Una imagen ya habitual. Navarro y su familia recibiendo un homenaje. |
Como si del protagonista de la magnífica novela de
Richard Matheson (“I Am Legend”, 1954) llevada al cine hasta en tres ocasiones
(en realidad cuatro, si contamos la no acreditada adaptación de la infame
productora Asylum, “I Am Omega”) se tratase, Juan Carlos Navarro puede decir
eso de “soy leyenda” cada vez con mayor propiedad. Su último registro tiene un
peso descomunal para la historia del baloncesto: convertirse en el jugador con
mayor número de convocatorias para un partido con la camiseta de la selección
española absoluta de baloncesto. Nada menos que en 240 ocasiones su nombre ha
aparecido en el acta de un partido oficial del combinado nacional (jugando en
222 de ellos) Supera así las 239 convocatorias de Juan Antonio San Epifanio, el
gran icono baloncestístico español de la década de los 80, quien estuvo
presente en el homenaje realizado al escolta en el minuto 7 de partido (su
número habitual en la selección), al igual que su ex –compañero y actual
presidente de la FEB, Jorge Garbajosa, y su gran amigo y compañero de fatigas
Pau Gasol. Tampoco faltaron su mujer y sus hijas, una familia que ya se está
acostumbrando a participar en homenajes al cabeza de la misma, y es que la
cantidad de registros devorados por el insaciable exterior catalán es
descomunal. En Euroliga es el hombre record, máximo anotador histórico, jugador
con más partidos y más triples y canastas de dos convertidas (e intentadas)
También es el máximo anotador de triples de la historia de finales a cuatro
(junto a Holden) En su club de toda la vida, el Barcelona (sólo hubo aquel
paréntesis en Memphis, donde, como no, dejó, o al menos igualó, otro record, el
de triples anotados por un partido por un “rookie”, con sus 8 dianas ante los
Hornets de New Orleans… además de quedarse a sólo dos triples del record de
canastas de esa distancia anotadas por un novato durante una temporada),
también es el hombre record. Nadie ha jugado más partidos ni anotado más puntos
vestido de azulgrana.
Navarro llega a tan gigantesca cifra gracias a su
constancia verano tras verano con la selección absoluta después de su paso por
los inolvidables “juniors de oro”, ya que pese a su conocida y crónica fascitis
plantar que le tiene mermado en los últimos años, nunca ha conocido lesiones
graves. Debutó muy joven, con 20 años
recién cumplidos, en el verano de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 junto a
un Raül López posteriormente castigado por un calvario de conocidas lesiones.
Abanderó el cambio generacional que se haría evidente el año siguiente, cuando
en 2001 llegaban a la absoluta Felipe Reyes, Pau Gasol. Junto a los ya
consolidados Carlos Jiménez y Jorge Garbajosa y posteriores incorporaciones
como Rudy Fernández, José Manuel Calderón, Alex Mumbrú o Marc Gasol, nos darían
los años más dorados de nuestro baloncesto, un campeonato mundial, dos platas
olímpicas y un dominio incontestable en los campeonatos de Europa.
El de 2017 será el último torneo internacional de
Navarro con la selección de nuestro país. Una cita a la que llega envuelto en
críticas, mayores aún que el pasado verano cuando Scariolo contó con su
concurso en los Juegos de Río (donde en un rol muy secundario, hizo un buen
trabajo) Lo cierto es que el jugador aún sigue aportando, y máxime tras la
lesión de Llull su concurso parece necesario. El peso en la anotación exterior
recaerá principalmente en Abrines, San Emeterio, y un Sergio Rodríguez que
posiblemente coincida muchos minutos en pista con Ricky Rubio y con libertad para
mirar aro. Apostamos que Joan Sastre ganará la pelea a Rabaseda en la lucha por
el puesto de alero que queda libre, siendo Sastre otra buena garantía en el
tiro exterior, pero Navarro nos sacará de más de un apuro, que nadie lo dude.
No sólo Juan Carlos Navarro fue homenajeado anoche.
La Asociación de Baloncestistas Profesionales, presidida por Alfonso Reyes, no
se olvidó de cinco grandes jugadores que han puesto fin a sus carreras en la
cancha esta temporada. Prigioni, Nocioni, Montañez, Rejón y Jesús Fernández. El
baloncesto español sigue cuidando a sus héroes.
Prigioni y Chapu, dos de los homenajeados ayer. |
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