He dado cuenta durante el
pasado fin de semana de la lectura del libro de Antoni Daimiel “El sueño de mi
desvelo”, una especie de pequeña autobiografía sobre sus últimos 15 años en los
que se ha convertido en algo así como la voz oficial de la NBA en España. Casi
una celebridad. Tanto es así que su publicación ha supuesto un auténtico
bombazo editorial (mi ejemplar es ya una cuarta edición, y hablamos de una obra
que vio la luz en Mayo, apenas hace un mes)
Como digo lo leí durante el
pasado fin de semana, y de no ser por los rigores propios de los días de asueto
en los que hay que cultivar más cosas aparte de la lectura, diría que es un
libro de leer en una tarde. En un par de horas. Por un lado la obra no es nada
densa (no llega a las 200 páginas), y por otro está escrito con el ritmo y la
agilidad habitual del periodista manchego con lo que logra trazar un relato
ameno y bien construido que apenas decae en interés.
Vaya por delante que este no
es un libro estrictamente deportivo, sobre baloncesto, ni sobre la NBA. Tampoco
es una obra rica en erudición, más bien al contrario. Se recorren los últimos
15 años de la mejor liga del mundo a ojos de Daimiel y de su labor
periodística, lo cual por otro lado obvia muchos aspectos. Como se suele decir,
no están todos los que son, pero son todos los que están. Y los que están son,
sobre todo, los dominadores de la competición en esta última década y media,
desde Jordan a LeBron. Otro grueso importante de la obra lo contemplan, como
no, los jugadores españoles. Recordemos que cuando Canal + se hace con los
derechos para España de la NBA el nombre de Pau Gasol apenas era conocido por
los aficionados más concienzudos, como el de un adolescente con posibilidades
dentro de una generación en la que los mayores talentos se llamaban Juan Carlos
Navarro y Raúl López, y tras ellos Germán Gabriel y Felipe Reyes. Nadie podía
intuir que más de una quincena de años después el espigado jugador de Sant Boi
fuera a ser nuestro mejor baloncestista de la historia y el gran exponente de
nuestro país en una liga que cada vez mira con mejores ojos a nuestros
jugadores.
Pero como decimos este no es
un libro exclusivamente deportivo. Se agradece la sinceridad del autor, que
escribe, como diría un castizo, “a calzón quitao”. No se muerde la lengua ni se
le seca la pluma a la hora de repartir y criticar a grandes directivos y medios
de comunicación. Antoni reivindica una manera de entender y contar el deporte.
Un estilo en el que el rigor y la profundidad de conocimiento vayan acompañadas
de una cultura general (cine, música, etc) que pueda servir de ligazón para
ofrecerle un mayor atractivo al aficionado. Se habla de gente como Santiago
Segurola, de competiciones como la NCAA… en definitiva de ese deporte del otro
lado del Atlántico tan íntimamente unido a la cultura popular del siglo XX de
la que todos somos hijos. El rock’n’roll, el soul, el jazz, la buena comida
mejicana o las grandes hamburguesas. Todo ello aderezando siempre el mayor
espectáculo del mundo. La NBA. Ese universo deportivo cuya grandiosidad
empequeñece todo lo demás.
Pero como no podía ser de
otro modo, si hay una sombra que sobrevuela por las páginas del libro de manera
constante no es otra que la de nuestro querido “jugón” Andrés Montes. Ese
personaje de interiores tortuosos pero exterior luminoso que sabía “vender el
muñeco” como nadie. Sacado del submundo radiofónico deportivo de una pequeña
emisora como Radio Voz por Alfredo Relaño, quien supo ver en él a un showman de
las retransmisiones deportivas, la irrupción de Andrés Montes en la televisión
supuso un auténtico acontecimiento. Como una repentina explosión de júbilo en
un ámbito, el del deporte, apolillado por tantos años de maguregianos blues del
autobús y de furias de pacotilla. Alguien, en definitiva, capaz de hacernos
sentirnos felices con el deporte (“porque la vida puede ser maravillosa”, como
repetía constantemente) Y ese es el mayor valor por el que amamos el deporte,
celebramos las canastas, y cantamos los goles. Porque nos gusta ser felices. Y
así Andrés Montes y Antoni Daimiel configuraron una de las parejas más
inolvidables de la televisión de todos los tiempos. Tan distintos, pero tan
complementarios. Como los protagonistas de alguna “buddy movie” estadounidense.
Afortunados somos pues, de haberlo vivido, pese a las horas de sueño
sacrificado por el bueno de Daimiel. Todo sea por mantener vivo tan maravilloso
desvelo.
El sueño de los jugones |
Montes y Daimiel...esa retransmisión en el 6º partido del 98 es ya leyenda. Sin duda, ellos, junto a Jordan claro está ;-), son los que más han hecho por el baloncesto en general y la NBA en particular en España...pero de largo.
ResponderEliminarAhora cuando veo partidos NBA me aburro soberanamente, lo siento por los actuales profesionales, que algunos son muy buenos, pero ...
Bueno, Daimiel sigue en muchos... pero Montes era otra cosa, está claro... Cano Jr y José Ajero si que no me entran...
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