El Madrid se pega la primera fiesta. |
Y con ella el crédito.
Después de un tumultuoso verano en el que a nadie le escapa que Florentino
Pérez preparaba la soga alrededor de su cuello, el Real Madrid da un golpe de
autoridad ganando su tercera supercopa de manera consecutiva imponiéndose en la
final a un Barcelona que a priori se había reforzado mejor pero en el que
piezas como Satoransky, Doellman o Pleiss aún necesitan tiempo de adaptación.
Al citado Florentino Pérez, por otro lado, le ha faltado tiempo para bajar al
vestuario a celebrar el título y darse uno de sus habituales baños de gloria. No
estaría mal que tales muestras de afecto a un entrenador que le ha dado con
éste ya seis títulos en apenas tres temporadas aparezcan también cuando vengan
mal dadas y el exigente entorno madridista dude de este estilo de juego tan
atractivo, por otro lado, a ojo del buen aficionado.
Y esta es la gran noticia
para el seguidor blanco, para el Real Madrid, e incluso diría que para el
baloncesto. El equipo madridista, a pesar de todas las zancadillas (despido de
sus ayudantes, no renovación de Darden, etc) sigue totalmente impregnado del
estilo Laso. Posesiones cortas, ritmo alto, y juego sin complejos y asumiendo
riesgos a ambos lados de la pista (recuerden como en la segunda parte viendo
como Ante Tomic se erigía como el mayor peligro azulgrana en ataque, hubo
defensas de hasta tres jugadores sobre el pívot croata, dejando totalmente
liberado para el tiro a un jugador como Navarro, incapaz en esta final de
aprovechar estas situaciones) Esto es el estilo Laso, y podemos comprender que
haya quien no le guste (aunque en nuestra opinión es lo más atractivo posible
para el aficionado), pero sacar pecho en las victorias, sobre todo cuando se
producen de manera contundente y ante el eterno rival, y machacar al entrenador
cuando se pierden finales (como si fuera fácil llegar a ellas) no nos parece de
seguidor coherente.
Había interés en comprobar la
adaptación de los nuevos rostros en los dos grandes de nuestro baloncesto, pero
la realidad es que a estas alturas poco pueden aportar y en el caso del Real
Madrid los “capos” siguen siendo sus exteriores nacionales (magníficos Rudy y
Llull, con 18 puntos, 3.5 rebotes y 3 asistencias, y 18.5 puntos y 4
asistencias por partido respectivamente… en el caso de Llull además lanzando
con un extraordinario 7 de 8 en triples en ambos partidos de la Supercopa,
resultando con justicia MVP de esta edición), y un Felipe Reyes que exprime
cada minuto en pista como ningún jugador en Europa (lo cual nos hace recordar
dolorosamente el partido de cuartos de final contra Francia en el pasado
mundial y el desprecio al que le sometió Orenga) No obstante deja muy buenas
sensaciones Ayon con un gran trabajo a ambos lados de la cancha, sobre todo en
la final (en el primer partido contra el Valencia los árbitros le tomaron la
matrícula y apenas pudo aportar al cargarse de personales) y Rivers puede ser
un arma ofensiva de primer nivel cuando las metralletas nacionales se atasquen.
Nocioni, cada vez más alejado del aro y errático en el tiro, está muy lejos de
poder hacer olvidar a Mirotic. El Valencia, por su parte, plantó cara en
semifinales al Real Madrid, teniendo opciones de victoria hasta que Llull entró
en éxtasis anotador y con tres triples seguidos inclinó la balanza del lado
blanco. Pero los de Perasovic demuestran que, tras los dos grandes, son la
tercera vía y estarán ahí peleando y con opciones de títulos.
La otra semifinal sin embargo
no tuvo color. No parece que éste tampoco vaya a ser el año de la resurrección
baskonista, aunque es cierto que presentar hasta seis caras nuevas en un
partido de este tipo contempla sus riesgos. Trabajo por hacer para el italiano
Marco Crespi.
El fin de semana sirvió
también para aumentar la leyenda del tirador adolescente Josh Ruggles (el chico
que adquirió notoriedad al anotar 135 triples en 5 minutos entrando en el Libro
Guinness de los Records), ganando su segunda edición del concurso de triples
ACB de manera consecutiva. Aunque no hay que obviar la exhibición de Alberto
Corbacho en su primera ronda frente a Alex Abrines, logrando 28 de los 30
puntos posibles. Algo que nadie había logrado hasta la fecha y que me temo
tardaremos en volver a ver.
La escopeta teenager. |
En definitiva un gran fin de
semana de baloncesto que sirve para abrir el telón de una nueva temporada ACB,
con el primero de los que se espera sean muchos duelos de los dos colosos de
nuestro baloncesto, con permiso de un Valencia que no dudamos volverá a contar,
y mucho, para luchar tanto por la Copa como por el título de liga. ¡A
disfrutar!
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