La NBA vivió un 4 de Julio (fiesta nacional en
Estados Unidos por el Día de la Independencia) de auténtica locura con una
serie de movimientos claves para entender lo que será el próximo campeonato, y
que pone de relieve que esto no puede ser más que el principio con las
cantidades astronómicas que se ven obligadas a manejar las franquicias (y
cuando decimos que se ven obligadas es porque literalmente tienen que hacerlo,
debiendo gastar un 90% del máximo del límite salarial en sueldos, es decir,
unos 85 millones de dólares, o de lo contrarían esas mismas franquicias serán
sancionadas por la NBA) Durant hacía estremecer los cimientos de la liga
comunicando su marcha a los subcampeones Golden State Warriors, el equipo del
73-9 la pasada temporada, después conocíamos que nuestro mejor jugador de la
historia y uno de los agentes libres más codiciados de este verano, Pau Gasol,
ponía rumbo a San Antonio, para seguir aspirando al anillo en un equipo en el
que presumiblemente ya no estará el mejor “cuatro” de todos los tiempos, Tim
Duncan, y donde compartirá protagonismo en la pintura con LaMarcus Aldridge.
Todo esto unido a la locura en contratos vista en días recientes, con Mike
Conley llevándose la palma. El base de los Grizzlies, director de juego sobrio
y posiblemente infravalorado en la mejor época de bases que pueda recordar de
la NBA, renovaba por la franquicia de Tennessee por nada menos que 153 millones
de dólares por cinco temporadas. Una cifra record sobre todo si tenemos en cuenta
que el bueno de Conley ni siquiera ha sido All Star (aunque insistimos en que
en la época actual, y ciñéndose al hecho de que sólo en el Oeste ya tiene en su
puesto competencias como las de Stephen Curry, Russell Westbrook, Chris Paul o
Damian Lillard, parece un dato secundario)
Pero a última hora del día conocíamos otra noticia
realmente impactante para los aficionados y que ha hecho correr ríos de tinta,
no tanto en la NBA como en nuestro país. Sergio Rodríguez, pieza angular del
Real Madrid de Pablo Laso ganador de 12 títulos en 5 años, vuelve a la
NBA.
Se venía especulando desde mediada la temporada
pasada con la posibilidad de que El Chacho, después de ganarlo todo con el Real
Madrid, intentase de nuevo la aventura estadounidense, buscando sacarse la
espina después de cuatro temporadas (las tres primeras en Portland, la última
entre Sacramento y New York) en las que apenas jugó 13.2 minutos en 285
partidos, dejando unas medias de 4.3 puntos y 2.9 asistencias. Pudimos
comprobar esporádicas explosiones de su talento, como los 23 puntos y 10
asistencias ante Denver en su año rookie, 24 puntos y 5 asistencias ya con la
camiseta de Sacramento ante Nueva Orleans (compartiendo por aquel entonces
vestuario con el “Chapu” Nocioni), o su partido posiblemente más recordado,
pese a que no fueron sus mejores estadísticas (anotó 12 puntos y no repartió
ninguna asistencia), pero fue capaz de liderar un parcial de 11-0 en el Madison
frente a Washington, con dos triples y una espectacular canasta a aro pasado
para remontar el partido y acabar recibiendo la ovación de uno de los
pabellones más míticos de toda la NBA. Era Abril de 2010 y los contactos con el
Real Madrid para volver a Europa ya estaban muy avanzados gracias a las
gestiones del nunca bien ponderado Alberto Herreros.
El Chacho en Sacramento, donde esperaba Nocioni. |
Por eso cuando hace unos días en el “Media Day” de
la selección española Sergio aseguraba su deseo de cumplir sus dos años de
contrato con el Real Madrid la afición blanca respiró aliviada. Los rumores de
su marcha a Brooklyn Nets parecían quedar definitivamente sepultados. Pero
nadie contaba con la oferta de unos Philadelphia 76ers necesitados de reforzar
el puesto de base con un jugador experimentado capaz de alimentar con balones a
sus prometedores y jóvenes pívots, Noel, Okafor y el esperado y “maldito” Joel
Embiid (aún no ha podido jugar un solo partido en la NBA a causa de sus
lesiones en el pie derecho, que ya le han hecho pasar dos veces por el
quirófano), además del alero Ben Simmons, número uno del último draft. El Chacho
se va a un equipo sin presión de obtener resultados inmediatos, en el que todo
lo que sea pasar de las 20 victorias será visto como un auténtico éxito (en las
últimas tres temporadas han ganado 19, 18 y 10 partidos respectivamente, con
descaradas pretensiones de “tankeo”, es decir, dejándose llevar en la mayoría de
partidos buscando una posición muy baja en la clasificación para obtener
mayores beneficios en la lotería del draft), en el que posiblemente sea el base
titular y juegue una cantidad importante de minutos y se codee en los primeros
puestos entre los repartidores de asistencias (donde esperamos que se siga
viendo a otro ilustre internacional español, Ricky Rubio) Lo hace con un gran contrato de ocho millones de dólares por una
temporada, tras la cual y como agente libre podrá valorar su futuro todavía con
31 años y varias temporadas de buen baloncesto por delante. Aunque la noticia
sea dolorosa para el madridismo no queda más que reconocerle agradecimiento por
todo lo hecho con la camiseta blanca y desearle suerte en su segunda etapa
NBA.
Poco, prácticamente nada, tiene que ver este Chacho
con aquel tímido veinteañero que desembarcó en Portland en 2006 recién
proclamado campeón del mundo con nuestra selección española. Era el jugador más
joven de aquel roster, y había sido elegido por Phoenix en la posición 27 del
draft de aquel mismo año junto a bases que acabarían destacando como Rajon
Rondo o Kyle Lowry. Su último curso en el Estudiantes había sido magnífico, promediando
10 puntos y 5 asistencias por partido con 19 años, y era uno de los grandes “prospects”
en su posición del baloncesto europeo. Ahora es sencillamente uno de los bases
que ha dominado el baloncesto continental en los últimos cinco años, gracias a
su “resurrección” en la que ha tenido mucho que ver un Pablo Laso que ve
torpedeada su línea de flotación y se ve obligado a reinventarse una vez más. Y
es que la sociedad de los “sergios” ha sido por encima de todos los demás
aspectos la que ha dotado de una personalidad más reconocible a este Real
Madrid que ha maravillado a Europa no sólo a base de títulos si no sobre todo a
base de juego. Llull se queda sólo como representante del juego desbocado y
vertical y el conjunto blanco obligado a buscar en el mercado una opción que
les haga mantener la competitividad y, a ser posible (esto más difícil) sea
capaz de adaptarse al juego que propone Laso. En ese sentido hay que recordar
que el primer año del Chacho en el Madrid, aún con Messina, promedia un
discreto 6.38 de valoración en liga regular, para subir a 10 en la primera
temporada a las órdenes de Laso.
Lo cierto es que Sergio Rodríguez debe ser
considerado por méritos propios una de las grandes leyendas del baloncesto
blanco de todos los tiempos. Seis años de servicios plasmados en 3 ligas, 4
copas, 3 supercopas, 1 euroliga y 1 intercontinental. Mejor pasador ACB la
pasada temporada y en la 2013-14. Miembro del Quinteto Ideal ACB en las tres
últimas temporadas. Jugador Más Espectacular de la temporada 2013-14. Miembro
del Quinteto Ideal de la Euroliga 2013-14 y MVP de la competición aquella
temporada. MVP de la Supercopa en 2013. Sólo Felipe Reyes y Sergio Llull pueden
presumir de tener un mejor palmarés con la camiseta blanca en los últimos 30
años de la sección de baloncesto del Real Madrid.
En efecto, mucho ha cambiado desde aquel lejano 2006
(hace justo diez años, buscando una cifra simbólica a la hora de elegir su
retorno a la mejor liga del mundo) en el que El Chacho jugó su primer partido
en la NBA. Entre otras cosas su cambio de look. De aquel jovencito pelado y
barbilampiño a su llamativa y poblada barba que ha paseado su magia por todas
las canchas de Europa durante esta década, y que ahora va a regalar su fantasía
a la ciudad del amor fraternal, una Philadelphia que quiere competir con el
Houston de James Harden a la hora de decir a los equipos rivales: “fear the
beard”.
MVP de la Euroliga, acrecentando su leyenda. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario