El Real Madrid de los
prodigios, esa especie de circo ambulante baloncestístico dirigido por un
maestro de ceremonias llamado Pablo Laso ofrece innumerables motivos para el
asombro. Habría que recopilar un día la cantidad de momentos antológicos que
está dejando para la posteridad, entre ellos un triple de espaldas de Felipe
Reyes o el contrataque a lo “Magic” Johnson de Salah Mejri. Un equipo en un
estado de gracia excepcional en el que se conjuga descaro y confianza. Al Real
Madrid le sale todo, es cierto, pero entre otras cosas por una razón sencilla:
se atreven con todo.
Dentro de este estado de
gracia y de confianza inquebrantable en sus posibilidades los jugadores se van
relevando en espectacularidad. El Chacho, Felipe, Mirotic, Slaughter, Darden,
Mejri, Rudy… todos viven sus particulares minutos de gloria sabedores de que
tienen un lugar asegurado en las videotecas. En tal magnífico contexto merece
la pena fijarse en el momento que vive Sergio Llull, cuyo estado de gracia ya
no corresponde a uno de esos partidos concretos en los que a uno le entra todo.
Baste simplemente este dato para darnos cuenta de lo fabuloso de su juego
actual: en los últimos siete partidos ACB ha anotado 31 triples de 48 intentados.
Por lo tanto apetece pararse a echar un vistazo a la realidad del base-escolta
madridista y frotarse los ojos ante sus números en los últimos partidos.
Podríamos fijar como inicio
de la buena racha, del refulgente brillo anotador, del resplandor que ha
poseído mente y muñeca del jugador, su partido ACB frente al Fuenlabrada.
Venía de hacer uno de sus peores partidos en pista del Cai Zaragoza, donde se
había quedado en tan sólo 2 puntos con una serie de 1 canasta de 5 intentos sin
lanzamientos triples ni tiros libres. De modo que ante los del sur de la
comunidad de Madrid se desquitó viendo aro con facilidad (15 puntos) destacando
su serie de 3 en 4 en triples (3 de 6 en tiros de 2). Lo que nadie podía
imaginar era de la descomunal manera en la que se iba a prolongar su acierto
exterior cara a los aros rivales. Era el 12 de Enero del presente año. Tres
días después recibía al Bayern Munich en otro día tranquilo en la oficina, se
iba a los 13 puntos y la serie era 3 de 5 en triples y 2 de 2 en tiros de idem.
El día 19 se iba a los 18 en cancha del Gipuzkoa Basket. Lo sublime una vez más
lo firmaba desde el 6.75 (4 de 7), lo acompañaba de 2 de 5 en tiros de 2, y de
los 3 tiros libres que disponía anotaba 2. 4 días más tarde visitaba Moscú,
probando por primera vez el sabor de la derrota esta temporada ante el CSKA de
su ex –técnico Ettore Messina. A pesar del resultado, su increíble lucidez de
cara al aro seguía presente. Sus 15 puntos venían de una serie de 3 en 4
triples y 3 de 4 canastas de 2.
Seguimos, que la cosa tiene
tela. A los tres días le hace un auténtico roto a otro ex –entrenador, Joan
Plaza, alcanzando los 23 puntos con 2 de 4 en tiros de 2 y 1 de 2 en libres… y
un monumental 6 de 8 en triples. Para cerrar Enero, el día 30, le mete 20 al
Maccabi Tel Aviv como si tal cosa, con 4 de 6 en tiros de dos, 3 de 3 en
libres, y un “mal” 3 de 8 en triples.
Llega Febrero y nuestro
protagonista sigue con un único empeño: meterla. El día 1 del segundo mes en
Valladolid anota otra veintena exacta de puntos, y la serie de tiro es
nuevamente para enmarcar: 4 de 6 en triples, 4 de 5 en tiros de 2. Sin tiros
libres. Y en esto que nos plantamos en la fase final de la Copa del Rey en
Málaga. Competición en la que Llull había brillado con luz propia, siendo MVP
de la edición dos temporadas antes en el Palau Sant Jordi de Barcelona y a la
que llega como hemos visto en un formidable estado de forma. No es sin embargo
un torneo en el que el jugador vaya a brillar especialmente, cediendo
protagonismo a Rudy Fernández y a un Nikola Mirotic a la postre MVP del evento.
Comienza discreto ante el Gran Canaria (6 puntos con 2 de 8 en tiros de campo y
2 de 2 en libres), en la masacre ante el Cai colabora con 13 puntos, y vuelve a
demostrar la efectividad de la que venimos hablando (2 de 4 en triples, 3 de 4
en tiros de 2), y llegamos a la final donde Llull, como el resto de su equipo,
no logra jugar con la soltura y comodidad habitual frente a un gran Barcelona. Había
fallado sus tres intentos triples, convertido su único tiro desde el libre, y
en tiros de dos un buen 3 de 5, para un total de 7 puntos. Bajo esa premisa
llegaba a la ya histórica última acción del partido (aprovecho en este sentido
para recomendar, como todo lo de su autor, el artículo de Javier Gómez sobre la
intrahistoria de esta jugada en la Gigantes de este mes de Marzo de 2014, fundamental
para comprender aún más la particular idiosincrasia construida en este Real
Madrid de Pablo Laso) donde un desbocado Sergio Rodríguez rectifica con buen
criterio su idea inicial de encarar el aro al encontrarse frente a la defensa
de Papanikolau y Sada y ver a su compañero Llull libre rozando la línea de
6.75. El desenlace ya es de sobra conocido. El menorquín capitulaba con un inolvidable
epílogo su comienzo de 2014. Sin haber hecho el mejor torneo posible se
convertía en el héroe de la Copa. El destino le guardaba este triunfo personal
a un jugador a menudo demasiado empeñado en jugarse el último tiro… y fallar.
Premio para un tipo que si de algo no se le puede acusar es de cobardía cuando
llegan los momentos calientes del partido.
La imagen de Llull corriendo
por la banda con los brazos en alto y fuera de sí, poseído tras alguno de sus
habituales canastotes es estampa habitual en el imaginario baloncestístico contemporáneo,
pero nunca tanto como aquella tarde de domingo de Febrero en la que se aseguró
un lugar para siempre en el Olimpo particular de los dioses de la canasta
madridistas.
Con el tiempo justo para
recuperarse de la resaca copera tocaba visitarla ciudad rusa de Krasnodar, a
orillas del río Kubán que da nombre al equipo del Lokomotiv. En una nueva
victoria para los de Laso Llull vuelve a brillar con un buen partido, aunque
sus 15 puntos los consigue bajando del 50% en efectividad, lo cual es noticia
(3 de 7 en triples, 3 de 7 en tiros de 2) Pero es en ACB donde mantiene el excepcional
temple de su muñeca. Una de las pistas más míticas de nuestro baloncesto, el
Buesa Arena de Vitoria, asiste a otra exhibición de furia anotadora de nuestro
protagonista. 27 puntos, pero ojo a la serie, 7 de 10 en triples y 3 de 5 en
tiros de 2. Falla el único tiro libre del que dispone. La siguiente cita es en
el maravilloso partido frente al Zalgiris Kaunas en el Palacio. 15 puntos
manufacturados tras lanzar tres triples y anotar dos, intentar cuatro canastas
de dos y atinar en tres, y no fallar en los tres tiros libres lanzados. En
Manresa más de lo mismo, 18 puntos con 50% en triples (4 de 8), 4 de 4 en
libres y 1 de 1 en tiros de 2. Le sale todo. Despide Febrero recibiendo a un
Partizan al que le hace 19, con otra serie demoledora, 4 de 7 en triples, y un
100% de efectividad en tiros libres (3 de 3) y de 2 (2 de 2) Bárbaro.
Y si se preguntan como ha
empezado Marzo, les pueden responder los jugadores de un gran Iberostar que
tuvo contra las cuerdas al equipo blanco durante los tres primeros cuartos y
finalmente asistió a otra demostración de tiro del balear. 20 puntos repartidos
entre 3 de 5 triples, 4 de 6 en canastas de 2 y 3 de 4 en tiros libres. Esto
referido únicamente a su increíble racha de acierto en el tiro, a la que habría
que sumar su producción en otras facetas del juego, especialmente asistencias.
Aprovechando la ausencia por lesión de Carroll, Llull se multiplica en la pista
y está volviendo a jugar muchos minutos de escolta. Si es con esta eficacia,
bienvenido sea. Contra el Galatasary le espera otra oportunidad para seguir
manteniendo una racha histórica, esperamos no haberle gafado con esta
entrada.
Resumiendo, estos son los
números de Llull de cara al aro en los últimos partidos:
EUROLIGA: últimos 6 partidos,
97 puntos (16.1 por partido), 9 de 9 en tiros libres, 17 de 25 en tiros de 2,
18 de 34 en triples.
COPA DEL REY: 3 partidos, 27
puntos (9 puntos por partido), 3 de 3 en tiros libres, 9 de 15 en tiros de 2, 2
de 10 en triples.
ACB: últimos 7 partidos, 141
puntos (20 puntos por partido), 10 de 14 en tiros libres, 19 de 32 en tiros de
2, 31 de 48 en triples.
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