Tocando chapa |
En España siempre hemos sido muy fieles al metal.
Los que hayan crecido en los 80 recordarán las calles de nuestros pueblos y
ciudades invadidas por tropas de jevis y melenudos con sus camisetas de Eddy,
la mascota de Iron Maiden, sus chupas de cuero claveteadas con parches de los
Judas, y sus botas deportivas J’Hayber, mientras que los quioscos lucían
legendarias publicaciones con títulos como Heavy Rock, Metal Hammer o Kerrang!
Pero tranquilo, lector del Tirador Melancólico, no
vamos a rememorar aquellos felices tiempos de las salas de juegos y recreos de
futbolín, tiempos en los que no podíamos ni soñar con vivir el actual momento
del baloncesto español. Y es que la fidelidad de España con las medallas en los
grandes campeonatos la sigue situando como la primera potencia mundial en
materia baloncestística por detrás de Estados Unidos, con una regularidad
asombrosa en todas las categorías posibles. Por mucho que digamos eso de que
“nos hemos malacostumbrado”, lo cierto es que resulta casi imposible ser capaz
de valorar algo que, como digo, hace décadas resultaba quimérico.
Sergio Scariolo no ha podido completar su tetralogía
dorada. Es el primer Eurobasket que no gana el título. El dato ya de por sí es
bárbaro. En cuatro ediciones dirigiendo a nuestra selección senior nos ha
llevado a tres oros y un bronce. Nadie como él ha sabido dar con la tecla para
mantener la competitividad arrojando muchas más luces que sombras. La edición
de 2017, por mucho que parezca un paso atrás al bajarnos del primer escalón,
supone uno de los torneos más regulares y menos sufridos que hemos disputado en
esta edad dorada. Eslovenia nos pasó por encima, demostrando manejar un ritmo
superior, tan superior que ninguna selección ha podido igualarlo, pero en los
otros ocho encuentros la mayoría de los minutos hemos dominado y mandado en el
marcador. No hemos tenido los comienzos dubitativos de otros torneos ni vivido
partidos agónicos como en 2015 ante Grecia o Francia, o incluso el bronce ante
Australia en los últimos Juegos Olímpicos resuelto en la última jugada.
Después del excelente 9-0 con el que Eslovenia
cierra el campeonato, nuestro 8-1 es el mejor balance del torneo. Hemos sido el
equipo más reboteador, y el segundo mejor asistidor y taponador. Pau Gasol
engrandece su leyenda con su séptima medalla continental, empatando con Belov y
Cosic como jugadores con más preseas, y vuelve a ser elegido en el Quinteto
Ideal. Ya son seis veces, más que nadie. Por si fuera poco se ha convertido en
el máximo anotador histórico del torneo. Su lugar en el Olimpo aumentando de
tamaño en cada nuevo campeonato.
Pau, evidentemente, ha sido el líder del equipo,
nuestro máximo anotador, reboteador y taponador (17.4 puntos, 7.8 rebotes y 1.5
tapones) y lógicamente ha sido el más valorado (21 de media), todo ello jugando
26.3 minutos por partido (el más exprimido en pista), con un notable 54.3% en
tiros de campo. Tras Pau los mejores números los presenta su hermano Marc, pese
a que su campeonato no ha sido muy regular, deja una exhibición ante Alemania y
un partidazo ante Rusia. Lo peor han sido sus porcentajes de tiro (45.3%, bajo
para un jugador interior), pero deja unas buenas medias de 13.6 puntos, 7.2
rebotes y 1.4 tapones para un 18.2 de valoración en 24.4 minutos por partido. La
diferencia respecto al resto de jugadores es bastante significativa, y después
de ellos encontraríamos a Sergio Rodríguez (10.3 puntos, 6.8 asistencias, 13.2
valoración) y Ricky Rubio (9.4 puntos, 4.9 asistencias y 1.8 robos para un 12.3
de valoración) como jugadores más destacados, lo cual acentúa más la realidad
que hemos simplificado en una frase: hemos sido una selección de bases y
pívots.
Nuestro gran hándicap ha sido el tiro exterior y la
ausencia de un especialista puro, papel que debía desempeñar Alex Abrines,
lesionado en el primer partido y cuya baja ha sido mucho más trascendente de lo
que podría esperarse debido a la particularidad de su perfil. Hemos echado de
menos también la figura de un “cuatro abierto” que pudiera hacer daño por
fuera, abrir el campo, y hacer salir a los pívots rivales. Evidentemente ese
papel estaba destinado a Mirotic. A pesar de eso Scariolo ha conseguido
mantener un equipo sólido, con una apuesta muy clara por los dos bases, quienes
han tenido un reparto salomónico en el minutaje (22.7 Ricky, 22.6 Sergio) y por
los hermanos Gasol. Uno de los grandes aciertos de Scariolo en su llegada a la selección
fue conseguir que ambos jugadores pudieran estar en pista juntos, pese a las
críticas sobre su capacidad para solaparse entre ambos y perder espacios,
críticas que se han recrudecido en esta ocasión, pero es justo reconocer que en
otros torneos ha funcionado (o frente a Rusia en la lucha por el bronce, sin ir
más lejos) También es cierto que el Pau Gasol de 37 años no tiene la movilidad
de antaño ni su capacidad para jugar por fuera, y vive más cómodo cuanto más
cerca del aro mejor.
En definitiva se ha solventado un verano complicado
plagado de adversidades. No hemos sido los únicos que hemos tenido que luchar
contra los elementos, pero es que precisamente por eso viendo el decepcionante
papel de selecciones habitualmente medallistas (o al menos aspirantes) como Francia,
Lituania o Grecia hay que reconocer que sólo España y Serbia, Scariolo y
Djordjevic, han sido capaces de adaptarse a las posibilidades que tenían y han
seguido manteniendo equipos ganadores y fiables.
En definitiva, seguimos rockeando, fieles al metal.
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