Habíamos dejado este blog en cuarentena, e imagino
que no hace falta explicar las causas. Cierto es que por otro lado el mundo del
baloncesto no ha dejado de trabajar buscando alternativas para terminar la
temporada en sus distintas competiciones, y en ese sentido hay que agradecer el
esfuerzo de la Liga Endesa para volver a ponerse en marcha, única gran liga
europea junto a la BBL alemana en hacerlo.
La Euroleague (responsable de Eurocup igualmente) por
su lado y para tristeza de los aficionados si ha decidido echar el cierre.
Contrasta este celo de responsabilidad con sus reticencias en marzo a para la
competición. Hay que recordar que el mismo 12 de aquel mes, jueves, un día después de que la OMS declarase que nos
encontrábamos ante una pandemia a nivel global, todavía estaban agendados los
partidos para esa jornada. Ese mismo día el positivo por covid-19 del
madridista Trey Thompkins precipitó el parón de la competición.
Esta era la primera Euroliga con 18 equipos. La más
dura, la más exigente, y también la más emocionante. Dejamos la competición
tras 28 jornadas disputadas con un Efes Pilsen intratable seguido de un Real
Madrid que llegó a acumular 13 victorias consecutivas (ahora llevaba 7) y un
Barcelona en su mejor momento (9 victorias seguidas) a dos partidos de Efes y
disputándose la segunda plaza (duelo clave en la penúltima jornada en el Palau…
y Fenerbahce en el horizonte como posible rival en cuartos de final), CSKA y
Maccabi haciendo lo propio por la lucha por la cuarta plaza, última con factor
cancha a favor en play offs. A partir de ahí el corte… y el barullo, con ocho
equipos entre dos victorias, desde la sexta plaza de Panathinaikos con balance
14-14 al Baskonia, decimotercero, con su 12-16. Incluso Estrella Roja con 11
tendría opciones de meterse en cuartos… y en realidad todos los equipos,
incluso Bayern Munich y Zenit, colistas con 8 victorias, tenían opciones
matemáticas (escasísimas, eso sí) para clasificarse entre los 8 mejores. Estaba
siendo quizás la mejor Euroliga de todos los tiempos. Una auténtica pena.
Para el recuerdo queda la magnífica trayectoria del
Efes Pilsen de Ataman y los destellos del Madrid de Laso con esas rachas
tremendas y partidos inolvidables (su paliza de 29 al Fenerbahce en Estambul),
pero sobre todo será la Euroliga del MVP oficioso Shane Larkin. Ya que la
organización tampoco tiene previsto entregar galardón individual ninguno, o al
menos hasta donde sabemos, desde aquí humildemente queremos reconocer la
temporada continental del exterior del Efes y sus 22.2 puntos lanzando por
encima del 50% en triples (¡qué barbaridad!) y unas lustrosas 4.09 asistencias.
Que su juego no caiga en el vacío de la nada.
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