Otra medalla para la colección. Que nadie nos la amargue. |
España tercera en el
Eurobasket de Eslovenia. Bajamos dos peldaños respectos a los dos últimos
torneos continentales, por lo que el bronce parece saber a poco en una
selección acostumbrada a mayores éxitos y que siempre vive dentro de la mayor
exigencia, pese a que en este verano las ausencias podían hacer comprensible
cierta falta de brillantez anterior. Buen resultado final, pero la sensación de
que podíamos haber hecho más y de que nuestros propios errores nos condenaron a
la lucha por el tercer puesto. Sentimiento generalizado entre la mayoría de las
selecciones dentro de un Eurobasket con un nivel de juego bastante discutible y
en el que casi todos los equipos se van con la sensación de no haber hecho su
mejor baloncesto.
Pero ocupémonos de lo
nuestro, y ya haremos más adelante un análisis global del campeonato. Este fin
de semana vimos como un triple fallado desde la esquina por José Calderón nos
dejaba fuera de la final, como un guiño al pasado reciente y ese Mundial de
Japón donde Andrés Nocioni erraba en la misma posición para certificar que la
“generación dorada” del baloncesto argentino daba relevo a la de los “Juniors
de oro” de la canasta española. Desde entonces nuestra impecable e implacable
cosecha presenta un oro mundial, dos platas olímpicas, dos oros europeos, una
plata europea, y un bronce europeo. Este es el botín de los maravillosos
últimos ocho veranos. Una época inolvidable para cualquier amante de este
deporte de este país. Y una vez más, en El Tirador hemos de decir que lo que
menos nos ha gustado de la participación española en el campeonato ha sido el excesivo ruido generado alrededor cuando han llegado las derrotas y tropiezos.
Y desde luego sabemos que no habrá alabanzas por un bronce que no es regalado
si no muy trabajado ni reconocimiento por todo lo realizado durante estos ocho
años increíbles y que difícilmente hubiéramos podido soñar quienes tenemos
cierta edad y hemos vivido auténticas travesías en el desierto del baloncesto
español. Todo ese ruido, ese alboroto y batir de sables promovido desde redes
sociales, blogs, medios de comunicación y una afición mal acostumbrada e
incapacitada para el análisis ya que piensa que todo empieza y acaba en
nosotros y no comprenden de la dificultad que entrañan este tipo de
competiciones. Observo con pena como ese tipo de actitudes garantizan el éxito
populista y popular. Lo tenemos claro: en este blog nunca nos vamos a comer un
colín ni seremos de esas páginas con miles de visitas y cientos de comentarios.
Lo nuestro no interesa. No nos sumamos a ningún linchamiento ni pedimos
decapitaciones. Disfrutamos del juego, reconocemos el esfuerzo, alabamos las
virtudes y analizamos los errores dentro del contexto en el que suceden. Hablamos
de baloncesto, no de chavales jugando a la pocha. Pero pensamos seguir igual.
No nos interesa llegar al máximo número de lectores, si no que quienes se
acerquen aquí vengan desprovistos de filias, fobias, sectarismos y talibanismos
varios. Quien piense que España ha hecho un mal torneo, le pregunto entonces
como habría que calificar el campeonato de las 21 selecciones que han quedado
por debajo de nosotros, muchas de ellas plagadas de estrellas europeas o
jugadores NBA consagrados. Selecciones y federaciones como la croata, eslovena,
serbia, italiana, griega, rusa o turca. También me pregunto que pensarán los
aficionados de esos países de quienes se quejan de una medalla de bronce. Al
igual que la selección de Orenga ayer, permítannos que también nosotros nos
coloquemos una pequeña medalla. El 11 de Julio de 2013, es decir, hace más de
dos meses, en este mismo blog escribíamos “Hay equipo para pelear por las
medallas, pero debemos comprender que el oro no puede ser la máxima prioridad
debido a las circunstancias” En esa misma entrada también afirmábamos “Si uno
echa un vistazo al resto de plantillas no debiera verse infundido de un
excesivo temor, aunque en mi opinión creo que Francia puede ser, por fin, la
gran vencedora. El baloncesto galo lleva años viendo como la mejor generación
de jugadores de su historia no ratifica su incuestionable calidad reflejándolo
en el palmarés. La culpa en una gran medida ha sido de nuestra selección, que
les ha derrotado y frustrado una y otra vez en las últimas grandes citas. Esta
puede ser su gran oportunidad de darse la revancha” Créannos que somos pésimos
a la hora de realizar pronósticos, pero no había que ser demasiado espabilado
para comprender que Francia, con sus líderes (Parker, Batum y Diaw… sólo con la
ausencia de Noah) se encontraba ante su “ahora o nunca” frente a una España sin
sus dos mejores jugadores de la historia (además de Felipe Reyes e Ibaka) Y aún
así estuvimos a punto de hacerlo y volverlos a dejar en la cuneta.
Por lo tanto un torneo con
sabor agridulce. Buen resultado final pero errores puntuales que nos han
apartado de metas mayores. Creo que nuestros momentos de buen baloncesto han
sido muy superiores en cantidad a los malos, pero no en calidad. Es decir,
parte de nuestro peor juego llegó en los momentos decisivos, esos en los que
nos jactábamos de ser seguros. Eso ha dolido. Nos vamos con una medalla de
bronce después de siete victorias y cuatro derrotas. Metemos a Marc Gasol en el
mejor quinteto del torneo. A nivel estadístico hemos sido una selección
autoritaria. Hemos sido el equipo más anotador del campeonato (78.3 puntos por
partido) y el que mejor ha defendido (62.8 puntos encajados) También lideramos
en asistencias (¿he oído que no sabemos jugar en equipo?) con 17.1 por partido,
hemos sido los máximos recuperadores (7 robos por partido), y también los que
más triples por partido (¿alguien dice que no tenemos tiro exterior?) hemos
clavado (9.2) En el resto de categorías del juego estamos en todas bastante
arriba, pero sin liderar. Buenos números. En lo individual hay jugadores que
han hecho algunos de sus mejores partidos históricos con la selección en este
torneo, lo cual quiere decir que han sabido dar un paso adelante, pero también
es indicativo de la extraordinaria importancia y acaparamiento productivo que
han tenido siempre Pau Gasol y Navarro, nuestros dos líderes por quienes ha
pasado todo nuestro juego en los últimos años. Tanto que al resto de los
jugadores apenas les dejaban “hacer números”, como se suele decir.
Marc obtuvo el reconocimiento a su gran torneo. |
Sobre nuestra primera fase ya realizamos un análisis en este blog, por lo que no vamos a repetirnos. Fue una
buena primera ronda con cuatro victorias y sólo una derrota ante los
anfitriones. Comenzamos la segunda con demasiadas dudas, dando vida a una
Grecia a la que pudimos dejar sentenciada en el comienzo de esa fase. Aquel
partido nos condenó a vivir sin margen de error, aunque la victoria de una
sorprendente Croacia sobre los helenos permitió que afrontásemos el choque ante
Italia sin tensiones de última hora, para acabar realizando un esperpéntico
final de partido. Balance de 1-2 en esa segunda fase que no invitaba al
optimismo. En el choque decisivo de cuartos nos dimos un buen festín con un partido para el recuerdo también analizado en este blog. Francia nos esperaba en semifinales (en realidad les
esperábamos nosotros, que jugamos antes, es una licencia literaria) con el
cuchillo entre los dientes. Era su revancha. Pero nuestra salida a cancha fue
imponente, mostrando una vez más la mejor defensa del campeonato frente a una
Francia que vivía del juego bordado en seda de esa maravilla llamada Tony
Parker. 34-20 al descanso. Sacábamos músculo ante una selección a la que muy
injustamente hemos tachado en ocasiones de depender del físico cuando el actual
baloncesto galo encierra mucho más. Tanto más que les ha hecho, por fin,
merecidos campeones de Europa. Con catorce abajo Collet ordenó a sus jugadores
ir aún más al límite contra su bestia negra. Más duro, más fuerte. Si morían
contra España, que fuera matando. Desde el comienzo del tercer cuarto se vio a
nuestra selección más fría y falta de chispa. Francia jugaba duro atrás, pero
es que además en ataque despertaban, con un decisivo Diot dando descanso a
Parker, y con un tiro exterior que comenzaba a hacernos mucho daño. Poco a poco
veíamos menguar nuestro botín de puntos y nos estrellábamos contra la zona gala
dirigidos por un Sergio Rodríguez incapaz de leer esa defensa y superado por el
exceso de confianza que le otorgó Orenga. España jugo a algo que no sabe hacer:
especular. Cuando tuvimos que alargar las posesiones comenzaron nuestros problemas,
por no hablar del exceso de bote de nuestros jugadores exteriores y su poca
capacidad de hacer circular el balón. El comienzo de la prórroga fue
sencillamente infame y sepultó todas nuestras opciones. Nuestra primera canasta
en juego en el periodo extra llegó a nada menos que 34 segundos del final del
partido, con un Sergio Rodríguez a la desesperada y volviendo a hacer lo que
mejor sabe, el juego vertical. Antes de eso tan sólo dos tiros libres de Marc
Gasol movieron nuestro marcador. No se puede jugar peor un tiempo extra. Y con
todo aún tuvimos una última posesión que finalizó con un estrambótico
lanzamiento triple de Marc para buscar una segunda prórroga que no merecíamos.
Y es justo decir que para
finalizar el partido contra Croacia ha sido uno de nuestros mejores choques del
torneo. Incluso diría que el segundo mejor tras el jugado contra Serbia.
Nuestro partido más brillante en ataque frente a una buena Croacia con una
imagen muy distinta a la dada en aquel primer partido en el que les apabullamos
de manera rotunda (pese a que la diferencia final fue parecida) Un estupendo
50% en tiros de campo destacando los 12 triples anotados en 24 intentos. Un
partido para reconciliarnos con el baloncesto y con nuestra selección en un
torneo que por momentos ha ofrecido un nivel de juego que preocupantemente nos
ha hecho recordar aquellos ignominiosos años 90 en los que triunfaba el
baloncesto férreo y especulativo. Algo así como volver a la Edad del Bronce.
En próximas entregas
analizaremos con detalle el papel de cada uno de los protagonistas de la
selección, así como el del resto de selecciones participantes.
Estoy de acuerdo contigo (una vez más) hay que valorar el bronce más aún teniendo en cuenta las bajas de este equipo y el hecho de que muchos jugadores no ocuparan su posición habitual y por tanto en la que mejor rinden... No obstante viendo el discurrir del torneo, si que me queda la sensación de haber podido dar la campanada, lo cual no quita que los errores y problemas hubieran seguido ahí. Quizá, bien mirado, el bronce es la mejor opción. Permite un merecido premio para el equipo y al mismo tiempo puede ser un toque de atención para resolver las carencias.
ResponderEliminarPero carencias a parte (los jugadores que están son los que hay) hay cosas que no comprendo y me gustaría tener delante a Orenga para preguntárselas. La que más me...porqué no decirlo, indigna, ¿porqué no utilizó a Germán Gabriel?.
Yo puedo entender el que se lleve a un chavalín, un joven inexperto para que se foguee, pero ¿para que llevar a Gabriel y no dejarle competir?, más aún cuando los minutos de los que dispuso puso sobre el parqué su gran técnica?. Un tipo con experiencia, buenos movimientos al poste, tiro exterior y ....tanta ilusión como un veinteañero... Por favor, que alguien me lo explique.
Porqué no probó ni una sola vez con un quinteto con los jugadores en sus puestos. Calde, Rudy, Claver, Gabriel y Marc ..no me digáis que no era un buen cinco?