miércoles, 15 de enero de 2014

LOS MEJORES DEL AÑO: ENTRENADORES NACIONALES



Seguimos con nuestro repaso a los grandes protagonistas del pasado año baloncestístico (aunque a este paso nos va a llegar Febrero) Vamos ahora con los triunfadores de los banquillos nacionales. 

PABLO LASO:  Pablo Laso es más que un entrenador, es una manera de entender el baloncesto. Sí, la afirmación puede ser rimbombante, pero lo cierto es que Laso ha puesto sobre la mesa el debate sobre el estilo de juego y ha quitado unas cuantas caretas. Se puede ganar y hacer un juego divertido (y es que de hecho debería ser lo más lógico) Todo aquello que nos vendieron del basket control, el extra pass, y de que la defensa gana campeonatos, era mentira (y por si fuera poco, el equipo de Laso cada vez defiende mejor) Sus méritos del 2013 son evidentes, campeón de la ACB y campeón de la última Supercopa. Finalista de una Euroliga en la que el Real Madrid acabó pagando la inexperiencia a la que le han condenado sus últimos años ausente de la elite europea. Su único punto negro llegó en la fase final de la Copa del Rey, donde cayeron en cuartos de final. Claro que lo hicieron frente a un Barcelona que a la postre acabaría levantando el título (ya saben, estos sorteos teledirigidos para que siempre haya una final Madrid-Barça, que dicen los conspiranoícos) Pero más allá de resultados y títulos está el erigirse en arquitecto y defensor de una manera de entender el juego que crea afición y perpetúa el baloncesto como el deporte espectáculo por excelencia. No es el único en hacerlo (Alejandro Martínez sería el otro caso más evidente en nuestro país), pero sí quien tiene la valentía de hacerlo con un equipo grande y aspirante a títulos. Ahora que todo son flores y alabanzas no está de más recordar toda la desconfianza que generó su fichaje y la falta de respeto sufrida por mucho aficionado de medio pelo (esos del "Losa", "Lolaso", etc) Posiblemente fueran incapaces de recordar que se trata del máximo asistente histórico de la ACB y que en la cancha era un ciclón.  Lo suyo se llama fidelidad como entrenador al estilo que conoció cuando vestía de corto.          


Run & Gun


PEDRO MARTÍNEZ: Es posible que el baloncesto del Real Madrid y del Gran Canaría sean el día y la noche, pero tenemos que rendirnos a la evidencia del magnífico trabajo realizado por el técnico catalán en el banquillo de Las Palmas. No se puede hacer más con menos, y ha hecho historia llevando al Gran Canaria a unas semifinales de Liga Endesa y esta temporada busca repetir hazaña llegando a colocar al equipo tercer clasificado en la tabla al comenzar el nuevo año. Por si fuera poco cerró el 2013 alcanzando los 650 partidos ACB, siendo el segundo entrenador más veterano (a pesar de su relativa juventud) de la competición por detrás de un Aíto García Reneses con quien no pocas veces se le ha comparado, por su deslumbrante capacidad analítica para este deporte. Añádanle a eso que además es un tipo, lo que se dice, comprometido e inquieto con todo lo que nos rodea socialmente (les recomiendo que sigan su twitter), y no les quedará duda sobre la pasta de la que está hecho. La de los grandes.    
  

Mastermind.


JUAN ANTONIO ORENGA: Supongo que alguno se estará echando las manos a la cabeza, tirándose de los pelos, o directamente y para no sufrir más arrancándose sus ojos de las cuencas, pero no sean tozudos. Orenga ha aprobado el examen y ha cosechado otra medalla para nuestro baloncesto en el que sabíamos iba a ser nuestro verano más complicado. ¿Cuántas veces hemos oído eso del vacío que va a sufrir la selección cuando no tengamos a Pau Gasol y Navarro, nuestros dos mejores jugadores de la historia? ¿Cuánto se habló de a ver quién iba a ser el guapo que se atreviera a hacerse cargo del combinado nacional el pasado Eurobasket ante las ausencias que se avecinaban? Recordemos que el único verano en el que no contamos con Pau Gasol desde la irrupción del talento de Sant Boi fue en el Mundial 2010, donde acabamos en quinta posición (aquel triple de Teodosic), es decir, nos bajamos del cajón por primera vez desde que fuímos campeones del mundo en 2006. Ahora, sin Pau, Navarro, Felipe, Ibaka (ni Mirotic), Orenga tenía una difícil papeleta no pensando sólo en el presente inmediato si no como examen de como debe afrentarse la difícil transición que nos espera. Aún con todas las dudas y lagunas que puede haber generado su labor, lo cierto es que nuestra selección siguió siendo de las más fuertes de Europa, tanto es así que incluso nos fuímos con la sensación de que aún podíamos haber hecho algo más. Y eso es muy positivo. El futuro no parece tan negro sin nuestros cracks. Le pese a quien le pese, Orenga ha aprobado. Por suerte para todos.            


Seguimos en la élite. 



Otros nombres que se nos vienen a la cabeza y también han hecho méritos: el citado Alejandro Martínez, capaz de tener al CB Canarias, recién ascendido, con opciones de puestos de play offs hasta el final de la temporada regular, José Luís Abós y Moncho Fernández, profetas en sus tierras maña y gallega respectivamente, o Joan Plaza, ganador de la liga lituana con el Zalgiris pese a todos los problemas soportados (llegó hasta a verse viviendo sin luz en el domicilio que le facilitaron, debido a la precariedad del club lituano), y que ha vuelto a nuestro baloncesto para tratar de reconducir al Unicaja Málaga por la senda de los éxitos. Y también debemos tener un recuerdo para una auténtica institución de nuestro baloncesto que nos dejó víctima del maldito cáncer. Hablamos del mítico Manel Comas, historia viva de la ACB y entrenador de media liga, entre los muchos jugadores que tuvo a su cargo precisamente se encuentra el hombre con quien abrimos esta entrada, Pablo Laso. Le echamos de menos.  


El año en que el Sheriff nos dejó.

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