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La noticia pasó, dentro de lo
que cabe, bastante desapercibida. Sobre todo entre esos voceras que se pasaron
todo el Eurobasket desde el minuto 1 clamando por la decapitación y entrega en
bandeja de plata de la cabeza de nuestro seleccionar nacional Juan Antonio
Orenga. Es comprensible, ya que se trata de aficionados muy esporádicos y
residuales que apenas siguen el día a día de este deporte. Puedo imaginar sus
caras de asombro llegado el próximo verano cuando exclamen: “¡ah!, ¿pero sigue
este tío?”
Pues sí, sigue este tío. El
tío que se ha tenido que comer el marrón de dirigir a la selección por primera
vez en este siglo sin nuestros dos mejores jugadores de la historia, sin
nuestros dos grandes líderes. En efecto, desde el Eurobasket de 1999 en Francia
no contábamos con una selección en la que no estuvieran Pau Gasol y Juan Carlos
Navarro, bien juntos, o bien por separado. A partir de ahí casi década y media
de éxitos y medallas que con Orenga, le pese a quien le pese, han continuado
con un bronce que era el primer objetivo (había equipo para aspirar al oro,
pero no para ser favoritos como lo éramos en los anteriores torneos
continentales) Desde aquí comprendemos, respetamos y defendemos la decisión
tomada por la FEB, una federación que hay que recordar que sigue dando al
baloncesto español la mayor cantidad de medallas jamás recordada pese a que la
seguirán criticando. Y sabemos que, una vez más, nuestra opinión no nos
granjeará en absoluto un mayor número de seguidores si no más bien al contrario.
Pero amigos, este no es el blog de moda del baloncesto.
Es cierto que Orenga ha
cometido errores y ha demostrado ser un técnico aún en proceso de maduración
(incluyendo el hecho de que todavía no tiene el suficiente respeto de los
árbitros en comparación con colegas de profesión habituales ya en estas lides) El
entrenador castellonense ha sido responsable de algunos de los momentos de
desconexión del equipo, especialmente en nuestra derrota más dolorosa, la
sufrida frente a la posteriormente campeona Francia de Vincent Collet (ejemplo
de técnico que alcanza el éxito tras años de dudas y de confianza renovada por
parte de su federación pese a que verano tras verano los galos quedaban algún
peldaño por debajo de lo que parecían sus posibilidades reales, con la mejor
generación de baloncestistas franceses de la historia) Esos 25 minutos (dos
cuartos y prórroga) de baloncesto romo y apático incapaz de leer la defensa
zonal planteada por Collet y con la prolongada ausencia de nuestro más preclaro
director de juego, Ricky Rubio (3.4 asistencias por partido en 20.7 minutos de
juego), extrañamente condenado al banquillo cuando precisábamos fluidez y
circulación de balón ante la imposibilidad de encontrar el juego vertical para
el que está más dotado Sergio Rodríguez. Un juego vertical negado totalmente
precisamente gracias a esa maldita zona que tanto daño nos hizo. Sí, Orenga ha
cometido errores y la dirección técnica ha sido manifiestamente mejorable (lo
cual debiera magnificar más la
sobresaliente labor realizada por Scariolo en pasados veranos, ayudado, claro
está, por dos seguros de vida a la hora de afrontar partidos decisivos y
momentos calientes como son Pau Gasol y Juan Carlos Navarro… dos tablas de
salvación de las que Orenga no ha dispuesto) Y es cierto que dando una patada a
una piedra encontraremos decenas de entrenadores mejores cualificados que el
actual seleccionador. El problema, para empezar, es que la mayoría de ellos no
tienen la posibilidad de acceder al cargo.
La España del 99, la última sin Pau y Navarro hasta hoy. |
Como todo el mundo ya debería
saber la ACB (que no la FEB) mantiene una norma según la cual un primer
entrenador de club ACB no puede ser seleccionador nacional ni tener relación
con el staff técnico de la Federación. Olvídense por tanto de Sergio Scariolo
(Laboral Kutxa), Joan Plaza (Unicaja), Xavi Pascual (Barcelona), Aito García
Reneses (Cajasol), José Luis Abós (Cai Zaragoza), Txus Vidorreta (Estudiantes),
Pablo Laso (Real Madrid), Salva Maldonado (Joventut), Sito Alonso (Gipuzkoa
Basket), Pedro Martínez (Gran Canaria), Moncho Fernández (Obradoiro), Oscar
Quintana (Murcia), Velimir Perasovic (Valencia) y tantos otros que conforman lo
más granado de nuestros banquillos. Técnicos de contrastada categoría y gran
conocimiento de nuestro baloncesto. No se puede acceder a ellos.
Partiendo de esta limitación
el panorama se estrecha considerablemente a la hora de pensar en a quien
otorgar las riendas de nuestra selección. Se podría pensar en algún “nombre”
(lo cual a veces no implica “hombre”) ilustre del baloncesto europeo, con el
riesgo de que su desconocimiento del baloncesto español traiga más desastre que
orden (y ahí están los casos de Ettore Messina en el Real Madrid o Jasmin
Repesa en Unicaja), por no hablar de los que ya están comprometidos con otras
federaciones (Pianigiani con Italia o Maljkovic con Eslovenia) Habrá quien
piense en un intento de limar asperezas con el gran Pepu Hernández, el hombre
que nos hizo campeones del mundo e imprimió las señas de identidad de esta
selección, pero es realmente difícil solucionar problemas de egos y en ese
sentido cuando esta federación ha sufrido “desencuentros” tanto con técnicos
como con jugadores se ha optado por pasar irremediablemente página. Por otro
lado hay que recordar que la trayectoria de Pepu tras dejar la selección es más
bien pobre, con dos etapas en Joventut y Estudiantes escasas de buenos
resultados (rescisión de contrato en el primer caso, y cesado fulminantemente
en el club colegial), con todos los respetos al gran Pepu, no parece que sea
precisamente la panacea actual del baloncesto español. Casos como los de Mario
Pesquera o Javier Imbroda, sinceramente, no creo que merezcan ni ser tenidos en
cuenta hoy día a menos que queramos que nuestro baloncesto retroceda dos
décadas.
Con todo esto la decisión de
continuidad y de apostar por alguien “de la casa” lejos de parecer descabellado
se antoja como la solución de mayor normalidad para nuestro baloncesto. Juan
Antonio Orenga lleva 11 años en la FEB, ha sido campeón continental con la
Sub20 en 2011 (sin perder un solo partido en aquel torneo), y ha sido segundo
de técnicos como Aito o Scariolo. Algo sabrá de esto (aunque no tanto como el
aficionado de sofá que ve el basket televisado cerveza en mano, claro, que esto
es España), algo habrá aprendido, y algo más aprenderá.
El oro Sub20 en Bilbao. Orenga abriéndose camino. |
He llegado a leer (en esos
blogs populares a los que todo les parece mal y tienen tanto éxito) que la
designación de Orenga como seleccionador nacional era un insulto al baloncesto
español. Tal cual. Habría que preguntarles a quienes piensan así si cuando
grandisimos técnicos como Joan Plaza o Xavi Pascual obtuvieron por fin la
confianza merecida para ser primeros entrenadores de nada menos que los dos
grandes de nuestro baloncesto, aquello también fue un insulto (seguro que
también lo pensaron, luego se la tendrían que envainar, claro) Quizás que Pablo
Laso, el hombre que ha devuelto al Madrid a la senda de los triunfos (y del
buen baloncesto), fuese fichado en su momento como primer entrenador blanco
pese a su escaso bagaje también habría que considerarlo un insulto. O que los
Boston Celtics hayan confiado la dirección técnica de su equipo a un joven
entrenador universitario sin experiencia en la NBA, ¿por qué no?, sea un
insulto a todo el baloncesto estadounidense. En fin, aficionados que parecen
incapaces de ver más allá de los Messina, Obradovic o Maljkovic y que si por
ellos fuera jamás un segundo entrenador podría seguir el paso lógico de
convertirse alguna vez en primero.
Intuyo que en esta decisión
de la FEB algo habrá pesado la opinión de los jugadores, al fin y al cabo los
grandes protagonistas de esto. No me parece mal, al contrario. Pese a que
siempre se ha criticado (por los de siempre) la autogestión de este grupo de
baloncestistas, hay que recordar que ha sido precisamente esa autogestión la
que ha ayudado a la impresionante recolección de éxitos obtenidos por esta
selección en el siglo XXI. La autogestión lejos de ser nada negativo es una
garantía de comodidad para los trabajadores que rendirán mucho mejor en un
ambiente confortable que bajo la tiranía del látigo. Esto vale tanto para el
deporte profesional como para cualquier empresa. ¿O me va a decir cualquiera de
ustedes que no trabaja mejor si se sabe poseedor de cierta flexibilidad para
trabajar “a su ritmo” que cuándo tiene al jefe encima? Para los enemigos de la
autogestión, basta recordarles como acabó una de las mejores selecciones
serbias de la historia, en su propio Eurobasket de 2005 en Novi Sad entrenada
por precisamente uno de los técnicos más disciplinados y férreos como Zeljko
Obradovic. Se lo digo yo: a puñetazos en el vestuario después de no pasar de la
segunda fase. Ahí estaban jugadores como Bodiroga, Milicic, Avdalovic,
Radmanovic, Rakocevic, Jaric, Rebraca, Krstic… casi nada. Pues bien, entonces,
¿qué preferimos, que los nuestros jueguen a la pocha y se tomen unas cañas o
que se acaben liando a puñetazos soltando toda la tensión acumulada?
En definitiva, otra decisión
de la federación más exitosa del deporte español que seguirá dando que hablar y
siendo cruentamente criticada… y mientras tanto, la colección de medallas que
sigue aumentando. Que alguien me lo explique.