Leyenda Adelman. |
Rick Adelman entró anoche en la historia. Con la victoria de sus Minnesota Timberwolves frente a mis queridos Detroit Pistons, se convierte en el octavo técnico en ganar mil partidos en la mejor liga de baloncesto del mundo. Entra así en un club muy reservado junto a los nombres de (pónganse en pie, porque lo merecen) Phil Jackson, Pat Riley, George Karl, Lenny Wilkens, Larry Brown, Don Nelson y Jerry Sloan. Lo hace además con la considerable ayuda de nuestro Ricky Rubio, quien desde Febrero está demostrando un nivel realmente alto consolidándose como uno de los mejores jugadores jóvenes de la actual NBA (baste el dato de que desde el parón del All Star ningún jugador en toda la liga ha dado más asistencias que él... con el mérito añadido de que lo hace en uno de los peores equipos de cara al aro de la competición, con un porcentaje del 44% en tiros de campo, y sin tener a su lado ningún tirador ni buenos finalizadores de jugadas, a excepción de Nikola Pekovic siempre y cuando el rocoso pívot montenegrino no salga de la pintura) Si frente a Toronto el base de El Masnou falló un último tiro libre que echó por la borda una posible prórroga para los Wolves (quienes por otro lado una vez más dominaron la mayor parte de un partido que acabaron tirando por la borda en cuanto el rival fue capaz de obtener una mínima ventaja), anoche, con los Pistons de Calderón como rivales, después de una desastrosa y horripilante serie de 0 de 12 en tiros de campo, nuestro base internacional anotó la canasta decisiva a 54 segundos del final que ponía a su equipo 3 arriba (99-102), para acabar certificando la victoria con el habitual carrusel de tiros libres que suele acontecer en un partido igualado. A pesar del desacertado partido de Ricky, en el lado positivo sus cinco recuperaciones de balón le sitúan como líder en la categoría de "ladrones". Unido ello a su consolidación en el "top ten" de asistentes, podemos considerar que el segundo curso de Ricky como jugador NBA finaliza en lo individual con buena nota, pero ese es otro tema.
Lo cierto es que dentro de una campaña muy desgraciada para los Timberwolves y para el propio Adelman (ausente de varios partidos por enfermedad de su esposa), lastrados y castigados por las lesiones como ninguna otra franquicia esta temporada, la milenaria marca de su actual entrenador es una pequeña buena noticia que pone los focos sobre este club que hace tan sólo unos tres años era el peor equipo de la NBA y poco a poco comienza a tener razones para el optimismo y a creer en un futuro asentado alrededor de jóvenes jugadores como Kevin Love, Ricky Rubio, Derrick Williams, Chase Budinger, o un Nikola Pekovic en clara progresión en sus dos últimas temporadas. Recordemos que precisamente los referidos problemas personales de Rick Adelman concernientes a la salud de su compañera sentimental han hecho acrecentar los rumores sobre la retirada de los banquillos de este entrenador ya legendario. Lo cual sería una auténtica pena, pero evidentemente nada hay más importante que los seres queridos y estar al lado de ellos cuando realmente lo necesitan, más aún cuando como en el caso del matrimonio Adelman se afronta el inevitable invierno de la vida, o dicho de una manera más prosaica, nos hacemos viejos. La propia Mary Kay Adelman estuvo anoche al lado de su emocionado marido, quien no tuvo ninguna duda en dedicar su histórico registro a su compañera. "Se merece estar aquí a mi lado. Ha sido la única razón que me ha permitido conseguir todo lo que he hecho estos años". Ese es Rick Adelman, un tipo que ha ganado mil partidos en la NBA, siempre buscando un estilo de juego atractivo para el aficionado (alcanzando su cenit con los Sacramento Kings de finales del siglo XX y comienzos del XXI), y que ha sido poco dado a la atención mediática o reivindicación egocéntrica de sus éxitos personales, tan habitual en el deporte de elite. Simplemente un gran entrenador y un buen esposo. Simplemente un buen hombre. Y esa, que duda cabe, debería ser la mayor victoria a la que aspirase cualquier ser humano. Enhorabuena Rick.
Adelman y señora. Se lo merecen. |
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