Eran tiempos felices |
Los habituales seguidores de
la NBA saben que una de las características de la mejor liga de baloncesto del
mundo es su obsesión por los registros estadísticos. Un océano de números y
cifras que traducen el esfuerzo y las hazañas de los más grandes jugadores del
planeta. Estos días han sido noticia dos de ellos, dos baloncestistas que
además jugaron juntos y nos hicieron pasar no pocas noches en vela a los
aficionados españoles cuando compartían la dorada camiseta de los últimos
Lakers campeones.
Es una lástima que en el que
parece ser el ocaso de la carrera de uno de los más grandes de todos los
tiempos, como es La Mamba Negra, no podamos asistir a verle competir de nuevo
por el anillo, y sólo nos quede el consuelo de contemplar sus estratosféricas
exhibiciones individuales en los peores Lakers que se puedan recordar en mucho
tiempo. Kobe devora registros estadísticos para callar las bocas de quienes
querían enterrarle tras sus últimas y graves lesiones (rotura del tendón de
Aquiles y rotura de la platea tibial externa de la pierna izquierda), y si
difícilmente podrá engordar su palmarés colectivo con un sexto anillo de
campeón, al menos en lo individual va a dejar unos números lo más descomunales
posibles. Acaba de llegar a los 32000 puntos anotados en esta competición y
tiene a tiro a un Michael Jordan al que salvo catástrofe rebasará en poco más
de un mes, con lo que se convertirá en el tercer máximo anotador de todos los
tiempos (alcanzar a Karl Malone ya parece más complicado, y a Kareem
Abdul-Jabbar directamente quimérico), y desgraciadamente, hemos de admitir,
comenzarán de nuevo las estúpidas comparaciones con Jordan. No caigamos en ese
juego y simplemente disfrutemos de un jugador que es leyenda en activo. Ver a jugar
a Kobe, aún hoy día, es contemplar historia viva de este deporte.
Aprovechémoslo.
Nuestro otro protagonista
merecería entrada propia, ya que hablamos del jugador que, como hemos referido
en otras ocasiones, cambió el curso de la historia para nuestro baloncesto. Pau
Gasol se convierte en el sexto jugador en la historia en alcanzar 16000 puntos,
8000 rebotes, 3000 asistencias y 1500 tapones, cifras que revelan el ser uno de
los jugadores interiores más completos de los últimos tiempos. Se une al selecto
club formado por Jabbar, Olajuwon, Shaquille O’Neal, Garnett y Duncan. En honor
a la verdad hay que explicar que la estadística de tapones comienza a
contabilizarse oficialmente en la NBA a partir de la temporada 1973-74, de ahí
que el aficionado echará a faltar en ese pequeño grupo a algunos de los más
grandes pívots de la historia, especialmente Wilt Chamberlain y Bill Russell. Por
otro lado es una estadística claramente orientada a los jugadores interiores, ya
que no es fácil ver a exteriores llegar a ese número de rebotes y mucho menos
de tapones (por seguir con Jordan, a lo largo de su carrera se quedó en 6672 y
893 respectivamente), pero que habla a las claras de cuales han sido los más
completos a la hora de atacar, repartir juego, y defender (aspecto éste en
ocasiones criticado de manera injusta respecto a Pau) Ya no pueden caber dudas sobre
el papel del mayor de los Gasol en la historia universal del baloncesto. Pero
por encima de estos registros para los anales, la gran alegría para el
aficionado de nuestro país es ver a Pau de nuevo a su mejor nivel y liderando a
un equipo con aspiraciones reales de pelear por el título de campeón. Y es que
en efecto, sus 18.6 puntos, 10.6 rebotes y 2.5 tapones por partido que está
promediando este curso son sus mejores estadísticas en las cuatro últimas
temporadas.
Kobe y Pau, Pau y Kobe, dos
de los mejores jugadores de todos los tiempos que compartieron vestuario
durante casi seis temporadas y ganaron dos anillos. Quien sabe si sus éxitos
conjuntos pudieran haber sido aún mayores de haberse hecho mejor las cosas en
esa casa de los líos que se ha convertido la actual franquicia angelina. Sea
como fuere, sigamos disfrutando de las esencias que noche tras noche dejan
sobre el parqué dos de los grandes genios de la canasta.
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