lunes, 27 de junio de 2016

SCARIOLO ESTRECHA LA LISTA





Nuestro seleccionador va dando forma a la lista definitiva



Con la Liga Endesa recién finalizada toca ir cambiando el chip de cara a los Juegos Olímpicos de Río, donde volveremos a depositar nuestras miradas en la mejor generación de baloncestistas españoles, quienes han sido capaces de hacer plata en dos Juegos consecutivos y plantar cara a unos Estados Unidos con sus mejores jugadores posibles. Parece que todo lo que no sea jugar de nuevo otra final ante los todopoderosos yanquis sea un fracaso, pero no nos malancostumbremos. La tercera final consecutiva sería una proeza extraordinaria y un broche final perfecto para la generación que más alegrías nos ha dado en nuestra historia, y sólo podría ser superado por, evidentemente, el oro. En Estados Unidos ya se han confirmado ausencias muy importantes (LeBron, Curry, Westbrook, Paul, Davis, Harden…), pero que nadie dude que un roster formado por jugadores como Paul George, Kevin Durant, Carmelo Anthony o Kyrie Irving son los máximos aspirantes de nuevo al oro olímpico. 



Por nuestra parte, y una vez conocida la renuncia de Ibaka a estos Juegos, una de las dudas habituales (Mirotic o Ibaka) queda definitivamente resuelta en favor del jugador de los Bulls. La otra gran duda es la presencia o no finalmente de Marc Gasol, recuperándose de su lesión al final del pasado curso y que le hizo perderse los play offs de la NBA. De momento Scariolo se cura en salud y en la preselección que ha dado esta misma mañana sólo hay cuatro bajas respecto a la lista de 24 que diera a comienzos de este mes: el citado Ibaka, Juancho Hernángomez (quien ya manifestara su deseo de ir a la Summer League de Las Vegas, pensando en su inminente desembarco en la NBA una vez seleccionado en 15ª posición por Denver) y Quino Colom y Joan Sastre. De modo que todavía habrá ocho ausencias de cara a la lista definitiva (no descubrimos nada diciendo que Guillem Vives, Pablo Aguilar, Alberto Abalde, Ilmaine Diop, Dani Díez o Pau Ribas tienen muy difícil estar en Río, en vista de que sus posiciones están cubiertas por hombres más habituales en nuestra selección… Willy Hernángomez dependerá de la decisión de Marc Gasol) 




PRESELECCIONADOS:   




JugadorPOSALTAÑOEquipo
-Ricky RubioBase1931990Minnesota Timberwolves (NBA)
-José Manuel CalderónBase1921981Chicago Bulls (NBA)
-Sergio RodríguezBase1911986Real Madrid (Liga Endesa)
-Guillem VivesBase1921993Valencia Basket (Liga Endesa)
-Sergio LlullBase1901987Real Madrid (Liga Endesa)
-Pau RibasEscolta1961987FC Barcelona Lassa (Liga Endesa)
-Juan Carlos NavarroEscolta1921980FC Barcelona Lassa (Liga Endesa)
-Alberto AbaldeEscolta2001995FIATC Joventut (Liga Endesa)
-Alex AbrinesAlero1981993FC Barcelona Lassa (Liga Endesa)
-Rudy FernándezAlero1961985Real Madrid (Liga Endesa)
-Fernando San EmeterioAlero1991984Valencia Basket (Liga Endesa)
-Dani DíezAlero2011993Unicaja (Liga Endesa)
-Víctor ClaverAla-pívot2071988Lokomotiv Kuban (Rusia)
-Nikola MiroticAla-pívot2081991Chicago Bulls (NBA)
-Pablo AguilarAla-pívot2021989Herbalife Gran Canaria (Liga Endesa)
-Felipe ReyesAla-pívot2041980Real Madrid (Liga Endesa)
-Marc GasolPívot2151985Memphis Grizzlies (NBA)
-Pau GasolPívot2151980Chicago Bulls (NBA)
-Willy HernangómezPívot2101994Real Madrid (Liga Endesa)
-Ilimane DiopPívot2101995Laboral Kutxa Baskonia (Liga Endesa)



Fuente cuadro preseleccionados: ACB.COM  




jueves, 23 de junio de 2016

TOCALA OTRA VEZ, PABLO






"¿Os ha gustado lo que habéis visto?"



Finaliza la temporada ACB con el Real Madrid repitiendo título liguero (primera vez en 22 años) y repitiendo doblete de Copa y Liga (primera vez en 30 años) Laso, cabeza visible de este proyecto reconocible y con un estilo de juego con una personalidad muy marcada, engrandece su leyenda y agota los calificativos. Lo decía anoche en los micrófonos de “El partido de las 12” de la Cadena COPE, espacio que en plena Eurocopa de fútbol tuvo anoche la gentileza de abrir su edición hablando de baloncesto. Y es que el baloncesto, no sólo el madridista, le debe a Laso el haber reenganchado a tantos aficionados gracias a una propuesta con unas características que a estas alturas ya son de sobra conocidas: posesiones cortas, circulación de balón rápida, ritmo de juego alto, constantes rotaciones, libertad ofensiva, presión defensiva a las líneas de pase, zonas mixtas en “diamante” con constantes ayudas de los interiores al exterior, y la reivindicación del viejo axioma del basket ochentero: defensa, rebote y contraataque. El final de temporada de los blancos ha sido en constante modo apisonadora. Un balance de 18-3 en los últimos partidos ACB, incluyendo liga regular y eliminatorias por el título. Sólo pierden tres partidos, uno por cuatro puntos en Murcia, otro por un punto en Valencia y otro igualmente por un tanto en Barcelona. En este periodo de 21 partidos llegan al centenar de puntos en cinco ocasiones, y a los 90 en 16. Rodillo de Primavera. 


Decía Pablo anoche que lo que buscaba cuando llegó al Real Madrid en ese verano de 2011 en el que cambió todo era hacer un equipo reconocible más allá de los títulos. Lo ha conseguido y además los títulos no han parado de llegar. Quizás han llegado precisamente por eso. Por ser fiel a un estilo de juego definido y no dudar jamás independientemente de que el balón entrase o no en el aro rival. Tampoco ha dudado de sus jugadores, pese a las críticas que han recibido durante toda la temporada los fichajes del pasado verano, especialmente Thompkins y Taylor. Finalmente han sido claves para la consecución del título liguero, el primero con esa clase y finura y maravillosa muñeca (sus números en estas finales son un escándalo: 1 de 1 en tiros libres, 12 de 14 en tiros de 2 y 5 de 8 en triples… prácticamente todo lo que ha lanzado ha acabado dentro, alcanzando la perfección anoche con 14 puntos sin fallo), el segundo con un encomiable sacrificio defensivo sobre rivales de distintas características, posiciones y tamaños, especialmente brillante su trabajo sobre Satoransky en el tercer partido. Tampoco ha titubeado Laso cuando ha tenido que dar minutos importantes a un adolescente como Doncic a lo largo de la temporada y participando casi diez minutos en un tercer choque que ponía el 2-1 en la serie. Tampoco ha habido marginación alguna respecto a Willy Hernángomez (pese a los insidiosos rumores) quien ha sido jugador de rotación en todos los partidos de la serie. A todos nos gustaría ver jugar más minutos a Willy, talento joven nacional y canterano, pero ha de entender que mientras tenga por delante a dos monstruos como Felipe y Ayón, y mientras Nocioni siga sacando el colmillo cuando llegan los momentos decisivos, su rol ha de ser el del cuarto jugador interior. Veremos si su impaciencia no provoca la tan cacareada marcha a los Knicks de Phil Jackson, donde por cierto no se encontraría con José Calderón, traspasado ayer mismo a Chicago junto a otros dos jugadores a cambio de Derrick Rose. 


Recordaba Pablo también anoche la eliminación europea ante el Fenerbahce, y como el reconocimiento del público del Palacio, puesto en pie y aplaudiendo al equipo pese a la derrota, lo consideraba un título más: el de conseguir que el aficionado disfrute con su equipo más allá del resultado, algo que parecería casi quimérico en un club tan acostumbrado a una exigencia brutal que a menudo le lleva a la frustración. Laso ha demostrado que ganar no lo es todo en la vida, o mejor dicho, que hay muchas maneras de ganar, no sólo en un marcador electrónico colgando de un pabellón deportivo. Y es que el tipo de emociones que transmite el Real Madrid de Pablo Laso  tienen que entenderse en planos que van mucho más allá del mero resultado. Hay una capacidad, que por otro lado va intrínsecamente unida al baloncesto (y debería ir unida a todo el deporte en general cuando es bien entendido), de emocionar con gestos y detalles que difícilmente podrá comprender quien utiliza este juego únicamente como un instrumento para desahogar complejos infantiles basados en el “ser superior al resto”. Cuando uno ve jugar a un tipo como Carroll, por ejemplo, no se tiene la sensación de ver a un jugador que masacra el aro contrario para aplastar al rival, si no para estar en paz consigo mismo. Recuerden aquello de “Yeisi es amor” acuñado por el cachondo “doppelganger” del entrenador vitoriano, Pablo Lolaso, un tuitero tan entregado a la causa lasista (acentuando la vena sarcástica) que resulta ya difícil distinguir a Laso de Lolaso, y el propio Laso, qué cachondo también es un rato, siempre ha visto con buenos ojos y jamás ha censurado la existencia de su gemelo travieso en las redes sociales.    




El palo de la temporada, la eliminación ante el Fenerbahce. El público no les abandonó.



Gestos y detalles como el de los dos entrenadores abrazados en el túnel de vestuarios tras el cuarto partido que daba el título a los blancos. Alejados de las cámaras (aunque finalmente fueron pillados) y sin pose ni artificio ninguno, dos colegas de profesión que se respetan mutuamente, y que viven realidades distintas, ya que mientras Laso está dando a su club algunos de los mejores años de su historia y las cinco temporadas consecutivas más exitosas en los últimos 30 años (una realidad que ya viviera Pascual con el Barcelona, cuando año tras año llenaba las vitrinas blaugranas de títulos… precisamente hasta que llegó Laso al Madrid), el exitoso ciclo de Pascual en Barcelona parece tocar a su fin, y es que una Supercopa en dos temporadas es un botín demasiado exiguo para un club con el presupuesto del azulgrana. Suena Jasikevicius como relevo en el banquillo. Cuando toque hacer balance de los años de Xavi Pascual los datos serán elocuentes: 4 ligas, 4 supercopas, 3 copas del Rey y 1 euroliga. 12 títulos en 8 temporadas y media (en su primer curso coge el equipo en Febrero) El balance es realmente brillante. Bien, pues Laso alcanza igualmente 12 títulos… pero sólo necesita 5 años para hacerlo. Pero hay un dato que da más mérito todavía a lo conseguido por el vitoriano: desde la llegada de Laso al Madrid, Pascual sólo consigue cuatro títulos. Laso cambia totalmente la tendencia y voltea una situación que otorgaba al Barcelona de Pascual un dominio indiscutible dentro del baloncesto español. 


Escribí hace años en este blog, con motivo de la salida de Joan Plaza del Real Madrid, que era una pena que no pudiésemos asistir a un periodo de rivalidad entre Madrid y Barcelona con Plaza y Pascual en los banquillos, quienes podrían llegar a revivir los míticos enfrentamientos entre Lolo Sainz y Aíto García Reneses. Poco podía imaginar que el futuro nos iba a deparar cinco años en el que los clásicos entre los dos grandes de nuestro baloncesto nos iban a traer duelos que deben guardarse en las videotecas, con una calidad de juego increíble, marcadores ajustados, finales taquicárdicos, y anotaciones de otra época (y alguna que otra paliza histórica, como aquel 100-62 que endosan los blancos al eterno rival en la Final Four europea de Milán en 2014) Y lo mejor de todo, cinco años de duelos al límite pero con una deportividad exquisita. Siempre recordaremos estas temporadas. Así se escribe la historia de nuestro baloncesto.


Historia que sigue escribiendo Juan Carlos Navarro. Ayer se convirtió en el máximo anotador histórico de los play offs superando a otro mito, Jordi Villacampa. El aplauso y reconocimiento del Palacio al capitán madridista fue otro de los hermosos detalles que nos deja esta final, sabiendo reconocer la importancia de una figura exponencial dentro de la mejor generación del baloncesto español, esa que nos da alegrías verano tras verano y que tiene otro exponente en el capitán madridista, un Felipe Reyes que también hace historia al convertirse en el jugador con mayor valoración total de la historia en play offs, superando de una tacada a quien era líder, Alberto Herreros (quien no para de celebrar títulos igualmente ahora como director técnico) y precisamente su rival y amigo Juan Carlos Navarro. Y es que el eterno Felipe se marcó un partidazo para rematar la fiesta madridista, 11 puntos y 4 rebotes, con un 60% en tiros de campo y 5 de 5 tiros libres para alcanzar esos 18 de valoración que le sitúan como el jugador que más ha rendido nunca en eliminatorias por el título. Parece increíble pensar que muchos madridistas llegasen a pedir su cabeza en una picota en la felizmente olvidada era Messina.    




La generación del 80



Pero si hablamos de partidazo y de números, nadie mejor que Sergio Llull, justo MVP de las finales después de que ayer dinamitase definitivamente las series con 21 puntos y 5 asistencias. Si Navarro o Felipe son leyendas de nuestro baloncesto, el menorquín lleva camino de superarlos a todos. Podría retirarse ahora mismo y hablaríamos ya de uno de los mejores palmareses de la historia de nuestro baloncesto: 4 ligas, 4 copas del Rey, 3 supercopas, 1 Euroliga y 1 Intercontinental, además de 4 oros continentales, 1 plata europea, 1 plata olímpica y 1 bronce continental en selecciones nacionales. 13 títulos y 7 medallas. Pero es que además de eso ha sido dos veces MVP de las finales, y una vez de la Copa, Supercopa e Intercontinental. Además ha estado dos veces en el Quinteto Ideal de la ACB, y una en el Segundo Quinteto de la Euroliga. Una trayectoria con la que soñaría cualquier jugador en el momento de su retirada… lo asombroso de todo esto es que hablamos de un tipo que tan sólo tiene 28 años.


Se habla de sinfonías “inacabadas” cuando por alguna razón u otra el autor la deja inconclusa, bien porque el tiempo que le ha sido concedido en vida toca a su fin, o porque abandona el proyecto para afrontar otros retos. En el caso del autor de esta sinfonía baloncestística, Pablo Laso, está inacabada porque nadie sabe dónde puede estar su techo. La única manera de quebrar este sueño cestista hecho realidad sería cometiendo el disparate de cesarle o poniéndole tantas trabas que fuera incapaz de hacer a gusto su trabajo. Cada año supone un desafío distinto que el vitoriano supera con brillantez. Realizando una mejor temporada regular que el pasado curso (en 2015 finalizan con balance 27-7, este año con 29-5), la fortaleza del Barcelona, encaramado a una primera posición que finalmente asegura gracias al average obtenido en Diciembre en el Palacio, hace que tenga que luchar por el título desde la segunda posición con factor cancha en contra. Por si fuera poco la derrota en el primer partido sacaba a la palestra una demoledora estadística a favor del Barcelona, y es que en 39 eliminatorias a cinco partidos en las que los blaugrana comenzasen ganando 1-0 con factor cancha a favor nadie les había logrado superar hasta la fecha. Ha sido en la 40 y ha sido el Madrid de Laso, que lleva a la sección de baloncesto madridista a ganar por primera vez en su historia unas finales con factor cancha en contra y remontando un 1-0. Por si esto no bastase, también había que luchar contra los fantasmas del pasado, y es que en 2012, en la primera final por el título de Laso, el guión parecía exactamente calcado al mismo con el que llegaban ambos equipos al partido de anoche. En aquella ocasión Marcelinho Huertas hundía la moral de los blancos con un triple a tablero sobre la bocina que daba la victoria por un punto al Barcelona en el Palau. El equipo de Laso se rehacía de manera asombrosa y pasaba por encima de los culés en los dos partidos siguientes. Con 2-1 en la eliminatoria y después de haber ganado el tercer partido por nada menos que 26 puntos (85-59) la euforia se apoderaba del conjunto madridista y de un entorno y una afición que prácticamente daban por segura la consecución del título para los blancos. Sin embargo los de Laso no supieron rematar la faena y Lorbek y Mickeal (además de los triples de C.J.Wallace en el cuarto partido y una exhibición de Fran Vázquez en el quinto) acabarían dándole el título al Barcelona de Pascual. Pero este Real Madrid es mucho más maduro y Laso, qué duda cabe,  mejor entrenador que hace cuatro años. Un técnico que ha derribado de un plumazo viejos dogmas baloncestísticos, como los que hablaban de la importancia del “extra pass”, el tiempo de posesión, el ganar títulos desde la defensa (“es imposible ganar títulos recibiendo 80 puntos”, mantenían algunos), o el tener que utilizar grandes torres en la zona para dominar el juego (¿de verdad hay alguien en el Real Madrid que pueda estar echando de menos a Ante Tomic?) 



Porque desde que se sentó a este piano, Pablo Laso no ha dejado de interpretar piezas de seda baloncestística, y ya saben lo que pasa con los músicos que no dejan de tocar. Cada día son mejores. Por eso nos encanta que sigan tocando.  





Abonados al final feliz.










lunes, 20 de junio de 2016

LEBRON JAMES Y LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA





LeBron  interpreta su mejor pieza





Cuando en 1913 Igor Stravinsky estrenó en Paris su obra más recordada, “La consagración de la Primavera”, la conmoción entre la audiencia fue tal que el público no ocultó su enfado con aquella obra innovadora y transgresora montando un gran revuelo en el teatro de los Campos Elíseos. Hablamos de cien años atrás, cuando la no existencia de redes sociales impedía linchamientos mediáticos y el crecimiento de la figura del “hater”, un personaje que suele “tocar de oído” y convierte en centro de su odio a figuras de las que en muchas ocasiones no sigue su carrera, o en caso de hacerlo lo realiza desde el prejuicio que le impide reconocer mérito alguno en el elemento escogido para desahogar sus frustraciones. Es el caso de LeBron James y su legión de “haters”, para quien no les valía ni sus cuatro veces MVP de temporada regular, ni sus seis finales de la NBA consecutivas (que significan tantos campeonatos del Este), ni sus dos anillos, ni haber llevado a Cleveland a las primeras finales de su historia, en 2007, con apenas 22 años de edad ya siendo líder del equipo y pasando por encima en las finales del Este de los Detroit Pistons de Billups, Hamilton, Prince y los Wallace quienes habían dominado su conferencia durante toda aquella década… hasta la llegada de LeBron. Tampoco valían sus constantes exhibiciones estadísticas, ni ser, aún con 31 años, el decimoprimer mejor anotador de todos los tiempos, ni dominar los play offs hasta convertirse en el cuarto mejor anotador de la historia en post-temporada, noveno mejor reboteador y tercer mejor asistente. No les valía que sea el jugador más completo y polivalente del momento, ni que sea el alero con mayor promedio de asistencias de la historia. Nada les valía. Ahora LeBron hace el más difícil todavía, remontando por primera vez en la historia unas finales que tenía 3-1 en contra y ante el equipo con mejor balance en liga regular de todos los tiempos. ¿Tardará tanto tiempo LeBron en ver reconocida la valía de su obra, la importancia de lo realizado, como Stravinsky con su vanguardista pieza musical? 


Larga vida al Rey LeBron. Siempre tiene que haber un Rey, amado u odiado, excesivo y soberbio. Elvis Presley o Mohamed Ali representaban como nadie estas figuras ególatras capaces de situarse en la cima de un mundo que parecía hecho a la medida para ellos. ¿Elegidos por los dioses? Puede ser, pero también es cierto que hablamos de personajes capaces de trabajar infatigablemente en su búsqueda de mejorar y perfeccionarse, hombres provistos de una férrea mentalidad y ética de trabajo. Particularmente me resulta difícil odiar a este tipo de personajes que finalmente acaban ofreciendo un espectáculo demoledor, porque ellos mismos son ya de por si un espectáculo.


Larga vida a un LeBron que recupera su corona, pero nos interesa también recordar a los “perdedores”. Entrecomillamos, porque no los consideramos como tales, pese a que ahora saldrán los resultadistas y ventajistas de turno a relativizar la increíble temporada de unos Golden State Warriors históricos. La derrota en estas finales para el recuerdo no empañan en modo alguno el apoteósico 73-9 con el que finalizaron la temporada regular regalando un baloncesto maravilloso a todos los aficionados noche tras noche. El problema de los resultadistas es que como sólo les interesa lo que pueda haber al final del camino, no saben disfrutar del trayecto. No es nuestro caso y desde aquí manifestamos nuestra devoción por la propuesta baloncestística de Kerr, por las diabluras de Curry, por la frialdad asesina de Thompson, por la capacidad para entender el baloncesto de manera global de Green, y en definitiva por la cantidad de recursos que hemos podido observar en la que, pese a la derrota, es la mejor plantilla NBA del momento.   





Sin título pero con record. 



La aplastante lógica de que “sólo puede ganar uno” no significa necesariamente que “el otro” deba ser considerado perdedor. Y creemos que después de esta temporada regular, de unos play offs brutales en los que Golden State remontaba el 3-1 con el que Oklahoma City les había puesto contra las cuerdas en las finales del Oeste, y tras siete partidos en la lucha por el anillo, éste es uno de esos casos en los que aun habiendo un solo ganador, no puede haber ningún derrotado.  


Y es que el séptimo partido por el título tuvo el guión que todos esperábamos con un partido igualado y no resuelto hasta los instantes finales. Tampoco es que podamos hablar de un partido para las videotecas, y es que sabedores de lo que se jugaban los protagonistas ofrecieron demasiadas imprecisiones y fallos en sus tiros. Jugadores como LeBron, Love, Smith, Curry, Klay Thompson o Igoudala, estuvieron todos por debajo del 40%. Estuvo mejor Kyrie Irving, con un 43.5%, pero sobre todo protagonista y héroe con un triple a falta de 55 segundos que rompía el empate a 89 que registraba el marcador en aquel momento y comenzaba a acercar el anillo a la sufrida ciudad de Cleveland, que por vez primera en su historia ve a su equipo como campeón de la NBA y rompe una maldición que duraba más de 50 años, desde que en 1964 los Browns ganaran la NFL. Desde entonces ninguno de sus tres equipos de las grandes ligas (Cavaliers en la NBA, Browns en la NFL, e Indians en la MLB) se había proclamado campeón de las mismas, la sequía de títulos más larga que jamás hubiera conocido una ciudad estadounidense. Cleveland deja de ser la ciudad maldita y LeBron se convierte en profeta en su tierra.    





Cleveland, por fin, celebra un título.



Y no fue un triunfo fácil, ya que pese a la igualdad de inicio (23-22 para Cleveland en el primer cuarto) un parcial de 2-11 para Golden State ponía el 42-49 antes de encarar el camino de los vestuarios. Había razones para el optimismo en Oakland, pese a que una vez más no aparecía el mejor Curry (definitivamente ha dado un rendimiento inferior al esperado), Green rendía sobradamente ante LeBron, tanto como para ser el mejor de su equipo con 22 puntos y 6 rebotes al descanso (finalizó con unos impresionantes 32 puntos, 15 rebotes y 9 asistencias, destacando sus 6 triples de 8 intentos, cuando en los partidos anteriores estaba lanzando con apenas un 30% de efectividad desde esa distancia) Sin realizar ninguna de las exhibiciones ofensivas de otras ocasiones, los Warriors se retiraban con un estupendo 10 de 21 en tiros triples, mientras que Cleveland no veía aro en ese aspecto: 1 de 14.  


Y apareció J.R.Smith. Con dos triples lideraba un parcial de 8-0 para empatar el partido a 54 después de que Klay Thompson, con cinco puntos, hubiera estirado la diferencia a 8. Y apareció Irving, con 12 puntos en este tercer cuarto para que su equipo llegase a mandar hasta por 7 puntos en el marcador, hasta que Green decidió proseguir su particular recital para los Warriors y los de Oakland le dieron la vuelta al resultado, llegando a irse con un punto arriba al acabar el tercer cuarto. 75-76. Vaya último cuarto nos esperaba. 


Un último cuarto en el que Cleveland volvió a sacar músculo y demostró que finalmente ha sabido tomarle la medida al mejor ataque de la NBA. Volvieron a dejar a Golden State en unos pírricos 13 puntos, y entre Irving y James anotaron 16 de los 18 puntos de su equipo en el acto final. Los otros dos los firmó Kevin Love, de esta manera haciendo su particular aportación al supuesto “big three” que como ya hemos explicado otras veces no es tal. En honor a la verdad Love, sin hacer un partido excelente, si aportó más en esta ocasión y se le vio más metido en el partido, sobre todo bajo tableros (9 puntos, 14 rebotes y 3 asistencias) Dentro de la alegría Cavalier, las dudas se siguen instalando en la figura del californiano, ¿carne de trade? Quien no tuvo dudas de sus posibilidades fue LeBron, fallón en el tiro durante los tres primeros cuartos, anotó once puntos en el último, con 3 de 7 en tiros de campo y 4 tiros libres de 5 intentos, uno de ellos para cerrar el partido con el 93-89 a falta de 10 segundos, después de que Irving rompiera el empate a 89 con un monumental triple frente a la defensa de Curry. Antes habíamos visto a LeBron poner un estratosférico tapón sobre Igoudala en una imagen que posiblemente sea futuro poster en las paredes de las habitaciones de muchos niños que tienen la suerte de estar creciendo viendo una de las mejores épocas de la historia de la NBA (y del baloncesto en general) El triple de Irving ponía a Golden State contra las cuerdas y Curry se la jugó sin éxito ante la buena defensa de Love en la ayuda exterior.  LeBron cerraría el partido con el comentado tiro libre tras una falta de Green que evitaba un matazo que hubiera significado otra imagen para la galería de unas finales inolvidables. Curry primero y Speights después de hacerse con el rebote al fallo de su compañero intentaron dos triples ya muy forzados pero el marcador no se movería del 93-89 final. El líder de los Warriors acabó con 4 de 14 desde la distancia de 3 puntos. En un jugador acostumbrado a anotar casi uno de cada dos intentos, su ineficacia en su mejor arma en el partido definitivo es otra de las claves de la derrota californiana.    





LeBron cerrando el paso.




Insistimos en que han sido unas grandísimas finales y así serán recordadas, suponiendo el segundo capítulo de una rivalidad que puede ir para largo si tanto Cleveland como Golden State mantienen sus bloques, aunque ya se escuchan rumores de una posible salida de LeBron, ejecutando una opción en su contrato, después de haberle dado el anillo a su gente de Ohio, y buscando presumibles nuevos retos, como podría ser el de reflotar a los antaño gloriosos Lakers. Ojo al verano que nos espera, con posibles movimientos de jugadores como Pau Gasol, Dwight Howard, Kevin Durant, Dirk Nowitzki, Dwayne Wade, DeMar DeRozan, Mike Conley, Al Horford, Jimmy Butler… y quién sabe si Lebron James… todo ello en vísperas de la firma del nuevo contrato televisivo y el incremento del tope salarial en las franquicias NBA. Esperan meses turbulentos en las franquicias de los general managers de la mejor liga de baloncesto del mundo… pero esa es otra historia. La historia de un verano posterior a la particular consagración de la Primavera de LeBron James, quien ni que decir tiene que ha sido elegido de manera unánime MVP de las finales, después de firmar un triple-doble en el partido decisivo (27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias… y no olviden sus 3 tapones) y promediar unos escandalosos 29.7 puntos, 11.2 rebotes, 9.4 asistencias, 2.5 robos y 2.2 tapones por partido en las finales, dominando todas las categorías estadísticas individuales. No se froten los ojos, no es ciencia-ficción, es la realidad.  





...pero sigo siendo el rey... 


sábado, 18 de junio de 2016

EL REAL MADRID MUERDE EN EL PALAU



Llull asiste a la exhibición de su compañero Ayón




1-1 en las finales de Liga Endesa después de que el Real Madrid rompiese el factor cancha en el segundo partido, y a punto estuvo incluso de hacerlo en un primer partido monumental por parte de ambos equipos. Monumental fue igualmente la reacción madridista dos días después haciendo otro auténtico partidazo en el Palau. La diferencia estuvo en el equipo de Pascual en este caso, incapaz de seguir el demoledor ritmo ofensivo de los de Laso.



Un ritmo ofensivo que si ofreció el Barcelona en el primer partido, con una salida desbocada (14-4 mediado el primer cuarto, con dos triples de Doellman) que contrarrestó Rudy Fernández desde el banquillo. Dos triples consecutivos del mallorquín y cinco puntos de Llull llevaron el partido al 22-22 con el que finalizaba el primer acto. El intercambio de canastas no decayó en el segundo cuarto, si no que incluso se incrementó, con Doellman continuando con su exhibición desde el triple (finalizó con 19 puntos y 6 de 8 en triples) y Carroll respondiendo por los madridistas. 47-48 a favor de los blancos para irse al descanso.



Un renacido Navarro tomó el mando de las operaciones en el tercer cuarto, y el Barcelona tomó pequeñas ventajas de cinco y seis puntos, pese a la resistencia de Carroll. Con 80-75 comenzaría un acto final en el que continuaba la locura anotadora. Un tiro libre anotado por Samuels ponía al Barcelona seis arriba comenzando el cuarto, pero el Madrid reaccionaba con un 0-9, y a partir de ahí ya no se iría del partido, hasta llegar a ese final de locura a cara o cruz en el que los de Laso vuelven a perder un encuentro sobre la bocina. Los locales disponían de una última posesión de 14 segundos con un punto abajo. Ayón cerraba el camino de Navarro con un tapón, pero los blancos no lograban controlar la recuperación del balón, botando en la línea de fondo y tras “instant replay” siendo otorgado al Barecelona con sólo 3 segundos en el marcador. Navarro se encarga del saque y vuelve a tener la bola al recibir de Tomic, Llull se encarga de la marca del escolta catalán, que ante la aparición de Ayón consigue ver a Perperoglou, de quien en principio se encargaba Maciulis, increíblemente solo. El griego recibe y anota contra la tabla. Genialidad de Navarro e indecisión defensiva madridista, Primer punto para los blaugrana en otro clásico para las videotecas.    





Perperoglou, héroe en el primer partido.




No se dejo sorprender de salida el Real Madrid en el segundo partido, más bien fue al revés y el Barcelona fue el equipo desarbolado ante el fortísimo ritmo impuesto de salida por el rival. Pascual, pese a la victoria en el primer partido, fue fiel a su filosofía de ataques largos y a ser posibles balones al hombre alto (Tomic, suyos fueron tres de los cuatro primeros lanzamientos barcelonistas), mientras el Real Madrid intentaba volar sobre el Palau. Los de Laso mandaron desde el primer partido y Llull entró en éxtasis. Con 13 puntos anotados antes de irse al banquillo y cometer su segunda falta personal dinamitó el partido, pese a quedar más de 30 minutos. Enorme. Los primeros diez minutos dejaban un concluyente 11-27 en el marcador, recordando el partido visto horas antes entre Golden State y Cleveland (11-31 en aquel caso, pero con dos minutos más, lógicamente) Igual que en el sexto partido de las finales NBA, este segundo de las finales ACB fue sentenciado en el primer cuarto. A partir de ahí el Barcelona se dedicó a intentar meterse en el partido, recortando diferencias en los dos cuartos siguientes e incluso llegando a ponerse a seis puntos (43-49) mediado el tercer acto tras triple de Navarro. Perperoglou, el mejor de los locales, volvería a acercar esa diferencia (45-51) y finalmente los de Pascual finalizarían el tercer cuarto con un 58-66 que les hacía concebir esperanzas de remontada. Pero el Real Madrid no estaba por la labor, y con un enorme trabajo bajo tableros de Reyes y Ayón impidió cualquier conato de rebelión blaugrana, manteniendo y estirando las diferencias hasta los 20 puntos finales. Tremendo lo del pívot mejicano del Real Madrid. Ha realizado una temporada magnífica, pero es que ha llegado a los play offs incluso en mejor estado de forma. 19 puntos sin fallo en tiros de campo (9 de 9 canastas de 2), 6 rebotes y 2 tapones. Una losa para el Barcelona. Llull dinamitó el partido de inicio (finalizó con 20 puntos y 4 asistencias), pero cuando el rival intentó meterse en el partido se encontró una y otra vez con el Titán de Nayarit cercenando cualquier posibilidad de éxito local.



El Real Madrid deja el Palau con estupendas sensaciones. Ganando un partido de manera contundente y perdiendo otro por un pequeño detalle defensivo. Llull y Ayón sostienen al equipo, pero la coralidad sigue siendo elemento clave en la filosofía de Laso. Ningún jugador ha llegado a los 30 minutos en pista por partido. Ayón, con 28 en el segundo partido, es quien más tiempo ha estado en pista por parte de Laso, y con una media de 26 en ambos partidos (la misma media que Llull) Doellman con 29 por partido, y Perperoglou con 28, los más usados por un Pascual que rota menos. Estadísticamente destaca Llull con sus 17 puntos por partido (Doellman con 14 lidera al Barça) Tomic gana en los rebotes con 6.5 por choque, mientras que Ayón captura 6 para los de Laso. En estadísticas vuelve a brillar Llull, con nada menos que 7 por partido, mientras que Satoransky reparte juego para los de Pascual con 4.5 por partido (destacan también las 8 de Tomic en el primer partido, quien rozó el triple-doble con 14 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias)




Buen arranque de las finales. No están decepcionando, pese al escaso interés que parecen suscitar en plena Eurocopa futbolística. Y es que en ese sentido poco ayuda el calendario escogido con ningún partido en fin de semana. Todos en días laborables. Un tremendo error por parte de la ACB.  





Laso, fiel a sus principios en las finales.





viernes, 17 de junio de 2016

NO SURRENDER






El mejor duelo del mundo.




Aquí no se rinde nadie. Es la conclusión que se extrae después de seis partidos de unas finales NBA que definitivamente si están siendo lo que esperábamos, e incluso superando las más altas expectativas. Quien nos lo iba a decir cuando tras los dos primeros partidos disputados en el Oakland la sensación de superioridad de los californianos era tan abrumadora que incluso la posibilidad del “sweep” se barruntaba entre los aficionados. Las dos victorias consecutivas de LeBron James y compañía nos llevan a un deseado séptimo partido pleno de interrogantes, y es que anímicamente Cleveland, el equipo que viene desde atrás, parece llegar en mejor forma a pesar de los minutajes en las piernas de LeBron e Irving y lo escaso de su banquillo, por otro lado la historia sigue jugando a favor de Golden State, con factor cancha y conscientes de que en toda la temporada nunca han perdido tres partidos seguidos (de hecho tampoco habían perdido dos seguidos hasta las respectivas finales de conferencia y por el anillo) Y, que caray, que hay que admitir que tienen mucho mejor equipo que los de Ohio. 


Pero Cleveland no se rinde. LeBron se convirtió en un equipo de demolición desarbolando de salida a unos Warriors erráticos y apáticos a pesar del mejor Curry (limitado por las faltas, Kerr pronto prescindió de él en el primer cuarto) Aunque si hablamos de faltas, peor es lo de Kevin Love. Con dos consecutivas en apenas los dos primeros minutos del partido, y una tercera (inexistente) sobre el reaparecido Green comenzando el segundo cuarto, una vez más estuvo ausente del cada vez menos Big Three. Ya no es lo que aporte o deje de aportar, es que además está totalmente gafado. No parece importarle a Tyronn Lue, de hecho como ya comentamos en el tercer partido, se diría que incluso la “ausencia” de Love en estas finales le ha venido bien a Cleveland, con un Tristan Thompson reivindicándose tanto o más que en las finales de 2015 (otro doble-doble, con 14 puntos y 16 rebotes) y Richard Jefferson quitándose años de encima. Los locales pasaron por encima de su rival merced a una brutal salida para cerrar un cuarto demoledor cuyo resultado lo dice todo: 11-31. Súmenle a esto que los Cavaliers dejaron a los Warriors en tan sólo 13 puntos en el último cuarto tras asaltar el Oracle en el quinto partido. Es decir, han conseguido dejar en 24 puntos en 24 minutos a la mayor maquinaria anotadora de baloncesto del planeta. 


A partir de esa diferencia de salida, Golden State se dedicó a sobrevivir, con el gran trabajo fundamentalmente de dos hombres: Draymond Green, atrás, y Curry, adelante, en su versión MVP (30 puntos… pero sólo una asistencia, señal de la escasa aportación colectiva anoche de los habitualmente corales Warriors) Incluso llegaron a ponerse a 8 puntos comenzando el último cuarto tras un triple, como no, de Curry. Cleveland no se rinde, pero Curry demostró esa manera de líder de quien tampoco da un partido nunca por partido. Estas finales están siendo una prueba de fuego para todos los jugadores, llevándolos a extremos emocionales en los que vimos incluso al dos veces MVP lanzar un protector bucal contra un espectador (no quiero imaginar si llega a ser LeBron) En honor a la verdad hay que reconocer que el genial base de Akron enseguida se dio cuenta de su error y pidió disculpas al aficionado. Gesto deportivo tras el calentón, y a buen seguro que el espectador del Q Arena quedó encantado de poder vivir una anécdota así con Curry. Límites emocionales de unas finales que van a pasar a la historia, seguro.     






Curry cabreado. Se confirma que es humano.



Sintiendo el aliento de Curry en el cogote, LeBron remató una actuación absolutamente descomunal durante todo el partido pero que directamente agotó los calificativos en el último cuarto. Canastas de todos los colores, asistencias a Tristan Thompson que el pívot Cavalier aprovechó para levantar al público de las gradas hundiendo el balón para abajo, y una extraordinaria actividad defensiva atrás que alcanzó su punto culminante con un tapón a Curry con miradita incluida. ¡Qué finales nos están regalando estos dos cracks! 


La leyenda de King James se sigue acrecentando, 41 puntos, 8 rebotes, 11 asistencias, 4 robos y 3 tapones. Domina todas las categorías estadísticas en estas finales. Es el jugador que más anota, rebotea, asiste, recupera y tapona de todos los jugadores de ambos equipos. ¿Han pensado alguna vez cómo sería el jugador perfecto, el jugador creado por un videojuego? LeBron James es la respuesta. No puede haber mayor injusticia que juzgarlo sólo por las finales perdidas, cuando le estamos viendo liderar una remontada en la que sólo él parecía creer. Si siguen teniendo dudas sobre el tipo de jugador del que estamos hablando quédense con este dato: tiene el mejor promedio anotador de la historia en partidos de play offs en los que su equipo está obligado a ganar para no caer eliminado.


Y es aquí nadie se rinde. Un LeBron superlativo que apaciguó la amenaza de remontada rival con otra actuación para la historia. Un Curry echándose el equipo a la espalda en los peores momentos, con Igoudala tocado (incluso hubo de retirarse varios minutos a los vestuarios) y Bogut definitivamente KO tras su lesión en el quinto partido.    


Nadie se rinde. Como Craig Sager, mítico periodista deportivo que lucha contra la leucemia desde 2014 y a quien le han dado seis meses de vida. Estuvo en el sexto partido invitado por la ESPN y se llevó las mayores ovaciones de la noche. El público de la NBA no olvida a quienes les transmiten lo que pasa en la cancha. Otro detalle del que posiblemente deberíamos aprender por aquí. Sager ha dicho que piensa destrozar todos los pronósticos sobre su esperanza de vida.


Enormes finales. Ya poco importa quien gane el séptimo partido. Lo hermoso de verdad es comprobar que nadie se rinde.  







Craig Sager, otro luchador.Su lucha particular es la más importante.





martes, 14 de junio de 2016

DOS HOMBRES Y MEDIO




El esfuerzo en un fichaje que ya no hace tanta gracia.




La expresión “Big Three” se utiliza muy a menudo en la NBA para referirse a tríos estelares que conforman la columna vertebral de un equipo. Boston tuvo el suyo para acometer la conquista de su último anillo cuando a Paul Pierce se le unieron Kevin Garnett y Ray Allen. San Antonio ha basado sus éxitos, hasta la irrupción de Kawhi Leonard, en el lustroso trío formado por Duncan, Parker y Ginobili. Chris Bosh y LeBron James marcharon a Miami donde Dwyane Wade les esperaba con los brazos abiertos para ganar dos anillos, y finalmente con el regreso de LeBron a Cleveland, donde jugaba Kyrie Irving, y la llegada de Kevin Love, se comenzó a hablar del nuevo gran Big Three de la liga (sin ser conscientes de que en Oakland se estaba formando uno más poderoso, y creado desde el draft: Curry, Thompson y Green)



Pero no hay Big Three más falso que el actual de los Cavaliers, ya que como si se tratase de la famosa telecomedia protagonizada por Charlie Sheen, más que un Big Three lo de Cleveland parece “dos hombres y medio”, debido al nulo rendimiento de un Kevin Love quien sea cual sea el resultado de estas finales va a quedar totalmente señalado como un jugador incapaz de aportar a la hora de aspirar al título. Quizás estemos siendo demasiado crueles con un jugador que nos fascinaba en Minnesotta y al que dedicamos una bonita entrada hace unos años, pero es que hablamos de luchar por el anillo, esa línea que separa a los buenos jugadores de los elegidos para la gloria. A los perdedores de los ganadores. Si LeBron pensaba que su proyecto para aspirar a su tercer título de campeón pasaba por Kevin Love, se había equivocado de pleno. En lugar de eso, y con uno de los peores banquillos que se recuerdan en unas finales de la NBA, los de Ohio se encomiendan a sus dos grandes figuras, Irving y James, apoyados por un jugador con mucho menos nombre que Love pero mucho mayor rendimiento e importancia como es Tristan Thompson (ayer de nuevo descomunal con 15 rebotes, 3 de ellos en ataque) Si pudiera hablarse de un Big Three en Cleveland sería contando con Thompson, no con Love. 



Lo cierto es que vimos el mejor partido de la serie, con una primera parte para enmarcar plagada de aciertos ofensivos y buen baloncesto. Un marcador igualado, pequeños parciales sin que ningún equipo se despegase, y un extraordinario Klay Thompson poniendo sobre la mesa su candidatura a MVP de las finales (26 puntos al descanso, acabó con 37) Claro que LeBron James no le iba a la zaga y se iba a los vestuarios con 25. Irving, más “discreto”, “sólo” había anotado 18. Una orgía anotadora representada en ese empate a 61 (la anotación más alta en un partido de las finales desde 1987) que dejaba las espadas en todo lo alto, por mucho que por el bando de Cleveland sólo dos jugadores pareciesen blandirlas (al margen del mencionado Tristan Thompson, limitado de cara al aro, pero hiperactivo en el trabajo reboteador) 



El tercer cuarto sería de Kyrie Irving, desde la primera acción en la que saca un 2+1 frente a Andrew Bogut, quien por otro lado no tardaría en retirarse lesionado tras darse un tremendo costalazo al intentar taponar una penetración de J.R.Smith. Sin Green y sin Bogut Kerr apostó por un quinteto de “bajitos” con Harrison Barnes como falsísimo pívot. Fueron unos minutos de desconcierto warrior con el extraño quinteto Curry-Livingston-Thompson-Igoudala-Barnes que Irving y LeBron aprovecharon para abrir brecha en el marcador y conseguir unas diferencias de 6 u 8 puntos, que estiraron hasta los 9 definitivos con el que finalizó el tercer cuarto. En el acto final no sólo mantuvieron las diferencias si no que fueron capaces de aumentarlas ante el desacierto del rival y con la buena defensa visitante. Tan sólo 13 puntos fueron capaces de anotar los de Kerr en los últimos 12 minutos. Unos Golden State con la pólvora mojada. Anotaron 14 triples, cierto, pero necesitaron 42 intentos para ello.




Cleveland se mantiene con vida y LeBron sobrevive al efecto Igoudala. Esta vez la defensa de Iggy no fue suficiente y King James deja otra exhibición para la historia (41 puntos, 16 rebotes, 7 asistencias, 3 robos y 3 tapones) junto a su colega Irving (41 puntos y 6 asistencias, con 5 de 7 en triples) Es la primera vez que dos jugadores del mismo equipo llegan a los 40 puntos en un partido de las finales de la NBA. Una burrada que ejemplifica la realidad y las limitaciones de estos Cleveland en los que sus dos mejores jugadores siguen jugando por encima de los 40 minutos por partido. No hablen de Big Three… son dos hombres y medio.  






Well done, bro!




lunes, 13 de junio de 2016

Y POR FIN APARECIÓ EL MVP





La ley del MVP



Se le esperaba. Y apareció. Vaya si apareció Stephen Curry en las finales para, en el cuarto partido de la serie, dinamitar el Quicken Loans Arena con una de esas actuaciones superlativas a las que nos tiene malacostumbrados. 38 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 2 recuperaciones. El MVP de las dos últimas temporadas confirmó su presencia en la lucha por el título. En los tres partidos anteriores, su máxima anotación “sólo” había sido de 19 puntos, muchos de ellos anotados cuando el partido ya estaba resuelto para Cleveland en la paliza del tercer choque. En el cuarto anotó el doble. 7 triples como 7 puñales acompañando la tormenta de 17 canastas de tres puntos con las que los Warriors destrozaron a su rival para sentir ya el segundo anillo consecutivo rozando sus dedos. 17 triples que suponen un nuevo record en un partido de finales. Los de Steve Kerr siguen devorando registros. 



Fue, no obstante, el partido más igualado de la serie. Igualdad y constantes cambios de liderato en el marcador, y un duelo Irving-Curry en su máximo esplendor. El de Akron fue el mejor del partido, pero el base Cavalier dejó otra exhibición con 34 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias, 3 robos, e incluso un espectacular tapón sobre Stephen Curry. Fue el duelo del partido, y si los Cavs mantuvieron opciones de victoria durante gran parte del choque fue gracias al inmenso partido de su base, pese a que el cansancio se hizo evidente en unos minutos finales en los que ante la brecha que comenzaba a abrir Golden State, Irving tomó alguna mala decisión en ataque. Otro duelo electrizante, aunque no tanto por la calidad del mismo como por la dureza con la que se emplearon ambos jugadores, fue el que mantuvieron LeBron James y Draymond Green. Tanto es así que la NBA ha actuado 48 horas después del partido para suspender a Green de cara al partido por una acción en la que golpea el vientre de James, y el propio James ha sido castigado con una técnica. Lo cierto es que Green se está ganando una fama de jugador duro y violento en estos play offs que no recordábamos desde los tiempos de Mahorn y Laimbeer en Detroit. Además de su dureza en el contacto físico, se ha convertido ya en uno de los reyes del “trash talking”. Un “arte” que permite todo tipo de rumorología, ya que raramente se llega a saber qué es que lo se dicen los jugadores en la cancha, pero la insinuación de LeBron refiriéndose a una “pasada de la raya” de Green sobre la condición de padre de familia de King James da que pensar. Tanto o más que en aquel famoso cabezazo de Zidane a Materazzi.    





Irving contra Oakland y resto del mundo.




El incendiario Green volvió a ser una vez más el termómetro anímico de unos Warriors que demostraron de nuevo su superioridad basándose en la excelencia del juego exterior y su extraordinaria intensidad defensiva. Convertidos en bosques de manos y piernas, lograron que LeBron, pese a sus 25 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias, no se sintiera cómodo en ataque, y sólo un estratosférico Irving mantenía con vida a Cleveland. Reaparecía Kevin Love, y nuevamente su aportación volvió a ser poco trascendente (11 puntos y 5 rebotes, y problemas en la defensa a los pívots rivales, incluso con Varejao, quien en apenas 4 minutos capturó 3 rebotes ofensivos vitales para su equipo) Al menos Lue fue valiente y mantuvo a Jefferson como titular, pero Kerr sigue yendo varios pasos por delante y probando más cosas (apareció James McAdoo por primera vez en las finales para contribuir a la labor de desgaste sobre LeBron) Igoudala de nuevo fue el factor decisivo, no sólo por sus 10 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias, sino porque con él en pista Golden State realizó su mejor baloncesto, los mejores minutos del último cuarto en los que los Warriors sentenciaban el partido y casi podríamos decir que la serie. Hay un dato definitivo sobre Igoudala, y es que en el partido más disputado de la serie, su balance +/- registra un contundente +15, superior al resto de jugadores que estuvieron en la pista a disposición de ambos entrenadores.   




Decepcionantes finales debido a la clara superioridad californiana. Una superioridad que también fue muy manifiesta en las finales de la pasada temporada ante unos mermados pero voluntariosos Cavaliers. Pero el menos al finalizar el cuarto partido la serie registraba un empate a dos victorias para cada equipo. Queda sólo por dilucidar en que momento los de Ohio doblarán definitivamente la rodilla, y dado además el desgaste sometido en sus principales hombres (LeBron e Irving especialmente), se intuye que bien puede ser la próxima madrugada, pese a la ausencia de Green. Con tan poca emoción sobre la franquicia ganadora, la mayor incertidumbre parece ser la de quien se coronará como MVP de las finales. Curry hasta el cuarto partido no ha estado a su nivel, pero otra exhibición como la del segundo partido en Cleveland le podría hacer merecedor del galardón. Green, tras la descalificación, parece descartado. Igoudala, pese a la poca exuberancia estadística, debe ser tenido en cuenta por todo lo comentado en el anterior párrafo. Klay Thompson tampoco está a su mejor nivel, pero al menos demuestra cierta regularidad. Lo cierto es que se hace difícil apostar quien será considerado jugador más valioso de estas finales. Irving y LeBron, lógicamente, serían máximos candidatos a ello en caso de la improbable remontada Cavalier. Pero en caso de producirse tal proeza lo de menos sería el MVP, ya que merecerían por lo menos una estatua en el medio del Q Arena y las llaves de la ciudad de Cleveland.     





Y si no, nos enfadamos...