamientos triples para ponerse a un punto y haber deparado un final a
cara o cruz, que visto lo visto durante el transcurso del partido, no parecía
posible dada la superioridad blaugrana. Más trabajo costó derrotar a un gran
Unicaja tan certero en el triple que llegó a igualar el record de lanzamientos
de 3 puntos en el torneo en un partido (14… que minutos más tarde pulverizaría
el Madrid al anotar 16 frente al Joventut) Los de Plaza mantuvieron trazas de
finalistas durante gran parte del choque, mandando en el marcador hasta mediado
el último cuarto (62-68 a falta de seis minutos) Un parcial de 7-0 liderado por
Hezonja y Lampe puso por delante a los de Pascual, y los de Plaza, por debajo
en el marcador por primera vez en muchos minutos, fueron presa del vértigo a
las alturas, el miedo a ganar, y no pudieron con la presión, precipitándose en
los ataques finales y permitiendo una victoria blaugrana más cómoda de lo que
nadie hubiera pensando minutos antes.
El subcampeonato
culé también ofrece aspectos positivos en el crecimiento de sus jóvenes
valores. Abrines, cada vez con más galones, y Hezonja, ya por derecho propio
convertido en uno de los hombres fuertes de Pascual. Satoransky es otro de los
jugadores que sale favorecido, por no hablar de Tomic, cuyo torneo ha sido
excelso.
El camino
del Madrid hacia la final fue, a priori, más cómodo, pero igualmente trabajado.
Un buen Cai Zaragoza plantó cara hasta el descanso gracias al trabajo de sus hombres
interiores, especialmente Henk Norel, pero un parcial de 15-0 tras el paso por
los vestuarios con Rudy Fernández dirigiendo las operaciones encarriló el pase
a semifinales de los blancos, donde se encontrarían con un Joventut igualmente
peleón hasta el segundo cuarto. Como si se tratase de repetir el mismo guión,
los de Laso mostraron su mejor cara tras el descanso, con un parcial de 3-23
que dejaba sin opciones a los verdinegros y les hacía caer por una diferencia
que no merecían después de lo demostrado. El 16 de 25 del Madrid en
semifinales, una locura y record absoluto del torneo.
También hay
que comentar como el Gran Canaria volvió a sucumbir a la maldición del
anfitrión, quedando eliminado a las primeras de cambio ante un sobrio Fiatc
Joventut, y la fortaleza exhibida por el Unicaja en su primer partido ante el
Bilbao Basket.
Respecto a
la Minicopa, buena ocasión para calibrar futuras estrellas de nuestro
baloncesto, el Real Madrid también se llevó el trofeo final con una exuberante demostración
de un chaval inglés de 13 años llamado Kareem Queeley, quien en la final contra
Unicaja dejó una tarjeta de presentación de las de hacer época: 36 puntos, 13
rebotes, 3 tapones, 2 asistencias y 43 de valoración.
La conclusión
que nos deja esta Copa es una vez más la de la supremacía de Real Madrid y
Barcelona sobre el resto de las plantillas, y la constatación de que el
proyecto Laso, por muchas zancadillas que siga encontrando, sigue siendo válido
y ganando títulos para la entidad blanca. Que le dejen seguir trabajando.
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Kareem Queeley, nueva joya del basket europeo con 13 añitos. |
EL QUINTETO
DE LA COPA:
SERGIO
RODRIGUEZ (REAL MADRID) 12 pts, 2.3 rebs y 4.6 asists p.p. 14.6 valoración.
JAYSON
GRANGER (UNICAJA) 15 pts, 3.5 rebs 7 5.5 asists p.p. 18.5 valoración.
RUDY FERNÁNDEZ
(REAL MADRID) 14.6 pts, 5 rebs, 4.6 asists y 2.3 robs p.p. 22 val.
MINDAUNGAS
KUZMINSKAS (UNICAJA) 14 pts y 5.5 rebs por partido. 18 valoración.
ANTE TOMIC
(BARCELONA) 16.3 pts, 9.3 rebs, 1.3 asists y 1.3 taps p.p. 26.6 valoración.
ENTRENADOR:
PABLO LASO
(REAL MADRID)