No sabemos lo que deparará el futuro, pero lo que
nadie puede dudar es que los Golden State Warriors del periodo 2015-2017
pertenecen por derecho propio a los libros de historia. Un trienio mágico
traducido en dos anillos de campeón, tres campeonatos del Oeste, el mejor
balance en liga regular de la historia (73-9) y el mejor balance en play offs
jamás conocido (16-1), pero también nos deja un dato llamativo e incluso
podríamos decir que histórico, dentro de cierto bizarrismo o frikismo, más allá
de la pura calidad del juego. Y es que el bueno de JaVale McGee tiene un anillo
de campeón.
Posiblemente no haya en toda la NBA un jugador al
que el calificativo de “extraño elemento” le haga más justicia. Sus anécdotas
son variadas y de todo tipo, le hemos visto tropezarse, caerse, correr en
sentido contrario, y hasta anotar en su propia canasta creyendo que era la del
rival. Eso dentro de la cancha. Fuera de ella tampoco se queda corto. Dormir
con sábanas estampadas con el cuerpo de un astronauta, pseudo-disfrazarse de
ninja, o martirizar a base de bocinazos a sus vecinos son algunas de las
ocurrencias con las que ha deleitado a sus fans en las redes sociales. Todo
esto en un pívot del que Hakeem Olajuwom llegó a declarar en 2012 que dominaría
la NBA en el futuro. El nigeriano se equivocó, como se equivocaron muchos que
vieron en aquel jugador de 2,16 que llegaba con apenas 20 años a la NBA tras el
draft de 2008 (uno de los más talentosos que se recuerda, con Derrick Rose,
Westbrook, Kevin Love, Gallinari, Eric Gordon, O.J.Mayo, Michael Beasley, Brook
Lopez, Ibaka, Batum o Ryan Anderson) en el próximo gran dominador de las
zonas.
Desde entonces una carrera errática sin llegar a
cumplir en ningún momento las expectativas, vistiendo las camisetas de
Washington, Denver, Philadelphia y Dallas, hasta que el verano pasado unos
Golden State Warriors que buscaban reforzar su banquillo con los mejores retales
posibles tras la reconstrucción obligada por el esfuerzo de hacerse con Kevin
Durant sorprendían dándole una oportunidad a un jugador dudoso hasta en lo
físico, pues sus 62 partidos en las tres campañas anteriores no invitaban al
optimismo.
Y lo cierto es que McGee ha cumplido con creces en
Oakland. Ha hecho sus mejores números desde 2014 y ha alcanzado su tope en porcentaje
de tiros de campo, pero es que además lo ha hecho jugando menos minutos que
nunca, en una enorme demostración de rendimiento proporcional a minutos en
pista. Una cualidad que alcanzó su cenit en los magníficos play offs realizados
por el jugador de Michigan. En la primera ronda ante Portland rozó los 10
puntos y más de 4 rebotes y 2 tapones por partido jugando apenas unos 12
minutos por noche. 5 rebotes y 3 rebotes ante Utah en 10 minutos por partido.
6,2 puntos ante San Antonio en poco más de 8 minutos por partido, haciendo
además uno de los partidos de la temporada en el tercer choque de esas finales
del Oeste, cuando alcanzó 16 puntos en tan solo 13 minutos de juego. Contra
Cleveland ni siquiera jugó el quinto y definitivo partido, pero en los cuatro
anteriores sumó 22.28 minutos en pista que aprovechó para contribuir al anillo
con 11 puntos, 10 rebotes, 3 asistencias, 2 tapones y un robo. En realidad su
media de los play offs es magnífica: 5.9 puntos, 3 rebotes y 2.2 tapones por
partido. Una mediocridad, pensarán ustedes… ¡pero es qué sólo ha necesitado 9.3
minutos por noche para hacerlo! Tirando de proporción, si hubiera jugado 45
minutos por encuentro hablaríamos de 30 puntos, 15 rebotes y 12 tapones por
noche.
Cuando se recuerde a los campeones de 2017 todo el
mundo se acordará de Durant, Curry, Thompson, Green, o un Igoudala quien llegó
a disculpar las torpezas de su actual compañero afirmando que el problema de
McGee era su inteligencia e hiperactividad mental, lo cual le hacía estar con
demasiadas cosas en la cabeza cuando estaba en la cancha. Tampoco se recordará
a JaVale como uno de los mejores jugadores de la NBA, sino más bien como uno de
los más decepcionantes. Se recordarán sus caídas, tropiezos y errores
garrafales. Sin embargo, escrudiñando en sus estadísticas, nos encontramos a
uno de los jugadores con mejor rendimiento en periodos cortos en la cancha.
Como hemos dicho al principio de esta entrada, un “extraño elemento” con todas
las letras.
Imposible no sentir simpatía por este particular “patito
feo” de la mejor liga del mundo. JaVale bien se merecía este anillo.