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jueves, 6 de junio de 2019

ZARAGOZA SE CUELA ENTRE LOS CUATRO MEJORES












Ya tenemos configuradas las semifinales de Liga Endesa que comenzarán este jueves día 6 de Junio. Únicamente el duelo entre Valencia y Unicaja ha necesitado de tercer partido, ya que el resto de las eliminatorias se han solventado por la vía rápida. Tiene su lógica puesto que hablamos de la serie que enfrentaba a cuarto y quinto clasificado, por lo tanto la que podía ofrecer mayor igualdad, lo que ha sido una sorpresa en todo caso es ver al Zaragoza colarse en semifinales después de noquear por 0-2 a un inoperante y desconocido Baskonia que finaliza así una temporada ciertamente decepcionante, después de haber fulminado a Pedro Martínez con sólo ocho jornadas ACB y 7 de Euroliga disputadas buscando dar un salto de calidad con Perasovic. El croata ha cumplido metiendo al Baskonia entre los ocho mejores de Europa, unos cuartos de final donde no pudieron con el campeón, CSKA Moscú. Con la Final Four disputándose en Vitoria, la Euroliga parecía la gran obsesión de Querejeta durante este curso, pero finalmente la competición doméstica, cayendo en el primer partido de la fase final de la Copa del Rey ante Joventut y en primera ronda de playoffs ante Zaragoza, en ambos casos contra pronóstico y frente a equipos y presupuestos claramente inferiores, dibuja una temporada insuficiente para el tercer gran club de baloncesto nacional tras Real Madrid y Barcelona. En el polo opuesto, lógicamente, un Zaragoza gran revelación de la temporada, que accede a semifinales ACB por segunda vez en su historia, repitiendo el hito de 2013 con el recordado José Luis Abós en el banquillo, cuando dejaban en la cuneta al Valencia en cuartos de final en una serie épica con triple prórroga en el segundo partido. Curiosamente el entrenador taronja en aquel momento era el propio Velimir Perasovic. 


El gran héroe maño ha sido, como no, Stan Okoye. No cabe duda de que hablamos de una de las sensaciones de la temporada, justamente reconocido como mejor alero ACB del curso e integrante por tanto del mejor quinteto de la temporada. Y en el momento decisivo de los playoffs también ha respondido, con puntos y triples en los momentos clave de los partidos. A su lado el veterano Seibutis ha sido el otro gran ejecutor zaragozano, mientras que por dentro el cubano Justiz y el montenegrino Radovic han sido capaces de salir airosos de su duelo contra uno de los mejores juegos interiores de la liga como es el de Shengelia, Voigtmann, Poirier y Diop. Llevando la manija el joven Carlos Alocén, quien con son sólo 18 años ha sido capaz de comerle la tostada a todo un Bo McCalebb y ha gozado de la plena confianza de Porfi Fisac en los momentos calientes de los partidos. Ahora les tocará medirse al Barcelona en una eliminatoria en la que no tienen nada que perder y toda la presión y favoritismo recae en los azulgrana. Los de Fisac jugarán con la confianza de que pase lo que pase ya han cumplido sobradamente durante este curso, pero si han dado la campanada ante Baskonia, ¿por qué no pueden darla de nuevo ante los campeones de Copa?  


El Barcelona llega a semifinales más descansado después de solventar su serie en dos partidos. En ambos encuentros Heurtel sacó su lado más “killer” (24.5 puntos por partido), destacando su duelo ante un Laprovittola con aroma a despedida (se da por hecho su fichaje por el Real Madrid para el próximo curso), con ambos bases pasando de los 40 de valoración. Una burrada.   


Por el otro lado del cuadro el Real Madrid no dio opción a un Baxi Manresa del cual hay que reconocer que también han hecho un temporadón, llegando a estos playoffs sin Corey Fisher, Ryan Toolson ni Erick Murphy. Casi nada. Los tres bajas por lesión, con lo cual su serie ante el vigente campeón era sencillamente misión imposible. Con tanta ausencia en el cuadro catalán quien al menos ha sabido aprovechar estos cuartos de final es Cady Lalanne, que después de una buena temporada regular ha sido el mejor del Manresa en la eliminatoria ante el Real Madrid, tanto es así que incluso se le vincula con el equipo de Laso para el próximo curso. Sea como fuere nos alegramos de que jugadores con historias como las del haitiano (tuvo que emigrar del país con su familia viviendo una odisea de mil kilómetros en alta mar en una barca) estén bajo los focos. Laso por su parte aprovechó la facilidad del playoff para dosificar esfuerzos. Ningún jugador blanco pasó de los 25 minutos en ninguno de los dos partidos. Aun así se volvieron a hacer evidentes algunos detalles del actual estado de forma del roster madridista, como el buen momento de Causeur y sobre todo las excelencias en el juego de Campazzo, quien sigue consolidándose como el gran timón de la nave blanca ante la posiblemente peor temporada que se le recuerda a Llull en la era Laso. 


Y por último el Valencia, único equipo que como hemos dicho ha necesitado tres partidos para alcanzar las semifinales. Y suerte que los taronja forzaron el desempate, ya que Unicaja rompió el factor cancha en el primer partido  y encendió las alarmas en el equipo campeón de Eurocup, que se tuvo que poner las pilas en los dos partidos siguientes.  Exhibición de Milosavljevic en el primer partido aparte, con 28 puntos y una tarjeta de 11 de 12 en tiros de campo, incluyendo 6 de 7 en triples, ha sido una serie muy dura, con bajos porcentajes y mucha tensión. A cara de perro. De hecho excepto la incontinencia anotadora del exterior de Unicaja en ese primer partido de La Fonteta, no hay ningún otro jugador que llegue a los 20 puntos de anotación en momento alguno de la serie. 



EL QUINTETO DE CUARTOS DE FINAL: 


F. CAMPAZZO (REAL MADRID): 9.5 pts, 6 rebs. 6.5 asits. y 3.5 robs p. part. 22 valo.
THOMAS HEURTEL (BARCELONA): 24.5 pts y 6 asists. 28.5 valoración.
STAN OKOYE (ZARAGOZA): 16 puntos y 5.5 rebotes. 16 valoración.
VICTOR CLAVER (BARCELONA): 15.5 pts, 4.5 rebs y 2 asists. 20 valoración.
CHRIS SINGLETON (BARCELONA): 12.5 pts, 6 rebts 19 valoración. 


ENTRENADOR:

PORFIRIO FISAC (ZARAGOZA) 



martes, 16 de abril de 2019

EXTASIS NARANJA












No nos referimos a Albert Rivera bañándose en multitudes, si no a la feliz noticia de que el baloncesto continental ayer se tiñó del naranja del Valencia, campeón con total justicia de la última edición de Eurocup, segundo título europeo en importancia detrás, como no, de la Euroliga, para la que el cuadro taronja en su próxima edición obtiene billete directo con este nuevo trofeo para sus vitrinas, su cuarto título europeo, tercero bajo la denominación de Eurocup (anteriormente había ganado una ULEB en el año 2003), quitándose así la espina de la final de 2017 en la que perdieron ante el Unicaja de Joan Plaza.  


Una espina que sigue clavada en un técnico de la trayectoria de Aíto García Reneses desde el año 2008, cuando levanta su último trofeo continental con aquel inolvidable Joventut de Ricky Rubio y Rudy Fernández. Aíto sigue siendo un técnico enorme y en esta misma edición de la Eurocup ha sido designado mejor entrenador de la competición. Berlín tiene la suerte de seguir disfrutando del magisterio de un entrenador que fue capaz de llevar anteriormente al Gran Canaria a la final de Eurocup y de Copa del Rey. Con el Alba ha disputado ya cuatro finales… saliendo derrotado en todas. En la pasada temporada, su primer curso en el banquillo berlinés, el Bayern Munich le dejó sin Copa ni liga. No obstante su trabajo se vio reconocido con el premio a mejor entrenador de la competición alemana. Esta curso de momento ha caído en la final de Copa ante el Brose Bamberg, además de esta derrota en final de Eurocup ante un Valencia que ha sido muy superior en los dos partidos de la Fonteta y que también tuvo opciones en un grandísimo partido en el Mercedes Benz Arena, sin duda el mejor partido de la serie final a tres. 


Para Ponsarnau, técnico taronja, es su primer gran éxito a nivel de clubes, después de demostrar su solvencia en proyectos más modestos como Manresa o de poner su granito de arena en los últimos éxitos de la selección española como ayudante de Scariolo (también ha sido plata europea con los sub20 en 2014 a cargo de los hermanos Hernángomez, Paulí, o Brizuela entre otros) Lo cierto es que no está siendo una temporada especialmente brillante para el cuadro valencianista, moviéndose en una discreta sexta posición en la tabla de la ACB. Posición que ocupa ahora mismo y con la que llegó al corte de la primera vuelta para disputar la Copa. No ser cabeza de serie le hizo emparejarse con el Barcelona, a la postre campeón del torneo. Su balance liguero actual no es para echar cohetes, 16-10, pero sin embargo en la Eurocup han encontrado su mejor versión. En la primera fase sólo perdieron dos partidos, ambos a domicilio (contra Zenit y Villeurbane) Se pasearon en el Top 16 donde fueron invictos (aunque con victorias muy sufridas como la de Belgrado ante Estrella Roja o Málaga frente a Unicaja), destrozaron al Rytas Vilnius en cuartos de final, supieron sufrir ante Unics Kazan en semifinales, y finalmente alcanzaron la gloria en la seria final al mejor de tres partidos. Will Thomas ha sido elegido con justicia MVP de las finales (17.3 puntos con un brutal 70% en tiros de campo, 4.3 rebotes y 2.7 asistencias tienen la culpa), pero lo cierto es que en la fiesta de anoche en La Fonteta muchos jugadores se sumaron a la fiesta. Dubljevic imperial, Thomas ajusticiando desde el triple (5 de 7), Diot en la dirección (7 asistencias) y por supuesto el liderazgo espiritual de un jugador que ya es leyenda como Fernando San Emeterio. Es el primer título europeo para el único jugador en activo que ha sido capaz de ganar la liga ACB con dos equipos distintos… pero es que además con el mérito añadido de que ninguno de esos equipos es Real Madrid o Barcelona.  


Fantástica noticia para nuestro baloncesto por tanto, que sigue teniendo miras europeas en la Final Four de la Basketball Champions League con la participación del MoraBanc Andorra y por supuesto con nuestros tres supervivientes en Euroleague: Real Madrid, Barcelona y Baskonia.  


lunes, 25 de septiembre de 2017

LA ERA VIDORRETA SE ABRE CON TÍTULO





Días felices en Valencia.





Ya tenemos el primer campeón de la temporada ACB. El mismo que cerró la pasada ganando el último título, el liguero. Y es que no ha podido empezar mejor el nuevo proyecto taronja de la mano de Txus Vidorreta, despejando de un plumazo todas las dudas que pudiera haber sobre el cambio de entrenador y un cambio tan sustancia
l en una plantilla campeona. Y es que el conjunto valencianista estrena este curso hasta cinco caras nuevas (más Vidorreta), entre ellas la del MVP de esta pasada supercopa. Un Erick Green resolutivo ante Unicaja (18 puntos y 3 asistencias) y clave en la remontada ante Gran Canaria (13 puntos y 3 rebotes)  


Los de Vidorreta se deshicieron del Unicaja en un gran partido, el inaugural del torneo, que acabaría siendo el mejor de todo el fin de semana. Los valencianistas se harían con el mando del partido desde el primer cuarto y el Unicaja sólo sería capaz de inquietar a partir de un gran tercer cuarto, llegando incluso a empatar el partido en los minutos finales haciendo asomar el fantasma de la remontada en Eurocup que acabó dando el título a los malagueños ante el propio Valencia, pero los de Vidorreta demostraron su fiabilidad en finales apretados de la mano de su jugador más seguro, un Fernando San Emeterio que con 11 puntos y 4 recuperaciones comienza la temporada al buen nivel que acabó la anterior. Por parte malagueña la resistencia la puso un genial Nedovic, con 23 puntos (y la canasta del partido, con un tiro increíble por elevación tras gran jugada individual) acompañado de Jeff Brooks y sus 14 puntos y 3 rebotes. Por contra, las caras nuevas no aportaron demasiado en el equipo de Plaza (Shermadini 3 puntos y 5 rebotes, Salin fallón en el tiro con 2 de 9 en triples)


El Valencia esperaba rival en el duelo Gran Canaria-Real Madrid. Sinceramente no creo que la victoria de los anfitriones pueda haber sorprendido a nadie. Ningún equipo llegaba a la Supercopa en peor momento que el equipo blanco. Con tres jugadores jugando la final continental de selecciones tan sólo cinco días antes, y uno de ellos, Doncic, entre algodones por su esguince de tobillo, tema Llull al margen. El conjunto de Luis Casimiro demostró tener la maquinaria mucho más engrasada, mejor en el tiro y superior en el rebote, no dio opciones a un Real Madrid que sólo se sostuvo en un imperial Ayón (17 puntos, 5 rebotes y 2 asistencias) y en los arreones finales de Carroll (acabó con 14 puntos) para albergar esperanzas en una remontada imposible. La solidez de los locales se fundamentó en sus pesos pesados, jugadores ya clásicos como Eulis Báez y su juego multidisciplinar (8 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias) o la progresión de Oriol Paulí (8 puntos, 3 asistencias y 2 robos) Pasecniks hizo daño en la zona (11 puntos y 3 rebotes) y de las caras nuevas quien más gustó fue el joven Luke Fisher, con 10 puntos y 5 rebotes en poco menos de 14 minutos en la cancha. A Laso le espera mucho trabajo por delante para encajar sus piezas y lograr que el Madrid vuelva a jugar a velocidad de crucero, con la dificultad añadida que supone todo el ruido ambiental que siempre rodea al equipo blanco y la exagerada crítica que siempre ha tenido que soportar el entrenador vitoriano pese a la contundencia de sus resultados. 


La final estaba servida, y a falta de un juego de campanillas al menos disfrutamos de un choque emocionante con una remontada enorme. El Gran Canaria se hacía fuerte atrás, dejando a los de Vidorreta en 10 puntos en todo el segundo cuarto (después de un primer acto infame finalizado con empate a 13) para irse al descanso nueve arriba. Pero la segunda parte sería taronja con una remontada que vale un título en la que Green demostró su capacidad para jugar finales apretados. No fue el mejor del partido, pero dos canastas claves en los minutos finales junto a su gran partido ante Unicaja finalmente le valieron para ser MVP del torneo. Pero el triunfo valencianista se edificó en sus jugadores claves de la pasada temporada, y que tienen pinta de seguir siéndolo en esta. Fernando San Emeterio, liderando la remontada con 14 puntos en el tercer cuarto (acabó con 18 en total), Dubljevic con 16 puntos y 7 rebotes, e incluso Will Thomas, indolente en ataque (sólo lanzó dos veces a canasta y se quedó a cero en el casillero de puntos), pero capital para Vidorreta, siendo el segundo jugador con más minutos en pista (sólo superado por Green) pero con un brutal +18 con él en cancha. El Valencia tira de clásicos. Por el Gran Canaria los mejores números los firmaría un Marcus Ericksson de dulce tras ganar un concurso de triples en el que sorprendió el buen hacer del joven Gerard Jofresa, hijo del legendario Rafael, quien con 16 años accedía al concurso como vencedor del torneo popular impulsado por Kia en el que derrotó a otros 99 candidatos seleccionados. 


La puesta de largo de la temporada ACB se abre como finalizó el pasado curso, con el Valencia campeón. Vidorreta hace que no se añore a Pedro Martínez y Erick Green se une a la pandilla de los Sastre, Diot, San Emeterio o Dubljevic para seguir haciendo grande al equipo taronja. Sólo hay una diferencia respecto a la temporada pasada para el Valencia. Y es que ya no les vale ir de tapados, hay que considerarlos como uno de los grandes favoritos a todos los títulos en juego con todas las de la ley.  



martes, 20 de junio de 2017

HISTÓRICO VALENCIA, HISTÓRICA ACB







Y a la tercera fue la vencida para Pedro Martínez. Tras perder las finales de Copa del Rey y de Eurocup, se desquitó, y de qué manera, precisamente ante su verdugo en la Copa y en las semifinales por el título ACB la pasada temporada. Es la primera liga en la historia del club taronja, y sin duda es el mayor éxito obtenido hasta la fecha por una entidad cuyo equipo había sido campeón de Copa y de Eurocup, máxime en el contexto del baloncesto actual y en una competición tan disputada y con tanta calidad como la ACB. De hecho en el camino hacia el título el Valencia ha ido superando a los tres equipos que este año competían en Euroliga: Barcelona, Baskonia y Real Madrid respectivamente. El dato tomado desde otro punto de vista nos deja una reflexión, y es que parece claro que la dureza y calendario del nuevo formato euroliguero ha pasado factura a estos tres grandes. Un formato que el propio Valencia conocerá la próxima temporada, junto al Unicaja, como campeón de la Eurocup. Con nuestros cinco mejores equipos disputando la máxima competición continental el próximo curso, se prevé de nuevo una gran igualdad en la tabla clasificatoria y posibilidades para que equipos más modestos sigan dando la campanada, caso del Tenerife de este año. Aunque ya habrá tiempo de hablar de eso. 



El Valencia se lleva las finales por 3-1, rompiendo el factor cancha en el segundo partido y dando dos exhibiciones en La Fonteta. Se recordará el maravilloso juego desplegado por los de Pedro Martínez y como han volado sobre su rival a partir del segundo cuarto del tercer partido y en el segundo acto del cuarto y definitivo encuentro, pero justo es recordar también una canasta que puede ser considera punto de inflexión de estas series finales. Era el segundo partido en Madrid, el que podía poner el 2-0 y dejar al Valencia sin margen de fallo. El choque se movía en unos parámetros de igualdad similares a los del primer encuentro, abocado a uno de esos finales en el alambre en los que tan a gusto se sienten los funambulistas de Laso con Llull a la cabeza. Pero en esta ocasión no fue el Aeroplano de Mahón quien se sacó de la chistera una genialidad con la que los espectadores se llevasen las manos a la cabeza. El montenegrino Bojan Dubjlevic, a la sazón MVP de las finales, anotaba una canasta increíble encontrando un hueco imposible entre la defensa de Nocioni y Hunter rompiendo el empate del luminoso a falta de un minuto para el final. Una canasta que finalmente vale una liga. 


Dubjlevic ha sido justo MVP de las finales con sus 14 puntos y 7 rebotes por partido (pese a su pobre 25% en el triple), pero la hazaña valencianista ha tenido unos cuantos nombres propios más. Destacadísimo San Emeterio, con 13 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias por choque, y además con un demoledor 67% en triples, pero por encima de todo se ha erigido como auténtico guía espiritual y líder del grupo taronja, pese a llevar sólo dos años en este club. Nadie puede dudar ya de que estamos ante uno de los mejores jugadores españoles de la historia, y sólo el haber coincido en la misma generación que los Gasol, Reyes, Navarro y compañía hace que no seamos del todo conscientes de la magnitud de su juego. Junto a ellos, Pedro Martínez ha encontrado su “factor x”, ese héroe inesperado con el que nadie contaba, en Will Thomas. De unos discretos 6 puntos y 4 rebotes, para 9 de valoración en liga regular, en estas finales ha pasado a 13 puntos y 3 rebotes y una valoración media de 13.75, anotando desde todas las posiciones y con porcentajes por encima del 50%. Antoine Diot ha sido otro de los jugadores claves para Pedro Martínez, sin Van Rossom y con Guillem Vives aquejado de problemas físicos, se ha tenido que multiplicar en la pista. Joan Sastre por otro lado, campeón de Europa Junior en 2011, se instala definitivamente en la élite del baloncesto español. El gran capitán Rafa Martínez parece no haber brillado tanto como en otras ocasiones, pero su defensa ante el juego exterior madridista, especialmente frente a Jaycee Carroll (triste 3 de 15 en lanzamientos triples, cuando ante Unicaja había anotado nada menos que 9 de 15), es clave para entender el triunfo levantino.


En el polo opuesto un Real Madrid en el que, como suele ser habitual alrededor de este club, se dispara el nivel de crítica hasta niveles absolutamente insoportables. El principal señalado es un Pablo Laso que lleva seis años poblando de títulos las vitrinas blancas pero se le coloca en la diana en cuanto llega algún tropiezo. Se le critica haber fundido a la plantilla, cuando en realidad sus rotaciones durante toda la temporada han sido modélicas. El único jugador excesivamente utilizado ha sido Sergio Llull con 26 minutos por partido en liga regular (lo cual tampoco es una barbaridad), precisamente el hombre que en mejor forma ha acabado el curso. El resto de jugadores habituales se han movido entre los 12 minutos de Nocioni y los 21 de Rudy y Ayón. Al Real Madrid se le ha hecho larga la temporada, es cierto, pero no ha sido culpa de la mano de Laso. La dureza del nuevo formato de Euroliga con 30 partidos de la máxima exigencia no ofrece dudas ¿Es culpable Laso de la difuminación de Randolph, de la aparición nuevamente de la versión más temerosa de Doncic, de la indolencia reboteadora de Hunter (3 rebotes en 47 minutos en los tres primeros partidos… ahora ya saben porque no Laso no le hace saltar a la cancha en el cuarto) o de la sequía anotadora de Carroll? Para mí sinceramente la gran diferencia en estas finales ha sido algo sumamente sencillo: un equipo con un núcleo sólido llegando en su mejor momento de forma de la temporada, frente a un equipo en el que lo que se presuponía una de sus mayores virtudes, el fondo de armario, ha sido un lastre. Con varios pesos pesados en su peor versión de la temporada, a Laso sólo le han respondido Llull, Ayón y Felipe Reyes. El escandaloso segundo cuarto del último partido (29-11 de parcial para Valencia) llega con un quinteto formado por Doncic, Carroll, Maciulis, Nocioni y Randolph, una segunda unidad que cualquier equipo desearía para sí. Pero increíblemente esos jugadores vieron como el Valencia les pasaba por encima una y otra vez en cada ataque taronja, mientras que en el otro lado de la pista se estrellaban una y otra vez contra la muralla naranja. ¿Alguien se sigue preguntando porque Doncic y Randolph no jugaron un minuto en toda la segunda parte? Vuelvan a ver ese segundo cuarto y no me digan que no hubieran actuado como Laso. 


En definitiva triunfo histórico del Valencia dentro de una temporada igualmente histórica para el baloncesto ACB. Nada menos que cinco campeones distintos hemos conocido este curso. El Gran Canaria sorprendió haciéndose con la Supercopa, allá por finales de Septiembre de 2016. El Real Madrid en Febrero fue fiel a su asombrosa fiabilidad en Copa del Rey para alzarse con su cuarto título consecutivo. A principios de Abril Joan Plaza se consagraba ganando la Eurocup con el Unicaja, y a finales de ese mismo mes Txus Vidorreta (por cierto, próximo entrenador taronja tras la negativa de Pedro Martínez a renovar) hacia lo propio con el Tenerife y la Champions League. Y finalmente la campanada valencianista en Liga para demostrar que la ACB goza de una salud excelente.



Qué la campaña próxima sea cuanto menos tan excitante como la recién finalizada. 


sábado, 10 de junio de 2017

EL JUGADOR QUE NUNCA SE FUE



This is where I belong...





Tengo una extraña sensación con nuestra Liga Endesa y el baloncesto ACB. A pesar de tener el mejor basket de Europa y de tratarse de un organismo sólido que garantiza la fiabilidad de los clubes (de ahí las draconianas medidas con sus miembros, espinoso tema del canon incluido), de potenciar y vender el producto de manera espectacular cuando comienza una nueva temporada y presentar por todo lo alto su fin de semana estrella, el de la Copa del Rey, lo cierto es que una vez llegados a los play offs por el título, a la batalla final tras una larga temporada luchando por esto, siento como si el evento estuviese pasando muy desapercibido excepto para el aficionado fiel a la canasta. Y eso que estas finales no tienen apenas competencia en el plano deportivo, con las principales competiciones domésticas de otras disciplinas ya finalizadas. Quizás sea el hecho de no ser transmitidas en abierto, o quizás que no esté un habitual como el Barcelona en las finales, pero lo cierto es que tengo la sensación de que el partido de anoche que servía para abrir la serie final pasó bastante desapercibido.


Y hablamos de lo que fue un auténtico partidazo. No podía ser de otro modo. Real Madrid y Valencia nos regalaron en 2015, en la temporada perfecta de los blancos, una de las mejores series semifinales que recuerdo, destacando aquel maravilloso tercer partido (100-103) que resuelve Sergio Llull con un triple en la prórroga. En 2016 repitieron enfrentamiento en semifinales por el título, sin tanta espectacularidad pero resuelto igualmente a favor de los blancos por 3-1, y este año los hemos visto luchar en el partido final por la Copa del Rey. Sólo nos faltaba verlos en una final por el título, y ya la tenemos. Y ambos equipos demostraron, a pesar de los kilómetros en las piernas, por qué son los justos finalistas y los mejores equipos de España ahora mismo (con permiso de Unicaja, quien de haber ido por el otro lado del cuadro y no haberse enfrentado a Real Madrid en semifinales, bien pudiera estar en estas finales)


El partido fue competido y disputado, con opciones para ambos equipos. Y es que pese al pequeño estirón en el luminoso de los locales comenzado el último cuarto (67-61), dos triples consecutivos de San Emeterio (otra vez enorme) y Will Thomas empataban el partido, y poco después Dubljevic enmudecía el Palacio con un triple que ponía a su equipo uno arriba. Sería la última ventaja taronja, pero los de Pedro Martínez no se irían del partido. Un canastón en un escorzo increíble de un San Emeterio en versión líder total llevaba el partido definitivamente al alambre. 78-78 a 3.54 para el final. Y cuando hay que jugar en el alambre nadie como Sergio Llull. 20 puntos, 4 asistencias y 4 robos para la bestia negra valencianista, esta vez acompañado de un Rudy Fernández magistral todo el choque y que dejó una de las canastas del partido con un 2+1 cuando el luminoso registraba 80-78 dentro de un parcial de 7-0 definitivo para sepultar las aspiraciones de los de Pedro Martínez.


Pero hasta llegar a ese final de partido hubo varios protagonistas sosteniendo a sus respectivos equipos. Ayón y Reyes supieron cerrar el tablero madridista, especialmente el capitán, colosal para anotar 11 puntos sin fallo y capturar 6 rebotes. Dubljevic dio un recital al poste y desde la larga distancia (19 puntos y 5 rebotes, 3 de 4 en triples), Luke Sikma demostró de nuevo ser uno de los interiores más completos de la ACB (13 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) y Diot se metió una tremenda paliza en el puesto de base ante la baja de Van Rossom y los problemas físicos de Guillem Vives. El francés apenas miró aro y sólo anotó una canasta en la recta final del partido (poniendo un empate a 76, sus dos únicos puntos en el partido), pero su dirección y sus 9 asistencias fueron claves para que su equipo llegase con opciones al final del choque. Pero sobre todo hubo dos jugadores que queremos destacar del partido de anoche, dos baloncestistas con los que gran parte de la afición lleva tiempo siendo muy injusta, pero que si encuentran comprensión en ese seguidor más exhaustivo y escudriñador, que sabe leer entre líneas y valora el trabajo que se realiza en las trincheras del baloncesto. Hablamos de Jeff Taylor y Rudy Fernández.


El sueco esta vez no se hizo el idem en ataque, y con 12 puntos y un sólo fallo en tiros de campo fue de los mejores del partido. No faltó su habitual trabajo defensivo, dejando dos tapones para las videotecas, especialmente el que coloca en el último minuto con 85-81 sobre San Emeterio y que resulta decisivo y vital para que el Madrid sume el primer punto.    



Not in my house!



Rudy no sólo apareció con ese 2+1 citado anteriormente que rompía el partido en la recta final. Todo su partido fue notable. Fue el hombre del partido, dentro y fuera de la pista, ya que su actuación sirvió para que las redes sociales comenzasen a hablar de un jugador habitualmente vilipendiado en dichas redes, y la frase “Rudy ha vuelto” se convirtió en mantra durante y después del partido. Y yo me pregunto, ¿de dónde ha vuelto Rudy?, ¿a dónde se había ido?, ¿al CSKA?, ¿al Barcelona?, ¿volvió a la NBA?, llevó siguiendo al Real Madrid toda la temporada y he visto en todos los partidos a ese número 5 dándolo todo en la pista, trabajando a destajo, defendiendo, saltando, reboteando, y sin esconderse en ningún momento. Como en el baloncesto la confianza es algo fundamental (¿recuerdan la famosa bronca de Laso a Doncic en el segundo partido de cuartos de Euroliga ante Darusafaka por no atreverse a tirar cuando tenía una opción clara?), Rudy, jugador ya veterano y que sabe que esto es un deporte de equipo, ha preferido en muchas ocasiones no mirar aro salvo situaciones muy claras, sabedor de que a su lado tiene jugadores del talento ofensivo de Llull, Carroll o Randolph, y embarrándose en trabajos menos vistosos que favorecen a su comparación como el actual Carlos Jiménez de nuestro baloncesto.


La “carlosjimenecización” de Rudy es un hecho que se lleva produciendo desde hace años. Concretamente desde que el alero ex -estudiantil y de Unicaja abandona la selección española. El combinado nacional se queda huérfano de tres alto y quien pudiera tomar el relevo en esa figura, Carlos Suárez, tiene un sonado desencuentro con Sergio Scariolo en la preparación del Eurobasket de 2011, rompiendo definitivamente las relaciones entre jugador y entrenador. Otras opciones posibles como San Emeterio o Alex Mumbrú parecen tener demasiado baloncesto ofensivo en sus manos como para no mirar aro, y Scariolo opta por un escolta de libro como Rudy como alero titular desde el mismo momento de la retirada de Jiménez (2008) En el Europeo de 2009, nuestro primer oro continental, Rudy ya es el “tres” titular de la selección española pese a su 1.98 (escaso para el baloncesto actual), le vemos a partir de entonces emparejarse con jugadores como Luol Deng, Velickovic, Turkoglu, Diaw, Durant... cada vez desterrando más la visión del aro rival y dejando que el protagonismo en ataque se lo lleven otros. Extráñamente parece sentirse cómodo en ese segundo plano, por mucho que sus estadísticas anotadoras bajen. A todo ello se suma su progresiva lesión crónica en la espalda (la dichosa hernia discal) que la hace pasar repetidas veces por el quirófano y que en 2012 le hace confesar que en sus peores momentos sólo podía dormir después de inyectarse morfina a causa del dolor. Rudy nunca deja de ser un jugador de baloncesto, pero ya no será nunca más aquel jugador que hacía mates en la cara de Dwight Howard.


Ese papel estajanovista que lleva desde 2009 adoptando en la selección nacional lo ha trasladado al Real Madrid prácticamente desde su llegada a la entidad blanca, y progresivamente se ha hecho más patente. Por eso sigo preguntándome a donde se había ido Rudy, porque siempre ha estado ahí. En todo caso quizás ha vuelto la confianza en su tiro. Ayer anotó su primer intento, el segundo tiro de su equipo, tras un primer fallo de Maciulis. No hace falta decir que eso da confianza. Pero los que siguieron lanzando fueron Maciulis y sobre todo Llull (quien por algo es el líder del equipo) Desde su primera canasta, en el segundo 70 de partido, a su segunda, a 2.36 para acabar el primer cuarto, pasan 6 minutos y 14 segundos en los que Rudy ni anota ni mira el aro rival, pero sigue jugando al baloncesto, porque Rudy nunca se fue.



Siempre me ha costado entender esa ojeriza actual a Rudy Fernández por parte de algún sector de la afición madridista, incapaz de reconocer a su equipo como un todo en el que cada pieza cumple su trabajo bajo la dirección de un técnico que ha llevado al baloncesto blanco a cotas que no se veían hace décadas, claro que teniendo en cuenta que muchos se tiraron toda la temporada diciendo que había que jubilar a Cristiano Ronaldo no debería extrañarme ya nada.   



Bailando con la más fea