Abós no merecía esta polémica |
En un país empeñado en vivir en constante crispación
y odiando al vecino, llevo un tiempo cuidándome mucho de hablar de política. Está
claro que vienen nuevos tiempos, lo cual no tiene que significar necesariamente
mejores, pero vienen nuevos tiempos para barrer de un soplido la política
caduca, bipartidista y corrupta que ha convertido las instituciones españoles
en estercoleros. Nuevos tiempos que desde algunas trincheras se niegan a
aceptar, enrocados en sus vomitivas tertulias televisivas y ajenos, desde hace
años ya (no se enteraron siquiera de lo del 15M, y siguen sin enterarse de nada
de lo que sucede en las calles), a la realidad del ciudadano medio español. Y
pasa lo que pasa, que disparan contra quien no debieran disparar.
Les pongo en situación. El pasado sábado hacía una
amigable ronda de vinos por mi querida ciudad de Ponferrada con unos viejos
amigos, calentando motores para ir a al concierto de las bandas Nave Nodriza y
Wau y los Arrghs!!!, recordando viejos y buenos tiempos cuando nuestra ciudad
era un hervidero de rock’n’roll y todos los fines de semana había algo que
rascar. Los tiempos han cambiado y no ha habido relevo generacional, la mayor
parte de la chavalería prefiere otras cosas, pero ahí seguimos, de vez en
cuando metiéndonos una buena fiesta cuando la ocasión lo merece. El caso es que
en uno de los numerosos bares entre los que transcurría la ronda, me dio por
ojear un diario, El Mundo en este caso, y cuál fue mi sorpresa al leer ya en
portada (ampliado en páginas interiores) que el merecido homenaje a José Luis
Abós que suponía el cambio de nombre del Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza
por el del técnico maño, ese profeta en su tierra que devolvió al baloncesto de
su ciudad una gloria perdida hace décadas, suponía un ataque a la monarquía,
todo ello dentro de una campaña orquestada en la que se incluyen gestos como el
de Ada Colau retirando un busto de Juan Carlos I o el del ayuntamiento de
Montcada i Reixac de quitar la fotografía del rey. De este modo el citado periódico
equiparaba un gesto absolutamente personal y con una connotación claramente
anti-monárquica, como el realizado por la nueva alcaldesa de Barcelona, con lo
que no es sino un merecido reconocimiento a la figura más importante del
baloncesto en Zaragoza en lo que llevamos de siglo XXI. Como era de esperar, El
Mundo no está solo en esta campaña de intoxicación, La Razón, La Gaceta, y
pseudo-medios digitales que engañosamente llevan la palabra “libertad” como
marca (para luego predicar un conservadurismo troglodita) se han sumado al griterío
y ya han emitido su veredicto: darle al pabellón zaragozano el nombre del
técnico que más tardes de gloria ha dado al baloncesto de su ciudad en los
últimos años lejos de suponer un homenaje al citado entrenador, significa un
puro y duro ataque a la monarquía española integrado en el marco de una campaña
orquestada. Repugnante, vomitivo y nauseabundo.
“Que la realidad no te estropee un buen titular”,
suele decirse. Aun así la realidad debe contarse y conocerse, para quien quiera
escucharla.
José Luis Abós fallece el 20 de Octubre de 2014,
tras unos meses alejado de los banquillos debido a su lucha contra una
enfermedad que públicamente no había desvelado pero de la que se podía intuir
su gravedad. Su muerte supuso una auténtica conmoción en el mundo del
baloncesto, una de las peores noticias que hemos tenido que dar nunca en este
blog dedicado al mundo de la canasta. Las muestras de cariño hacia su figura no
tardaron en llegar. El deseo de reconocimiento tampoco. Uno de los gestos más
comentados fue el de darle su nombre al pabellón de la ciudad, tentativa de la
que hizo bandera un ciudadano anónimo llamado Jorge Lambán, acérrimo seguidor
del deporte de la canasta y, por supuesto, seguidor del Cai Zaragoza (además de
voluntario del club) y quien para más inri se declara monárquico. “Baloncesto
como modo de vida”, puede leerse como primera fase de su perfil de twitter. Se
inició una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma change.org. Recogidas
15000 firmas en apenas diez días, la petición fue llevada al ayuntamiento de la
ciudad, en aquel entonces en manos del PSOE, quien echó abajo la iniciativa
presentada a pleno por la Chunta Aragonesista, contando con los votos del PP,
también contrario al cambio de denominación del pabellón. A cambio propusieron
llamar al torneo de pretemporada Ciudad de Zaragoza como Memorial José Luis
Abós. El propio alcalde Juan Alberto Belloch hacía entrega a los hijos del
entrenador del título de Zaragozano Ejemplar, de manera póstuma, para su padre.
La coalición Zaragoza en Común recogió esta sensibilidad en su programa
electoral para unas elecciones en las que sacó más de 80000 votos que le han
dado la gobernabilidad del ayuntamiento gracias al apoyo en la investidura del
PSOE y Chunta. Una vez en el poder, Zaragoza en Común ha llevado a cabo la
promesa electoral, pese a los votos en contra de PP, PSOE y Ciudadanos tras la
moción de urgencia presentada por los populares. De hecho la suma de los votos
en contra es de 20 concejales, por los 11 de Zaragoza en Común y Chunta que sí
han votado a favor del nuevo nombre del pabellón. Al no ser la moción
vinculante el nuevo equipo de gobierno puede mantener su decisión. Así lo
establecen las leyes.
La decisión de Zaragoza en Común y Chunta es coherente, al
igual que coherente son Partido Popular y PSOE manteniendo su postura de meses
atrás, cuando se empezó a hablar de este tema. No vamos a entrar en sus motivos
para ello. Si es porque supone un gasto innecesario o porque consideran que hay
que defender a toda costa la monarquía y una figura como el Príncipe Felipe que
por cierto ya no es príncipe. Sería tan osado presuponer todo ello como osado
supone afirmar que el deseo de darle el nombre del pabellón a Abós es un acto
anti-monárquico. Y eso es precisamente lo que ha hecho una canallesca que ha
hecho honor a su nombre más que nunca. No queremos bajar al barro de la
política, donde tan bien se desenvuelven esos parloteadores ahorcados en sus
corbatas dominando de manera asombrosa el arte de hablar sin decir nada, sólo
podemos hablar desde nuestra propia sensibilidad de amantes del baloncesto. Desde
esa perspectiva el sentimiento ha sido unánime: Abós se merece que el pabellón
de la ciudad lleve su nombre. Todas las webs deportivas y medios de
comunicación de referencia en el mundo de la canasta hablan del merecido
homenaje que supone este hecho. Por otro lado no sabemos que opinaría el propio
entrenador sobre toda esta polémica, y ha sido de muy mal gusto ver a algunos
políticos, como Jorge Azcón, del Partido Popular (quien en su carrera ya ha
protagonizado algún episodio de dudosa educación), hablar de “utilización” de
la figura de Abós, como si fuera un estilete para el derribo de la monarquía.
No, no sabemos lo que opinaría el pobre Abós, pero si sabemos que su familia ha
estado en todo momento al frente de la lucha por el cambio de nombre del
pabellón, y que su madre, emocionada, ha agradecido al ayuntamiento el detalle.
Por otro lado la propia Casa Real ha autorizado el cambio de nombre de la
instalación deportiva, una vez que el impulsor de la iniciativa, el referido
Jorge Lambán, se puso en contacto con la institución monárquica. En ese sentido
consideramos de interés reproducir la intervención de Lambán en el pleno de
ayer la capital maña defendiendo su postura como ciudadano al margen de las
instituciones.
Comenzábamos diciendo
que corren nuevos tiempos en la política española. Una regeneración necesaria
que debería tener continuación en los medios de comunicación. Es desolador que
el español medio se levante preocupado por cómo pagar el alquiler del piso, la
hipoteca de la casa, los estudios de los niños, o simplemente en llegar a final
de mes, mientras el Marhuenda de turno se levanta preocupado porque le van a
cambiar el nombre a una calle, y con esa “gasolina” se dedica a incendiar a la
opinión pública. Lo que se dice vivir realidades distintas. Lo peor de todo es
que viviendo realidades distintas, se empeñen en proclamarse altavoces de una
realidad que precisamente desconocen. También desconocen la sensibilidad de los
amantes del baloncesto y lo que nos mueve para reivindicar a una figura como
José Luis Abós que logró llevar al deporte de su ciudad a cotas impensables
cuando se hizo cargo de un equipo que transitaba por aquel entonces en
categoría LEB. No es política, no es monarquía, no es república, es BALONCESTO, ese deporte sagrado
para muchos de nosotros, y del que les pedimos que retiren sus sucias manos de
encima.
Yo lo que siento es que para una vez que se habla de baloncesto en este país más allá de los consabidos NBA ...es para utilizarlo políticamente. Cansado.
ResponderEliminarTotalmente... ¿alguien tiene dudas de que si el pabellón se llamase, por ejemplo, Manuel Azaña, no se hubiese solicitado igualmente el cambio de nombre por parte de la afición?, de verdad que querer hacer de esto un debate sobre la monarquía, hay que tener muy mala idea.
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