Concluimos nuestro repaso a
los grupos del próximo Eurobasket de Eslovenia echándole un vistazo al Grupo D,
el más fuerte junto al B, aunque ninguno de ellos tampoco puede llegar a
considerarse “grupo de la muerte”. En un torneo con 24 selecciones nos
encontraremos con una gran competitividad media, pero también con grandes
diferencias desde el principio en casi todos los grupos. Podría ser también el
caso del D, donde a priori Rusia, Grecia y Turquía parecen muy superiores al
resto. El interés puede radicar en ver si Italia da por fin ese paso adelante
que muchos aficionados llevan esperando, después de una larga travesía por el
desierto, ausentes de Mundial y Juegos Olímpicos y finalizando en 17º posición
en el pasado Eurobasket de hace dos años (hace cuatro ni se clasificaron) El
otrora brillante baloncesto transalpino sigue instalado en una hipotética
segunda división del basket continental. Para quienes tenemos cierta edad y
recordamos las brillantes generaciones de baloncestistas italianos con los que
crecimos, resulta un tanto duro verles no levantar cabeza.
Stallone Belinelli, la esperanza italiana. |
Y no lo tendrá fácil tampoco
en esta ocasión el combinado de Simone Pianigiani (uno de esos entrenadores a
mi juicio de prestigio nominal por encima de los méritos contraídos), sin dos
de sus grandes figuras, Bargnani y Gallinari, toda la presión y responsabilidad
recaerán sobre Marco Belinelli y su excelsa muñeca. Un tanto decepcionante en
el Europeo de Lituania (28% en triples), la “azzurra” necesita de la mejor
versión del nuevo tirador de los Spurs. A su lado mucho clásico (Datome, Poeta…
cestistas ambos con buena mano… el interior Gigli… el alero Mancinelli), junto
a jugadores en progresión como Aradori, y sobre todo la esperanza puesta en dos
jóvenes “prospects” que dejaron muy buena impresión en el Europeo Sub20 de
Bilbao: el forward Nicoló Melli (una especie de David Lee a la europea), y
sobre todo el escolta Alessandro Gentile (hijo del mítico Ferdinando), quien ya
es una de las estrellas de la Lega a sus 21 años y cuyo carácter competitivo
recuerda la mejor tradición de baloncestistas transalpinos. Tendrán difícil el pase
de ronda, pero deberían estar en la pelea.
Y si tendrán difícil el
avanzar a la segunda fase es porque, como decimos, tendrán enfrente a tres
selecciones con entidad suficiente para pelear por los metales. Es el caso de
la siempre correosa Grecia, que busca dar un cambio de imagen con el debut del
técnico italiano del Unics Kazan Andrea Trinchieri en el banquillo heleno.
Spanoulis, como no podría ser de otro modo, santo y seña. El duro pero técnico
Bouroussis será la referencia interior. Printezis y Pananikolau, aleros todoterreno.
Zisis, la sobriedad. Vasileiadis y Bramos, las metralletas. Fotsis, la clase.
De modo que a pesar de las bajas (Koufos, Schortsanitis, Calathes… y ya la
conocida retirada de Diamantidis), candidatos a todo.
Rusia es otro combinado que
siempre entra en los pronósticos. Tras su exitosa etapa con David Blatt al
frente de la dirección técnica (oro y bronce en los europeos 2007 (sigh) y 2011
respectivamente, bronce en los pasados Juegos Olímpicos de Londres), afrontan
una nueva era que, tras un breve pero tumultuoso paso de Fotsis Katsikaris por
el banquillo ruso, presenta al ex –jugador Vasily Karasev (base de longeva y
exitosa carrera durante las dos últimas décadas) como jefe del cotarro. Le
tocará lidiar ilustres bajas, empezando por el líder natural del baloncesto
ruso, Andrei Kirilenko. Tampoco estarán los pívots Sasha Kaun ni el NBA Timofei
Mozgov. Otra ausencia es la del alero Viktor Khryapa, todo un clásico en las
convocatorias de Blatt. De modo que llegarán a Eslovenia sin el brillo de
pasadas citas, y esperando que el combo-guard Alexey Shved explote
definitivamente y de un paso al frente. Talento tiene a raudales, ahora hay que
ver si también es poseedor de eso que se conoce como “madera de líder”. Monya
seguirá siendo el gran especialista defensivo y anotador ocasional. El tiro
exterior tiene nombre propio en el letal Vitaly Fridzon. El ala Dmitry Kulagin,
de la generación del 92, será una de las caras jóvenes junto al prospect Sergey
Karasev, un espectacular alero de 19 años y muñeca prodigiosa que la próxima
temporada dará el salto a la NBA vistiendo la camisola de los Cleveland
Cavaliers. Por otro lado siguen siendo una selección con mucho físico y
centímetros, con los 215 centímetros del veterano Savrasenko (quien había
anunciado su retirada) como torre. El intenso y peleón Semen Antonov debería
ser otro de los fijos para jugar por dentro, aunque no ha participado en los
últimos amistosos, incluyendo la soberana paliza de 31 puntos que les inflingió
Lituania la pasada semana. En definitiva, una Rusia venida menos, pero con la
obligación histórica de pelear por medallas.
El joven Karasev levantando expectación. |
Turquía es el tercer gallo
del grupo. Un país que ha dado excelentes baloncestistas en los últimos
tiempos, sobre todo interiores, pero que no acaba de encontrar la química
necesaria para las grandes citas, a excepción de si actúan como locales
contagiados del ardor de los graderíos. El mayor ejemplo es un jugador tan
genial como indolente cual es Hedo Turkoglu, un “point-forward” (ese tipo de
aleros con tendencia a subir y amasar la bola como si fuera un base) multiusos
con grandes recursos ofensivos y buen físico para defender y rebotear, pero
cuya carrera no ha estado a la altura de lo esperado sobre todo en relación a
sus contratos. Ilyasova es el otro gran nombre, convertido ya en un jugador NBA
relevante tras una buenacarrera en Milwaukee Bucks (13.2 puntos y 7.1 rebotes
por partido en su última temporada) con sus 208 centímetros seguirá jugando
prácticamente de todo menos de base y haciendo estragos a ambos lados de la
cancha (y pensar que en su etapa azulgrana algunos “aficionados” lo bautizaron
“Ilyasobra”) Emir Preldzic completa el trío de aleros “all around players”
turcos. Otro jugador que con 2.05 es capaz de jugar de base y de lo que haga
falta. Con estos tres jugadores tan imprevisibles Turquía será uno de los
rivales más incómodos del campeonato. Tampoco faltarán especialistas como el
tirador Omer Onan, un peligro desde el 6.75. Ender Arslan llevará la batuta si
llega a tiempo tras su lesión en el talón de Aquiles (no estará en esta ocasión
el veterano ex –madridista Tunceri) Y
por dentro, como siempre, una batería de hombres altos sencillamente temible:
Savas, Erden y Asik, todos por encima de los 210 centímetros. Ninguna selección
es capaz de presentar tres “cincos” puros de tantas garantías. Y eso que
faltará a la cita otra de sus imparables estrellas en crecimiento como es Enes
Kanter. El alero Cenk Akyol es otra de las ausencias, después de hacer pública
su postura en apoyo a las protestas del Parque de Gezi. Expectación por ver si
pasa el corte definitivo el base del 95 Kenan Sipahi, MVP del último Europeo Sub18.
A la pizarra, como no, el clásico y veterano Bogdan Tanjevic.
Después de todo no parece
fácil apostar por dos selecciones como Finlandia y Suecia, sobre todo en el
caso sueco. No obstante el baloncesto finés ha logrado colarse entre los países
habituales de la canasta continental, finalizando en una magnífica novena
posición en el pasado Eurobasket 2011 (pasaron primera ronda por average tras
un triple empate con Croacia y Bosnia) Una magnífica generación de jugadores
actuales tiene la culpa. Siguen siendo un equipo joven, que en su preselección
presenta varios jugadores nacidos en los 90, destacando el escolta del Olimpija
Ljubljana Sasu Salin. Su líder continúa siendo el jugador del Khimki Petteri
Koponen, y se encuentran en la lista preliminar ilustres veteranos como Teemu
Rannikko o Hanno Mottola. Falta por conocer el roster definitivo pero todo
apunta a que habrá predominio de jugadores exteriores y el tiro exterior será
posiblemente su gran arma, con la que esperan dar algún susto y no irse de vacío
del torneo.
Pocas esperanzas en que
Suecia pueda hacer algo en esta cita (quizás en un grupo más flojo como el A
pudiesen sumar alguna victoria) Su jugador más reconocible es el forward de los
Pistons Jonas Jerebko, auténtica estrella del combinado. Otro jugador con
etiqueta NBA es el Bobcat Jeffery Taylor, nacido en Suecia mientras su padre,
el baloncestista profesional Jeff Taylor, desarrollaba su carrera en el país
escandinavo. Ludvig Hakanson, base del Barcelona B de tan sólo 17 años, ha
salido de titular en tres de los cinco partidos de preparación disputados por
su selección. Apunta a tener minutos en su primera gran cita continental.
Hakanson, ojo a este chico. |
NUESTRO PRONÓSTICO:
1º GRECIA
2º TURQUIA
3º RUSIA
4º ITALIA
5º FINLANDIA
6º SUECIA
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