El capitán Khryapa, con el brazo ensangrentado tras la batalla, levanta la Copa |
CSKA de Moscú campeón de Europa en 2016. Recupera el
cetro continental ocho años después de que aquel impresionante equipo entrenado
por Messina, con jugadores como Langdon, Smodis, Papaloukas, Andersen o Holden,
se impusiera en la edición de 2008 al Maccabi Tel Aviv. En aquel roster estaba
también Victor Khryapa, absolutamente decisivo ayer, no sólo por su habitual
buen trabajo decisivo si no por esa canasta tras rebote ofensivo que llevaba el
partido a una prórroga con la que nadie hubiera contado cuando ambos equipos,
CSKA y Fenerbahce, se retiraban a los vestuarios en el descanso con un rotundo
30-50 a favor de los moscovitas.
Era la segunda prórroga para el equipo de Obradovic
durante el fin de semana, ya que para colarse en la gran final tuvieron que
doblegar a un gran Laboral Kutxa en el tiempo extra. Desperdiciaron una gran
ocasión los de Perasovic, quienes se repusieron a un comienzo brutal de los
turcos (13-0 de salida) en un gran tercer cuarto liderados por sus estiletes
habituales, Darius Adams (19 puntos y 7 asistencias) e Ioannis Bourousis (22
puntos y 10 rebotes) Llegaron a mandar los vitorianos de cinco a 2.17 para el
final del tiempo reglamentario tras dos tiros libres de Kim Tillie (gran
partido el suyo), pero les tembló el pulso en el momento decisivo, con
precisamente Bourousis y Adams fallando tiros libres claves. Fue el propio
Adams quien se jugó la última posesión baskonista, con un intento triple que
besó el aro turco pero no llegó a entrar para condenar al partido a una
prórroga en la que el equipo de Obradovic pasó por encima del representante
español. Una pena. De nuevo la lupa sobre Darius Adams, un jugador con una
enorme calidad pero que se diluye en los momentos decisivos, como le sucediera
en semifinales de Copa del Rey frente al Real Madrid. El viernes finalizó con 4
de 13 en triples, pero es que en el tercer cuarto llevaba un estupendo 4 de 8. Sus
5 fallos consecutivos posteriores muestran de nuevo su mala selección de tiro
según los partidos van llegando a su fase decisiva. Un defecto que hemos visto en
muchos grandes jugadores (Teodosic, sin ir más lejos) y que cuando logran
corregirlo traspasan la línea definitiva entre los buenos y los muy buenos.
Ojala Adams la traspase algún día.
Más plácido fue el camino del CSKA, frente a un
Lokomotiv que siempre estuvo por debajo en el marcador y apenas mostró recursos
para inquietar al campeón. Los de Itoudis abrieron brecha en el primer cuarto
(23-12) y a partir de ahí administraron la renta frente a un rival que aunque
estuvo en el partido no dio nunca sensación de poder remontar. De Colo, quien
había sido elegido MVP de las fases anteriores, dejaba clara su candidatura al
también jugador más valioso de las finales, con 30 puntos y 4 asistencias,
haciendo inútil la resistencia de los Delaney (26 puntos y 4 asistencias) y
Randolph (13 puntos y 11 rebotes, a pesar de los rumores sobre sus problemas
físicos)
Al menos al Lokomotiv le queda el consuelo de haber
ganado ese partido de consolación que no es tal, el del tercer puesto, dejando
al Baskonia como cuarto de los contendientes. Adams volvió a brillar (25
puntos, 6 rebotes y 6 asistencias), pero los de Krasnodar ofrecieron más
coralidad, con seis jugadores anotando en dobles dígitos, destacando Delaney
(21 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias y 4 robos) y Broekhoff (21 puntos, 6
rebotes y 3 asistencias)
Y llegamos por tanto a la gran final. Los dos
grandes favoritos, los dos mayores presupuestos de Europa, frente a frente. El
maestro Obradovic frente a quien fuera su alumno y ayudante durante 13 años en
Atenas, el todavía joven (45 años) entrenador Dimitris Itoudis. Dos escuadras
potentes, diseñadas para ganarlo todo. Y sin embargo dos filosofías bien
distintas. Mientras que en el caso del Fenerbahce de Obradovic se busca el
éxito a cualquier precio y por la vía rápida, este CSKA ha sabido madurar un
proyecto pese a tanta decepción europea, consolidando una base reconocible para
el aficionado y apostando por baloncestistas nacionales (Fridzon, Kulagin,
Korobkov, Vorontsevich, Kurbanov…) y con un capitán santo y seña y
perfectamente identificable para su afición como es Victor Khryapa. Hasta seis
jugadores rusos puso en pista anoche Itoudis, algo nada habitual de ver en el
basket de hoy día. Una apuesta absolutamente diferente a la de Obradovic, para
quien el jugador otomano no cuenta (a excepción del estadounidense Bobby Dixon,
nacionalizado turco) Es cierto que el CSKA es el mayor presupuesto de Europa
(casi a la par con el del propio Fenerbahce), pero es un presupuesto invertido
mayoritariamente en mantener los sueldos de sus jugadores. Hasta ocho jugadores
repiten respecto a la pasada Final Four, prácticamente el mismo equipo. Nada
que ver con un Fenerbahce que tras el fiasco de la pasada temporada (eliminados
tanto en semifinales de la liga como de la copa turca por el muy inferior Pinar
Karsiyaka, a los que sólo logran ganarles un partido), rehace completamente su
plantilla manteniendo sólo a Hickman, Bogdanovic, Vesely y el residual
Mahmutoglu respecto a la campaña anterior. Como se ve, siendo ambos proyectos
multimillonarios, sus filosofías son muy distintas.
Obradovic e Itoudis, tan lejos, tan cerca. |
Tras un primer cuarto igualado (20-22 para el CSKA)
el segundo acto fue una exhibición moscovita. Una de esas tormentas perfectas
que el equipo de Itoudis es capaz de desatar sobre la cancha y le ha llevado a
anotar más de 90 puntos por partido en la presente Euroliga. Un parcial de
10-28 y un demoledor 1-18 en la segunda parte del cuarto. El CSKA volaba. Como
voló Kalinic ya en el tercer cuarto por un balón que se perdía para acabar en
la zona VIP de la afición del CSKA, donde fue agredido por un seguidor del
equipo moscovita llamado Dmitry Konov, en la anécdota bochornosa de la final.
No hablamos de ningún joven radical con perfil violento si no de un millonario
ruso ejecutivo de una gran empresa que, como muchos otros, se comporta con
total impunidad por los pabellones europeos sin que los organismos tomen cartas
en el asunto. Una vergüenza. Volviendo a lo estrictamente deportivo, por mucho
que el CSKA bajara el pistón tras el descanso, las caras de la mayoría de los
jugadores del Fenerbahce y del propio Obradovic (quien también merece tema
aparte por la excesiva indulgencia de los colegiados con su figura,
ejemplificada de manera extraordinaria en su invasión de pista antes de la
prórroga contra el Baskonia tras la jugada en la que Tillie arrolla a Sloukas
luchando por el rebote producido al fallo de Adams, una ventolera que a
cualquier otro entrenador le hubiera costado una técnica, y con ello, a seis
décimas del final, el partido) asumían que la final estaba decantada. Había que
recurrir al tópico de que el Fenerbahce no podía ganar el partido, pero el CSKA
sí podía perderlo, máxime conociendo el reciente historial moscovita en la gran
cita europea. Sin le excelencia del segundo cuarto los de Itoudis no obstante
fueron capaces de mantenerse siempre con diferencias cercanas a los 20 puntos,
para dejar el marcador al final del tercer cuarto en un 53-69 bastante
clarificador para los intereses rusos, pero bastaron unos cuantos malos ataques
del CSKA (un par de triples fallados por Khryapa, otro por Jackson, una pérdida
de balón de Teodosic) para meter el miedo en el cuerpo y que viejos fantasmas
de ediciones pasadas comenzasen a sobrevolar sobre las cabezas de los jugadores
de Itoudis (especialmente recordando la final de 2012 en la que Olympiacos les
remonta 19 puntos), y es que sin grandes alardes los de Obradovic se colocaban
a 12 (60-72, minuto 33) Había partido. No logra el equipo turco ningún parcial
descomunal, pero sigue recortando la diferencia progresivamente (64-74 en el
minuto 34, 69-77 un minuto después), hasta que ya el atasco ruso es total. Del
66-77, última gran diferencia moscovita a 5.16 del final pasamos al 78-79 que
coloca un desbocado Bobby Dixon, inventándose canastas de todos los colores, a
2 minutos del final. Finalmente el CKSA se veía obligado a un cara o cruz. Era
el momento de De Colo, quien aparecía para poner el 78-81 tras una asistencia
de fantasía de Teodosic, pero respondía Dixon con un triple que empataba el
partido. De Colo pierde una posesión vital para su equipo en el último minuto y
los turcos aprovechan el regalo con dos tiros libres de Sloukas que ponen el
83-81 y 21 segundos por jugarse. Una buena defensa y Obradovic vería ganar su
novena copa de Europa. De Colo, de nuevo con galones de líder, demostró carácter
para jugarse otro triple sin éxito para que apareciera la figura del gran
capitán, Khryapa con un rebote ofensivo y dos puntos ya históricos para el club
moscovita y para la historia de esta competición.
En la prórroga el siempre señalado Teodosic se
vestiría, por fin, de héroe para un CSKA con el que a la quinta temporada, y
tras sus intentos frustrados en un Olympiacos hecho a golpe de talonario
durante la segunda mitad de la primera década de este siglo, se convertía en
campeón de Europa. No creo que haya habido un jugador en todo el roster ruso
más feliz ayer que el base serbio, acusado (y en ocasiones con justicia) de
padecer un carácter volátil en los momentos decisivos de las temporadas. Su
final fue memorable (19 puntos, 5 rebotes, 7 asistencias y 2 recuperaciones, y
ese tapón no acreditado a Udoh) y en el tiempo extra esta vez no se descompuso.
El MVP fue para De Colo, que hizo mayores méritos sumando su partido de
semifinales, pero Teodosic dio ese paso que le faltaba para, ahora sí, poder
ponerse a la altura de los jugadores europeos que han dominado este deporte en
este siglo.
Itoudis se consagra y derrota a su maestro.
Obradovic tendrá que esperar por su novena. El CSKA vuelve, con justicia, a
reinar en Europa.
Teodosic buscando el hueco. El genio serbio se sacó la espina. |
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