LeBron se mete a directivo. |
Vamos a ver como podemos
explicar esto sin caer en la incoherencia, recurriendo a los malabarismos
literarios de siempre. Y es que desde este blog defendemos que la etapa LeBron
James en Miami ha sido, si no de sobresaliente, sin duda alguna al menos de
notable alto. Cuatro temporadas saldadas con cuatro títulos de Conferencia Este
y dos títulos de la NBA. El bagaje a nivel resultadista es magnífico. Sin
embargo la sombra de la frustración ha dejado huella en la franquicia de Pat
Riley y en el alma de The King, quien planeaba un proyecto que dominase la NBA
durante prácticamente toda la segunda década del siglo XXI, y si algo no ha
sido Miami es precisamente un proyecto. Dos equipos mucho más corales que el
entrenado por Erik Spoelstra, como fueron los Mavericks de Carlisle y los Spurs
de Popovich, dejaron ver las costuras del traje nuevo del emperador LeBron,
mostrando unos Heat escasos de banquillo y cojeando en posiciones clave (base y
pívot) Unos errores que impidieron que los años de The King en Florida fueran
todavía más brillantes, errores, que en mi opinión, se trasladan a Cleveland,
desmontando lo que podría ser un gran proyecto de futuro por la impaciencia de
ganar el anillo a toda costa.
Si la decisión de LeBron de
volver a su Ohio natal estremeció los cimientos de la NBA, no se quedó atrás el
megatraspaso que ha dado con los huesos del tres veces All Star Kevin Love en
la franquicia Cavalier, tanto que hasta hubo rumores de veto por parte de la
organización, como ya sucediera con el intento de los Lakers hace dos
temporadas de contar con los servicios de Chris Paul para juntar al eléctrico
base con Kobe Bryant y Dwight Howard. Finalmente el forward californiano recala
en Cleveland, noticia que no ha pillado a nadie por sorpresa pues era sólo una
cuestión de tiempo… exactamente el mes de plazo que se necesita para que un
rookie que haya firmado contrato profesional (era el caso de Andrew Wiggings)
pudiera ser traspasado. Love forma el nuevo “Big Three” de The King junto a
Irving y el propio LeBron, un trío en principio más poderoso que el de Miami,
puesto que Love y sobre todo Irving tienen aún más margen de progresión que el
que pudieran poseer Bosh y por supuesto Wade. Queda por ver si, como hicieran
Bosh y Wade, Love e Irving renuncian a jugarse tantos lanzamientos por partido
como hacían anteriormente, sobre todo en el caso del ex –Wolves, jugador
acostumbrado a recibir y tirar sin el menor miramiento. Por otro lado los
Cavaliers renuncian a una ocasión histórica de haber juntado cuatro números uno
del draft en un mismo equipo (LeBron, Irving, Bennett y Wiggings), tres de
ellos en los últimos cuatro años. Lo que parecía un candidato claro al anillo
pero a la vez un proyecto de futuro que garantizase el dominio Cavalier en el
Este aún cuando LeBron iniciase la cuesta abajo de su carrera se transforma en
una apuesta de presente… y nada más. Un futuro hipotecado y la presión de que
sólo vale ganar el anillo. Veamos que es lo que pierde Cleveland tras la
operación.
Para empezar, mucho trabajo
le espera a David Blatt, adaptando las piezas de una plantilla en la que sólo cinco
jugadores permanecen respecto al roster de la pasada temporada (Irving,
Waiters, Thompson, y dos mundialistas: Varejao y Dellavedova), por no hablar de
la propia adaptación de Blatt en la primera aventura NBA del técnico
estadounidense-israelí, quien veremos realmente cual es su peso en el equipo,
en vista del enorme poder en todos los sentidos que está adquiriendo LeBron en
la franquicia. Sale del equipo un Anthony Bennett que ha sido una de las
mayores decepciones como número 1 del draft en mucho tiempo, pero cuyo
potencial no debiera ser discutido. Sale un Andrew Wiggins señalado desde el
primer día como legítimo heredero del trono de LeBron, y de quien veremos si no
se arrepiente la franquicia de haber prescindido de sus servicios por acceder
al capricho de LeBron de contar con Love. Se va un magnífico jugador para la
rotación del juego interior como Spencer Hawes, al igual que Jarrett Jack lo
era para el exterior. También han tenido que emigrar los jóvenes Karasev y
Zeller, buscando liberar espacio salarial en el roster de Ohio. Bien es cierto
que estos últimos movimientos ya se habían producido antes de la llegada de
Love. Otros buenos jugadores de banquillo como C.J.Miles o Alonzo Gee también
han hecho las maletas. Lógicamente tampoco sigue Luol Deng, agente libre
fichado precisamente por Miami y cuyo salario no se podía permitir Cleveland
ante la llegada de LeBron. Por otro lado un magnífico ala-pivot como Tristan
Thompson verá cortada su progresión al pasar a ser suplente. Al menos Dion
Waiters, joven escolta de magníficas maneras, no tiene competencia y será el
dos indiscutible del equipo.
La vuelta de James a
Cleveland era un grandioso golpe de efecto para los Cavaliers, que se
aseguraban presente sin necesidad de tocar lo que parecía un brillante futuro.
El empeño, a toda costa, de LeBron, para tener a su lado a una figura del
calibre de Kevin Love, quien ni siquiera era agente libre y costaría hipotecar
parte de ese futuro a cambio de obtenerlo, no nos parece tan buen movimiento,
al contrario, creemos que es un error que si bien convierte a los Cavs en el
clarísimo favorito al título, le debilita de cara a las próximas temporadas, en
espera de cómo se mueva el mercado NBA (el próximo verano serán agentes libres
jugadores como Rajon Rondo, Marc Gasol, Brook Lopez, LaMarcus Aldridge, Tony
Parker o Roy Hibbert… jugadores a los que muy difícilmente podrán aspirar en
Cleveland, donde ya sólo con LeBron y Love tienen comprometidos 38 millones de
dólares para la campaña 2015-16) En definitiva, podríamos hablar de un equipo
que aspirase al anillo con un quinteto como el de Irving-Waiters-James-Thompson-Varejao,
pero que mantuviese en el banquillo piezas como Jack, Miles, Wiggings, Hawes o Zeller
que les asegurase una buena segunda unidad. En lugar de eso apuestan por un
quinteto titular absolutamente letal (Irving-Waiters-James-Love-Varejao), pero
un banquillo de muy escasas garantías a excepción de Tristan Thompson, o los ya
veteranos Mike Miller y Brendan Haywood. Cleveland tenía una magnífica ocasión
para combinar un brillante presente con un futuro ilusionante, pero han optado
sólo por lo primero.
En definitiva, errores del
pasado que LeBron parece no haber aprendido. Un proyecto se basa en mucho más
que tres jugadores.
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