CSKA de Moscú se corona en Vitoria como campeón de
Europa por octava vez en su historia. Lo hace además fiel a su estilo, pasando
de los 90 puntos en ambos partidos y reivindicando de nuevo un baloncesto
puramente ofensivo. No obstante hay que hablar de dos partidos bien
diferenciados, ya que si en semifinales frente al Real Madrid tuvo que
protagonizar una espectacular remontada, una de esas remontadas tantas veces
vista en Final Four y en muchas ocasiones precisamente en contra de los rusos
(especialmente en los años del volátil Teodosic), frente al Efes Pilsen su
dominio fue total desde el primer minuto, pese a que la resistencia turca hizo
que la diferencia no fuera abrumadora y los espectadores tuviéramos algo de
partido al que aferrarnos, aunque más que en el marcador, la sensación de
superioridad moscovita fue patente a lo largo de todo el encuentro.
El Efes Pilsen de Ataman llegaba a Vitoria con la
vitola de equipo revelación de la presente Euroliga, y cumplió con creces en su
condición de “outsider”. Nunca una comparsa. Tanto es así que fueron capaces de
infligir a un ganador de nueve copas de Europa como Obradovic la mayor paliza
que jamás haya recibido el laureado técnico serbio en una final a cuatro. 19
puntos que repetiría el Real Madrid en el absurdo partido por el tercer puesto,
convirtiendo un fin de semana “horribilis” para Zeljko, que pagó en exceso las
bajas de Lauvergne y Datome así como el recuperar a unos Kalinic y Vesely lejos
de su mejor forma justo para la cita. Sloukas (12.5 puntos por partido en la
final a cuatro, pero sólo 9.5 de valoración media, muy por debajo del 15.2 de la temporada) intentó tirar del carro pero la dupla Larkin-Micic fue
demasiado. El ex del Baskonia dejó una actuación para la historia, con 30
puntos, 7 rebotes, 7 asistencias y 2 robos y nada menos que 43 de valoración,
mientras que el serbio, deseado ya por media Europa, fue el mejor escudero
posible con 25 puntos y 5 rebotes.
Larkin, actuación histórica ante Fenerbahce |
Tras la no tanta sorpresa (si tenemos en cuenta como
llegaban los de Obradovic) de la victoria de Efes en el primer derbi turco de
la historia de la Final Four, Real Madrid y CSKA reeditaban la semifinal del
año pasado, saldada en aquella ocasión con una brillante victoria madridista.
Los blancos habían hecho un auténtico partidazo, brillando especialmente
jugadores ahora dura e injustamente criticados como Llull y Ayon. Si comparamos
ambos partidos de semifinales, el de 2018 y el reciente de 2019, vemos que en
el roster madridista sólo hay un cambio entre un año y otro: Gabriel Deck por
Luka Doncic. Una vez más la admirable apuesta por la continuidad en el proyecto
madridista… y sin embargo cuantas cosas han cambiado en apenas un año pese a
que los rostros sean prácticamente los mismos. Campazzo y Tavares apenas
tuvieron incidencia en el juego en el 18 (ninguno llegó a los 10 minutos)
mientras que Felipe Reyes, no utilizado este año, era titular. Llull veía aro
con facilidad (con 16 puntos se convertía, al igual que Doncic, en el máximo
anotador del equipo) en contraste con su 1 de 10 en triples el pasado viernes
que tanto lastró a su equipo. Ayon, con 11 rebotes en 25 minutos, era el señor
de las zonas, muy por encima de los únicos dos rechaces que capturó en los 18
minutos del partido de esta edición. Hay un sector del madridismo que, una vez
más, vuelve a señalar al arbitraje. Cierto es que la técnica señalada por Anne
Panther, primera mujer en arbitrar en una Final Four, a Pablo Laso parece un
grave error de interpretación (a lo mejor el “malvado” Lamonica, árbitro
principal en 2018, no es tan antimadridista como se empeñan en creer los
conspiranoícos habituales), pero no debería el madridismo escudarse en la
diferencia en los tiros libres cuando el año pasado lanzaron 17 veces más desde
la línea que los rusos. En aquella ocasión nadie puso el grito en el cielo. Lo
cierto es que el Real Madrid dejó escapar un partido en el que bordó el
baloncesto durante el tercer cuarto, cuando llegó a alcanzar una máxima
diferencia de 15 puntos (51-65) a 4.03 del final de ese tiempo parcial, tras
una canasta de un Causeur desatado recordando al de la final de 2018 ante
Fenerbahce. Pero los de Itoudis no se descompusieron. Supieron agarrarse al
partido para encarar el último cuarto ocho abajo, una diferencia importante en
un partido de este tipo, pero nada definitiva. En el acto final no perdieron la
cara en ningún momento, manteniéndose en desventajas entre los 4 y los puntos y
con una sensación de peligro creciente ante un Real Madrid cada vez más
desacertado en ataque. Un triple de un De Colo letal les ponía por primera vez
por delante a falta de 1.21 para el final, mientras que dos fallos consecutivos
de Randolph permitían al exterior galo estirar la ventaja hasta los cuatro
puntos. El Madrid ya no se recuperó, a pesar de que un triple milagroso de
Llull daba esperanzas poniendo el 91-90 a falta de 17 segundos. Pero el balear
no acertaría en el siguiente intento desesperado después de haber mandado,
lógicamente, al CSKA a la línea. El “Chacho” Rodríguez y Cory Higgins
sentenciarían desde el tiro libre. En líneas generales fue un buen partido del
Real Madrid, pero no supo reponerse a su colapso ofensivo del último cuarto, ni
tampoco frenar el demoledor juego exterior moscovita. Entre Rodríguez, De Colo
y Clyburn sumaron nada menos que 64 puntos. Pese al buen estado de forma en el
que llegaban los de Laso el CSKA demostraba el porque de su segunda posición en
liga regular de Euroliga y que la paliza al Nizhny Novgorod en cuartos de final
de VTB (ganando 3-0 por 37, 20 y 8 puntos respectivamente de diferencia) no
había sido una casualidad. Eran los grandes favoritos y lo demostraron.
Teníamos por tanto final inédita. En realidad la
primera final de la máxima competición continental para Efes Pilsen, que se
veía en una ocasión histórica de alcanzar la gloria europea llevando a sus
vitrinas un título de Euroliga que acompañase su única copa continental hasta
la fecha, la Korac del 96 cuando liderados por Petar Naumoski derrotando en la
final a doble partido a un Stefanel Milano que contaba con un auténtico
equipazo (Bodiroga, Fucka, Gentile, Rolando Blackman…), y la oportunidad de
Ergin Ataman para engrandecer su leyenda con su cuarto título europeo después
de haber conquistado la Copa Saporta (antigua Recopa) en 2002 con Siena, la
EuroChallenge de 2012 con Besiktas y la EuroCup de 2016 con Galatasaray. Pero
lo cierto es que CSKA fue muy superior desde el salto inicial, y siendo fiel a
su estilo. Itoudis lejos de preparar una defensa especial contra Larkin dejó
que el jugón estadounidense campase a sus anchas en ataque… pero neutralizó al
resto del equipo. El de Ohio se fue hasta los 29 puntos (record en una final de
Final Four)… pero repartió tan sólo dos asistencias, cuando frente a Fenerbahce de sus manos salieron nada menos que siete. El primer cuarto ya era una
declaración de principios, 20-29 para CSKA, con Larkin anotando 8 puntos por
los turcos y Higgings castigando con 11 para los rusos, sin fallo en su carta
de tiro. Un triple del Chacho y otra canasta de dos de Hines amenazaban con
dejarnos sin partido al comienzo del segundo acto, con 20-34, pero el coraje de
Dunston y Simon impidieron que el Efes se fuera de la pista. Un triple de Micic
y una falta sobre Larkin en intento de tres con el tiempo a cero dejaron el
marcador en un igualado 42-44, por suerte para los espectadores. Incluso un
triple de Simon ponía por delante a Efes tras el descanso, 45-44. Sería su
última ventaja en el marcador. Hines se puso las pilas por dentro, Kurbanov le
acompañó con una gran actitud defensiva, mientras que Higgings y Clyburn
volvieron a sacar la escopeta. Un triple del alero, que acabaría siendo MVP
(bien podía haberlo sido De Colo también) estiró el marcador hasta los 11
puntos (52-63) Aún conseguirían los rusos una ventaja todavía mayor, 54-68,
pero un parcial de 8-0, rematado con un triple del infatigable Larkin a 4
segundos del final del cuarto, volvía a ajustar el marcador, 62-68 para
afrontar el acto decisivo. Un último cuarto que se movió en parámetros
similares, CSKA estirando la ventaja (71-83 a 4.24 del final) y Efes echándole
bemoles para recuperar terreno (81-85 a 1.54) Ya no se acercarían más los
turcos, a Larkin se le acabó la dinamita fallando sus dos siguientes tiros,
errando también Micic y Dunston. Sólo anotaría Efes dos puntos más desde el
tiro libre, distancia desde que la sentenciaría CSKA con seis puntos más desde
la línea. En realidad los últimos 8 puntos del partido, en los últimos dos
minutos del mismo, llegaron todos desde el tiro libre.
Clyburn, como hemos dicho, se hace con el MVP de la
Final Four. Es su galardón más importante a nivel individual y una muestra de
que su fichaje la pasada temporada por los rusos proveniente del Darussafaka
fue todo un acierto. Más allá del alero de Detroit la última Final Four nos
deja varios nombres propios, Por supuesto el de Dimitris Itoudis, quien
conquista su segundo título de Euroliga como primer entrenador después de las
cinco obtenidas como asistente al amparo de Obradovic en Panathinaikos. Es el
único entrenador griego con dos títulos de campeón de Europa, de hecho
Bartzokas y él son los únicos técnicos de esa nacionalidad que han conquistado
este trofeo. Sergio Rodríguez se
convierte en el primer español en ganar dos copas de Europa con dos equipos distintos,
y también el primero que lo hace enrolado en un equipo foráneo. Y Kile Hynes…
tremendo. Nada menos que cuatro títulos de Euroliga le contemplan, dos con
Olympiakos y sus dos en Moscú. Sólo hay cuatro jugadores en toda la historia
con más copas de Europa que él: Meneghin (7), Luyk (6), y Ossola y Alvertis con
cinco cada uno. Casi nada.
También queremos destacar dentro de los nombres
propios el del Facu Campazzo, ya que en el absurdo e intrascendente (que no inútil,
ningún partido de baloncesto a este nivel lo es y a buen seguro Laso habrá
aprovechado para sacar conclusiones de cara a próximos compromisos) partido por
el tercer puesto dejó un nuevo record de asistencias en Final Four. Repartió
nada menos que 15, decena y media, ante Fenerbahce. Aunque la mejor noticia en
Vitoria para el club blanco se la dieron sus jugadores Juniors. La ya histórica
generación de los Garuba, Nakic, Tisma o Sylla se hizo con el título U18 del Adidas
Next Generation Tournamente tras apalizar respectivamente a Valencia, Vilnius,
Estrella Roja y Mega Bemax de Belgrado. El alero serbio de 17 años Mario Nakic
fue elegido MVP del torneo, gracias a sus 17.3 puntos y 6.8 rebotes por
partido.
Nocioni, MVP en 2015 con el Real Madrid, entrega el galardón de este año a Clyburn. |
EL QUINTETO DE LA FINAL FOUR:
FACU CAMPAZZO (REAL MADRID): 11 pts, 2.5 rebs, 10.5 asists y 2 robs. 22 valoración.
NANDO DE COLO (CSKA MOSCU): 19 pts, 4 rebs y 3 asists. 23.5 valoración.
SHANE LARKIN (EFES PILSEN): 29.5 pts, 4 rebs, 4.5 asists y 1.5 robs. 33.5 valoración.
WILL CLYBURN (CSKA MOSCU): 19 pts, 5 rebotes y 1.5 asists. 19 valoración.
BRYAN DUNSTON (EFES PILSEN): 11 puntos y 10 rbotes por par. 19.5 valoración.
ENTRENADOR:
DIMITRIS ITOUDIS (CSKA MOSCU)
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